Cuero viejo, humo azul...

Esta pasada primavera tuve la oportunidad de probar una preciosa RS250 réplica Harada. Su dueño, un chaval joven, la tenía en venta y unos amigos de Barna estaban interesados. Antes de darse el paseo y bajar a Madrid nos llamaron a dos quemaillos para que echáramos un primer vistazo. Al final, solo pude acudir yo, el más canoso y lentorro. Quedamos en el parking de un centro comercial cercano a mi pueblo y me tocó esperar unos minutos. Primero escuché el sonido celestial de un tubarro, luego la vi acercarse como una gacela del Serengeti (o casi). Con los colores de guerra de Aprilia Factory, negra y roja, solo le faltaba quitar la chatarra legal para ir directamente a pista, okakey. La italiana frenó con decisión a unos metros de mi y su dueño me saludó antes de quitarse la boina. La impresión fue impactante, casi anacrónica. Una 2T y nada menos que de 250cc, casi ná, se me dibujo una sonrisa en la cara pensando qué suerte estaba teniendo aquel viernes. Empezamos a hablar y rememoré incluso una prueba que hicieron de esta moto en el Jarama (si no me falla la memoria) donde, lógicamente, era un arma terrible, mucho más efectiva en trazados revirados que cualquier 600R de la época. También recordaba, más o menos, la locura de caldo que se bebia la ragazza (lógico, no se hacen tortillas sin romper huevos). Para mi este modelo era una auténtica bomba de carreras. No iria con ella a por el pan ni de viaje pero, sí pudiera, tendría una para darme algún voltio por algún puertecito con curvas con buen asfalto o rular por circuitos revirados. Pues nada, después de ver los rozones que tenia (mmmmm….) me di una vuelta y empecé a alucinar. Primero, al ver lo torpe que era... joder, qué vergüenza, como se nota que los motores modernos son teledirigidos. Estaba claro que he perdido el tacto que pudiera haber tenido de joven con motores de agujeros que solo tiran cuando la aguja del tacómetro se eleva al infinito… sin duda nos hemos acostumbrado a lo fácil. Con un motor con "tantos" bajos callejear se convirtió en una pequeña aventura. Además, ese día se me olvidó la varita mágica y todo estaba invadido por docenas de enlatados consumiendo o en vías de consumir. Al final, no tardé más que unos minutos en volver pero fue suficiente para percibir, un poco, la rabia de su motor y la estabilidad de su chasis, por no hablar de unos brembo y una horquilla de categoría. Cuando me bajé, medio atontado todavía, pregunté algunas cosillas y volvi a mirarla de arriba abajo. Estaba claro, estas joyas ya no se ven a menudo. Al final la Aprilia fue vendida y su destino final serán las famosas carreras road racing que celebran a final de año unos conocidos argentinos en sus montañas de Copina, Córdoba, al más puro estilo Tourist Trophy (curvas enlazadas de montaña y un recta de 7 kms. Entre otros, Sergio Romero ya ha corrido allí, por ejemplo). Nos despedimos y me fui a comer montado en mi Honda, una de esas motos modernas y fáciles de, al menos, conducir. Qué diferencia... no digo ni que sea peor o mejor, solo que qué diferencia... si pudiera tendria motos de los dos estilos. Fue una bonita manera de despedir un fantástico mes de mayo. El buen tiempo y la sangre subian de revoluciones sin parar, aquella "prueba" con la Aprilia fue como la guinda del pastel. Así son los auténticos días luminosos cuando se encadenan uno detrás de otro.

Ahora, bajo las nubes de otro otoño gris, con el GP de Valencia y el CEV en Jerez ya celebrados, se nos van las últimas motos de 2T de carreras que nos quedaban, las últimas sensaciones genuinas que reinaron durante décadas entre los más rápidos. Las balas rojas de Derbi, las habituales MBA, las campeonas Garelli, las legiones de Aprilia y todas las demás, pronto solo serán material de museo, imagenes sobre papel, sensanciones que alimentaron el corazón de sus jinetes o admiradores. Haciendo memoria, y sin dramatizar un gramo, no puedo decir más que algunos aficionados hemos sido unos auténticos privilegiados por haber vivido tantas carreras con auténticas motos de carreras en pista (y a pocos metros, puedo añadir).

