...y llegaron las invernales (parte 1)


Como cada otoño, al final llega de repente un invierno... o similar, que últimamente el planeta parece que solo tiene dos estaciones e incluso intercala días very soleados en pleno invierno... y, a lo que voy, se enciende la "temporada de invernales". Dejamos atrás, por fin, el puñetero calor que adormece estómagos y hace pararse mi Fireblade (ese verano otra vez) sin saber qué cura podemos aplicar salvo no rodar lento ni meterse en atascos más de cinco minutos (quizá era la inyección, recientemente limpiada y ajustada con ultrasonidos, veremos).

La "temporada" invernal comienza  con la reunión por invitación de Morillo de Tou, la de Juanki, enclavada en un pequeño pueblo paradisiaco del prepirineo aragonés. Algunos años podemos asistir, en el 2018 no fue posible, porque casi acabábamos de regresar de la Transpirenaica y el bolsillo se resentía. El día de todos los santos sí que salimos por la zona de La Alcarria en compañía de Alvarito y de Iñigo & Andrea, ¡ella con su CB 500!, una jornada divertida que terminó con una opípara comida en Torija casi a la hora de la merienda.


No volvimos a rutear ya hasta diciembre para repetir escapada hacia Medinaceli, ya todo un clásico en la panda, con la excusa de esperar y comer con los amigos que bajan de la conce de Arguis, que se celebra siempre el último fin de semana de diciembre antes de Nochebuena. Más que por las fechas, hay que abrigarse porque en esa localidad suele siempre hacer un frío de balls... incluso en otras fechas del año. Y esta vez, como tampoco podíamos subir a Arguis, optamos por la opción B de volver a hacer ruta el domingo solo hasta el pueblo soriano, tomar una sopa entre amigos y  volver luego por la tarde con una sonrisa bajo el casco.

El año anterior fui solo y aproveché para evitar la autovía, pasando por las frías tierras y curvas de Torija, Jadraque y Sigüenza. Esta vez saldríamos tres binómios muy conocidos: mi padre/Fazer, Julito/CBR y yo mismo con La Infinita, eso sí, al final con la irrepetible compañía de Rosi que necesitaba una montura para llegar a meta y luego regresar de pasajera en su flamante BMW LT. Como Julito al final no pudo venir tuvo que soportar el palomar de mi Honda, lo cual tiene mérito, aunque confesó que no le costó nada adaptarse a la R ¡y que hasta disfrutó de la aceleración de la moto! ¡Un honor llevarla, por supuesto! Esta vez rodábamos por la autovía y paramos en el famoso bar del Kilómetro 103, más que nada para aligerar vejigas, tomar un café y hacernos la emblemática foto con los toneles en el parking (ver foto de encabezado), unas fotos, este año, super divertidas (porque apenas salíamos los aberronchos, pero sí Rosi, todo tiene su explicación).


Llegamos pronto al bar Mary, en Medinaceli, como tantas otras veces. Y sí, hacia freggcco, ja,ja... aunque el sol estaba "encendido" e iluminaba bien. Enseguida llegó Mudo con su Dama Blanca y pronto comenzaron las risas. No mucho después llegaron Racing Rous y Alvarito en su flamante nueva moto, una Triumph Sprint que por fin les va a permitir viajar a dúo cómodamente. Solo faltaba otro Luis más, Luis Arminio, y su panda (incluyendo a Antonio, que no terminó este año en Aranda, ja,ja). Aguardamos en la terracita, sin quitarnos demasiado la cordura, todo sea por los fumadores y por los que amamos el aire limpio que parece transmitir el frío.

La comida fue de nuevo espectacular sin llegar a ser excéntrica ni cara ni lujosa. No mucho después de los cafés y últimas charlas emprendimos el viaje de regreso. La anécdota la protagonizo Alvarito y mi padre cuando los Luises alcanzamos a la Triumph de la pareja por las rectas de Alcolea a cierta velocidad alegre. El no sabia que era mi padre, luego ella se lo aclaró en casa. Al día siguiente me dijo que vaya trapo llevaba el abuelo, que no lo imaginaba así con la Fazer (ja,ja,ja)... A también me costó identificarles en marcha porque a esas horas el sol está muy bajo y durante varios kilómetros justamente da de cara, menos mal que nos conocemos esa carretera de memoria...



