Trazando fino (parte 2)

 

Llegamos de noche y con ganas al bar Paddock donde nos esperaban grandes amigos: Gregg, Helena, Toni y su hija Carme, ¡qué placer que te reciba una "parrilla" de lujo! Después de cenar, otro tramo urbano divertido, cruzando Barcelona siguiendo la estela de nuestros anfitriones, hasta la zona que linda con el Tibidabo. Sí, cerca, muy cerca de la mítica Rabassada... (cada equis años subimos por el antiguo trazado de la legendaria carrera en cuesta, siempre de noche, por cierto).

Al día siguiente comprobé la cadena y la engrasé de nuevo, gracias al práctico caballete es obviamente muy fácil. Son esos momentos plácidos en que tienes tiempo para mirar y deleitarte. Su estética me encanta, ni aburguesada, ni manga, ni excentrica, ni esquelética como su hermana MT09... para mi, muy lograda, en su justa medida, quizá demasiados plásticos, mmmmm, pero para gustos los colores... La versión rojiza de este modelo es preciosa y me encanta. La unidad cedida era más discreta y seria, azul gris o algo así... (me cuesta identificar con precisión algunos colores, ¡soy tio!)


Comprobé que la parrilla que tiene entre sus potentes faros es meramente decorativa, por ahi no entra aire. La pantalla, vista desde en frente es algo fea y extraña, una vez montado en la moto no tanto, y hace bien su función. Por supuesto, se puede regular. Las comparaciones son inevitables y aunque hay muchas trails asfálticas y sport-touring en el mercado, en mi caso la comparé un poco con la Tiger, no por el simple hecho de ser también tricilindrica sino, basicamente, por el genio de su motor y grado de polivalencia. La Tracer ofrece unos 115 CVs y es más ligera en peso que muchas trails de litro. Me esforzaba día tras día pero me costaba encontrar pegas al margen de la capacidad del depósito y algunos detalles nimios como la estriberas, eso sí, sin olvidar lo peor para mi de la moto: la vulnerabilidad de su motor y colectores de escape ante cualquier objeto que salte del asfalto, y, relacionado directamente, la escasa distancia al suelo.. ¡cuidado en los bordillos y en los badenes! El cambio de marchas es preciso y nada ruidoso, algo que yo agradezco. La potencia de frenada suficiente y, como dije antes, la suspensiones, más o menos resueltas pero mejorables. Está claro, la Tracer fue concebida para ir en tandem, con dos es más estable que con un jinete solo. Por fortuna, la larga horquilla (en recorrido) de la MT09 y su hermana, se comporta para mi gusto mejor en la Tracer, son más firmes que en la rebelde MT09, algo que no me gustó nada en aquella Yam pues su combinación de motor más rabioso y suspensiones más blandas, evidentemente, no tenia mucho sentido.

Pasaron las horas y por la noche nos acercarmos al circuito de Montmelo. ¡Gozada de 24H!, ¡lástima que no sea prueba puntuable en el Campeonato del Mundo de Endurance! Que yo recuerde, en Europa, solo hay dos pruebas más de 24H, en Francia, claro, ¿qué hacen los gestores de Montmelo para que no suceda esa homologación que muchos aficionados deseamos? prefiero no contestar, muchos tenéis claro que el dinero manda en todas partes, seria abrir otro melón distinto al que nos reune hoy... El caso que gozamos durante algunas horas de la magia de la resistencia, ¿hay motos de carreras más bonitas que las que llevan faros? ¡yo creo que no! Antes de irnos tuvimos el privilegio de acceder a la tribuna de "las novias", la ubicación más cercana a una curva, en este caso la de La Caixa. Espectaculares vistas... y sonidos. Personalmente, me hubiera quedado alli toda la noche junto a los amigos "Tortugas", perfectos guias que nos llevaron de un sitio a otro con su habitual arte y maestría pero ya eran casi las 3 AM y pensamos en los más jovenes de la "tripulación". Regresamos a la ciudad condal y dejamos a los pasajeros en casa. Quedaban tres motos en la calle: Gregg con en su mítica "moto-vaca" (una flamante K1200LT), su hijo con su CB500 y un servidor totalmente "traceado" en cuerpo y alma ya.

