Los hombres de la Edad de Hielo

Se fue el verano y ahora el otoño. Por fin llega el frío y la cosa se pone interesante. Se acabó ver moteros de cubata, piscina o terraza, pasamos a las invernales y, en ocasiones, a los fríos polares. Para algunos, una maravilla, una buena noticia y ya puestos, qué bien carburan las motos en invierno, ¿verdad?, no me podéis decir que no, ja,ja,ja. Vale, para ir de curvas o circuitos la cosa pinta negro, obvio, pero es buena época para cambiar de chip y volver a viajar con otra mentalidad sabiendo que, además, los pocos que veas por las carreteras en moto son, casi seguro, de tu misma tribu. Más ventajas: dejamos de sudar dentro del casco, cualquier parada en un semáforo no se convierte en un pequeño suplicio. El “calentamiento global” de nuestro motor desaparece cuando llega octubre, comienza una nueva estación motera muy agradecida para algunas partes de la biología humana. Sí, me explicaré: en mi caso al menos, dejo de estar sobre una “barbacoa” y siento que puedo volver a procrear (no sé en vuestras motos qué cantidad de calor sube del motor, en la mía es asfixiante, una auténtica pesadilla en cuanto paras).

Algunas amigas nos llaman locos pero exageran, si tuvieran nuestra capa de grasa natural comprenderían un poco mejor nuestro “aguante”. Vale, espera, si vas de paquete y eres friolera –cosa de lo más normal del mundo- anímate, con las ropas modernas y los sistemas de “calefacción personal” (incluyendo las bolsitas esas) lo tienes mucho más fácil que lo que lo tenian nuestros ancestros… Ultimamente me he dado cuenta que también proliferan todo tipo de calentadores enchufados a la moto. Cualquier día te da un calambre en los huevos, piloto, avisado quedas, a ver como se explica eso a la Guardia Civil o a tu seguro. Leí incluso que hay… ¿calcetines calefactables? Joder, ¿como es posible montar en moto con tantos cables colgando de nuestras partes? Os juro que flipo en colores Castrol cada día más. No digo nada, solo que lo leo y alucino. Llegados a esos extremos ¿por qué no viajas o te mueves en coche?

Qué poquita gente se ve en moto en invierno, la verdad, creo que cada año menos. El otro día volviendo de Barcelona juraría que no nos cruzamos con ninguna moto, ninguna. Lo peor del invierno es que dejamos de ver ciertos cuerpos esculturales femeninos en muchas playas y piscinas pero ahogaremos las penas en gasolina o en otros vicios sanos… vamos a ver, por ejemplo… por segundo año consecutivo me pican para viajar en enero a la más cruda y mítica concentración europea que tenemos: Elefantes. Otra de esas citas que tienes en “asuntos pendientes” desde que tienes uso de razón.

Esta vez es “culpa” del gran Gregg, veterano maestro de rutas y tropelías varias, que pretende acudir al sur de Alemania dentro de un mes. Empecé hace semanas a echar números, revisar viejos rutómetros y poner velas a San Glas (bueno, simbólicamente) porque se necesitan unos cuantos días y conseguir “permiso” no está nada fácil en la oficina, sobre todo cuando te has pulido casi todas tus vacaciones… Lamentaría perderme la oportunidad que me brindan (encima no iría con la Infinita, sino con una GS) porque estas ocasiones, como otras, no hay que desaprovecharlas… pero también hay que ser realista y no ilusionarse demasiado… de hecho, justo después de llegar al pico de emoción me dieron el palo y, al final, no podré ir en el 2011. Nos “conformaremos” con acudir, una vez más, a la “Estrella de Javalambre” (dónde, por cierto, suelen acudir muchos de los moteros que no pueden salir hacia Alemania; de hecho, es uno de los motivos por los que hacen coincidir la fecha con la cita de Elefantes).

