Osseando bajo el sol (parte I)

Hacía mucho tiempo que no me sentaba para escribir un rato largo. Algunos amigos me lo han pedido, sin duda me estiman demasiado (lo cual agradezco infinito aunque no comprenda del todo, ja,ja...). La verdad que últimamente el mundo real nos absorbe más de lo habitual. Creo que eso es bueno. Mejor vivir el libro, ya habrá tiempo para escribirlo ¿no?, bueno, siempre y cuando las páginas que vivamos nos interesen o enriquezcan el espíritu. Durante este verano no hemos variado mucho, no dejamos de imaginar planes en la misma dirección: la libertad de volar por la vida.  ¿Qué puedo contar desde la última entrada, allá por julio? Este año viajes pocos, teta y sopa no caben en la boca, esta temporada decidimos jugar a las carreras y en eso hemos estado, entretenidos, mucho. Horas en los talleres de los amigos, muchos recados, algunas ideas, pruebecillas, polígonos, retoques... La verdad que este año tan especial ha supuesto un “curso” acelerado de emociones, no solo de nuevas experiencias. No hemos cambiado de vida precisamente pero ha sido una novedad chulísima, agradable, aunque apañar estas máquinas parece que no tiene fin, madre mía, ¡cuando no es una cosa es otra! Sí, nos hemos divertido pero también sufrido un poco, lógico, nada que realmente merezca la pena es fácil, o eso creemos unos cuantos. En ocasiones se pasa frío, por dentro y por fuera, pero nos abrigamos con las experiencias, buenas y no tan buenas, porque hasta los palos calientan el cuerpo si uno es optimista y va llenando “la saca” de la memoria del corazón con lo vivido, por no hablar del calor humano que tenemos siempre alrededor, ¡por eso no puedo quejarme! Cuando en tu cerebro tu vida personal trasciende mucho más que tu vida laboral y te saca una sonrisa, la cosa pinta bien, ¡como para quejarnos! Por orden cronológico…

Llegó agosto pero no pudo ser. No pudimos correr en La Bañeza. El viejo sueño, palabras mayores, una de mis obsesiones favoritas. Cuando veo un vídeo con cámara onboard todavía se me acelera el corazón, y no es una metáfora. Con esa carrera no tengo arreglo  posible. Bueno, pues a los hechos: muchos inscritos en una categoría muy popular, la de 250, ¡no cogíamos todos!, lástima que no puedan hacer dos mangas (vieja idea, solución asequible ¿verdad? pero me contestaron que el ayuntamiento no les concede más tiempo…). Me llamaron por teléfono (como a otros, por lo visto) para comunicármelo, no hacía falta llegar allí, hacer los entrenos y ya configurar la parrilla en función del corte, no, la tijera comenzaba por los novatos que nunca hemos participado. Agradecí la temprana llamada, al menos no perdimos tiempo soñando y preparando la aventura. Por orden de inscripción seguro que fui de los primeros. Ok, no pasa nada... era un reto cojonudo, ambicioso, quizá un poco precipitado pero no me daba miedo probar y dar gas. La duda (o mejor dicho, curiosidad) era sobre todo conocer desde dentro esa magnífica pista. La incertidumbre y la emoción me acompañaban cada día hasta que sonó aquella llamada. En fin, a seguir pa'lante. Me prometieron que el año que viene nos dejaran acudir a la cita, correr los entrenos al menos, ya veremos qué pasa. ¿Y qué pasó cuando los amigos más cercanos se enteraron? pues de todo, ¡aluciné!... todos lo lamentaron, alguna quería hablar con el motoclub Bañezano incluso, temple ánimos y una tarde quedamos para tomar algunas birras (se abrió la veda) y pude comprobar de nuevo qué pedazos de amigos tengo. Me llevaron un diploma de "consolación" y una botellita de cava para el "campeón" rechazado..., qué grandes, no me cansaré de decirlo, alucino con MariLuz, con Rosa, con Yoli, con Bettor, con Tyto, impresionante... obviamente el cava terminó en casi todos ellos. Quizá sea mejor esperar, acumular experiencia y acudir en mejores condiciones. Quizá el destino sea muy sabio...


