Escapadilla a Motorland



Los mejores viajes suelen vivirse en invierno (al menos, para nuestros arcaicos gustos) cuando apenas hay domingueros, el tráfico se reduce y los motores van fresquitos. Pero como llevamos unos años donde falta tiempo y dinero para acometer viajes de verdad por el extranjero,  vamos planificando e improvisando lo que podemos por tierras más cercanas… ¡y mejor no quejarnos!

Este invierno, lleno de lluvias, al final nos aportó algunas novedades. Principalmente, volver a Motorland, a  Alcañiz, en abril, volver a rodar por nuestra querida Ruta del Tambor, con la excusa de asistir a la prueba mundialista de SBK. Cuantos buenos recuerdos atesorados en sus curvas, pueblos, paisajes y cruces... Si habéis seguido este blog hace tiempo sabréis que durante unos años no dejábamos de ir con ocasión de las carreras de SBK, y también para ver algún GP, aparte de aquella divertida rodada con varios amigos a la que fuimos en marcha. Ya el año pasado un amigo de las clásicas, el bueno de Quintial, me animó a acompañarles ese fin de semana con motivo de la prueba de SBK pero no pudo ser. Esta vez, comenzamos a hablarlo allá por marzo. Al parecer, un buen grupo de amigos y conocidos, de distintos puntos geográficos, nos veriamos en la ciudad racing de Alcañiz y/o en el hermoso y largo circuito aragonés (entre otros, Juanmi, Pedrito, Lydia, Quintial, algunos Tortugas (Joan, principalmente), Luis del MC El Foro, etc).

Logicamente, en cuanto lo tuve claro, avisé a mi padre, porque para viajes está dispuesto, para salir un rato los domingos, con múltiples paraditas, no. Como otros amigos de la capital al final no podían acompañarnos pensé que iriamos solos pero, afortunadamente, al final se apuntó el amigo Kirtesh con su preciosa S1000R. Ya habiamos compartido kilómetros semanas antes, en aquella escapa que organizamos hacia Hiendelaencina, para comer "un poco" (ruta que tuvimos que replanificar tres veces por culpa de los diluvios que azotaron por todas partes durante aquellas semanas). Aquí una foto del grupo después de la comilona (de izquierda a derecha, Juanki, Bettor, Dani, Javi, yo, la amiga de Javi, Kirt, ¡Tyto! y el pequeñín, Alvarito):



Volviendo al viaje de Motorland, quedamos el sábado no muy temprano en nuestro viejo punto de salida habitual de la A-2, la Repsol pasada el puente de San Fernando, la gasolinera "del avión". Llegué pronto pero ya estaba el patriarca echando un pitillo, junto a una impoluta Fazer ansiosa por rugir. Cargué combustible y miré los cielos azules con pocas nubes que nos observaban, parecía que durante aquel finde no caería mucha lluvia, mejor. A los pocos minutos escuchamos otra moto, era el bueno de Kirt y su teutona naked roja, preciosa estampa. Antes de arrancar, con su móvil, un voluntario nos hizo esta foto chula:


Después de pasar el trago de las rectas que llegan a Alcolea, el trazado comenzó a mejorar, como siempre, mientras acelerábamos el ritmo estrujando un poco el poderio de nuestras tetras gracias al escaso tráfico y a las buenas condiciones que nos acompañaron. Paradita clásica en Molina de Aragón, en su gasolinera, bajo las altas murallas que tantas veces inmortalizamos los que paramos justo alli. Unos pocos de cientos de metros más adelante fuimos nosotros los que tomamos algo para seguir en plenas facultades cardiacas. 

Desde alli a Monreal un suspiro y más adelante, oh sorpresa, en la N-211, descubrimos que sobre las llanuras que nos escoltaban un manto blanco cubria todo lo que la vista podía alcanzar. Sí, nieve, y mucha aunque la carretera estaba limpia y el clima era bastante neutro en el puerto de Bañón, ¡una gozada! Después de algunas fotos y de recrear la vista en medio del silencio que reinaba, seguimos un rato más hasta Montalbán dónde queriamos parar a comer (como otras veces, famosilla localidad que celebra una concentración en agosto).

Por la tarde seguimos ruta hacia nuestro destino: un albergue en el precioso y medio escondido pueblo medieval de Valderrobres (de la comarca de Matarraña). Para llegar hasta allí hay que encarar mi zona favorita de esa ruta, una sucesión de curvas y puertos realmente adrenalínicos con el aliciente de encontrar por esa zona siempre poco tráfico. Sé que Kirt se lo paso pipa, como yo, a dúo. Mi padre, a su ritmo, también iba disfrutando, ¡chapeau! Aunque el tacto de mis frenos no está en su mejor momento (largo de explicar aquí), disfruté de lo lindo de esas horitas, sobre todo gracias al Sportmax delantero sin flancos que casi estrenaba para el viaje, el Conti rutero trasero aguantó perfectamente las toneladas de par del motor de la Fire, ¡lo raro hubiera sido no pasarlo bien!