Y hablando de Elefantes, me vino a los labios las hazañas de varios amigos. Para empezar, las de Luis (el Mudo de Alcalá), otro gran veterano, que fue en Vespa en el año 1984 (entonces se celebraba en Austria), viaje que nos aportó a sus amigos mil anécdotas y algunas imágenes irrepetibles. Mi padre estuvo a punto de conseguirlo pero aunque preparó la Guzzi a conciencia y se encontraba en su cenit rutero salió solo y quedó atrapado sin llegar a meta (solo por eso debería intentarlo yo y plantar nuestra “bandera” para indicar que es tierra conquista por los “LF”.)

En la próxima edición de Pingüinos a Luisito le van a galardonar con un Pingüino de Honor. Subirá al escenario junto a su amigo Agostini (mira que coinciden en actos estos dos, ¡empieza a ser cachondo el tema!) y los campeones del mundo, Marc Márquez y Toni Elías. Se lo dan por ser fiel a la cita, por haber acudido a sus, ya, 30 ediciones (bueno, realmente un año acudió a dos ediciones, sí, sí, y por eso es el único conocido que tendrá 31 participaciones, una historia para contar otro día). Si de mi dependiera, yo se lo daría por otros motivos también. Acudir desde Madrid a Valladolid, haga frío o mucho frío, no suele suponer demasiada aventura para muchos. Llegar en Vespa, solo, a Elefantes, sí que fue una aventura digna de ser elogiada. Ya a la altura de Alcolea del Pinar (provincia de Guadalajara, apenas a cien kilómetros de su querida Alcalá de Henares) se encontró con una fuerte nevada por lo que el viaje fue cañero desde el principio. He visto varias veces algunas fotos de aquel viaje y puedo afirmar sin exagerar que si las vieran más de un rutero o motero actual se pensaria dos veces sus palabras cuando se queja de pasar frío en moto. Solo hay que ver la ropa que se estilaba entonces para comprender que todavía tenemos, entre nosotros, a auténticos hombres de la Edad de Hielo. Vivitos y coleando, casi congelados en ocasiones pero con tanta pasión en sus venas que no pueden helarse.

Quiero recordar también a otro gran amigo de mi papi y del Mudo: Gabriel Nuñez; el que mi padre en un artículo de Solo Moto llamó una vez, con cariño, “Uno de Albacete”. Lamentablemente, hace años que no está entre nosotros por culpa de un maldito cáncer. Gabriel era un auténtico rutero de la vieja escuela que conquistó Elefantes con una modesta Honda XL 200 a la que llego a acoplar unos ¡¡esquís laterales!! para lidiar con los últimos y resbaladizos kilómetros. Primero lo intentó en 1985 junto a un amigo, José Antonio (de Yecla), pero, aparte de despistarse en Montpellier y seguir solo muchas millas alejado de las autopistas, un fuerte temporal cerca de Berna, en Suiza, le hizo desistir y dar media vuelta. Al año siguiente, no sin pasar algún que otro contratiempo climatológico (la moto perfecta), consiguió llegar a Salzburgring.

A Gabriel le conocí en mi juventud y hasta una vez me caí por intentar seguirle por una pista forestal, volviendo de la querida invernal Estrella de Javalambre. Más tarde paramos en una gasolinera a enderezar mi pedal de freno y en un bar a comer algo (Crivillé y Sito en la tele, pretemporada 1992, debut en 500 del nen de Seva). El de Albacete era un caballero afable, humilde, amigo de sus amigos, organizaba varios encuentros moteros por sus tierras, todo un motorista veterano. Se fue muy pronto pero dejó huella entre los que le conocimos. Sirvan estas palabras como pequeño reconocimiento de un admirador.