Recuerdo las viejas 2T rugiendo en carreras del nacional, del europeo o del, entonces, Continental Circus, incluso en pruebas de resistencia (ah, aquellas RD350, por ejemplo). Recuerdo su rugido en polígonos como el del Barconcillo (Guadalajara) donde pilotos de la talla de Palomo, Morante, Pérez-Rubio, los hermanos Galí, Cegarra, Escuder, Noyes, Cardús, Nieto, Mingo Gil, Marcelino y Toni Garcia, el "Trompa", nuestro querido "Nani", Garriga, Tormo, Aspar, Mín Grau, Champi Herreros, Sánchez-Marín, López-Mella, Luis Miguel Reyes y tantos otros se la jugaban con el cuchillo entre los dientes y los tubarros bajo el culo. Ya fuera en Calafat o en el Jarama o entre farolas, bordillos, balas de paja y público, no habia diferencias de actitud... auténticos pilotos de carreras sobre auténticas motos de carreras. Y no solo hablo de las pequeñas balas de 125 o de las bellas y estilizadas 250 (como las preciosas Siroko que inventó Cobas) sino de las 500 privadas... e incluso de las bestiales 750 de 2T, ¡¡qué cojones habia que tener para meter esos monstruos por las callejuelas de un pueblo!!

Como olvidar aquellas carreras del Criterium, de las Motociclismo Series con aquellas rabiosas y espartanas Montesa Crono (versus las preciosas Pantah) de la Formula Motul o las rojas Ossa Copa de 250 de la Formula-3 (versus las modositas XS400)... Dificil olvidar también, años después, las competitivas temporadas del Open Ducados y esa categoria de 250 donde D'Antin se las veía con los pilotos Yamaha de Roberts, Sete y Kenny Jr... memorables. O las proezas en 125 y en 500 de Crivillé, aquellas apuradas de frenada de infarto de Emilio Alzamora a finales de los 90 con su 125 o, sin ir más lejos, la temporada 2010 de su pupilo Marc Márquez.

Recuerdo, aún mejor, las sensaciones que nos producian nuestras primeras motos. Ese ruido inconfundible, ese olor, esa primera hacia arriba en el lado derecho... Recuerdo la primera vez que fui a una gasolinera con mi Ducatilla (ya habiamos dejado el campo) y la paciencia que pedia para que me echaran litro a litro mientras intercalaba un chupito de Bradol. Luego cerraba el depósito y agitaba la moto, ¡qué estampa! Como olvidar esos motores pequeñitos pero alegres cuyas averías habituales no te desangraban como ahora, ese acontecimiento que suponia ponerle un tubarro de verdad a tu moto o un carburador AMAL gordo (como el que me regalo ¡¡un profe de la EGB!!) o llegar, satisfecho, a alguna concentración cercana después de haber parado alguna vez para solucionar una perla en la bujía... Muchos estábamos enamorados de motos de campo como la Derbi C-4, la brutal Puch Cobra, las verdes Rieju, las míticas H6 de Montesa, las Cappra, las primeras KTM blancas que llegaron a España... sin olvidar las últimas Ossa o Montesa de carretera, las fantásticas y galácticas RD de 80, 125 o 350 (por las que hubieramos matado sin dudar) o aquellas Hurricane de 75, las mismas con la que comenzó a despuntar Crivillé...