De todas formas, fuimos a La Bañeza, y lo pasamos genial, aunque esta vez miré el circuito urbano con otros ojos. Fue estupendo volver al pueblo más motero de España. Y como no, destacar lo bien que lo pasamos el domingo con los valencianos del Team Moclava (¡¡como no!!) aunque ya la cena del sábado fue espectacular (básicamente por el elenco humano que formamos, eh, ¡que cenamos bocatas!): mi padre, el gran Luis Dios y señora, Tyto (¡gracias por la logística, tio!), nuestro querido Mudo (que por fin conocía esta fiesta de la moto), MariLuzPablo… y, tachán, tachán, nuestro piloto favorito de 250, el del mono rojo de Airtel: Paco (y señora), de hecho ellos se fueron más tarde, ¡y al día siguiente, a correr! El domingo fue otro día soleado y lleno de buenos ratos. Para empezar, con las sorpresas que nos encontramos en la calle de boxes: hermanos VareaManu y Elisabeth, por fin nos conocíamos en persona. La verdad que parecía que nos conocíamos de toda la vida, ¡grandes!, menuda saga, ¡canela fina! Enseguida hablamos de sus carreras, del Open Ducados, de vernos más pronto que tarde, de las inevitables clásicas, de volver a participar en alguna prueba... ¡Amén!


También me alegré cuando nos vimos con Abelardo y con Esteban Grande, ¡qué afición hay por esas calles en esas fechas! Lástima que el gran Champi Aneiros se lesionara en entrenos, al final fue otro espectador de la carrera. Allí estuvimos, babeando un poco... pregunté cosillas, por ejemplo, en qué marcha se hacia la ese que precede a la gran bajada, dónde se gana o se pierde el tiempo, ¡qué ganas de probar ese tobogán!... tomé nota de los veteranos, como soy un "becario" inofensivo algo me cuentan todavía, ja,ja... y es que esto de relacionarse y correr a veces junto a tanto veterano con más tablas que un galeón es la hostia. Algunos parecen que van despacio, no hacen grandes aspavientos, pero cuando miras los cronos dices “joder”.. son muchos años, tienen el tema dominado, se las saben todas, lógico. He rodado mil veces con veteranos alegres por carretera y unas cuantas en circuitos permanentes pero esto de las carreras de clásicas no lo había experimentado nunca, parece que en algunas cosas empezamos de cero. Pero más que sus condiciones como pilotos me ha llamado la atención, positivamente, algo que ya había detectado parcialmente, me refiero a su filosofía de vida. Nada nuevo bajo el sol pero siempre agradable de ver con qué alegría y desparpajo viven estos tipos. Carpe Diem!! Eso sí, siempre termino mirando el freno delantero que montan. No puedo evitarlo. No envidio nada más de esas preciosas monturas que suelen llevar. Culpa mía imagino, mira que cualquiera lo hubiera solucionado ya: habría ahorrado un par de meses o tres, o cuatro, y a estas alturas ya lo tendría pero yo no.. entre unas cosas u otras parece que no llega el doble leva. Aquí una foto estupenda de nuestro amigo Paco, una cara ya ligada a esta mítica carrera, imposible no esperar ver cada año al gran piloto del mono rojo, el valenciano de oro y boss de los Moclava:


Días después, con ganas, y muy bien acompañados, nos fuimos para Motorland, pero no al circuito mundialísta sino al pequeñito, el de karts. La cita prometía ser muy interesante. Para empezar, por la compañía, ¡por fin íbamos a rodar juntos cuatro buenos elementos!: Isma Ray con su Vespa amarilla del número PI, Pablete con la IMR 110 (nuestra joven promesa) y yo con la herm-Ossa. O sea, tres “familias” guapas y entrelazadas, todos Cariñosos, ¡ya tocaba vernos y compartir buenos momentos dentro y fuera del box! Cuanto tiempo sin ver a David y a Tere, menuda ocasión más buena se presentaba. Para empezar, agradecerles el estupendo catering que organizaron para no tener que salir del box en todo el domingo.


