Isla de Man, una vieja historia (parte 1)



Me atrevería a decir que todos tenemos alguna aventura, algún viaje pendiente guardado en el corazón, archivado ya desde niño o desde otra edad más madura. No hablo de esos grandes sueños relacionados con el mayor logro personal, esos sueños de llegar a SER… lo que sea, no, me refiero a esas otras metas más realistas y en ocasiones viables: viajes y aventuras en alguna parte del mundo. En mi caso, aparte de otras cuatro que tengo en mi listado dormidas aún, guardo desde mi adolescencia la idea de visitar, al menos una vez, la mágica isla del motor que todos conocemos, la isla mágica de los gatos sin cola, “La Meca” de todo motociclista de pro, sí, ¡la Isla de Man!

Después de dos intentos fallidos (el último en el 2008, cuando Steam Packet ¡me devolvió la mitad del importe de los billetes del ferry! al contarles el motivo de mi cancelación, ¡¡detallazo!!) la verdad que raro ha sido el año que no evaluaba, sin demasiadas esperanzas, las posibilidades de viajar a la isla al año siguiente. Hace dos veranos ya no lo pensé, concluí que quizá en unos pocos años las circunstancias familiares y económicas podrían volverse propicias y facilitarme la escapada... Pero mira tú que, en plenas navidades del año pasado, un poco también a la estela de lo que comentamos y vivimos en nuestra página de "Grillaos del TT" en el Facebook (ya somos más de 4200 miembros), mi amigo Juan Vegas y yo charlamos acerca de cuando podríamos viajar a la isla de una vez. Surgió una variante: si era dificil acudir al TT de mayo-junio podriamos optar por conformarnos con viajar a finales de agosto y vivir el Classic/Manx, de hecho, ¡no sonaba nada mal!, por mi parte lo seguia año tras año y veía que las motos que rugian me atraian más que las modernas. En cuanto a pilotos, aparte de los newcomers del Manx también salian muchos punteros y veteranos del TT. Tenia clavada la imagen de Michael Dunlop con una Suzuki con los colores de Heron-Texaco ganando el Classic del 2015..., sobran comentarios ¿verdad?


La ventaja de elegir este evento en lugar del TT es que a nivel de reservas y precios es mucho más factible hacerlo realidad (al menos para nosotros). Asi que nos líamos la manta a la cabeza y visto que no teniamos tanto tiempo libre como para poder subir en moto (¡como San Glas manda!) decidimos que podriamos ir en avión ahorrando así además varias jornadas. Seriamos dos parejas, sin niños, ¡la idea prometia bien! Realmente quién empujo el proyecto fue Juan, hasta el momento de hablarlo con él a mi no se me habia ocurrido en serio la oportunidad de intentarlo en el 2018. En todo caso, viajar hasta la isla sin moto me rompía el corazón, pero debía olvidar mis viejas ideas grabadas a fuego, la disyuntiva estaba clara: o elegiamos esta opción o nos quedábamos pasando calor en el barrio. En mi caso, al menos, pienso que fui práctico, olvidé mis preferencias y, después de decidirlo en casa, dimos el paso de reservar con Easy Jet dos billetes para agosto. Como era diciembre el precio de los vuelos era realmente asequible. Volariamos hasta Liverpool dónde cogeriamos el tipico ferry de los  colegas de Steam Packet, alojándonos en algún hotelito barato de la bahía de Douglas cuatro o cinco noches. Fácil...pero ¿llegariamos realmente? El contador se puso a cero y todas las semanas surgia esa pregunta agridulce... ¿lo lograriamos, seria capaz de llegar a la isla esta vez? Por si acaso, no me hacia demasiadas ilusiones... En el peor de los casos perderiamos los billetes de avión y parte de la salud por el disgusto, "nada"...

Tenia tan poca fe en llegar que durante todo el año apenas se lo dije a nadie, no porque fuera un secreto sino porque no terminaba de creermelo, así de simple. El alojamiento de Douglas también resultó barato y podía cancelarlo incluso pocos dias antes de la fecha elegida. Lo reservé en primavera, espoleado y algo nervioso porque el verano llegaba... Gracias a esta disparidad de reservas en el tiempo el palo económico fue muy suave. Además, sabiendo como se las gastan en los desayunos allí calculaba que poco ibamos a gastarnos en comida. Con oler la gasolina, ver muchas motos en marcha y disfrutar de algunos tramos míticos me conformaba... (miento, ¡también esperaba gastar algunas libras en los pubs!)