No, no voy a caer en el error de repetir aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor" pero en algunas facetas importantes para mi, como el mantenimiento, el ambiente, el concepto de moto de carreras, el feeling entre equipos y el amor al motociclismo, desde luego que sí. A nivel usuario poco margen de maniobra tenemos ya con nuestras modernas motos. Fantásticas en muchos sentidos, sin duda, pero cuyo mantenimiento dejo de ser algo, más o menos, casero hace décadas. ¿Y en las carreras? Solo hace falta entrar en los boxes de hoy en día o conocer los precios que se manejan para cualquier campeonato o las movidas que hay entre bastidores en algunos equipos. Será nostalgia pero duele ver como pequeños y grandes tesoros se van perdiendo a medida que van pasando los años... Creo que los tiempos que nos están tocando vivir tampoco ayudan a mirar el lado humano o deportivo de nuestro mundillo. Devoramos las novedades con una rapidez inaudita, casi olvidando lo que decíamos ayer o sentiamos hace una semana. Desechamos ideas, diseños y motos que hasta hace dos días venerábamos con demasiada pasión o hipocresía. Gente que lleva cuatro días en las carreras piensa que la única diferencia con el pasado es que antes las carreras eran más peligrosas, punto. Me he llegado a encontrar personajes que no hablan, proclaman, reconociendo luego que no han conocido en su vida ninguna Yamaha 1000 anterior a la R1. (Y algunos de esos "expertos" tienen puestos de responsabilidad en algún equipo o en alguna federación... curioso). Seria útil entender que fuera de la pista no hay que correr tanto y que es bueno apartar el marketing cuando surgen polémicas o épocas de cambio, anteponer la faceta deportiva y humana a los designios de los poderosos. Tanto batiburrillo ocasiona que terminemos, muchas veces, con las manos vacias y el coco confundido... cosas de la era digital, no lo sé. Y, por si fuera poco, entre tanto pequeño caos, se suceden las despedidas. En Cheste asistimos a varias.

Aparte de decir adiós a las queridas 125, despedimos a un gran piloto de la vieja escuela, a Loris Capirossi, uno de esos hombre-moto al que le crecieron los dientes ganando carreras (con una 125 precisamente). Qué raro será ver ahora los grandes premios y no ver su nombre en ninguna parrilla... Para Loris, por supuesto, su moto favorita de carreras fue su Honda NSR500. Una moto bestial que, tal vez, algún día, en algún libro de ingenieria sea tratada como una aberración técnica y deportiva. Pues sí, así era en parte, señores, pero eso precisamente era lo que la hacia tan especial, tan radical, tan de carreras... Por fortuna, las medias tintas y la ambigüedad no eran facetas que predominaran antaño. Tal vez en el futuro no se conciban motores que no sean eléctricos o motos sin software y electrónica que controle hasta el grado de inclinación de tu visera. Espero no llegar a verlo pero nunca se sabe.

Nunca se sabe porque Honda y algún otro actor de la función actuan deprisa y cambian cosas casi de un día para otro. Pienso en las nuevas Moto3, en los designios de Honda y su empacho de válvulas, del rumbo comercial que está tomando Dorna desde hace unos años y del genuino negocio que es lo único que hay detrás de todo esto y el panorama me da un poco de asco y tristeza. Será que algunos inadaptados, nostálgicos o idealistas, como queráis llamarlo, pensamos que las 125 actuales todavia tenian sentido y hueco en las carreras. El problema principal es que nos han bombardeado con tanta mentira y tanta mierda comercial que, si no escarbas, te convencen de que estos motores no tiene ningún futuro, ni en las carreras ni fuera de ellas. Si alguno visitara cualquier país de Asia se daría cuenta de los millones de unidades de estas motos que circulan por sus calles. Los 2T ya no rompen tanto, ni consumen tanto ni son tan poco ecológicos como antaño pero estas tres razones parece que no son suficientemente rentables para muchas fábricas. Hasta ahí el tema a nivel de uso por la calle pero, ay amigo, cuando nos intentan convencer de que en las carreras tampoco tienen sitio ya (pues no son más que un banco de pruebas, una antesala de lo que tendremos luego por las calles y bla bla bla)… ahí la polémica se acrecenta un poco.