Y hablando de Javalambre, qué decir si ya estamos llegando a fin de año. Pues que, próximamente, en un mes, estaremos viajando hasta Manzanera para disfrutar de una nueva edición de una de nuestras invernales favoritas. Charlando con el amigo Peter de MCZE, hace algunos meses, le mencioné que en la edición del año 2000 (celebrada en Camarena de la Sierra) conocimos a una motera de raza que iba con una FZR600 y que, creo, era también de Albacete… la cosa quedo ahí hasta que me contó un poco su historia. Se llama Carmen y ellos se conocieron en la edición del 89 en Elefantes. Por lo visto, la piloto se hizo famosa en nuestro mundillo porque ella y su exnovio viajaron a Nordkapp, Marruecos, Grecia, Isla de Man, Elefantes (varias veces) e infinidad de participaciones en el Campeonato de España de MotoTurismo así como en los rallies FIM, etc, etc, toda una institución la chavala… y siempre con su moto. Lo mejor es que, posiblemente, acuda a Javalambre y volvamos a verla después de once años.

Para terminar, otro recuerdo fresco. Hace algunos días bajé a mi trastero a por leche, como hago periódicamente, y volvi a subirme unos cuantos números muy viejos de Motociclismo y Solo Moto. En uno de ellos venia la sección que inventó el viejo camarada de mi padre Emilio Moliné (el…ejem... simpático dueño del camping motero de Anzanigo), sección que llevaba casi el mismo nombre que este blog (o más bien lo contrario: se lo copié directamente, ni homenaje ni gaitas; como se entere me pedirá royalties…). Pues eso, que bajé a por unos cartones de leche semidesnatada y casi se me olvidan alli mismo (encima me había equivocado y había comprado en el Carrefour leche desnatada) porque empecé a hojear el artículo de esa revista de enero del 79 donde Emilio, hablando de Arguis 78, contaba como se las gastaban él y su pandilla en "el glorioso puerto de Mont Repós", con sus Trallas, Impalas y Ossas Copa pasando y repasando a cualquier intrépido valiente que osara entrar en moto en sus dominios, ya fuera galo o no. Lo cojonudo es que se hacían el puerto varias veces durante la misma sesión. Esperaban, subían, adelantaban, volvían a bajar a por más “víctimas”... a veces casi de noche, mientras se celebraba una invernal, a veces con una churri de paquete al borde del infarto... Ya veis, de traca, algo inconcebible para nuestros tiempos civilizados y aburridos.

Lo dicho, hombres de la Edad de Hielo, de otra pasta, de barbour o de cueros Furygan, pantalones gruesos o militares, moteros que usaban papel de periódico casi tanto como lo hacían los ciclistas para protegerse del frío, tipos que se cruzaban media Europa con seis kilos de herramientas a cuestas para arreglar las averías que se presentaran por el camino… con unos guantes y unos cascos de risa y, eso sí, el pañuelo de su novia o su esposa asomando por el cuello, ondulando como una bandera pirata en el navío oscuro de la osadía. Todos ellos, sin duda, ejemplos de lo que un verdadero rutero puede hacer si, de verdad, ama viajar en moto por encima de otras consideraciones físicas.

Felicidades Luisito por tu nuevo trofeo. Pronto te harán una estatua. No me extrañaria que terminara hablando la jodida. ¡¡Feliz y racing 2011 para todos!!

www.youtube.com/watch?v=fz0knJOB5E4
Viaje a Elefantes 1984, Salzburgring, Vespa 200, 9000 kms. en seis días. Avería de cable disfruta-kilómetros. Los kilómetros no se miden, se disfrutan (Luis Ballesteros "El Mudo").

¿La última curva? "Stay hungry, stay foolish!"


