Bañeza 2015: Temperatura emocional


Ya va siendo hora de repasar lo vivido en la prueba urbana más legendaria de nuestro país (al menos para unos cuantos). Seas quién seas, creo sinceramente que merece la pena escuchar a quienes lo viven cada año de cerca. Las palabras de cada participante, y muchas veces las de los acompañantes, son dignas de ser escuchadas, por no hablar de lo que siente el público y lo que viven y sufren los organizadores. Sin todos ellos, obviamente, toda esta fiesta de los sentidos seria imposible. Está claro, es una gozada hablar de esta carrera siempre. Y todo porque los relatos y los sentimientos suele salir de las tripas, no solo del corazón. Historias de motoristas, de personas, de soñadores en muchos casos. Ahi va la nuestra...

Este año llegábamos algo más preparados. Con la mente más despejaba y con menos preocupaciones en la mochilla llega uno más animado y centrado para abordar cualquier aventura. Aparte, lo importante, muy bien acompañado: Luismi me volvió a ofrecer su inestimable ayuda (personal y logística) y encima mi padre pudo venirse y aportarme su sabiduria "on line", ¡cómo se lo paso! Junto a Laura, los cuatro partimos hacia la aventura un viernes por la noche, con esa sensación que tan pocas veces siente uno al año, la de no saber muy bien qué pasaría aquel finde. También ibamos con otro plus: la mecánica es mejor que la del 2014, cuando debutamos en este templo. La moto carbura y anda relativamente bien (sobre todo en alta). No llega a ser uno de esos aviones punteros o esos inventos de dudosas tripas clásicas pero anda razonablemente. (Como dije en la crónica de Cintruénigo, empezamos a tener una moto de carreras, no solo una clásica tuneada, pero queda mucho camino mecánico por delante...) Volviendo a nuestro relato, solo habia un pero, culpa mia... Al final, por H o por B, no fue posible conseguir el desarrollo adecuado para el trazado, por lo que ibamos con un desarrollo largo que nos penalizaria inevitablemente... Siguiendo con las buenas noticias, alli nos esparaban los amigos valencianos aunque esta vez, por desgracia ni Manu ni Pau iban a correr (esperamos su regreso para el 2016, ¡junto al del mítico Barrina!). Carmelo y el Mudo tambien estarian desde el primer minuto por la zona de boxes para echarnos una mano (o dos, o tres), vamos, que no me podia quejar, ¡menudo team!

Como siempre, en la categoria de 250 hay muchos inscritos, tantos que los entrenos se dividen en dos grandes grupos para seleccionar unos 30 para la carrera del domingo. Este año me avisaron que eramos unos 70 inscritos. En 4T y en GP no sucede esto, al ser muchos menos inscritos es muy raro que no salgas el domingo. Os aseguro que solo rodar el sábado con tu moto merece la pena, aunque obviamente no es el objetivo. Otra vez llevo el dorsal 31, mi otro número favorito. Pero vamos por orden.

Como decía antes, llegamos más preparados. Volvi a perder unos kilos como el año pasado antes de la cita, todo por la HermOssa y la relación peso/potencia. También se nota en los cambios de dirección e incluso en los reflejos. ¡Si es que sin salud no somos nada! Con 43 tacos (los cumpli días antes, ¡el mítico dorsal de cierto piloto veloz cartagenero que ganó aqui también!) y con tantas reponsabilidades de la vida "civil" sobre la espalda, ¿qué más puedo pedir?, ¡cualquiera se queja!...¡soy un puto privilegiado!

Llegamos a la calle Armonia arrastrando a mano el carro que me prestó el bueno de Marco, mientras Luismi continúa hasta el final de la calle para aparcar la furgo, cerca de las vías. Enseguida nos descubre Edu y nos hace una foto divertida, ¡buen recibimiento! Estamos justo en el callejón, donde los valencianos ya han motado su espectacular "chill out", donde no falta de nada, ni mesas, ni comida, ni cocina, ni calor humano, por supuesto. Luis, Paqui, JJPolit, etc, etc... ¡un año sin ver a la mayoria, pero parece que han pasado solo unas semanas! Después de algunas charlas y muchos saludos, empezamos a colocar nuestros trastos bajo una carpa dónde, este año, solo habrá una moto, ¡la mia!, la verdad, me siento abrumado, parezco el piloto más mimado del mundo. Amigos, conocidos y desconocidos rodean la HermOssa...


Quedan unas horas por delante. Paso pacientemente por la oficina y me "presento", como todos, recojo el trasponder y la bolsa de embutidos con la que nos obsequian a cada piloto, ¡lujazo! Aparte, comentar para quién no lo sepa, que en esta carrera los pilotos no pagamos nada por la inscripción. Un dato muy agradable y que no se repite a lo largo del año en ninguna parte... Muchas caras conocidas, muchos saludos y algunos abrazos. El cielo sigue azul y el calor, aunque presente, no resulta todavía asfixiante, ¡menos mal! Por fin encuentro a Champi y hablamos, también al otro gallego, a Xose. Luego saludo al bueno de Alejandro, el dueño de la bella Benelli cuatro que todos conocéis si sois seguidores de esta prueba. El participará con su Bultaco amarilla en la categoría 2T. La Benelli está solo de exposición un año más, por desgracia... De los Moclava poca presencia, una pena, ¡se les echa de menos! Veremos a Paco más tarde pero, por desgracia, tampoco corre este año, y luego, sin saber que estaba por alli, al bueno de Juan que ha prestado su Impala a un piloto.
  