¿Qué mejor escuela para los jóvenes talentos que una puntillosa, rabiosa y radical moto de 2T de carreras con un estrecho margen útil en su cuentavueltas? ¿Alguien recuerda que con estas motos de 2T no hacía falta acelerar, girar el puño, para que acelerasen solas y corrieran más? ¿Alguien recuerda un viejo término muy importante que se perderá, el de “manos de pianistas”?, ¿a alguien le importa todavía? Creo que ahora con las “eléctricas” Moto3 puedes abrir mucho antes saliendo de los virajes, y con muchos menos riesgos. ¿Más seguridad? Sí… ¿mejor escuela, como nos intentan convencer algunos? no, creo que no... Olvidate de los viejos "magos", de carburar o abrir tu moto con la ayuda de tu mecánico, ese sabio que sabia limar y carburar como ninguno. Ahora todo será por fax y vía contacto oficial. Por no hablar de los precios, claro... Si te intentan convencer diciendo que para subir a categorías grandes la mejor escuela es comenzar por una Moto3 ríete en su cara porque casi todos los actuales cracks de las categorías superiores corrieron muchos años en 125 y/o 250 y no lo hacen tan mal, ¿verdad?

¿Quién tiene poder para cambiar las motos de carreras? A la cúpula de Dorna, o al menos a su líder visible, no le importa ahora enfadar a las fábricas, según dice en su última entrevista. Inaúdito. ¡Ni tanto ni tal calvo, hombre! Ahora, dice, en la misma entrevista que solo le preocupa aumentar el espectaculo de la categoria reina pero, al mismo tiempo, dice textualmente, sobre las nuevas motos CRT: "Me da lo mismo al nivel que estén. Lo que quiero es que sean competitivas" ¿?¿?¿?¿? ¿En qué quedamos? Me temo que la falta de espectáculo en MotoGP les ha puesto muy nerviosos, demasiado quizá, ahora tildan, literalmente, de "mierda" a las motos que ayudaron a parir hace apenas unos años, las 800. Alucinante, al menos para mi.

¿En qué manos están los reglamentos? La verdad que los reglamentos vigentes durante la última década son dignos de estudio filosófico. Veamos, primero Dorna y las fábricas (perdón, Honda) defenestraron las 500 por varios motivos loables y algunos motivos equivocados (mayor seguridad, decian, ¿seguro?) y nos trajeron unas interesantes 990 de 4T que, sin embargo, pronto exterminaron. Unas 990 que por lo menos todavia derrapaban y avisaban, creaban espectáculo y permitian al piloto una cuota de influencia mayor en los resultados que las actuales motos. Al menos aquellas motos eran pura sangre, auténticas motos de carreras, no tenian el tacto eléctrico ni la previsibilidad de ahora donde cualquier mínima diferencia en el set up o la electrónica decide practicamente el rendimiento en pista. Esos mismos pensadores decapitaron a las 990 en pocas temporadas y crearon una categoría por definición rara de cojones (¡¡800!!, ¿y las 750?) repitiendo el folleto publicitario de "en busca de mayor seguridad y costes más bajos"... otra carcajada al fondo de la sala.

La década avanzó imparable y la cosa se puso muy "téssnica". La electrónica lo inundó todo en las carreras. Su evolución ha sido imparable. Ahi, justo ahi, es donde deberian haberse aplicado algunos controles para evitar la actual "búrbuja" tanto en capacidades como en coste pero no se hizo gran cosa, se abrieron las puertas y los ingenieros más obsesivos convirtieron la categoría reina en una categoría de super-élite donde, desde el 2006, ninguna moto de equipo satélite pudiera ganar una carrera. Simplemente increíble.