¿Y qué paso? que lo que yo creia seria un corto paseo hasta el garaje se convirtio en una de esas propuestas "road race" que siempre pasan con estos "delincuentes", y claro, como uno es un "alcoholico" no le puedes enseñar el "ron" porque siempre pica y "bebe"... Pues nada, que nos fuimos a hacer una Raba.. sin tráfico.. ¡y con el fresquito de la noche para que los motores respiren a pleno pulmón! El líder del grupo, Gregg, que lleva unos 40 años subiendo y bajandola, era el perfecto guía nocturno que cualquiera pudiera desear. Detrás, su vástago, que precisamente no va despacio, y el ultimo aqui un servidor (¡menos mal que llevaba gafas!, porque por la noche no veo un gato de escayola). Empezamos a tirar con alegría, bueno, al menos yo, ellos seguramente iban de paseo. Me di cuenta que era la ocasión perfecta para apurar la Tracer... La agilidad de la moto me lo dejo fácil en las curvas más técnicas, su impresionante motor también, saliendo de los angulos y abriendo gas a saco sin compasión. Aunque no conozco bien qué nivel de electrónica tiene esta moto os aseguro que cagando limones, a pesar del CT, en marchas cortas la moto tiende a levantarse un poco y lo consigue la mitad de las veces, normal, digo yo, pero claro como vivimos en la #&%$ edad de la electrónica lo mismo alguno indica que eso es un fallo de este modelo...¡bendito fallo! Aproveche la ocasión para hacer algo que me pedia el cuerpo, sacarlo del asiento, adoptar una postura nada trail, una postura que esta moto te incita de manera natural si empiezas a rodar con prisas y el asfalto te lo permite, como era el caso. Destacar su potente iluminación, mejor prueba dudo que pudieramos haber realizado pues aquella "rodada", como dije antes, fue en plena noche y en una zona poco iluminada.

Un buen motor, potente y con genio, siempre requiere unos frenos a su altura. Los de la Tracer parecen cumplir esa máxima aunque para mi gusto tendrian que mejorar el mordiente, por lo demás, aceptables. También requiere buenas suspensiones, en la Tracer se pueden mejorar, sobre todo de atrás, aunque no quiero dar a entender que me parezcan mediocres. Llegamos al Tibidabo y paramos para fumarnos un cigarro (bueno, el mio imaginario). Estando alli apareció un pequeño jabalí de los habituales de la zona. El pobre andaba muy despistado y se alejo pronto de las motos. Menos mal que no salió de una cuneta minutos antes... Bajamos más tranquilos y nos fuimos a dormir todavía con sabor a gasolina en el paladar, ¡jornada motera de casi 20 horas, un placer divino!


Amaneció el domingo y desayunamos con otro buen amigo, Tomás, ¡que ya tocaba!, esperando que volvamos a rutear juntos en un futuro próximo enseguida tuvimos que despedirnos y vestirnos de "romanos". La vuelta a Madrid fue por los Monegros (por la carretera vieja que une Lérida con Zaragoza). Mi heredera seguia tan campante, sin quejarse, disfrutando de la ocasión y con su habitual arte para ir de paquete. Sobra decir que a mi se me caia la baba. La tecera LF de la saga familiar quizá algún día sea una gran motera, el tiempo lo dirá...


Sí, el calor apretaba, el viento era cálido y las botellas de agua cayeron en cada parada. Volvimos a comprobar que esta moto tiene más aplomo con dos jinetes y, confieso, empecé a sentirla mia, en propiedad incluso, ¡chalao! Fue muy divertido luchar con el cierzo adelantando sin piedad cualquier lata de cuatro ruedas que me encontraba por el camino. Motor prodigioso, insisto, sus recuperaciones ayudan mucho, y de punta, ojito, que terminas facilmente en presidio. Otro tema a mejorar: la estabilidad a velocidades extremas. En mitad de aquel desierto tuve ocasión de comprobarlo varias veces pero, realmente, no es un problema grave si regulas bien las suspensiones. El problema en ocasiones es que no sabemos hacerlo y es más fácil echar la culpa a la moto de turno. De todas formas, lo dicho, es un punto de mejora para una futura versión de esta moto, modelo que imagino se venderá como churros porque su precio ayuda a decidirse.