La verdad que el trazado me sorprendió. Muy entretenido y hasta con desniveles, ideal para  motos pequeñas como las nuestras. Me encantó. Antes de rodar el domingo pasamos una noche divertida…  a pesar de los malditos mosquitos, ¡cómo nos pusieron!
La jornada amaneció algo fría. Mi padre ya estaba con el traje de faena, atento a cualquier cosa. Cambiamos el aceite del motor de la Ossa, todo fuera por evitar los problemas de deslizamiento del embragüe. Por lo visto los aceites modernos son muy buenos pero contienen detergente y elementos antifricción, etc, sustancias que no le vienen nada bien a una clásica. Me lo contaron los sabios de Vitale semanas antes, tomé nota y la prueba llegó a finales de agosto. Gracias a Ray, que fue el primero en empujarme, arrancamos fácilmente. Los primeros bramidos inconfundibles del tubarro sonaron poderosos por el parking, mientras dábamos vueltas para calentar la moto y el cuerpo. Estos motores de 2T necesitan un rato para empezar a rendir, para "desperezarse".... Mientras, la Vespa tenía un cófano abierto, el del motor, dentro del box. Ahí estaban los tres involucrados (IsmaRay y mi padre) intentando dar con la carburación, mientras Pablete se vestía de romano y tomaba medidas en su pequeño cohete de carreras. Rosa y Yoli ya estaban por allí, ayudándonos en todo lo posible, como siempre.  El box emanaba calor y buenas vibraciones pero mi alegría duró poco el domingo. 


Al final de la segunda tanda cometí un error de idiota, moví el cuerpo entrando en una curva y descompuse la moto, se me cerró la dirección y caí de bruces justo en el ápice del viraje. Menudo estropicio monté, por poco sacan bandera roja. Cierto que después de la primera tanda revisamos el amortiguador de dirección ya que la moto iba muy suelta de delante, y parecía que estaba suelto de la pletina pero creo que el error fue mio al moverme para evitar rozar con la bota derecha, ¡sí, lo sé, peso mucho para una moto tan pequeña! Antes de comer ya estaba vestido de paisano, así que me centré en tomar tiempos y en pasarlo bien con la compañia, aunque no pude evitar volver a casa con un sentimiento agridulce en el cuerpo. Depósito y colín destrozados y chasis partido por la parte de atrás, ¡”bonito” balance! Me dolió más que si me hubiera roto un hueso porque cada error se paga caro, tiempo y dinero son dos cosas que no le sobran a casi nadie. Necesitaríamos soldar y buscar un artista para arreglar el depósito (que soltó en unos segundos varios litros de gasolina)… Al menos en esas dos tandas pude disfrutar de lo lindo, creo que nunca había rodado tan alegre, y comprobamos que, sí, que era cierto, con el aceite de motor adecuado el embrague ya no patinaba (el problema que vivimos en Cintruénigo parecía solucionado, ¡chapeau!) Aqui la divertida crónica de Isma en el blog de SuperPablo: http://dymotos.blogspot.com.es/p/entrenos.html


Al final, una cuanta atrás se puso en marcha ese día. El tiempo apremiaba, los viejos norteños del MC Pistón, con Josón a la cabeza, montaban un sarao que tenía una pinta bestial, ¡teniamos que ir a su cita de Santander! Al principio dudé si me admitirán, total, la inscripción era limitada y casi por invitación pero había que intentarlo, además, este año, lo organizaban en el paradisiaco paraje de la Magdalena, ¡casi nada! Me parecía tan exótico y hermoso que casi se me antojaba un poco irreal. ¿Correr en una “isla”, rodeado por el mar, alguna que otra gaviota en el horizonte (¿tipo Philip Island?), junto a esa buen agente del norte? Woww, no era precisamente una carrera “urbana”, ni un paisaje lleno de manzanas de casas y esquinas….. Teníamos unas cuatro semanas para recomponen la herm-Ossa.
Gracias a mi padre y a nuestra Yoli nos pusimos manos a la obra y se arreglo la fibra del depósito (no es de chapa) y la del colín, después se pintaron y, a falta del vinilo verde que no dió tiempo de poner, la Ossa quedó como una auténtica dama blanca. En paralelo, se soldó la rotura del chasis gracias al maestro Juan Antonio. Miramos con lupa el amortiguador de dirección y el soporte. Al final, por los pelos (y mira que me quedan pocos) dimos por cerrada la “revisión”  solo tres días antes de salir pitando hacia Santander. Eche un litro exacto de 98 con su correspondiente porcentaje de aceite Castrol y arrancamos. Mi cabeza bullía llena de dudas y esperanzas pero, después de un cuarto de hora, paré el motor y la volvimos a guardar algo alegres. Todo parecía en orden, We're back!

