Gredos en vena


Con la primavera llega el buen tiempo y para muchos nuestra estación favorita... cuando es primavera de verdad, no tanto cuando es el caos climático que ultimamente parece dividir el año en solo dos estaciones... Con la primavera llegan nuestras queridas Road Races y, por aqui, salvando las distancias, nuestras escapadas multitudinarias de dos o tres depósitos por zonas agrestes. Entre ellas tenemos a mano la sierra de Gredos, zona situada (para quién no lo sepa) entre las provincias de Salamanca, Cáceres, Ávila, Madrid y Toledo, con un número de carreteras justas, ni muchas ni pocas, y un conjunto de paisajes, en cantidad y calidad, realmente admirable. Para los moteros más aguerridos sin duda representa, también, una zona "racing" porque el trazado se presta a celebrar bonitos rallys y piques comedidos, aparte de innumerables excusas para parar (si hay ganas) gracias a sus buenos miradores, mesones y bares. Las patatas revolconas, por ejemplo, son el "aperitivo" de la zona, habitual en nuestros descansos. El caso es que todos los años montamos tres o cuatro salidas "oficiales" por allí y hace menos de dos meses arrancamos el primer "Gredos Trophy" de este 2017. Fue el domingo 12 de marzo y, al final, nos juntamos casi dos decenas de amigos para la excursión ...y para comer en Candeleda, localidad escogida esta vez para terminar el recorrido.

Sin madrugar, quedamos en el conocido mesón del Puerto, justo antes de la gasolinera de Pelayos de la Presa, pasado el río Alberche. Yo venía de Robledo de recoger a mi amigo Juanmi, después de tener que apretar un poco más de lo debido cuando dos S1000RRs intentaron fundirme pasado Navalagamella. Hacia muchos meses que no se veían mi Fire y su preciosa Gixxer 750, pronto llegamos al punto de salida, el mesón. Y pronto también empezó a llegar gente como Curro y su famosa Bimota Gobert. Al final, ¡carajo!, menuda parrilla formamos..., por un lado los amigos del M.C. El Foro, por otro los habituales, sin olvidar algún insigne elemento imprevisto como el bueno de Veneremos y su eterna CBR600 del 93, etc, el caso que empecé a contar y parecíamos casi un pelotón ciclista, ¡qué éxito de convocatoria! Destacar que por fin volvíamos a ver a Marco & Meli y a los toledanos LuismiTT y David.

Los grupos muy grandes no me gustan pero en este caso, todos "mayorcitos", no supuso ningún problema. De manera natural se formaron al final dos grupitos de marcha, uno más alegre, otro más reposado. Como sabíamos dónde íbamos a parar no hubo ninguna "llamada perdida"... Qué decir de nuestro conocido circuito serrano... antes de llegar a la primera "meta volante" volvimos a gozar del tramo "hot" que arranca al final de El Barraco hacia la pedania de Venta del Obispo. Unos cuarenta y tantos kms que siempre nos hacen disfrutar de lo lindo por su divertido trazado y su escaso tráfico. Yo iba detrás de Marco y Luismi, a cierta distancia, a un paso mucho más tranquilo, pendiente de mi chupa que se me levantaba por los riñones (grrr...) mientras veía las evoluciones de Veneremos (en el lugar más inesperado se puso a adelantar, ja,ja) o las de Lucas, etc... all right! En la Venta nos reagrupamos para el primer aperitivo de la jornada, el típico del lugar y de la comarca, ¡las famosas patatas revolconas comentadas antes! Desde allí se dieron la vuelta para casa Juan, Veneremos y Juanmi que tenían otros compromisos que cumplir, ¡una pena!, qué menos que agradecerles su presencia, en especial a Juanmi, al cual no veíamos hacía muuuucho tiempo. Nuestro viejo "Cariñoso" tiene tanto mono acumulado que vino sin dormir, directo del curro, y se volvía a casa para echarse una siesta antes de volver a faenar por la noche, ¡grande!


Desde alli, a corta distancia, nueva paradita en el mirador del puerto del Pico, porque, lo conozcas o no, es un lugar tan mágico que resulta dificil resistir la llamada y no detenerse para contemplar la maravillosa naturaleza que nos rodea desde su atalaya, incluyendo la famosa calzada romana que se descubre facilmente a sus pies. Más fotos y risas bajo un agradable sol en el mirador.. enfrente el venerable hito pétreo que pone "29 leguas a Madrid".


Por fin arrancamos unos minutos después para iniciar esa espectacular bajada que si te la encuentras sin coches es... ¡¡todo un tramo road race!!, tanto que muchos aficionados (y me temo también agentes de verde) saben que es zona caliente los fines de semana. En este caso, un fotógrafo habitual de eventos moteros nos inmortalizó en una curva a izquierdas cuando estábamos terminando de bajar el puerto. Luego vimos las fotos en Facebook y algunas resultaron ser realmente fantásticas, especialmente las de Marco con su habitual estilo deportivo, con su chica en el palomar tan tranquila, tumbadita guapa, sí señor, ¡grandes!, lástima no llevar una cámara on board en mi moto, iba justo detrás durante aquel tramo, hubiera quedado de vicio ver la filmación luego. Ahi dejo la instantánea del dúo más racing que conozco...


Desde allí nos dirigíamos directos a Candeleda, después de pasar por la zona entretenida y algo insólita de Arenas de San Pedro con su serpenteante trazado estrecho lleno de curvas ciegas y con esa vegetación alta que casi no deja ver el cielo... Tuvimos una pequeña parada en esa zona verde que sirvió para reagruparnos y fumarnos un cigarro (bueno, lo del cigarrito aplicó para algunos solo). Justo durante esos minutos se nos unió el bueno de Juanki y su VFR (¡bravo!). Llegamos a Candeleda poco después y en la calle principal pregunté a un "autóctono" (el mejor GPS posible) donde se ubicaba el restaurante que había buscado semanas antes en internet (y del que tan buenas críticas leí)... sin dilación me indico dirección y distancia hasta el. El caso es que se encontraba a las afueras del pueblo, en la carretera, dirección Madrigal de la Vera. Metí primera y la comitiva siguió mi tranquila rueda confiando en mi sentido de la orientación (mmm...). Pasaron unos minutos de incertidumbre (por lo menos para mi) mientras miraba a ambas cunetas de la carretera intentando descubrir nuestro objetivo... al final no era una quimera, estaba donde me había indicado aquel buen hombre. Arboles frutales, terrazas, jardines y una carpa gigante donde terminamos comiendo 18 hambrientos motoristas. El sol aún lucía con fuerza.. quién nos iba a decir que pocas horas después un poco de lluvia y, sobre todo, un viento realmente fuerte complicaría la vuelta desde Piedralaves.


Asi es la vida del motero serrano, podemos pasar de un estado a otro sin sobresaltos... y con la panza llena se pasa menos frio si bajan las temperaturas, ja,ja,..  Agradecer a todas las "familias" reunidas su asistencia... nos volveremos a ver por Gredos en los próximos meses... la cabra (y más alli) tira siempre al monte... Gredos Trophy's Forever!


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...