Pronto empezamos a revisar nuestra pequeña Ossa. Enseguida la arranco para preparar las verificaciones. Como siempre, en frio y sin "arrancador", cuesta un poco. Por fortuna, Carmelo ya está preparado y sus biceps me ayudan para empujarla y arrancarla. Apenas he echado un litro de mezcla. Después de varios intentos y cientos de metros recorridos, la moto atrona por primera vez, en dirección contraria en la recta de meta, como era el trazado hace muchos años. Empiezan a rugir otros tubarros, comienza a verse público y vecinos asomados por las esquinas... Me voy en marcha y vestido de paisano hasta el final (o principio) de la calle Santa Elena. Antes de llegar a la curva rápida que enlaza con Pedro El Oculista (¡nombre de la siguiente calle!) doy la vuelta y sigo quitando carbonilla. Repito la operación un par de veces más. Habiamos arrancado la moto dos semanas antes y rodé con ella unos quince o veinte minutos en el polígono, rodando a ritmo muy tranquilo, pues con el tráfico que tiene ese polígono es imposible estirar siquiera tercera. Lástima no poder practicar más y llegar, los dos, más rodados... pero no hay que quejarse, hay que dar el cien por cien con lo que uno tenga, siempre, para evitar luego mirar atrás y reprocharnos alguna cosa.


Sorpresa, noto que el depósito pierde líquido por la zona que pensaba que ya estaba estanca. Al mismo tiempo, conocemos en persona a un tio genial, "Efe", a secas, y junto a mi padre empezamos a pensar en cómo solucionarlo. La verdad que pierde bastante, ¡vaya tela! Lo suyo seria arreglarlo por dentro pero es una operación imposible de realizar en plena prueba, y por fuera, necesitaremos alguna pasta de esas o algo similar. Después de preguntar por los boxes, los simpáticos conocidos de la Bultaco-KTM me prestan una cinta que usan los fontaneros para evitar perdidas, por otra parte un chaval joven que corren en 125/Moto3 me presta un tubo de pasta especial (no recuerdo el nombre) de esa que mezcla varios componentes. Lijamos la parte del depósito afectada y combinamos ambas soluciones. Como quedan horas por delante, lo dejamos secar bajo el sol que empieza a atizar de lo lindo.


Llegan las verificaciones y una vez mas veo que son de chiste... a mi ni me miran los precintos pero me dicen que no puedo llevar "puente de horquilla", aunque mas bien es un piececita fina de aluminio que sujeta la aleta a las barras, nada más. Algunos creemos que se podrian hacer mejor estas verificaciones. No digo que miren el cubicaje de todas las motos (alguna sorpresa saldria) pero, por ejemplo, a final de carrera se podria hacer una elección al azar o similar.
Comemos buen arroz, claro, aunque yo apenas apuro, no me apetece, ¡el ambiente es genial y alimenta! Engraso la cadena y me visto de romano tranquilamente. Por fin vamos a salir al crono libre. Me entero en qué grupo salgo, el primero y me pongo las gafas como último "accesorio" personal (sin gafas todavía soy más lento, ja,ja). Tengo ganas de salir de una vez. La pista me encanta, mi favorita para una clásica, y aunque ha pasado un año recuerdo claramente el subidón que me produce la mitad de su trazado (en la otra mitad más que disfrutar, sufro un poco). El sonido es casi infernal, y ya hay mucho público por alli. Abro los grifos y muevo la dirección, mi vieja mania, estamos a punto. Este año abandono la idea de intentar arrancar al empujón por la calle de boxes, demasiado peligroso con tanto peatón y motos rulando. Carmelo y yo subimos hasta recta de meta y le preguntamos a uno de los comisarios si nos deja arrancarla en la bajada. Nos dice que ok (¡que buena gente!) y enseguida la moto vuelve a rugir poderosa. Un pequeño escalofrio me recorre, parece que me activo, dejo de pensar y me centro en lo que vamos a hacer. Salimos pronto y la primera vuelta del crono libre me la tomo logicamente de "inspección". El aspecto del circuito es magnífico, o a mi me lo parece. Esta vez no me toca descubrir curva a curva sus metros de asfalto, empiezo a recordar rapidamente algunas cosas, alguna referencia. La moto va bien, y con eso ya me conformo. Ya en la segunda vuelta empiezo a apretar un poquito y a disfrutar de la bajada que muchos conocéis, ¡poderosa, atractiva!, que gozada bajar a tumba abierta mientras metes cuarta. No es momento de darlo todo pero una Impala intenta pasarme por fuera justo donde termina la bajada, un lugar algo comprometido.. de hecho, casi se sale recto, por fortuna solo nos tocamos. Unos segundos mas tarde, en la recta que precede al Sacacorchos me pasa por la izquierda, una vuelta más tarde se cae solo, unos metros delante de mi. Me da que iba un poco pasaéte... Por el camino descubro a gente diez como Xose, Rodri o Fer.. todos con ganas, claro. También da tiempo a ver fugazmente a los pilotos rápidos como Eti, ¡alucinante contemplar de tan cerca su talento! Me animo y empiezo a apretar, sin volverme loco, claro. La moto va muy bien pero palmo en la recta de meta y en la zona rápida anterior, no estoy aprovechando bien el cambio, el desarrollo es largo, como imaginábamos, me falta aceleración. El ángulo que precede a la recta-subida de meta es un calvario, abro tan pronto como puedo, tirando de embrague incluso, pero me pasan sin mucha dificultad... luego recupero en la bajada unos metros.. por lo demás, aprieto los dientes, aprovechando mejor la pista que el año anterior. De frenos no voy sobrado precisamente pero cumplen. Luego "Efe" me diria que tengo que redondear menos algunas curvas, como la del ángulo que mencionaba antes. En los urbanos, ciertamente, muchas veces merece más la pena hacer trazadas en "V", no tanto en "U"..pero para ello hay que apurar mucho... tomo nota de su consejo para el entreno cronometrado (aunque imagino que no podré parar tanto la moto como para hacerla girar noventa grados en tan pocos metros, ya veremos...).