Todo comienza y todo termina, empecé a sentir cierta tristeza, en dos días tendria que devolverla... me estaba gustando la niña... Llegué a la conclusión que este modelo será un muy serio candidato cuando deje mi Fireblade, ¿por qué?, por su innegable polivalencia, por la personalidad del motor, por su acertada parte ciclo, por su estética, porque corre pero vale de rutera... y porque su precio es muy razonable, ¿te imaginas si esta moto fuera BMW? ja,ja... no digo nada que me pegan. Me quedo con la preocupación que antes mencioné, esta moto tiene un problema serio con la distancia al suelo. De hecho, ya tuve un leve rozón en un garaje durante esos días sin apenas hacer nada raro. Aparte, los colectores de los escapes y los carteres están muy expuestos... Gasté diferentes momentos durante aquellos días pensando donde engancharia unas defensas para proteger el motor... no obtuve ninguna respuesta consistente (soy todo oídos).. un detalle que hace vulnerable a la bella Tracer hasta cuando subes o bajas de una acera...
 

Lo q tiene precio se compra...lo q tiene valor se conquista y se cuida. Con la Tracer seria un poco de todo. La huella que deja esta moto no dejará a nadie indiferente, imagino. Y como su nombre indica lo que más me gustó fue trazar comodamente pero con alegría las innumerables curvas que nos comimos durante aquellos días, y a lo largo de los más de 2000 kms que acumulamos al final en el viaje. Histórica escapada familiar para mi. Agradecer a mis grandes amigos "polacos" su hospitalidad, a mi hija su predisposición y buen hacer, y a esta amigable, noblota pero rabiosilla Tracer 900 su encanto particular, una moto que vale para todo. Salud y gasolina.

Trazando fino (parte 1)


Tenia ganas de contar esta pequeña gran historia, renglones inesperados en nuestro diario motociclista, agradables sabores picantes que ayudan a ejercitar el paladar de vez en cuando, casi como un "ligue" de verano, ahi va...

No sé vosotros pero opino que Yamaha lleva unos años lanzando unos modelos realmente magníficos, por calidad y originalidad, incluyendo algunas remodelaciones espectaculares como la última XJR 1300. Cuando surgió la insólita MT09 me llamo mucho la atención, sobre todo por el concepto de su motor y su escasa carrocería. Un día los amigos de Yamaha nos dejaron probarla por la sierra y el vigoroso nervio de su tricilindrico me dejó anonadado. Meses después descubrimos otra versión, una moto más completa basada en aquella, la Tracer. Me dije, ¡tengo que probarla algún dia!

La oportunidad surgió hace pocos meses. La idea era volver a la mítica Stella Alpina, en los Alpes, después de 19 años de ausencia. Por falta de tiempo y de equipamiento en la Tracer 900 prestada gentilmente por Yamaha tuve que cambiar de planes casi sobre la marcha, pero el viaje resultante dió bastante de si, más de 2000 kms en tres días por todo tipo de vías (aparte de la experencia semi-urbana de rodar dos días con ella por la Comunidad de Madrid). Comenzaré por el principio...

El bueno de Pedro me llevo en su Kawa a Motos Cortés (ilustre familia motociclista, cuyo taller, como sabréis muchos, está en Vallecas). Yo esperaba ver a Pedrito al volante del coche pero al ver su preciosa ER6 no pude más que pedirle otro favor: que me dejara conducirla hasta allí pues me aterra ir de paquete. Como en otra ocasión, con su antigua Fazer, accedió y tuvo que fiarse de mi. Llegamos pronto y, aunque ya había hablado de ello con el taller, comprobé decepcionado que la Tracer de pruebas, como me habian avisado, no llevaba ni siquiera parrilla para el baúl, mmm...... Comprobamos cadena, papeles, ruedas y algunos detalles más recordando que algo la habian mirado... aunque de una moto de pruebas tampoco te puedes fiar del todo. No tardamos demasiado en salir a la calle empujando la japonesa y hacernos un par de fotos gracias a una "voluntaria" que cruzaba por alli...


