Regresión positiva (toma 1)


Hace pocas semanas tuve ocasión de ver en el taller, a muy corta distancia, la nueva ZX10R, una moto llena de tecnología, pasión y una pinta de carreras que asusta.. pero que lleva matrícula, faros e intermitentes. Su tren delantero según me confirmaron cuesta más que el PIB de algún pequeño país asiático.. o casi. Me encantó. ¿Existe alguna Kawa fea en el mundo? En marcha debe ser la bomba, pensé... sacarla partido de verdad, eso ya... al alcance de unos pocos talentosos. Aún así, no pude evitar pensar qué haría yo con ella si fuera mía... ¿me atrevería a rutear o solo saldría de curvas con ella... o, puestos a tener más de una moto en casa, reservarla exclusivamente para tandear en circuito? ¿Con una moto tan bonita de carreras se puede ir a por el pan o al cine con tu chica detrás?, ¿asumiría los baches de las penosas carreteras nacionales con valentía? ¿podría luego pagar su mantenimiento? Por fortuna, aunque vendiera ambos riñones, no podré conseguir semejante pepinaco por lo que todas aquellas preguntas "vitales" no progresaron... ni progresarán. No importa pero es un curioso ejercicio de supuestos.

De nuevo en el mundo real seguimos con nuestros "hierros" pero, mira tú por dónde, Tomás de Moriwoki.com me preguntó un día si me apetecería volver a probar una impoluta XJR 1300 que le cede Yamaha. Aunque tenia la agenda muy "petada" hice un "esfuerzo" y quedé con él y la joya de los diapasones. En total, pasé con la japo dos días, sí, unas 48 horas de feliz convivencia. Por desgracia, no todas esas horas estuve encima de ella.. pero casi.. aquí una pequeña crónica...

Ley de vida, muchas cosas se vuelven hermosas cuando las miras con calma. Con esta XJR todavía es más fácil. Ya hace un año, durante aquella breve rutilla por la sierra, me pareció una moto fantástica, muy noble y con una personalidad aplastante. En marcha me sorprendió el comportamiento de su parte ciclo pero tampoco pude emocionarme mucho más, cuando empezaba tuve que devolverla.

Esta vez todo fue distinto. Se trata de una unidad negra de la XJR con apenas dos mil y pico kilómetros. La versión Cafe Racer me tiene loco, pero esta no se queda muy lejos de esa vibración. Casi huele a nueva todavía... Siempre impresionan las dimensiones y el motorako de estos "viejos" pepinos tetracilindricos enmarcados en un clásico chasis doble cuna, con ese manillar ancho y alto como cuernos tejanos, con esos detalles exquisitos tan propios de Yamaha, y el largo escape oscuro...

En esos momentos, por ejemplo, puedes preguntarte con sinceridad... ¿hay motos pensadas para los gustos de los moteros que han pasado la barrera de los 40 años y quieren dejar atrás sus Rs.. pero sin meterse en el masificado pero atrayente mundo de las trails...? Bueno, es una buena pregunta... También hay scramblers, nakeds comedidas, cafe racers, roadsters, etc, pero casi todos los que dejan atrás una deportiva terminan, por lo que veo, con una trail asfáltica famosa... Llegado el momento, en mi caso, buscaríamos seguramente otra cosa...

El sol alumbraba a intervalos grises cuando arranqué la japonesa para que se calentara mientras me ponía, con calma, el casco y luego los guantes. Voy de negro sin pretenderlo, pero veo que es lo que, estéticamente, toca hoy, bonita coincidencia. El sonido que sale de su escape cuatro en uno no es muy glorioso, y en decibelios creo que batimos record.. pero por abajo. Para los que no conocéis este modelo de la marca de Iwata comentaros que se trata de la nueva versión de la XJR 1300, ahora con regulación en su horquilla convencional, con dos preciosos y efectivos Ohlins traseros dorados, con un motor revisado, nueva decoración y carrocería (incluyendo unas vistosas y originales placas porta números a los lados) y muchos detalles que la diferencia del exitoso, pero más clásico, modelo anterior.

Me siento en ella y me noto cómodo. Las estriberas por fortuna no están muy adelantadas pero cuando voy a posar mis manos tengo que levantar los brazos un poco más de lo que, mentalmente, esperaba y me gusta. Los relojes me encantan, dos esferas plateadas (¡seria un pecado en una moto así plantar una pantallita digital de esas de la Play!) cuyas agujas prometen emociones nobles, interesantes pero comedidas... ah, inocente de mi... en el medio un pequeño display que informa de varias cosas, principalmente el nivel de gasolina, algo que luego agradeceré... Miro por los espejos retrovisores y veo que por mucho que los "adapte" a mi altura no son demasiado útiles. Las manetas están bien y meto primero. Salgo con una sonrisa pintada en la cara recordando que calzo buenos Dunlop. Dejó atrás (temporamente) a mi querida Infinita mientras empiezo a recorrer metros con la "Gordita" (el alias surgió espontáneo mientras descubría en parado sus dimensiones bajo el depósito).