¿Por qué tan nervioso? Bueno, como muchos sabéis, era una vieja cuenta pendiente. De niño escuché en casa tantas veces las míticas gestas de Mike Hailwood y Santi Herrero que enseguida me llamo la atención lo que se cocía en aquella isla vikinga año tras año. Sin duda la magia que allí parecía que se respiraba daba la sensación que multiplicaba las sensaciones que había vivido como espectador en Montjuic y en otros trazados urbanos... añadiendo muchas millas de recorrido y mucha velocidad media en cada vuelta, ¡increíble!  (En Motjuic, en 1985, al menos habia visto correr y ganar a Joey en la carrera de F1 previa a las 24H, una carrera salpicada por un grave accidente múltiple en la recta del Estadio, accidente que dejó en coma al mítico también Tony Rutter. Aqui una foto de nuestro amigo Gregg capturando a Dunlop en el parque, camino de la victoria):


Mucho después, a mitad de la década de los 90, pude hacerme con algunos vídeos en VHS sobre el TT, editados por Duke. El impacto fue brutal. Siempre lo cuento, y así fue, verídico y exacto: compré el vídeo de la edición de 1994, aquella en que Robert Dunlop casi se mata al desintegrarse la llanta trasera de su Honda... Llegué a casa y meti la cinta en el video y al rato vi unas imágenes impactantes, on board, que no entendía del todo. Las veía sin sonido, en ese momento no estaba activado el volumen de la tele, y no entendía bien... ¿Qué pensé yo? que el video no estaba en Play. Por la velocidad de la moto, o mejor dicho, viendo la velocidad a la que pasaban las casas y los muros por cada lado, pensé honestamente que veia el metraje a cámara rápida, con el Play y el FF pulsados... ¡¡pero no!!.. cuando activé el volumen me di cuenta que estaba viendo "la realidad"... ¡pero cómo podía ser cierto aquello!, ¿qué velocidad era esa?, ¡cómo podían cruzar pueblos y campos a semejante trapo!.. no me lo podía creer. Tardé minutos en procesar aquellas imagenes, estaba claro que todo aquello iba más allá de mis expectativas. El corazón me había dado un vuelco notable.. y ojo la de carreras a pie de pista que ya habia visto en mi vida. No podía imaginar ni por asomo que 22 años más tarde el corazón volvería a golpearme con fuerza cuando descubrí la primera moto bajando Bray Hill como un cohete (era una ZXR)... Tenia que haber gritado de coña "Recalculando" en lugar de "¡hostia puta!"... sin exagerar, la carne de gallina y el "infarto" fue global en los cuatro, porque sabiamos que pasarian rápido pero una cosa es saberlo y otra muy distinta.. ¡verlo! (Aquí la foto que conseguí hacer una vuelta más tarde al "elemento", con el corazón un poco más calmado, ¡unas 2000 vueltas por debajo de la linea roja que habia alcanzando veinte minutos antes!)


Pero retrocedamos un poco para ir contando lo más reseñable en orden cronológico. Quizá la información que os de en estos post os facilite vuestro primer viaje a la isla, ¡quién sabe!

Volamos sin problemas, y puntuales, hasta la cuna de los Beatles, Liverpool. Si no vas a hacer turismo por la ciudad (¡menuda marcha tiene!) una opción muy cómoda es dormir en el hotel que hay justo frente al pequeño aeropuerto, ¡solo hay que cruzar una calle!, es el Hamptony Hilton Liverpool John Lennon Airport. En medio te puedes hacer una foto con un "Yellow Submarine" que aguarda a los turistas en la acera. Obviamente autobuses hay alli mismo, y muchas lineas. Estaba claro que hasta la zona de los ferrys montariamos en alguno de ellos a la mañana siguiente.




To Be Continued...

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...