Muchas curvas más tarde, pasamos por el pueblo de Alex Rins, Valdealgorfa, por dónde te puedes encontrar algunos de esos carteles que había visto en las revistas que pone "Rutas Moteras". Nos internamos en la comarcal que va al pueblo casi sin querer y justo cuando ibamos a atravesar la calle principal nos detuvieron porque estaban en fiestas. Gigantes y cabezudos comenzaron a llegar mientras nuestras monturas permanecian mudas a un lado de la calle. Allí estuvimos media hora hablando con los "lugareños" al son de la música y los bailes regionales. Casi al final, ganas me daban de arrancar y salir entre medias de la "procesión" pero no parecia muy recomendable hacer algo así... 


Valderrobres nos dejó maravillados. No me extraña que sea uno de esos pueblos pintorescos, de los más guapos del país. Allí ya estaba Luis del MC El Foro con dos amigos. Unas birras y dejamos los trastos en la habitación comunitaria que nos tocó compartir con unos montañeros. Esa noche cenariamos con Quintial, sus amigos y Lydia en Alcañiz. Hasta allí habria unos 40 kms. Arrancamos justo antes de que comenzara  a anochecer y "los de Verde" nos pararon en una de las glorietas de acceso a la localidad. La cena fue estupenda y multitudinaria. Fue estupendo ver a tanta gente maja y encontrarnos con gente nueva como Markos Metralla. Lydia ya estaba allí con sus amigos, Quintial también. Algunos quisieron conocer en persona a "La Infinita" y allá que fuimos a verla antes de sentarnos a cenar... (buena excusa para posar para la posteridad):


Ya de vuelta, de madrugada, después de otra paradita de nuestros amigos "de Verde" (no hubo sanción ni nada) dormimos en el albergue lo que pudimos y el domingo en el circuito un solecito más o menos llevadero nos iluminó la mañana mientras disfrutábamos viendo algunas de las mangas programadas. Los paseos por el paddock y acceder practicamente al corralito de los pilotos después de cada carrera fue de lo mejor de la mañana... junto al encuentro de algunos de nuestros amigos polacos Tortugas. Allí estaban, Pablo, César, Manolo, Eric y Joan con su legendaria XS400 con los colores avispas que hizo famoso el jodio K. Roberts. Buen ratillo pasamos todos juntos en la tribuna. Breve pero intenso, como otras veces. Para el momento de las despedidas, reagrupamiento y buenos deseos... mientras arrancabamos con rumbos muy distantes. Justo antes de separarnos, foto histórica con Joan y su mítica montura de los diapasones, ¡vaya intercambio de motos con kilómetros a cuestas!


La vuelta fue también rapidilla y divertida, esta vez se unía al trío Luis y su flamante BMW LT. Comimos en Alcorisa y luego llegó la borrachera de curvas y desniveles sin apenas tráfico. El sol seguia luciendo fuerte, luego observaría que mi cabeza y mi cara estaban rojas (cosas que pasan cuando se te olvida la gorra en casa). Alguna hora más tarde, pasando Molina de Aragón, descubrimos en el cielo azul una nube negra inmensa que, Murphy me susurraba, estaba justo encima de la carretera que nos llevaría hasta Alcolea del Pinar. Así fue. Después de algunas escaramuzas junto a Kirt, a velocidades no confesables, empezaron a caer cuatro gotas, luego ocho, y enseguida veinticuatro o el doble... Por supuesto, no llevaba el mono de agua (basicamente, por aligerar mi equipaje ya de por si habitualmente ligero, risas por favor...) Pasaban los minutos y la nube negra nos hacia de techo y así, bajo palio, los kilómetros cundian todavia hasta que noté que el agua entraba por mi bota izquierda, indicándome que el pequeño diluvio era real. El amigo Kirt, acostumbrado a los climas británicos, seguia a todo trapo, más adelante. Pronto paramos en el único puente que descubrimos, llegando ya casi a Alcolea. No sabía si secar los guantes o cambiarme de camiseta interior, la cordura había aguantado lo suyo pero... Al final me decidi y durante unos segundos me quedé desnudo de cintura para arriba, mientras llegaba ya mi padre sin calarse, con su engrasado barbour Garibaldi impermeabilizando su figura, con una expresión casi cómica en su cara como diciendo "¿pero qué te pasa, niño?"...


Y así, sin mas curiosidades que contar, terminó un bonito fin de semana que se nos hizo corto. Ya veis que no era un gran viaje, ni nada especial, solo una salida para ver las SBKs y, sobre todo hacer kms, compartir horas con amigos, y quitarnos la "polilla". Pasar los dos días en tan buena compañía me hizo mucha ilusión y me recordó otras visitas a Alcañiz, cuando ibamos en grupos más grandes. Un placer rodar y escuchar a Kirt, todo un gentleman de la vida y del motociclismo, y por supuesto, una nueva alegría volver a rodar y compartir "aventuras" con mi padre, el abuelo racing, ¡volvió a casa nuevo!, ya no le dolía nada, as usual. Larga vida al rockandroll...


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GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...