Me noto mas suelto vuelta a vuelta aunque la boca se me queda seca como el esparto. La temperatura ayuda, no hace excesivo calor, la moto va redonda y el público nos jalea a todos, lo noto aunque no puedo apartar mucho la mirada de lo negro. Es increíble el ambientazo que empieza ya a respirarse... Concretamente, en la zona del Sacacorchos se nota muy cerca el calor de la gente, sus gritos y sus palmas de ánimo parecen empujarte... luego me comenta un conocido que me animaban mucho en esa zona, ja,ja, la verdad que en esas eses hay que andar muy fino pero la recompensa es inmensa, ¡un lugar alucinante! Las gomas como son casi nuevas se agarran que da gusto, este año es más fácil tumbar de verdad. Estoy contento, disfrutando, aunque cuando te pasa un avión dejes de sonreir mentalmente. Es lo que hay, si quieres lo tomas o si no lo dejas... nadie nos obliga a meternos en estas historias...

Terminan los quince minutos aproximadamente y aunque supongo que mi tiempo no será para tirar cohetes mi balance personal es aceptable, luego apretaré más, hay margen todavía. Además, estas motos requieren "rodaje", luego irá mejor. Luismi, Carmelo, Mudo y mi padre me reciben animados, hasta contentos diria yo. El "telemétrico" del crono me dice que iba bajando mi tiempo vuelta a vuelta, buena señal, y que han habido varias caidas, la gente no se guarda mucho, no... Este año la organización ha bajado el corte a 1,30, quién no lo supere no saldrá en carrera. Estoy a dos segundos y poco, sé que si aprieto y espabilo un poco más lo conseguiré. No me gusta largar mucho pero es lo que pienso y algo comento a mis amigos, ¡qué menos que derramarte entre ellos! Con 1,32 hubieramos podido salir en carrera en ediciones pasadas (si no recuerdo mal) pero eso ya no vale, no cuenta, somos muchos y es lógico que salgan los más rápidos. ¡De celebrar una carrera el domingo para los demás participantes que no pasen el corte, ni hablamos!, ya sabéis que nos dijeron hace dos años que no les dejan más tiempo para organizar otra manga el domingo... (sic)...

Bajo la carpa de boxes, después de comentar la jugada, miramos la bujía y vemos que sale un pelin (solo un pelín) gorda pero no vamos a cambiar chiclé. Tocamos los bajos del depósito y vemos que no pierde, ¡bien! aunque algunas gotas siguen saltando por el tapón, a pesar del cajeado que le hicimos hace tiempo. También tensamos el freno delantero pues en las dos últimas vueltas casi tocaba la maneta el puño del gas. Al final, decidimos cambiar la NGK por otra bujía impoluta... Mi padre está disfrutando a tope, mira y remira la moto, apreta algun tornillo, revisamos las estriberas, el embrague, la tensión de la cadena, el pedal trasero, revisamos hasta donde baja la horquilla... cerca del tope, ¡este invierno hay que hacer varias cosas!