Estimado amigo y compañero de “box”:
El otro día me dejaste un poco preocupado. Ya ves, tal cual… no es retórica, me conoces bien, soy un jodido idealista cuando hay ruedas y motores por medio. Bueno, si fueramos montañeros acérrimos o exploradores de los que salian en las novelas de Julio Verne pensaria lo mismo y escribiria lo mismo, aunque no hablara de motos. Así que, con tu permiso, me vas a dejar dedicarte unas líneas porque desde aquella conversación he estado pensando un poco en el asunto y, bueno, ya sabes lo pesado y sensible que soy con estos temitas. Así que nada, ¡paciencia!, que tengo aquí sitio para desarrollar mis pensamientos, con la mejor de las intenciones, por supuesto…
Pues sí, como digo, algo preocupado. No por haber escuchado la canción otras veces deja uno de notar la mosca tras la oreja cuando te cuentan lo que me dijiste. Siempre comienza con un tono suave, casi trivial, como quién no le da importancia al asunto. Quizá la importancia sea una cuestión totalmente subjetiva pero, en el fondo, casi todos hacemos lo mismo cuando tomamos alguna decisión concreta, sea la que sea. En este caso, siempre se alude a dos o tres temas recurrentes, si me permites decirlo. Que si el tráfico, perdón, el caos de tráfico y demás amenazas viales que nos acechan continuamente a los motorista, que si la DGT y su infinito afán recaudatorio y, por supuesto, el tema familiar y la necesidad, imperiosa y vital, de seguir vivos, producir y ver crecer a nuestros polluelos. Totalmente comprensible, no son cuestiones menores, sobre todo la última. Además, ya no tenemos 20 años, valoramos más nuestra integridad y no queremos pasar por más bajas, ahora tardas más en recuperarte de las “resacas”, correcto, nos pasa a todos. Lo que también pasa es que hay que pensar en qué vacuna te quieres pinchar ante esos virus amenazantes. Qué grado de pureza y qué precio quieres pagar… Si fuera otro el piloto de esta historia no escribiría nada. No va conmigo hacer de “pater” o “consejero espiritual”… pero tú no usas la moto para transportarte, tampoco es un hobby, es algo más vital… lo he comprobado muchas veces, puedo decirlo sin atisbar la más mínima duda. Por eso me he decidido a escribir todo esto con la única y modesta intención de desear que te pienses bien las cosas, compañero. Bueno, ya ves que atrevimiento pero si no nos cuidamos entre nosotros ¿quién lo hará?
Es cierto, a veces pasa que primero se da de baja la moto de calle con el argumento de solo usarla para circuito. OK. Luego, en ocasiones, se empieza a acudir a pocas tandas... como acudes a pocas tandas empiezas a perder el vicio y te planteas qué necesidad tienes de seguir con la moto, el remolque, perder un día o dos en ir y volver, etc, etc. Dicen que hasta el más salvaje instinto puede modelarse con la rutina del día a día, con la misma canción sonando una y otra vez a nuestro alrededor... hasta que un día tu gran pasión deja de estar domesticada a estar en tierra de nadie, a bajar posiciones en tu parrilla emocional. Es como dejar a una novia sin saber my bien el motivo. ¿Qué me ha hecho para que la deje? ¡creo que nada, era buena chica y me gustaba salir con ella pero la dejé… y no sé a ciencia cierta por qué! Para rematar el potaje, un día te ofrecen algo por tu moto y, ante tu estado de relativo pasotismo, por poco que insistan se la llevan. Tal vez una excusa doméstica para cambiar algo en casa sea el último empujón para venderla diciendo luego eso de “ya me compraré otra, no tengo prisa y bla bla bla” (por ejemplo, salvando las distancias, claro, esto lo dijo textualmente mi vecino de abajo en el 2006 y hasta ahora).
Bueno, compadre, me vas a perdonar otra vez, casi seguro que me estoy pasando seis pueblos con todo esto que digo aquí, de hecho seguro que sí. Ojala quede la cosa a mitad de camino: tengas tu R para circuito y otra moto más lógica, barata y polivalente para todo lo demás. Ok, ¡buena jugada! Pero ya te digo, Kevin, me vas a tener que soportar un rato más, de buenas intenciones está el mundo lleno... uno a veces piensa ese plan y se "lo roban". Hay muchos ladrones por el camino, uno ya no se fía ni de su sombra cuando sale a la palestra la “reconversión”… no siempre salen tan bien los planes como decía el coronel del Equipo A. Hay que estar alerta, vigilante, protegiendo nuestra pasión, nuestro patrimonio humano. A veces nos preguntan porqué seguimos rodando, porqué hacemos cosas que son o parecen algo irracionales. Esos que lo preguntan olvidan que las cosas más importantes en la vida las solemos escoger de manera irracional, por el corazón, por su faceta emotiva. Si no fuera asi solo se casaria la gente con el rico o la rica del pueblo. Si no fuera así no probariamos el alcohol o nos meteriamos entre pecho y espalda un millón de calorias en algún asador domingo tras domingo (o casi). Si escogieramos nuestras decisiones solo racionalmente tal vez no nos complicariamos la vida teniendo hijos. Afortunadamente, todavía no somos máquinas ni hojas de cálculo y hacemos cosas por instinto, por emoción.