Al subirme en la unidad de pruebas (con escasos 1070 kms en su contador) pude descubrir de inmediato que gozaba de una altura considerable, perfecta para mi talla (1,81). Como sabréis, se puede regular tanto su asiento como su manillar pero no me hizo falta cambiar nada, todo lo dejé al final como me lo habia encontrado. La posición del cuerpo sobre la moto me pareció una posición nada forzada, erguida incluso pero más deportiva que en otras "trails"... ¿Por qué pongo trail entre comillas? pues porque, como descubriria enseguida, esta magnífica 900 de tres cilindros que tanto rememora a las legendarias TDMs de la fábrica de Iwata, puede ser varias cosas pero de trail tiene poco. No lo digo porque asi la quiera vender Yamaha (para nada) sino por algunos comentarios "de pasillo" escuchados estos meses y lo que podemos llegar a leer en alguna web especializada... La estética de esta moto no debe confundirnos. Claro que es una sport-touring, como bien dice el fabricante, pero con traje de trail asfáltica, correcto. Sobre el asiento, después de todos esos días, puedo afirmar que es más deportivo de lo que imaginaba, o sea, algo durillo, sobre todo cuando pasas varias horas encima aunque para tramos de duración media no hay nada que objetar. La posición semi-racing me encantó desde el primer momento y pega con el caracter del motor.

Los primeros kilómetros fueron interesantes, descubriendo un poco su electrónica. Sobre los mapas, el modo elegido casi siempre fue el STD (parecido al A; distinto al B, el más soso de los tres), esperando con ello saborear desde el minuto uno todo el potencial del motor. Como esos primeros kms fueron por ciudad solo pude comprobar el brío del tricilindrico saliendo de los semáforos, y que, sí, tenia bajos y medios, la esperada mezcla de un bi con un tetra más o menos. En general, me recordaba al motor de su hermana gamberra, la MT09, pero, efectivamente, un poco más dulcificado. Iba en reserva y llegue a casa un poco seco...

Al día siguiente por fin sali con ella para hacer unos cien kms interurbanos y, ¡mira tú que torpe!, confie tanto en el marcador de gasolina que me tocó empujar cerca de un kilómetro hasta la gasolinera. Sí, el marcador una vez llega a mitad de contador, y en los ultimos tramos, es algo impreciso. Fue culpa mia pero el amiguete no ayudó mucho. No pasa nada, este imprevisto me ayudo a valorar su peso en movimiento. Recordando la última SuperTenere me di cuenta que esta era más fácil de empujar. Una vez en marcha volvi a descubrir que su sonido es feo, feo, algunos dicen que por culpa de su pantalla. Ese escape no la hace justicia, debería estar prohibido por insulto acústico.., sin duda seria la primera cosa que cambiaria si tuviera una en mi poder. El tubo no trasmite nada, casi me recordaba a las malditas motos eléctricas...

Aquella jornada interurbana me permitio comenzar a valorar en serio su parte ciclo. Sí, muy ágil y aparentemente estable, aunque todavia no habia tomado curvas rápidas con ella. La agilidad entre coches en las circunvalaciones era notable y la frenada era consistente y progresiva. El ABS parecia poco intrusivo, un detalle que agradecí... Encima, para rematar, esta unidad calza unos efectivos y pegajosos Dunlop SportSmart, lo cual me parece muy acertado y facilita tanto la seguridad como la deportividad de esta moto. Por la tarde ya tenia pintado una sonrisa en la face. Para rematar, casi a última hora, mientras preparaba mi mochilla, mi hija de 14 años, Laura, se animó y me pregunto si podía venirse a la escapada. ¡La sonrisa de la jornada anterior creció!