El tiempo vuela y volvemos a salir. Ya es el entreno cronometrado. Aqui no venimos ninguno a pasearnos, hay que jugarsela logicamente, olvidar ciertos "raciocinios". Echamos un par de litros más de mezcla por si las moscas y volvemos a repetir operación de aranque por la linea de meta cuesta abajo... esta vez, logicamente, es más fácil y arranca en pocos metros. Como he bebido una lata isotónica de esas espero que me dé alas y baje esos pocos segundos que me separan de lo que seria un puntazo (para mi): clasificarme para carrera. En 4T no tendría ese problema... pero tengo claro mis prioridades, ¡aunque suframos! Los valencianos, que tienen mucha mili y llevan años viniendo a estas tierras, me animan como el que más, ¡qué buena gente!, eso de que hace falta tres o cuatro años para clasificarse no debe afectarme, ¡hay que clasificarse ya! Sonrió agradecido por su calor..., es fácil recordar porqué nos metemos en estos fregaos..., vamos a darlo todo, me gustaría devolverles la confianza con un buen crono.

Salimos enchufados. La primera vuelta es un poco de "reconocimiento", para que se calienten las ruedas, aunque muchos punteros lleven en su equipaje calentadores. Es la segunda vuelta y apretamos de lo lindo pero enseguida noto algo "raro"... sigo apretando y apurando lo que puedo. En la famosa bajada la cosa va bien pero apuro un poco más y noto que casi hago tope de horquilla, se me mueve media moto, a la vuelta siguiente igual, pero eso no me preocupa mucho, hay otro tema, en las rectas noto que la moto no anda igual.. no sé si es una paja mental mia o sucede algo... una vuelta más tarde me empieza a ratear en varias curvas.. empiezo a preocuparme en serio. En la recta de meta esta vez me pasan más facilmente, no lo entiendo, no es que no ande la moto pero anda menos que en el libre, eso está claro. Un momento "interesante" de la tanda: Eti el valenciano (que al final conseguiria la pole) nos pasa por dentro limpiamente a otro corredor y a mi donde termina la bajada, madre mia, ¡como va!, parece que va con su antigua 125 de GP, fabuloso. Luego hablariamos de ese momento. Termina el crono, estoy un poco reventado, lo he dado todo, casi me cuelo dos o tres veces pero no quedaba otra opción. El que se coló una vez de una manera divertida (¡para los demás!) es Fer, este gran hombre con su Impala roja (que también saldría en 4T con su Sanglas). Resulta que llegando (otra vez) al Sacarcochos, adelantando a otros dos pilotos mas lentos, otro piloto y yo vemos como su Impala nos pasa como un cohete por la derecha ¡a los cuatro!.. me da tiempo a pensar aquello de "tio, ¡si tienes manos para meter ahora la moto en la curva olé tus cojones!", pero no, se hace un recto para no comerse las balas de paja... luego lo comentariamos en tono jocoso. Poco más que contar. Paro preocupado, hablamos. Me dicen que he picado peores tiempos... Miramos la bujía, sale muy fina.. yo personalmente no lo entiendo, pero cuando comento que noto que la moto anda menos.. mi padre nos hace levantar la Ossa en vilo un instante y hace girar la rueda delantera... ¡está frenada!... ¡las zapatas se han dilatado!... se me queda cara de tonto... otra cosa que teniamos que haber cambiado semanas antes quizá, ¡qué oportuno que suceda ese sábado! ¿Quizá tuvo que ver que tensamos el freno entre las dos mangas? posiblemente.. Bueno, a casi todo el mundo algo le pasa. Nos tocó una china un poco más gorda. El tiempo está lejos del marcado en el libre, es un lentorro 1,36, cuatro segundos más lento, me da mucha rabia pero la evidencia es la evidencia, otro año será... Mi padre, que no es amigo de derrochar piropos, más tarde, me dice con cara seria que iba bien, que seguro que me hubiera clasificado de no haber pasado aquello... Me lo tomo como un comentario a tener en cuenta, para nada un cumplido. Quién sabe...

Llegan Marco y Meli, ¡por fin!, comentamos la jugada, él lleva muchos años sin pasar por aqui, sabe apreciar lo que vemos en cada esquina. El domingo alucinará cuando detecte una moto "clásica" con caja de cambios cerrada... Llega también esa gente chula del sur, Dani, su chica María, Pedrito.. al rato, por fin, veo a Iván (que no conocía la prueba y está alucinado), a Daniel Pisabarro de alli, de La Bañeza, a los indios, Sergio y Bego, etc... solo falta Valentin pero vendría al dia siguiente desde Asturias...  Todos estos encuentros consuelan el ánimo. Tengo una sensación agridulce en la cabeza pero es lo que hay..., quizá no teniamos que haber tocado nada entre los dos entrenos. Al final descubrimos otra cosita: he debido reventar un retén de la horquilla, se escape liquido, las marcas de las apuradas asustan un pelín de hecho. Bueno, esas barras habrá que tocarlas este invierno... un buen ajuste de sus pasos internos, cambio de aceite y cortar muelles para endurecerlos.. pueden pedirte unos 150 euros, merece la pena, yo no fumo, eso se lo gastan algunos en tabaco al mes, ja,ja....

