Agradecido. ¿Otra batallita que contar? ¡Pero si es la misma de siempre!

No queria escribir esta entrada, amigos, porque no voy a contar nada especial pero, "tribulando" en mi sofá, entendi que habia un motivo poderoso para hacerlo. Asi que comienzo por el principio, que es una buena costumbre, aunque se trate de una batallita conocida... Motero que harto de hacer curvas o viajes vuelve a su casa intacto y un día cualquiera, camino del trabajo, pisando huevos, sufre un accidente por culpa de un enlatado que, para más inri, se da a la fuga. Como véis, nada nuevo bajo el sol, sobre todo para el motorista español. Qué triste singularidad hispana. En esta ocasión, salimos por orejas y nos rompimos dos huesos. No fue negociando la salida de un viraje, acelerando, perdiendo grip un instante y recibiendo el tipico latigazo que te pone en órbita, no, fue mucho menos "glorioso" y mucho más absurdo... No me quejo porque me haya pasado a mi sino porque ha pasado y pasará. Como ya sabemos los motoristas que navegamos por las grandes urbes, somos pasto de los lobos. Nada novedoso, cosas del guión pero no por ello menos sangrante. Es por la mañana y algunos nerviosos, dormidos o pasotas deciden cambiar de carril sin avisar o sin mirar para ganar una docena de metros. Resultado, aqui estoy, más inactivo que algunos gobiernos, escribiendo con la mano del embrague, esperando que en pocos días me quiten la ferreteria que llevo en la mano derecha. No pasa nada y tampoco merece muchas lineas. Sí merece la pena volver a insistir que, una vez más, no fue culpa de la velocidad, ese chivo expiatorio tan sobradamente criminalizado por el Estado y buena parte de la ciudadania. Tampoco de la locura de un motero. Fue culpa de esa manera de conducir tan española, la de los listillos y la de los que son conducidos por su vehiculo, coche o moto, en lugar de ser ellos los que conducen. Pero si esto fuera un juicio, tal vez la culpa se repartiria entre diversos acusados, distintos actores del paisaje urbano que vivimos. El primero seria yo por no desconfiar aún más de los conductores que nos rodean habitualmente. Y, claro, aunque no tenia ganas de reabrir este viejo debate ha sido inevitable recordar con rabia lo mal que conducimos en España, la conducta incivica de muchos ¿pacíficos? ciudadanos y, por supuesto, el nulo respeto que, salvo excepciones, se muestra hacia los motoristas. Total, si ya tenemos la etiqueta de locos y malos de la pelicula, si ocurre un accidente y hay una moto por medio, normalmente, ya sabes a quién van a cargar el mochuelo... 

Cuanto podríamos aprender de los franceses y de los alemanes... Que placer es coger una autobahn alemana, donde puedes conducir más rápido y más tranquilo, muchas veces por el carril del centro mientras te pasa algún Porsche o Mercedes por tu izquierda. O entrar en Francia, año tras año, y ver como los coches te facilitan tu camino, sin envidias, sin pitidos ni brusquedades, echándose un poco hacia un lado de su carril mientras pasas con calma entre las filas. "Lo siento", no me cansaré de decirlo. Prefiero un tío rápido y seguro que otro conductor que cumple escrupulosamente los límites establecidos legalmente y va a 80 por el carril de la izquierda o gira sin avisar o corre mucho en recta para luego frenar de puta pena. Tenia previsto hablaros de uno de nuestros héroes, Juan Carlos Toribio, y del espantoso espectáculo del expediente pero ya estaréis sobradamente informados, no quiero redundar. Solo un apunte: la actitud de sus superiores demuestra el grado de incultura viaria (quizá incultura a secas) que vivimos en esta piel de toro. Mira que de adolescente me decia mi padre "estudia y vete a vivir a Francia, alli están más civilizados" y mira que ahora me acuerdo de sus palabras. Pensaréis que exagero o que es un calentón pero no lo es. En fin, no quiero enfadarme ni vomitar tinta china, todo lo contrario, si me he decidido a escribir hoy es para dar las gracias a un montón de amigos que me han llamado o escrito desde aquel viernes y, también, mal que me pese, para confesaros una preocupación. Bueno, pues ante todo, muchas gracias a todos. Sinceramente, no esperaba tanto protagonismo, ojala no hubiera motivos para ello pero, visto el panorama, se agradece mucho recibir ánimos y bromas. Lo dicho, GRACIAS A TODOS, ¡sois grandes! Qué gran tesoro es pertenecer a esta familia motera aunque... 