Lo ideal hubiera sido salir el viernes pero, para ahorrar costes, salimos el sábado en buena compañía, como siempre, yo repasando mentalmente mis prioridades para esta historia (creo que lógicas):
 1) Totalmente prohibido caerme y joder otra vez la moto (la incumplí en parte al final), 2) que todo el Team lo pase superbien (¡prioridad cumplida!) y 3) estar más delante que en Cintruénigo (este año) donde el embrague me la jugo y me retraso varias posiciones digamos "naturales"... (no lo negaré nunca, aunque hacemos todo esto para divertirnos tenemos nuestra honrilla ja,ja)
Ver a Yoli y Rosa con su cachondeo habitual y esas caras de felicidad es todo un bálsamo y representa el mejor anticipo de lo que nos esperaba a nivel humano. Estas chicas son de lo que no hay, de verdad que es increíble la energía positiva que trasmiten. Cargamos la moto en el voluntarioso furgo de Rosa (¡gracias encanto!) y salimos hacia el norte. Por San Brembo, como me gustaría esa vida de "gitano" recorriendo España y Francia, como poco, je,je... me encanta ver la moto dentro, empiezo a olvidar algunas cosas y empiezo a sonreír, siempre con esa preocupación clásica ultimamente de "¿Como irá el motor esta vez?"...


Después de repescar a la gran Pekas (alias Gemma, ¿o es al contrario?) en Sotopalacios (la unica que fue en moto, ¡con un par!) llegamos al mar Cantábrico, Santander city, ¡ciudad bonita y majestuosa! Pronto nos metemos en la península de la Magdalena, concretamente en la explanada verde que hace de boxes. Ambientazo y muchas caras conocidas, buen rollo, parece un paddock de los años 70... El asturiano Rodrigo, el favorito, está cerca, le saludo y charlamos un poco, él viene con su family en rulot, justo sale el tema de la carpa y ¡¡toma!!! me deja una que lleva de sobra, ¡estupendo!, ¡que bien nos viene! Va a llover, y hace viento, la montamos sin poner la lona, ¡gracias crack! Mi padre empieza a disfrutar de lo lindo. Antes de irnos, dedicamos un par de horas a arrancar la moto y poner los precintos. Mi padre empieza a disfrutar. Bettor y el amigo pasiego, José, aparecen por ahí, ¡qué buena tropa! y pedazo de cámaras de fotos que llevan, ya tenemos reporteros oficiales del evento. Antonio empuja y luego prueba la Ossa. Empieza a anochecer.. Cubrimos a la herm-Ossa con una manta blanca que llevamos (menos mal, que no me coja frío la pobre...) nos vamos... el sitio está vigilado, puedo dormir bajo techo con los demás. Echo de menos no ver a nuestros amigos valencianos pero, la verdad, les pilla retirado venir a la cita del Sardinero.
Llega la improvisada cena en un WOK. Antonio se lleva el record en zampar, mientras las chicas se parten con los chistes malos de mi padre y otras historietas impublicables que se cuentan entre plato y plato. Si no hubiesen carreras me iba de juerga con ellos pero regreso con el master a eso de medianoche al hotel. Haciendo zapping descubrimos la carrera de SBK en Laguna Seca, genial. Cuando dan el banderazo cerramos los ojos, el domingo empezaría exactamente a las 7h30...

1 comentario:

Tyto dijo...

Acojonante crónica,me has hecho vivir de nuevo esos momentos...con cada frase que has pronunciado,haciendo alusión a algún momento en concreto,es como si estuviera en este mismo instante,en aquel lugar...

Gracias por transportarme en el tiempo campeón,y espero que en las próximas clásicas de La Bañeza,estés entre los pilotos de la parrilla,esa parrilla tan ansiada,y por la que tantísimas veces has suspirado...llegará...no lo dudo..tiempo al tiempo,te veremos,disfrutándolo al máximo,como si fuese a través de los ojos de un niño,en su primera visita a un parque de atracciones,o a un Disneyland..ilusión es tus ojos...ilusión en los nuestros...

Un fuerte abrazo,y no dejes de soñar,que sabes?? Los sueños se cumplen.


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...