 
Llega la noche del sábado. Muy entrentenida la velada pero con un frío que jamás habiamos pasado allí (¡cenamos con las chaquetas puestas!). Luego bajamos algunas calles para ver el concierto... pero ojala hubiera tenido motivos para pasarla durmiendo, pensando en mi carrera del domingo, pero no pudo ser. Volviendo a casa, en la furgoneta me preguntan si merece la pena vivir todos los sinsabores previos, todas las semanas de pequeños preparativos, tantos recados, tantas horas robadas al sueño o al ocio... y la gran pregunta, qué se siente dando vueltas al mítico circuito. Y esa última pregunta es la típica cuestión que yo preguntaba de joven a los amigos pilotos que participaban en alguna prueba. Pues la respuesta, que suelo guardarmela para mi, es la siguiente: al margen de tus manos, aquellos minutos de placer y desafío personal son tan intensos y emocionales que no sé muy bien describirlos. Vives en esos minutos con la obsesión de ser rápido, de hacer lo que más te gusta de manera correcta, negociando los ápices de las curvas sin llegar a tocar las balas de paja, acelerando hasta con las tripas cuando giras la muñeca, concentrando todas tus energías en la cercana lejanía de la siguiente curva, disfrutando y sufriendo, olvidando todo lo demás, hasta el mundo que te rodea por supuesto.. En esos intensos minutos solo hay un objetivo y todo se reduce a cuestiones muy simples de formular... Es una satisfacción tan enorme cuando salen las cosas bien y un chasco tan crudo cuando no es así que cuando dejas atrás esas vueltas todo te parece lento, aburrido y demasiado seguro. Cuesta "resetearte"... y lo digo con modestia y sin exagerar.
 
¿Qué mas contar de esta prueba ya casi legendaria? que hubo mucha gente, mucha. Comentaron días después que llegamos a los 60000 asistentes, ¡qué pasada!, ¡más que algunos GPs! Un deseo absurdo pero lógico: ¡ojala se celebrara esta prueba cada seis meses!, qué caro salen los errores... Eso sí, que se olviden de esta prueba las federaciones (y Dorna, ja,ja), que dejen el evento en sus actuales manos... no necesitamos mucho más, un diez a la organización.

Las carreras del domingo fueron bastante explosivas, y con algún incidente. En 2T se bajaron los tiempos de una manera brutal, especialmente Sergio Fuertes, el vencedor, después de remontar, bajó en ¡tres segundos! el record del circuito, picando un alucinante 1,17,602. Ningún piloto pudo hacerle sombra...salvo el gran Eti con su Bultaco voladora. Los demás punteros, a un par de segundos mínimo. En 4T tuvimos una animada carrera con la satisfacción de ver ganas al veterano Múgica que con sus 60 y pico años volvió a ganar una carrera en La Bañeza después de.. ¡¡35 años!!, ¡esta mágia solo se encuentra aqui! Mala suerte para nuestro admirado Jorge Quirós. Cuando disputaba la victoria con Múgica tuvo algún problema que le relegó a una lejana novena posición final.


Y por último, el plato fuerte, las motos de GP, palabras mayores, con unas medias entre calles que pocos se creen hasta que las ven en acción. En el ambiente flotaba la doble tragedia de Laguna Seca, luego fue emocionante vivir el homenaje a Bernat Martínez y a Dani Rivas. El hermano del primero, Alex, quedó segundo en la categoría de GP (dorsal 32). Verle rodar solo unos dias después de la tragedia ponia un poco la piel de gallina. Por fortuna, sin duda sintió el afecto de todos los presentes. Fue duro seguro, pero pienso que tanto calor humano le vino muy bien. También hay que mencionar la presencia de un miembro de la saga Dunlop, ¡sí, sí!, Sam Dunlop, sobrino del mítico Joey, que corrió por primera vez aqui, un poco despitado, y con unos settings poco adecuados por lo visto (terminó el quince). Pero volverá, dijo. De Pedro J. Vellaspi ¿qué podemos decir?, grande, original, único... el mejor speaker que podría tener la carrera... y hasta se declaro a su chica en linea de meta después de terminar las carreras, micro en mano, rodeado de todo el gentío, ¡momentazo!

Lamentar la mala suerte que tuvieron Champi (sobre todo con la Ducati, ¡se le paro en la salida el domingo!) y Edu, con el choque que tuvo en la recta de meta... Xose sí se clasificó y creo que se lo paso pipa. No quiero terminar sin mencionar a más buena gente que pasó por nuestro chiringuito. Los amigos de AMZ (Conchi, ¡no te pierdes una!), de Motorock, Marta Fernández, etc, etc.. y por fin, otra vez, nuestro querido amigo Luis Dios. En general, ¡cuanta gente anónima pudo acercarse y hacerse fotos con la Ossa!, si hubiera cobrado un euro por barba, je,je... Y como colofón, el domingo fue todavía más especial cuando nuestro estimado Mudo consiguió reunir facilmente siete, ¡¡siete!!, Luises para esta foto que os pongo aqui (entre ellos, agachado, Luis Rosón, viejo compañero de aventuras de mi padre, ¡llevaban tres décadas sin verse!):
 