Quiero dar las gracias en especial a Angel, el taxista que paro a ayudarme justo después de caerme, a los agentes de la G. C. que pararon luego mientras esperaba la grúa (afortunadamente, como me contaron, no se encontraron con un cuadro dantesco, como suelen ver muchas veces cuando los avisan por radio y hay un motorista en el ajo) y también a mi compadre Julito que, más tarde, me llevo al hospital dejando sus tareas rápidamente. Eso por la zona centro. Para Barcelona, quiero enviar un abrazo a un camarada grande, grande, Tono que enseguida me animo desde distintos medios y otro para Isma que hasta me ha enviado una camiseta chula de su panda, la de la foto. ¡Gracias figura, qué bien me pega lo de patán! Un beso muy fuerte para Tija, Martita y Sara, gracias por acordaros de este pelón. Lo peor de este febrero negro ha sido algo que nunca he sabido solucionar: tranquilizar a tus seres queridos más cercanos, mi madre la primera. Esa parte es la más desagradable, cada vez es peor. Mientras intentaba tranquilizarla camino al quirófano, mi padre, a su lado, con un gesto mucho más calmado, me dijo que les recordara a los galenos que me dejaran bien la mano porque es la del gas..., ja,ja, ¡que tío más grande! Pues sí, ¡se lo dije a dos de ellos pero apenas contestaron! Ya termino. Lo que os quería confesar es preocupante: de la docena larga de motos que pasaron a mi lado (a un metro escaso) después de la caída solo una se detuvo y preguntó. Era un piloto veterano con una moto veterana, una antigua GSXR 1100. ¿Qué más puedo decir? Solo se me ocurre sentenciar que en esa media hora fue el único MOTORISTA que vi aquella mañana en la M40. Preocupante y triste. Si no nos ayudamos entre nosotros...

Victor Palomo, wanted dead or alive


Leo con placer las lineas que, recientemente, se están dedicando al gran Victor Palomo a modo de reseña, homenaje o tributo por el 25 aniversario de su triste desaparición.

Confieso que me ha sorprendido gratamente, no esperaba que tantos periodistas o aficionados recordaran a este grande de las dos ruedas casi olvidado. Claro que se nota los que lo conocieron en vida o lo admiraron desde las tribunas y los que escriben de "oído" ahora pero, la verdad, tampoco importa mucho ese matiz, lo importante es recordarle y aprender de su ejemplo y determinación.

Para "rematar", hace unos días, han puesto su nombre a una curva en el circuito de La Selva, bonito gesto, sí señor... pero no puedo evitar apretar los labios con rabia. ¿Cómo es posible que no tuviera todavía una curva con su nombre en algún circuito?, ¿qué afición y qué federación tenemos? ¿le pasará lo mismo a Mín Grau, por ejemplo? ¿Por qué recordamos tan tarde a tantas figuras del deporte y de la cultura en general? ¿Cómo es posible que le concedieran el premio Príncipe de Asturias al bueno pero joven Fernando Alonso?, ¿desaparecerá Angel Nieto sin recibirlo? Por lo menos el circuito de Cheste se llamó Ricardo Tormo (aunque, lamentablemente, Ricardet no llego a ver disputar un G.P. en su pista).

¿Cómo es posible que el gran circuito de Montmeló no tenga una curva con su nombre hace ya muchos años? ¿Cómo es posible que Palomo, Santi Herrero, Joan Garriga o Grau no tenga su curva en esa fantástica pista? Patético y lamentable.

