Hasta siempre, amigo Pierrot

Mediados de julio del 2003. Moto nueva, en todos los sentidos. Llegamos anoche, me siento satisfecho. ¡Menuda motaza tengo ahora! Estamos sentados en una larga mesa, en el patio, junto a varios viejos amigos motards de Oloron Ste. Marie. Miro hacia un lado y veo mi flamante Fazer roja alli aparcada, dentro de la casa, qué maravilla. Uno de mis sueños, casa y garaje todo junto. Ella no ha comido nada y nos mira casi inmaculada, desde su bendita perfección. Cerca, la BMW nos mira oscura, desde su altura, subida en un banco, pero yo apenas la observo, solo tengo ojos para mi nueva novia. Comprendedme y disculpadme por igual. Después de sufrir durante los dos últimos años todo tipo de penalidades mecánicas en mi querida Kawa tener ahora una moto nueva me parece algo alucinante, cercano a la perfección. Durante la última semana, en Madrid, me ocupé de hacerla kilómetros para llegar a los 1000 y cambiar filtro y aceite antes de salir de viaje. Una noche, entre semana, me fui hasta Colmenar Viejo para apurar el cuentakilómetros pero, ni aún así, llegue a los 1000. Solo me valió para comprobar que mis faros alumbraban el cielo nocturno y los carteles. Sin embargo, al final, fuimos al taller del "Choncho" para la "revisión" aunque nos equivocamos de filtro y solo pudimos cambiar el aceite, vaya chapuza.

El caso es que salimos y podía ya pasar las 6000 rpm. Mi padre iba en su negra R100RS... negra, no podia lucir otro color, ahora lo veo claro. La premisa del viaje era visitar algunos castillos y pueblos del llamado "País Cátaro", empezando por Montsegur. En lugar de entrar desde Andorra, la idea era entrar desde Navarra para, primero, visitar a los viejos amigos de Oloron. Al final no hubo castillos, nos atrincheramos en Oloron.

Ya hemos comido y reido, hablando en una mezcla de español-francés digna de estudio académico, como siempre. Inevitable que Jean Paul, el dueño de la "casa-comuna" dónde estamos, saque dos botellas de Ricard, esa bebida tan francesa y que tan poco me gusta. El sol pega bien en aquel patio. Sudamos un poco con la BMW... Ya la desmontaron el alternador y la placa de diodos antes de comer. Vaya viajecito tuvimos el día anterior. Estamos sentados "Pierre" (realmente es Pierrot), Charles, Jean Paul, mi padre y yo. Nos reimos un huevo. Les hago una bonita foto brindando. Pocas veces nos reunimos, una o dos al año. Luego vuelven a preguntarse qué le pasará a la vieja rutera de negro. Mucha mecánica alemana pero lleva unos meses... la vieja Guzzi, aún siendo italiana, era más fiable, más valiente.


Ya cerca de Soria la teutona se negó a arrancar. Vaya carita que puse, otra vez a empujar. Llegamos a Tafalla y se para. Vete a buscar un taller abierto. Nos cargan la bateria, puede ser eso... Comemos fugazmente y pasado Pamplona se vuelve a parar en plena recta. Justo enfrente de la carretera hay un taller y almacen. Broma pesada, solo de coches y camiones. En eso que aparecen dos motoristas de la policia foral con sus PanEuropa granates. Enseguida se interesan y, uno de ellos, nos comenta que tiene un taller en la ciudad, ¡y hasta un motoclub! Arranco y me voy escoltado por ellos hacia su taller. El del taller va delante y aprieta..., qué bien, total, si lo hace la autoridad... Luego me llevo la jodida bateria en mi macuto y me despido de estos tios tan majos. Horas después, la muebleuve vuelve a fallar. Otro empujón más, no era la batería...

La tarde va cayendo. Estamos haciendo unas medias de 40 km por hora, qué alucine. Al llegar a Ascain parece que la moto explota definitivamente. Eso creemos y casi deseamos. Paramos mientras sale una nube por el escape que amenaza con incendiarla. Dejamos que se enfrie. Después de más anecdotas, empujones y ya convencidos de que no llegariamos a Oloron, dispuestos a dormir al raso, vuelve a arrancar la hija de... aunque casi nos quedamos sin gasolina. Llegamos a Oloron en reserva, tal vez a 30 o 40 km/h. Son las once y pico de la noche. A las dos y pico estabamos en Pamplona, echad cuentas.

Pero no quiero hablar más de motos sino de los amigos que vimos de nuevo en aquella ocasión. Eso es siempre lo importante. Jean Paul, Charles y Pierre..., grandes amigos, buenas personas, viejos motards de pura cepa, mucha vida a cuestas. Charles sigue jodido con su enfermedad pero tan afable y bromista como siempre, a Jean Paul le faltó tiempo para llevarnos a su "casa-comuna", quedarse en bermudas y desmontar media BMW, recordando su época de mecánico. Luego nos presentó a otros amigos galos que han venido a visitarle. Pierre, el viejo cerebro del Moto Club Oloron, el "alma mater" de aquellos motards, el organizador de docenas de reuniones y eventos, el más irónico, un amigo genial, se interesa por mi Fazer. Sí, esta como sale en las fotos del catálogo, a ver si la personalizamos un poco... para empezar colocarla unos buenos tacos anticaida, de esos que ahorran dinero de vez en cuando. Me dice que me vaya con él a una tienda Yamaha que hay en Pau. Nos subimos en su pequeño Citroen y media hora después compramos unos tacos anticaida enormes, de esos que no habia visto nunca en nuestras tiendas. Nos tomamos un café y volvemos a casa de Jean Paul. Al dia siguiente veremos a más amigos galos y españoles, "Les Petochons" organizan una reunión de clásicas y ya empiezan a llegar los primeros conocidos y desconocidos a la bella localidad de Oloron.


Llega Josón y su gente del MC Pistón. También un señor muy majete con su Burgman que ya no se nos despega. En el bar "Los Amigos" que hay junto a la vieja iglesia de Oloron pasamos la velada. Muchas risas y algún improvisado streap-tease del amigo "belga" de Jean Paul. Qué pandilla.

Aquella ocasión fue, quizá, la más entrañable que pasamos con estos amigos. Theo, otro gran motard de Oloron, nos dejó hace unos años. Luego Charles, el bueno de Carlos. Ahora tú, Pierre, en marzo. Mi padre ya se siente el "último mohicano" de esa banda que asaltó Andorra en aquella concentración salvaje del 74. Atrás quedan muchos recuerdos, amigo, muchas anecdotas, de Arguis, Issor, Meritein, Sarrance, Alquezar, Anzanigo, Oloron, Colombres... Bonitos días aquellos, Pierre, los Luises y muchos otros amigos te echaremos de menos. Gente con tu humanidad, afición y altruismo es dificil de encontrar. Bonitos días aquellos, Pierre, te echaremos de menos porque nunca te olvidaremos. Nunca muere lo que no se olvida.

1 comentario:

Eduardo dijo...

sabes contar las cosas y se ´lee´ la humanidad. En serio tio, te lo he dicho mucha veces, deberias escribir un blog


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...