El domingo desmotamos la carpa y los valencianos recogieron todos sus bartulos. Se barrió la acera, la calle... los sonidos de los tubarros quedaban atrás... A veces pienso que estamos un poco locos, que somos unos ingenuos.. ¡mira que acudir nosotros a esta cita, donde ser reunen los mejores del país!, tiene "delito", solo hay que ver sus despliegues, su talento, sus tablas, sus motos... pero, la verdad, mientras no hagamos el ridículo volveremos a intentarlo. Ya queda menos para que todo cuadre bien, incluso este invierno quizá podamos practicar y rodar más y mejor... Si no se tuerce nada a nivel personal estoy totalmente convencido que llegaremos a nuestro objetivo. Antes se hiela el infierno que perder las ganas... Gracias a mis amigos, a Luismi, Mudo, Carmelo, a mi padre... todos echándome más de una mano, gracias a todos los que nos animan y a todos los que hacen posible esta fiesta irrepetible en tierras leonesas.


Campeones de la carretera...



Hace como treinta años, en una de sus fantásticas Cintas Americanas, el gran Dennis Noyes rememoraba sus viejos tiempos en Inglaterra, entorno a finales de los años sesenta, cuando sus temerarios amigos competian en circuito y por carretera abierta con sus monturas británicas, llenas de personalidad, averías y singularidades. Se hacia una bonita reflexión sobre las prestaciones de aquellas máquinas (y las heroicidades de sus valerosos jinetes) y las prestaciones que él comenzaba a disfrutar en los años 80 probando poderosas japonesas como la Yamaha FJ1100 o alguna Ninja gorda, con sus cifras y tecnología casi galácticas, nada que ver unas con otras (por mucho que en ocasiones se empeñara en pensar que eran una "continuidad" de los modelos británicos pero mejoradas). Titulaba aquella fantástica Cinta con la lacónica frase "No es época de héroes".

El cambio de prestaciones que existía entre las motos de ambas épocas marcaba la diferencia. Con las primeras, basicamente modelos de marcas inglesas, auténticas monturas con alma, con prestaciones limitadas y mantenimiento by owners, la idea de exprimir todo el potencia del motor era algo habitual y hasta "lógico" dentro de la cabeza de aquellos aguerridos motoristas de cuero negro y casco Cromwell (o sin casco directamente). Sí, aquellos héroes del famoso Ace Cafe de Londres por ejemplo. Daba a entender Dennis que, al fin y al cabo, aquellas velocidades, aunque muy meritorias pues el resto de la moto apenas acompañaban (frenos, chasis, suspensiones) eran más o menos asumibles y disfrutables por el común de los mortales con pocas neuronas, lo cual no resta ni un ápice de mérito a conseguirlo... porque habia que tener valor para exprimirlas en aquellas carreterillas con suelo húmedo y tráfico algo caótico. Personajes reales de los comics de Joe Bar. Sé que me entendéis. Esa esencia era magnífica; luego, ahora también, legendaria.
 
¿Tenía Dennis razón?, ¿con las motos modernas que tenemos podemos emular de alguna manera a aquellos valientes de cuero negro y mirada temerosa? La respuesta que me surge es rápida y tajante: no. Y no hablo solo por nuestros actuales pepinos, hace diez y veinte años contestaría lo mismo. ¿Dónde puedes exprimir tu japonesa de cuatro cilindros de casi 200 CVs? obviamente, creo que en un único paisaje; un circuito. ¡Y a veces ni alli!, dudo que puedas alcanzar el límite, en circuitos como Cartagena o Albacete, de alguna SBK de litro actual. Asi que imagínate estrujar de verdad tu Fireblade, tu Ninja, tu Panigale o tu S1000RR en carrete abierta... como hacian con sus motos aquellos británicos tan auténticos. Da igual que existan rectas largas por ahi y que te juegues ir al a cárcel, es fácil subir unos instantes a, por ejemplo, 240, pero es que las motos grandes de ahora corren bastante más... Serán tan pocas las ocasiones y tan peligrosas que hasta el más tonto se dará cuenta que no compensa. Además, ya sabemos el dicho que rima (el pareado de motores y cojones), por lo que nuestra atención, sabiamente, esta casi siempre enfocada en las curvas, ¡como debe ser!



Y ahora vamos a seguir jugando a las adivinanzas o suposiciones. ¿Podemos estrujar a tope nuestra moto en carretera abierta con cierta frecuencia? Viajamos en el tiempo y retrocedemos casi veinte años. Tomamos entre las piernas la primera y salvaje R1 (la de carburadores y nerviosa dirección) e intentamos exprimirla a tope en carretera abierta.. ¿cuantos segundos lo consigues? (Si es que lo consigues).. está claro, también terminarás en la cárcel, en el hospital o en la morgue. Prueba con una ligera CBR 900, o una Ducati 916... el resultado será calcado... con tanta tecnología y tantos avances y seguimos sin poder gozar de ese privilegio que tuvieron aquellos tipos de cuero negro...