En tu caso concreto el tema me hace “pupita” porque seria una autentica lástima para el panorama racing nacional que, en un futuro próximo, perdiéramos para la causa un figura de tu calibre, un piloto tan rápido como buena persona. Dicen que ser bueno no va bien para nuestros propios intereses vitales porque, en ocasiones, dejamos de ser lo que, en parte o en todo, somos. Parece un juego de palabras pero no lo es. Por supuesto, en la vida existen muchas otras cosas maravillosas pero está esa pregunta capciosa por ahi revoloteando: ¿cuál es tu estado natural? O dicho de otro modo: ¿cuando te ves en tu estado puro?, ¿cuando lo das todo?, ¿cuando lo damos todo?, ¿con la raqueta de tenis, con la bici, comprando en el supermercado, tomándote un vermú los domingos? Coño, todo eso es importante pero la pregunta es concreta ¿verdad? Hacemos muchas cosas todos los días, durante años, pero hay pocas que realmente nos definan tanto como las que están arriba del todo de la pirámide de nuestras pasiones.

Quizá esté equivocado pero creo que después de estos añitos de aventuras algo sé de ti.
A ver, hemos compartido lesiones (bueno, afortunadamente tu solo de chofer je,je), hemos zumbado de lo lindo durante horas y horas por carreteras y autovías en Francia, Bélgica o Alemania, hemos devorado miles de curvas y cientos de cubatas, echándonos unas risas de esas buenas dificiles de olvidar. Hemos pisado algún que otro circuito y nos metimos una etapa Lyon-Madrid que fue la esencia de lo que hablo. Aquel día solo existía la carretera, el gas, nuestra moto y la adrenalina. Estábamos vivos, en la batalla. No hubo nada más durante esas horas. Eramos lo que somos, sin adulterar. Olvidamos otras consideraciones, varias responsabilidades y algunas facetas legales. (No puedo olvidarme de que no fuimos los únicos alocados aquel día. Otros también olvidaron los posibles radares y casi su integridad física... pero, coño, ¡si solo tienes un ojo sano no puedes apartarlo de la carretera mientras conduces tu ZX10R, normal!)

Terminando, que soy más pesao que el safety car... Como sabes, es peligrosillo apagar una luz pensando que tal vez, más adelante, volverás a encenderla con la misma tensión. Las bombillas se enfrían y luego ya no alumbran igual… Tal vez la última curva solo existe en nuestra mente si nos proponemos construirla, si insistimos en verla levantando la visera con cara de pacíficos ciudadanos, si solo escuchamos el sonido ambiental y no el de nuestro corazón. Si no te lo planteas, la última curva no existe porque vivimos dentro de un auténtico infinito. Y en el infinito no existe ni la última curva ni la última recta. Los terrestres somos algunas de las criaturas que viven dentro de ese infinito, hermano. No desaproveches ese honor y, si te lo sigue pidiendo la “patata” que tenemos en el pecho, después de esta parada, sigue volando bajo.
Qué nada ni nadie decida por ti. Un abrazo, salud y gasolina.