En demasiadas ocasiones parece que nos acordamos tarde de algunas personas, sobre todo ahora que estamos inmersos en un presente de luces de colores y fanfarrias de moda, de carreras mundialistas nocturnas ideadas por expertos de marketing y por periodistas moteros que solo montan en moto para asistir y hacerse la foto en la invernal más famosa de nuestro país. Palomo era un autentico hippie del motociclismo y de la vida, esos tipos emblemáticos fieles a sus principios y a sus ganas de navegar en su propio barco atravesando este mar de flashes y autocomplacencia generalizada. Digo "barco" y "mar" porque sabéis del amor de nuestro héroe por ese otro "circuito". El caso es que Palomo perteneció a ese grupo de pilotos que se tomaban las cosas con otro humor y otra moral (¡a prueba de bombas!). Como uno de sus idolos, Santi Herrero, como Tormo o Nieto, inasequibles al desaliento, como Lucchinelli, Barry o Graziano Rossi y tantos otros "bohemios" con mayor o menor fortuna, eso sí.

No voy a repasar la biografía de Victor porque ya lo han hecho mucho mejor periodistas y expilotos como Alex Medina, por ejemplo, en revistas especializadas pero sí voy a relatar varios momentos de su vida deportiva. Grandes momentos, sin duda alguna.

Como sabréis, al contrario de su hermano, la vida deportiva de nuestro protagonista fue siempre una lucha costante contra la falta de medios y las lesiones, multiples y dolorosas. Después de probar en motocross y correr en rallies de coches, Palomo llegó a Inglaterra y se puso en contacto con el gran Barry Sheene. La familia Giró ya le habia ayudado y facilitó el contacto. Barry le acogió en su casa y le recomendó conseguir una Yamaha. Mientras, le regaló una de sus Bultaco TSS, dejándole solo en su garaje con la intención de apañarla y correr donde pudiera. Luego serian rivales en pista pero ¿qué importaba eso? Es para llorar y no echar gota (de gasolina) ¿os imaginais a Lorenzo o, ahora, a Ben Spies pidiendo ayuda al gran Rossi? Ah, no, el llamado más grande de la historia prefiere un buen muro en el box, ¿qué temerá?

¿Os imagináis que uno de tus idolos o referencias te invite a su casa y te regale una de sus viejas motos de carrera? No podia ser de otra manera, Barry y Victor tienen muchas cosas en común... eran de la misma "raza" como motoristas y como personas.

1976, Nurburgring, carrera del campeonato FIM de 750. Victor se está jugando ese mundial (aunque todavía no tenia ese rango) corriendo con el equipo holandés Ferry Swaep. En la salida se monta un buen lio y Palomo, involuntariamente, toca con la estribera a uno de sus rivales, el galo Patrick Pons, lesionandole un tobillo. En lugar de recibir una reclamación o una bronca desde el equipo francés o del piloto galo ¡¡a Palomo le despiden de su propio equipo!! Ante esta alucinante situación, es el equipo rival, el del propio Pons, SONAUTO-GALOUISES, quién le acoge y le deja las motos de su piloto lesionado hasta fin de temporada. Resultado: Palomo se corona campeón delante del americano Nixon (el malogrado Patrick Pons seria campeón del mundo de 750 en su última edición, 1979).


1979, 24 Horas de Montjuic. Haciendo pareja con Carlos Morante, Palomo se encuentra después del rasante con un piloto averiado. El impacto es terrible. Dicen que perderá una pierna. Le salva un médico francés que, sin embargo, no le augura ningún futuro deportivo. La nueva recuperación es dura y lenta, casi dos años inactivo, luchando para poder doblar la rodilla un poco más cada mes. En 1981 reaparece y vuelve a correr. Aún así, parece que ese último palo deja más impresión en la gente que en el piloto: incluso en algunas "enciclopedias" ¡le dan por muerto años después! Por cierto, en 1974, Victor habia ganado en la montaña su primer G.P. (como Salvador Cañellas en 1968).