 Al dia siguiente, por fin, salimos de viaje. Marchamos prontito, Laura con cierta incertidumbre, yo con bastante emoción. Puse el parcial a cero y pensé que suertudo era aunque, como esta unidad no llevaba ni baul, ni maletas, ni siquiera parrilla, fui realista y acorté la ruta inicialmente prevista. Hariamos parte de Pirineos orientales (Andorra basicamente) y visitariamos a los amigos de Barcelona, evitando autovías, aparte de enfrentarnos a lo que surgiera... ¡y surgió!

Comenzamos por autovía hasta Alcolea del Pinar. Con dos encima me dió la sensación que la Tracer va todavía mejor, se mueve menos y tiene más aplomo. Sus suspensiones, sin ser lo último en tecnología, me parecen de lo más acertado (sobre todo la delantera). Confort y firmeza, sin tocar regulaciones. Un primer tramo cómodo, que absorbe casi todo, un segundo tramo que ofrece dureza y confianza ante frenadas fuertes o ritmos alegres, ¡correcto! Por el momento, de atrás ni un rebote antipático, de delante una nobleza que ayuda a encarar curvas enlazadas a ritmo alegre. Quizá echemos en falta un amortiguador de dirección, un elemento que siempre ayuda y que ya tenemos asumido en motos modernas. Apenas percibo shimmies pero mejoraria el aplomo y los cambios de dirección, sí, seguramente... Estamos hablando de una moto "trail" (suspensiones largas, centro de gravedad y "vestido", poco más de trail) pero con geometrías deportivas, una moto ligera que tumba en las curvas una barbaridad y que incita, antes o después, a sacar medio culo para abordar con alegría esas curvas. Asi que, si fuera mia esta moto, quizá estudiaria instalarle un amortiguador de dirección...


Paramos pronto a beber agua, no queria fatigar en exceso a mi joven copiloto. Me confesó que iba super cómoda y que no me preocupara. ¡Nuestro primer viaje juntos, tenia que salir bien! Dejamos por fin la autovía y nos metimos por las tierras que conducen a Molina de Aragón. Poco a poco fuimos congiendo más confianza y la Yamahita se dejo querer. Un crucero aceptable de 150-160 km/h es perfectamente asumible por su generoso motor que, aunque no suena, si miras el cuadro digital verás que todo pasa rápido (los kilómetros y los litros de gasolina, sí, se echa de menos pronto un depósito de combustible más generoso). En zona de curvas comencé a disfrutar de lo lindo.


Después de comer nos adentramos en la zona que nos llevaria a la afamada Ruta del Tambor, mis tramos favoritos para subir al noreste peninsular. Por Montalbán y luego Alcañiz disfrutamos como niños. La estabilidad es más que aceptable y en curvas rapidas apenas percibo movimientos desagradables. No, insisto, no es una R por supuesto.. pero tampoco una trail asfáltica al uso, esta moto es casi una deportiva, eso sí, disfrazada y convertida en moto rutera con vestido "trail", ¡interesante! Y si abres con ganas el puño de gas ya puedes agarrarte un poco porque su motor tira con bemoles desde 7000 vueltas, casi como si fuera una moto con semi manillares. Pequeñas sorpresa de la vida...al menos para mi.

Al dia siguiente, por las carreteras pirenáicas catalanas, seguimos disfrutando de su agilidad, los cambios de dirección son intuitivos y nada imprecisos. Hace honor a su nombre, es facil "tracear". Apenas percibimos vibraciones ni cansanciones en el culo salvo cuando hicimos alguna etapa larga. Según mi joven pasajera, la comodida y la relación asiento/estriberas está bastante lograda para el copiloto. Dejamos atrás las curvas y los desniveles y, llegando a Barcelona, me di cuenta que, cosas de la vida, mi primer viaje largo fue con mi padre y su Vespa 160 hacia las 24H de Montjuic de 1982 y que el primer viaje largo de Laura tenia como primer destino la ciudad condal.. ¡en el fin de semana que se celebreaban las 24H de Montmelo! ¿Casualidades o guiños del destino?



GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...