Pienso que con el actual nivel de electrónica vivimos en un mundo de casi fantasía que, en la calle, no ayuda a formar a mejores conductores precisamente. La obsesión por la seguridad parece que ha desembocado en pensar qué la tecnología es la clave de todo. Está de moda pensar que la moto lo hará por ti casi todo cuando las cosas se compliquen... Una cosa es que la electrónica te ayude, otra muy distinta es que te mienta. "Ligera" diferencia en la que no caen todos. Y en carreras, salvando las distancias, pasa algo parecido. Con el nivel actual, los pilotos viven en un mundo donde ellos hacen de Alicia rodando en el país de las maravillas (racing) hasta que te pasas sin saberlo y no te salva ni Dios de un buen talegazo. Las motos de carreras modernas de MotoGP no avisan, cuando te das cuenta estás besando el asfalto. Como expresa con precisión el gran Toroloko: "creo que la electrónica esta invadiendo de tal modo que se puede perder el sentido común y la percepcion de las velocidades y riesgos que se corren. La electronica debe ser preventiva no enmascaradora...y yo prefiero que un coche o una moto me derrape un poco...lo justo para manchar los calzoncillos y recordar que esto no es la PlayStation."

Y, volviendo al presente, al 2011 y al cercano 2012, volvemos a temblar. Al menos algunos. La crisis en la categoría reina es evidente, en eso estamos de acuerdo, pero ves las soluciones de los expertos y te da la sensación que seguimos dando palos de ciego. El último invento son las motos RCT, como sabéis, una fórmula que quizá, a partir del 2013, pueda funcionar aunque sacrifique pilotos, el viejo espíritu de prototipos (¿para qué existen las carreras?) y hasta parezca un baile parecido al del ya conocido mundial de SBK pero con más duros de por medio. El problema es la temporada que viene. Con esas motos, que ni son prototipos ni SBK, vamos a ver dos carreras en la misma manga, o sea, un peligroso coctel porque si siguen con diferencias de 3, 4 o 5 sgs. por vuelta habrá auténticas "chicanes móviles" y eso aumentará el peligro entre los pilotos. Curioso que lo conciban y lo permitan, cuando la seguridad es la bandera de muchos autovigilantes del Mundial de Motociclismo.

Señores de Dorna y la MSMA, etc, etc, si quieren cambiar algo en sus reglamentos, si quieren añadir algo que, de verdad, proporcione un poco más de seguridad a los pilotos en las carreras, por favor, obliguen a que los neumáticos de motoGP entren en temperatura antes y que esas motos lleven "botón" de arranque para evitar que muchos pilotos se agarren a los manillares para evitar que se les pare las motos en cualquier caída. Después del lance entre Stoner y Rossi en Jerez ya se habló... y no quiero mencionar el último lamentable suceso derivado, muy posiblemente, de este pequeño "detalle".

Cambiar es inevitable y,normalmente, beneficioso. Es ley de vida. Sin embargo, cuando haces balance y ves todo lo que hemos ido perdiendo por el camino, no sé, da un poco de pena. Perdimos muchas risas en los paddock, el color y el glamour de los patrocinadores de las marcas de tabaco ¿os acordáis?, perdimos esas salidas en silencio al empujón, esos cascos reconocibles de nuestros ídolos, perdimos la categoría de 350, luego la mítica 50 que apenas sobrevivió unas pocas temporadas como 80. Perdimos las carreras en pistas míticas como Spa, Suzuka o el mismo Jarama, aquellas fórmulas de promoción asequibles, aquellas derrapadas salvajes, aquel Superprestigio a final de año, aquellas motos de serie de 750 fabulosas y con personalidad como la ZXR o la RC30... Perdimos también las brutales 500 de 2T, quizá la máxima expresión de motos de carreras que, precisamente, diferenciaba sin tapujos a los grandes pilotos de los muy grandes. Perdimos, poco después, las motos de carreras más equilibradas de la historia, las 250... y ahora, para rematar, el olor y el viejo humo azul de las bellas 125. Por perder, hasta parece que algunos han perdido el sentido común... En fin, al menos nos quedarán las eternas Vespas, creo que seguirán existiendo durante las próximas décadas sin muchos cambios.

De corazón, para todos los que atacaron o atacan a las motos de 2T sin saber lo que dicen, y en especial a los que han decidido extinguir a las 125 les dedicamos efusivamente el gesto de Barry en la foto de arriba. Salud y gasolina para todos los demás.

http://www.youtube.com/watch?v=eHSyfjwaT8k

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...