1982, Jarama. Gran día, se espera con emoción la carrera de 500cc del GP de España. La categoria reina vuelve por fin al Jarama en una prueba puntuable para el Mundial. El año anterior tuvimos una gran jornada con el trofeo Atlantico, a dos mangas, carreras que ganó Barry, por cierto. En aquella ocasión pudimos disfrutar de un Palomo de vuelta al ruedo, pilotando una Suzuki y marcando buenos tiempos. Pero ahora, como un año antes, la noticia que prende de boca en boca entre aficionados, periodistas y organizadores es que nuestro Angel Nieto ¡¡va a salir en la carrera de 500!! Si un año antes su amigo Lucchinelli le prestó una de sus Suzuki del Team Gallina, ahora el italiano, campeón en título, le presta una de sus rojas Honda NS tricilindricas para disputar el GP. ¡¡Nieto con una Honda oficial, como Spencer, como Katayama!! Si ya la armó buena el zamorano aquella mítica jornada de 1981 ahora las expectativas se han disparado. Estamos en mayo y el sol pega fuerte, como siempre que no llueve a cubos en nuestro circuito. El Jarama está a reventar, Nieto ya ha ganado en 125 con la Garelli. Se da la salida con la gente puesta en pie, gritando, vibrando... pero Angel no está solo... Victor Palomo está alli también, sin hacer ruido, sin acaparar tanta atención y, por supuesto, con una mecánica inferior. Hombre rico, hombre pobre. El ruido de las bestias de 2T llega al Supersiete. Palomo y Nieto han salido fatal, sobre todo el campeonisimo. La gente se cabrea pero esto no ha hecho más que empezar. Nieto empieza a pasar gente con su Honda número 37 con una facilidad pasmosa, es obvio que no se va a conformar con una meritoria plaza fuera del podio. Victor también anda ocupado. Los tiempos del piloto Repsol sobre la NS con pegatinas Castrol van cayendo progresivamente (¡mejores que los que está marcando Katayama!) pero en la sexta vuelta, en "la ciega", Nieto se compra una inoportuna parcela en su circuito talismán. Qué putada, señores, qué putadón. Daba miedo verle salir derrapando de algunos virajes. Estaba cogiendo al japonés que luego terminó sexto. Nos queda Palomo mientras se llevan a Angel a la Paz. Aguanta los embiste de la Kawa oficial de Balligton y, finalmente, termina en una currada octava plaza. Spencer ha roto el motor, Roberts ha ganado por última vez en nuestra pista. Qué jornada. El speaker termina afónico, qué menos. Record de asistencia, día histórico.


Palomo corrió, muy posiblemente, aquel día en el Jarama, su última gran carrera. En la revista Motociclismo venia en portada Nieto con la Honda. Abajo, varios titulares menores. Uno decía "Palomo, la voluntad". Acertado con él, como siempre. Luego vinó otra lesión en Yugoslavia y un amargo adiós de la competición.

He intentado recordar más fechas o detalles pero no estoy seguro y mejor no dar datos erróneos. También lamento algunas cosas, no haber visto más carreras de aquella época, no haber podido acudir a aquella memorable cita en el Jarama... Ahora miro y apenas encuentro, claro, ya no quedan "hippies" en los campeonatos, no digamos en los mundiales. Demasiado dinero e intereses, todo demasiado profesionalizado, programado. Queda el recuerdo de algunos pilotos como el del grandisimo Palomo, ese hombre que amaba la velocidad y su libertad por encima de otras consideraciones. En estos tiempos faltos de grandes héroes públicos figuras como él son más que nunca necesarias.

Por último, un pequeño deseo. QUE NO PASEN OTROS 25 AÑOS para recordar a ese piloto valeroso que lucia casi siempre un mono rojo y una gran "V" roja en su casco Nava. La V de Victor, de voluntad, de valiente, de victoria y de VENCEDOR. No pudo elegir mejor simbolo.

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...