Esa tarde toca tramo urbano y aunque al principio confieso que voy algo estático y prudente, por Madrid descubro uno de los primeros secretos que no conocía de esta moto (claro, ¡es la primera vez que callejeo con ella!), resulta que ahí donde la ves... a pesar de sus 240 kilos, de pesada o torpe, ¡nada!, y me podéis creer, a mi no me paga Yamaha ni ninguna revista por alabar ninguna moto... ¡vale, soy alto!, nunca he tenido problemas para maniobrar remando entre coches o esquivando atascos frente al semáforo pero no me refiero solo a eso, me refiero a moverme ágil entre filas de coches en marcha, esquivar camiones que frenan dónde quieren, codos de noventa grados o menos, baches inesperados, ya sabéis... incluyendo aceras con bolardos para aparcar... increíble su ángulo de giro, agradable sorpresa. En marcha, circulando, pensaba que tendría que hacer palanca con el generoso manillar pero no hace falta, con las rodillas y el cuerpo es suficiente, la XJR obedece de una manera impecable... pero si es muy ágil quizá luego adolezca de ser muy estable... todavía no lo sé... Vuelvo a casa y el único tramo rápido no presenta curvas dignas de mención...


Llega el jueves y después de trabajar tengo otra cita.. vamos a acudir al famoso bar Motor B en la calle Santa Engracia. ¡Oh, sorpresa!, lo cierran... nos cuesta de creer... sin duda no es una buena noticia, ¡cuantas veladas agradables hemos pasado allí entre amigos y motos! Bajo al garaje y arranco de nuevo la Gordita. Sus esferas se iluminan con premura, como su faro redondo. Digamos que ahora tendré la experiencia de callejear con pocos coches. La sensación de agilidad "alegre" aumenta, la sonrisa de mi cara empieza a exagerarse. ¿Y el motor? pues como era más predecible, no le falta nada, ni potencia ni par. Tiene cinco marchas, tampoco necesita más... aunque no pasaría nada de contar con otra (quizá como "super-directa" para viajes largos y "chupar" menos). Acelera alegre, empujando sin titubeos ni baches, gracias a su grandes cilindros, todos esos kilos que ya comentaba antes. El motor es divertido, por supuesto no es tan nervioso (ni lo pretende) ni tan racing como el de su hermano moderna MT-09, la rabiosa tricilindrica que probamos hace tiempo  (por poner un ejemplo de la marca) pero es que la XJR va de otro palo... aún así, la nueva sorpresa es que esta moto presenta un motor lleno y divertido,  no rabioso pero sí divertido. Y estamos hablando de un motor... ¡refrigerado por aire!, que alguno no se lo cree, y con muy pocas vibraciones. Si pensabas que es una moto para "abuelos" ojo con ese dato que  comento; hay que estar atentos, la moto se embala a la menor insinuación, sube de vueltas con bastante alegría. Claro, no es un pepino de 160 CVs, no es mi Fireblade tampoco, obviamente, pero no es una moto torpe ni vaga ni pachorra, tiene buenos genes... Las agujas suben obedientes y las avenidas más o menos despejadas del centro de Madrid son suficientemente amplias para comprobarlo. Llego al Motor B en un momento. Con pocas ganas de bajarme de ella lo hago y cambiamos de tercio... Por cierto, otra sorpresa que avance párrafos atrás: el ángulo de giro de la dirección es abrumador, muy útil para momentos de estrecheces...


El día de San Patricio (o mejor dicho, la noche) será otra jornada memorable entre nuestra panda de "Los Cariñosos", por varios motivos que no vienen al caso... En la calle, antes de que nos echen, hacemos las fotos de rigor. Pido a mi amiga Nei que se haga algunas conmigo y nos despedimos toda la cuadrilla pensando dónde volveremos a encontrarnos...

Ya es viernes, las calles ahora sí que están despejadas y me ofrecen la oportunidad de apretar un poco más mientras vuelvo a casa. Con la compañía de Chema y su preciosa R1 abordamos algunas calles de Madrid dirección a la Ciudad Universitaria para enlazar luego con la M-30 y terminar conquistando la carretera de Toledo. Evitando peligros gratuitos, radares conocidos y sin hacer el tonto jugamos entre semáforos chequeando que el puño del gas es muy obediente. Quizá tenga un pelín de exceso de recorrido para mi gusto pero no pasa nada, ¡algún amigo me diría que me hubiera engrasado mejor la muñeca! Los frenos son suficientes, al menos hasta ahora y el trasero se agradece teniendo en cuenta el peso de la moto. Suspensiones... los suecos traseros van de fábula, la horquilla casi tan bien aunque seria mejor endurecerla un punto (es ajustable, a diferencia de la del modelo anterior). Da igual, no puedo evitarlo, casi en cada semáforo hago balance de lo ágil que es esta moto, parece que pesa cincuenta kilos menos. Además, empiezo a creer que su estabilidad también es prodigiosa... Cómico, yo tenia pensado concluir que le sobraban cuarenta kilos y le faltaban cuarenta CVs... quizá al día siguiente lo diga pero por el momento me cuesta mucho ponerla pegas. A la mañana siguiente digo porque, por fin, saldré con ella de curvas... por la bonita zona de la Vega, al sur de la Comunidad de Madrid.

To Be Continued...

Emoticón wink

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