Cambiamos de año y para víspera de Reyes sacamos las monturas para acercarnos a esa hermosa zona entorno a Miraflores y Manzanares, eso sí, llegando desde nuestra sierra Oeste y atravesando el caótico tráfico del pueblo de Guadarrama. La excusa era conocer el "Tranco", bar motero de buena fama por sus comida y ambiente, ubicado en Manzanares, el pueblo de Racing Rous. Y allí fuimos Iñigo y yo para juntarnos con Alvarito, Rosa y demás "invitados", Maika, Miguelón, Antonio y otros amigos. Comida espectacular en un establecimiento muy bien decorado y con una terracita con árboles que ayudaba a relajarse (¡sin cobertura!). Por la tarde ya estábamos en casa, finalizando así la primera salida en moto del año.


Y desde esta pequeña escapadita pasaron algunas semanas y volvimos a montarnos una "ruta-conce" hacia el pueblo minero-gastronómico de Hiendelaencina (Guadalajara), otra incipiente tradición (ya son tres o cuatro años acudiendo en enero) donde es casi obligatorio comer cabrito y torreznos... el nombre del mesón ya lo veis en la foto, im-presionante, e impresionante la carretera que bordea el embalse de Alcorlo hasta llegar allí... Siempre terminamos con licores de orujo para rematar la comida, dan ganas de echarlos al depósito de la moto pero nos contenemos...



Este año, al final, también contamos con un grupo de auténtico lujo: Iñigo, Javi & Susana, Kurtis y su amigo Javi. Habíamos quedado en Patones de Abajo por la mañana (maldita la gracia que me hacia hacerme desde casa casi una hora hasta allí pero...) y la temperatura no pasaba de un digito.... pero teníamos ganas, y nada mejor que comenzar la jornada en grupo en el bar de siempre, donde este año además, se acercó otro amigo veterano, Luisón, con su precioso Mini deportivo, para conocernos por fin y al menos desayunar juntos. En resumen, otra jornada memorable aunque a la vuelta ,en varias curvas, el sol bajo no me dejaba ver casi nada, cosas "del directo". ¡Un lujo pasar el día con esta tropa!


Y como cada enero desde hace "siglos", llegamos al final de ese mes con otra edición de Estrella de Javalambre a la vista. Seriamos cuatro en el grupo, Julito, Antonio, mi padre y yo. Quedamos en la gasolinera habitual de la A3, frente a Rivas-Vaciamadrid, pero enseguida me llevé el primer imprevisto del finde al ver que no aparecía mi padre. Esta vez su salud le daba un sustillo que pensé no iba a ser grave. Arrancamos los tres restantes con un tiempo casi de primavera u otoño, según se mire, escoltando nuestro camino hasta Cañete, punto habitual de parada y comida, frente a sus murallas. Después de comer llegamos, una vez más, al pueblo de Manzanera, esta vez al polideportivo en primer lugar, donde enseguida vimos a todo tipo de "delincuentes" conocidos, los Tortugas, Alberto de Utiel, Celes y Conchi, Alvarito, y nuestras chicas favoritas en este evento: Rosa y Cynthia, con su simpatía habitual, la primera en las inscripciones y la más joven vendiendo las camisetas de la XXX edición. La gran sorpresa fue reencontrarnos, después de muuuchos años, con el gran Carlos Verduras, fundador de esta gran concentración (antes de que la organizará MCZE) y aventurero africano infatigable. Fue toda una alegría y pregunto por mi padre, recordando el año que coincidimos en la Stella Alpina, la "madre" de la Estrella, como muchos sabéis.


Alguna foto y muchas risas antes de encontrarnos con Mudo, con el que compartiríamos habitación en el camping. Siempre es una placer salir de marcha esa noche con la mayoría de ellos (no digo todos porque algunos se van pronto a dormir, eh, no por otra cosa). Pero antes, este año, Julito tuvo la magnífica idea de comprar buen jamón de Teruel y algo de vino una hora antes de la cena de grupo habitual... y nos pusimos "finos", sí, lo confieso. No hacía mucho frío pero ya metimos calorías que solo aguantan motos de más de 100 CVs. Después de la agradable cena, junto a casi todos los mencionados antes, donde volvimos a celebrar el cumple del Mudo, (espectacular, pilla la tarta en Teruel capital y la lleva en su Guzzi hasta el restaurante, ¡donde se la guardan varias horas!, qué organización!!!) nos dirigimos hacia la música del "centro cultural" donde, poco a poco, se iba calentando el ambiente. En nada saldrían dos espectaculares chicas a bailar sobre el escenario y poner más cardiaco al personal... Y así fue....

To be Continued...


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...