Volvemos a dar al botón del pasado y viajamos a los primeros años noventa o finales de los ochenta. La Tomcat o las primeras ZZR1100, las queridas EXUP, la venerable CBR1000F, la salvaje GSXR1100 por poner modelos conocidos... vale que alguna de ellas se picó con un tren de Alta Velocidad al que ganó... o con algún Porsche.. pero hay lo que contaba sobre todo eran las medias de velocidad mantenidas, no tanto la velocidad punta de cada vehiculo... además, en mi opinión, fue el canto de cisne, la última ocasión publicable en que vimos que las locuras (en gotas mesurables y asumiendo algunos riesgos)todavía eran posibles. Pocos años después, aquella prueba hubiera sido simplemente imposible de realizar, casi de concebir... Está claro, salvo algún profesional muy cualificado, pocos exprimiamos aquellas motos habitualmente.. normal, ¡no habia sitio!, no habia tantas autopistas o autovías, ¿te imaginas a 260 por las carreteras de la sierra?, ufff... ¡a mi al menos me cuesta mucho de imaginar!, y eso que en aquellos días mirábamos a lo negro y no tanto a las cunetas como ahora...

No hace falta insitir... como decía al principio, Dennis comparaba las viejas glorias británicas con novedosas japonesas de alto postín, auntenticas motos rápidas para la época y casi para las restantes... intentó engañarse pensando que eran la mismas motos pero mejoradas pero no, eran algo más diferentes, era penetrar en otro dimensión.. en la dimension de prestaciones realmente altas, de película, de carreras, de pilotos y mecánicas de altura... y el sueño, el viejo sueño de ser campeón en la carretera (esta es expresión mia), de volver a casa y soltar sin mentir "¡he puesto la moto a tope un buen rato!" se iba diluyendo porque era, basicamente, inviable...



Relacionado con todo esto, terminaré este post contando dos anécdotas personales, dos 'SMCG'  ('sucesos motociclistas cercanos a la guadaña') vividos hace unos pocos años que pueden ilustrar estas reflexiones.

El primer 'SMCG' (que no lo fue tanto, pues no hubo perdida de control) sucedió en la recta de atrás del bello circuito de Motorland, la recta más larga del trazado. Estábamos rodando varios amigos bajo los cielos tranquilos de una mañana de otoño. En un momento dado, después de una tanda de calentamiento, quise ver por fin el limite de mi moto, la Infinita (para quién no la conozca, una Fireblade del 2009), ¿qué mejor lugar que un circuito rápido? Pues nada, esta vez apuré la sexta mientras me agarraba con fuerza a los semimanillares (Carlos Morante odia que se piense en eso de "agarrarte al manillar", no son asas, dice siempre en sus cursillos pero, creo yo, que a veces hay excepciones). La pista despejada, pocas motos en aquella recta, comienzo a acelerar a saco. Mientras observaba como subian rapidamente los números digitales del marcador sentí por primera vez lo que era volar a ras del suelo. Conste que nunca había tenido una moto tan rápida. Y sí, por fin vi el número límite de mi marcador digital, los "299"... ¡¡pardiez!!.. Lo curioso fue el epílogo de esta pequeña prueba que apenas duro unos segundos. Cuando pensaba que era el ser más rápido del planeta (en las rectas, ja,ja, que solo estamos hablando de "pruebas de aceleración") me paso una "Merkel" niquelada que todavía no calculo a qué trapo pudo abrasarme.  Unos metros más tarde comenzamos a frenar con todo lo que teniamos a mano y casi me voy largo por mirar al cabrón que me arrancó las pegatinas. Luego, de peatón, pensé una y otra vez a qué velocidad me había podido pasar aquel cohete blanco y, más importante, qué sentido (si tenia alguno) tenia correr a esas velocidades... si donde disfrutamos es en las curvas, lentas o rápidas. Todo eso ubicado en un circuito, asi que... ¿qué hago con el motor de mi moto por carretera abierta? ¡Disfrutarlo, por supuesto, sí! pero de eso a exprimirlo realmente a tope... ¡hay un abismo! ¡No, no podemos emular a aquellos británicos de cuero negro!