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Como usas un iPhone no puedo terminar sin añadir algunas de las sabias palabras de uno de los creadores de Apple, Steve Jobs, un genio que superó un cáncer, que fue echado de su propia empresa pero que comenzó de nuevo y logró nuevas metas gracias a su voz interior:
“No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior. Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición. De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser.”

El famoso speech de Stanford en: http://www.youtube.com/watch?v=6zlHAiddNUY

Futuro incierto... "Money never sleeps"

Ese viejo sentimiento tan humano de querer ser corredor de motos parece que, cada año, se hace más complicado. ¿No deberia ser justo al contrario? No, no lo digo por mi, me refiero a pilotos de verdad, con talento, juventud y ganas, que, sin embargo, están, no solo viviendo una odisea sino sufriendo una pesadilla... o viviendo un final precipitado y antinatural. Sabemos que los presupuestos se disparan a nivel nacional y mundial si alguien con talento desea asomarse al balcón de sus sueños, sí, que sin patrocinadores es practicamente imposible comenzar a rodar en serio. ¿Qué podemos decir que no sepamos todos? Bueno, tal vez asumir que, desde hace ya varias décadas, los fabricantes, promotores, federaciones, público y marcas han creado una bola tan grande que ya es imposible pararla... demasiado business en juego.

Si miramos más abajo parece que, salvando las distancias, ocurre más o menos lo mismo. Correr habitualmente, aunque sea un regional o incluso las llamadas carreras de "aficionados", supone tal desembolso que solo unos cuantos pilotos (por luchadores, méritos, cuna, suerte o por todo lo anterior) se lo pueden permitir de manera habitual. ¿Recordais el Criterium SoloMoto, la Copa Streaker, Motociclismo Series...? ahora correr cualquier "campeonato" es una tarea de titanes. Muchas veces no es culpa de los que organizan esos campeonatos, por lo menos a cierto nivel. Ahora mismo me viene a la cabeza la gente que organiza las Pirelli Superstock Series, campeonato nada caro, divertido y emocionante. Pero claro, el problemilla está en la base: en los precios y el nivel de las motos que usamos ahora, en el precio del recambio que hace falta para estar "in", en cumplir con los diezmos de los dioses de los neumáticos (¡qué gran invento para gastar pasta sin parar!) y, en general, en aguantar día sí y día también el precio desorbitado que nos pidan por cualquier gilipollez... hasta por una puta maneta.

¿Y qué podriamos hacer para abaratar costes? ...

(Una pequeña paja mental irresistible: si corrieramos con otras motos más básicas, más sencillas, más baratas, más ¿antiguas? algo se podria minimizar, ¿verdad?, pero claro con los pepinos que vemos o tenemos ahora, quién es el guapo que "tira la primera piedra" aparca su Fireblade y coge una CBR del 92, por ejemplo. ¿Correrias tu con una GPX750 una prueba de resistencia, con una ThunderAce en StockExtreme, con una antigua CBR600F de carburadores en la casi extinguida SuperSport? Yo sí... ¿Ahorrariamos mucho? algo sí... Y si luego miras las clásicas de verdad, las de hace cuatro décadas, Montesa, Ossa, Bultaco, Ducati... ¡tampoco sale barato correr con ellas si te lo planteas con cierta regularidad! Fin de la pajilla mental).

Bueno, está claro que para reducir gastos notablemente las federaciones y las marcas deberian proponerselo, son los amos del calabazo a fin de cuentas, pero eso no va a ocurrir. Muy complicado y muy poco espacio el que tenemos para seguir desglosando motivos o dar palos de ciego, muchos factores involucrados en la sopa. Yo me conformaria con que se ayudara a los que demuestran talento y, sobre todo, se crearan copas de promoción realmente asequibles para los chavales. Eso es lo que deberían hacer los "mayores" pero en este país parece que solo te ayudan cuando ya has llegado al primer éxito importante y ya sales en las revistas... a buenas horas.

