Llegó el 2023 y con el nuestra primera cita habitual, Estrella de Javalambre, como tantas veces he contado en este espacio. Y como relaté en otro post más antiguo, su mítico organizador, Peter Blue, me había llamado meses atrás para darme el pésame y comentarme su idea de homenajear en su invernal a mi padre reviviendo una vieja idea del maestro: hacer una subida nocturna por la pista el sábado por la noche. Ya en el año 2000 lo propuso mi padre allí, micro en mano, cuando precisamente se celebró la invernal en el pueblo de Camarena. Nadie levantó la mano aquella noche para salir con las motos después de la cena pero esa propuesta, y algún documento gráfico posterior explicando la idea, quedó en la memoria del bueno de Peter que me lo relataba por teléfono con pasión y respeto. Quería saber si me parecía bien hacerlo. Obviamente, sabiendo quién lo proponía, le dije que sí, que sin problema. De hecho, agradecía el gesto y más que llevara el nombre de mi ancestro. Así surgió este primer "Búho de Javalambre: Memorial Luis Fernández". Y hasta la versión digital de la revista Solo Moto se hizo eco (sin que yo tuviera nada que ver) del evento. Mi madre y yo estábamos abrumados.
Lo mejor de esta cita anual es que allí nos reunimos un montón de amigos que vivimos un poco separados por la distancia. Alberto de Utiel , Paco Motos de Valencia (que este año, por temas familiares, no pudo venir), los Tortugas, algunos Cariñosos (estos vivimos cerca pero nos vemos poco) incluyendo por supuesto a nuestra querida Rosa y nuestro entrañable Mudo que, una vez más, celebraría su nuevo cumpleaños en la cena del sábado. Solo nos faltaban Julito y Paco, como poco, para tener el elenco de amigos completo pero no pudo ser... De todas formas, ¡sería otra cita preciosa que con muchas, muchas ganas queríamos alcanzar en el calendario!
También vería, por fin, a mi estimado Quim que no había dudado semanas atrás en venir desde Seva con su preciosa montura, a mi team-mate, Luismi TT, que con su preciosa Tenere 700 no podría andar lejos. Y muy agradable volver a encontrarme con otro tocayo, con Luis Pinto, ya era hora. Solo me faltó encontrarme con el gran Mike Cerdán (antiguo miembro del equipo de MCZE) pero por más que miré nos fue imposible saludarnos al final.
A la vuelta del Memorial, ya en el pueblo, llegó la hora de otra cena divertida.. y esta vez muy emotiva. Para empezar, porque celebrábamos el 70 cumpleaños de Luisito (Mudo para el universo motero) y su concentración número 500, ¡¡cifras de escándalo!! Digno de admiración es decir poco...
Siempre a bordo de su Dama Blanca, su mítica Guzzi California, qué os voy a contar de este gran amigo y excepcional ser humano, ¡¡ojala fuera inmortal!! Me siento afortunado, muy afortunado de haberle acompaño en multitud de eventos y viajes a lo largo de las últimas cuatro décadas. Sus palabras y su emoción palpitante nos cautivaron una vez más y poco faltó para que se nos saltaran las lágrimas cuando además, en ese rato, nuestra querida Rosa tomó la palabra delante de todos y habló de Mudo y de mi padre, conmigo al lado, fundiéndonos en un bonito abrazo al final de su precioso discurso. Siempre emotiva, lo bonito de sus palabras es que siempre salen del corazón. Delante de tantos amigos ese caudal de sentimientos fue el colofón a una velada totalmente inolvidable para mí.
Pero ahí no terminó la cosa, pues el bueno de Alberto Verduras me tenía una mega sorpresa reservada que me dejó, literalmente, ¡¡sin palabras!! Resulta que en homenaje a mi padre había preparado y construido un trofeo precioso de madera de la Estrella, aludiendo además al memorial. ¡¡No tenía yo esto agendado, me pudo la emoción y me quedé, por una vez, sin palabras!! Eternamente agradecido es decir poco... Cuánto se apreciaban mi padre y él...
Voy a dejar de escribir, prefiero publicar varias fotos preciosas de aquella velada que no olvidaré jamás. Seguro que mi padre disfrutó viendo todo lo que se preparó en su memoria.GRACIAS A TODOS LOS AMIGOS QUE ESTAIS AHI CONMIGO Y QUE SEGUIS RECORDANDOLE, SE OS QUIERE. Nunca muere del todo a quién no se olvida. El papi era un tipo espectacular y su carisma siempre le granjeó buenos amigos por todas partes. Qué menos que reunirnos alguna vez y recordar su presencia. Ad eternum!
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