Segundo y auténtico (y emotivo) 'SMCG' (de estos últimos años). Una mañana que salimos con los amigos de Pinto para dar un buen rulo, el bueno de Antonio me brinda la posibilidad de rodar con su preciosa S1000RR. No puedo resistirme. Intercambiamos motos y ponemos rumbo hacia las curvas de Chinchón (quién conozca la zona de la Vega, al sur de Madrid, sabra valorar mejor esta historieta). Imaginaba que aparte de correr mas que mi Fireblade frenaria y se movería mejor. Era una moto extrañamente hermosa, blanca, de mirada guiñada y componentes de lujo. ¡Qué inocente! no solo frenaba muchisimo (tanto que me advirtieron previamente que lo hiciera con un solo dedo) sino que enseguida noté que era una moto espectacularmente ágil, intuitiva, como de carreras. No tanto por su peso, parecido al de mi moto, pero sí por sus geometrias y chasis. Pronto descubrí que era más fácil de meter en curva de lo que mi modesto cerebro podía concebir. Los primeros veinte minutos fueron un desastre, y de infarto, las dos cosas. O frenaba muy pronto o casi me iba a por uvas. Por primera vez en muuuucho tiempo tenia el corazón palpitando a todo trapo, sin exagerar. La moto inclinaba más de lo que sabía, de las curvas saliamos como un auténtico cohete a ras del suelo, los ojos abiertos como platos, las manos algo sudorosas, las piernas en perfecta pose de ataque... Me pase un buen rato rectificando y aprendido lo más básico... ¡¡menuda coleccion de trazadas malas y golpes de gas añadidos para llegar a las curvas!!.. de pena aquellos primeros minutos, de traca... no me podia creer que frenase tanto. En una ocasión casi hago un invertido, mala cosa, y eso que recordaba lo que me habia dicho su dueño, roza los frenos con un dedo, no más. Fin del primer acto. Paramos en una glorieta para esperar al pelotón e hice un breve balance. ¡Néctar de los dioses!, aunque empecé a vislumbrar una dura realidad que luego explicaré. En pocos minutos reanudamos el paso y empecé, poco a poco, a rodar mejor, más coherente y más seguro. Las palpitaciones cardiacas apenas bajaron pero por otro motivo: el disfrute y el orgasmo on line comenzó de verdad, ¡por fin! Mi cabeza pensaba que llevaba una 600 muy vitaminizada pero no, era una 1000. También creía que llevaba una moto de carreras, pero no, en teoría es una moto matriculable... media hora después ya eramos medio amigos y cabalgamos decentemente, sin hacer trazadas raras ni cosas por el estilo. Llegamos a un grupito de 600s y sin querer pasé a alguno de manera prudente y limpia, comodamente, sin apurar. Por un momento, ¡peligro!, te sientes un piloto de verdad, ¡cuidado con esos atracones!, ¡no hay que bajar la guardia!

No pequé de fogoso pero era completamente imposible no gozar aquella ruta con semejante pareja de baile. Solemos exagerar a veces nuestras impresiones cuando describimos una experiencia o relatamos una buena mañana de curvas pero no es el caso, aquello estaba siendo y fue BRUTAL. Salvo los primeros veinte minutos donde era la moto quién me llevaba y dónde estuve a punto de salirme fuera de lo negro mínimo dos o tres veces, la siguiente hora juntos fue una pequeña melodía de felicidad que nunca he olvidado. Solo os diré otro dato antes de la "verdad" que descubrí aquel día... cuando después de comer en Zorita de los Canes  tuve que volver a casa con mi Fireblade (alguno se reirá o pensará que estoy fumado, exagerando) no disfruté nada... me parecía una moto pesada, algo torpe y más lenta de reacciones... lo cual no era ninguna fantasía pues, en frío, diría ahora mismo lo mismo. Tardé más de una hora en volver a mi "chip" habitual. Lo malo de probar el paraíso es que luego tienes que volver a la realidad... Con el tiempo, a partir de esa experiencia, lo tuve claro, es "la verdad" que quería mencionar hoy: Mejor que no me toque la lotería, porque aquella BMW seria la primera que me compraría... y mejor porque también sé otra cosa, es posible que me hiciera mucho daño con ella más tarde o más pronto, y no porque sea una moto peligrosa, ¡para nada!, sino porque me faltan manos para sacarla verdadero jugo, para llevarla como haría un piloto profesional. Sé que, antes o después, intentaría buscarla las cosquillas y en alguna ocasión podría cruzarse un problema en mi camino.

Pero también sé otra cosa (la tercera en secuencia, ¡chaval espabilao!)... ¡¡quién sabe, si me toca la lotería... quizá me coma estas palabras y me la compre...!! (espero que venga con un ángel de la guarda incorporado).

La última conclusión está cantada, es la siguiente: Nos superan muchas motos, desde hace muuchos años (hablo de los simples mortales). Sí, Dennis tenía razón. Los años ochenta ya no era época de héroes, ¡ahora menos! Los años ochenta fueron maravillosos y nos trajeron motos maravillosas que muchos todavía adoramos pero, a pesar de ello, de la moderna tecnología y de las carreteras actuales ya entonces apenas podíamos gozar de ese privilegio que tuvieron aquellos europeos de los años sesenta y setenta, aquellos jinetes de cuero negro... el privilegio de apurar al máximo sus monturas en carreteras abiertas, en ser auténticos campeones de las carreteras.

¡Qué San Brembo nos acompañe y vigile lo que se le escapa a nuestro cerebro! Nos vemos en los bares y en la carretera.


EPILOGO: Quizá algún amigo piense que es hora de disfrutar de la moto desde otros enfoques. Estoy de acuerdo. Sobre gustos, además, no hay nada escrito. Os pongo un buen ejemplo, la preciosa Royal Enfield 535 que ya está a la venta, como la que me cedió gentilmente Tomás de Super7moto.com para realizar una pequeña prueba hace algunas semanas. Pinchad aquí si queréis leer esa experiencia, del todo distinta a lo descrito antes, justo en el otro extremo, pero también muy interesante y llena de momentos con alma.





GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...