También tenemos que contar con la actitud de muchos aficionados, de nuestros propios gustos... ¿tendria sentido montar una copa para correr, por ejemplo, con las sencillas ER-6 de Kawa, como hacen en Francia? Tal vez bastante gente diria que sí, estoy convencido, pero tenemos tanta "tonteria" acuesta en España con las Rss que parece que no se puede entrar a un circuito o correr con otro tipo de moto que no sea una R de, como mucho, 3 o 4 años, no más atrás. Qué gran mentira, qué gran negocio...

Miremos un poco más al abismo porque la rueda de las ilusiones y la espiral del negocio siguen girando sin parar: bajas de escalón y piensas en la base, en la posible cantera, miras a los que te preocupan de verdad, piensas en tus hijos y en los crios de tus amigos diciendo, casi convencido, "bueno, ellos podrán correr por poco dinero, al menos durante unos añitos".... y también te equivocas casi siempre. Bueno, puedes hipotecar algo o vender un riñón si el crio es bueno y quieres que se inicie en serio pero, digo yo, no deberia ser así ¿verdad?

¿Qué hacen los poderosos?, ¿como dan ejemplo? Recordemos antes de llegar a la foto acutal: la asociación de fabricantes, Dorna y la FIM nos convencieron que las motos de 2T no tenian futuro ¿comercial, tecnológico? váya usted a saber... que las motos de 500cc eran caras, aberrantes, ilógicas... y empezaron a pensar en su sacrificio por un bien común. Cierto que las mecánicas y los avances de los motores de 4T podrian aplicarse más a las motos de serie, lo cual es como invertir para luego tener un ROI (retorno de inversión) razonable y provechoso para la humanidad... venga vale... algunos lo vimos sensato y beneficioso. Desgraciadamente, pasan los años y esas motos de carreras cada vez son más caras, más herméticas, más inhumanas, más electrónicas..., mal ejemplo... Pero eso no es lo malo, se puede entender que la máxima categoria sea un escaparate de lo mejor, de la tecnología, de los avances, de lo más de lo más (personalmente lo veo más o menos acertado, los ingenieros necesitan sus bancos de pruebas reales) pero lo malo es que, por el camino, esa "fiebre" se ha ido propagando de manera, para mi, ilógica: se cargaron las 250 (por culpa, también, y en parte, de los precios del fabricante italiano que ahora triunfa en SBK y que ejercia su monopolio aprentando sin piedad la gallina de los huevos de oro hasta que sucumbió asfixiada) y, peor, ahora, para rematar el business, se van a cargar las sencillas y relativamente baratas motos de 125 y 2T lo cual, entre otras cosas, origina un panorama deportivo exclusivamente dominado por las técnicas 4T. Uno de los grandes culpables de esta "moda" y de este business-plan es HONDA, una gran marca que, historicamente, siempre ha deseado, promocionado y explotado el filón de los motores de válvulas. ¿Esto como nos afectará? Todo va cayendo en cascada (y no de piñones) influyendo y envolviendo a los demás campeonatos, a los presupuestos que requieren los que comienzan a correr o los que ahora mismo quieren continuar haciéndolo y no tienen mecenas para costear estas caras mecánicas de 4T. Afecta a la cantera, a los niños y adolescentes que pretenden iniciarse. Pasa ya en el motocross y, por lo visto, muy pronto pasará con las 125 que se convertirán en, dicen, extrañas criaturas denominadas Moto3. Dirán que serán baratas de mantener, también lo decian de las Moto2... Creo que será otra piedra en el camino para los que pretendan comenzar a correr... Justo ahora que la tecnología permite motos de 2T mucho más fiables, ecológicas y fáciles de mantener que las de toda la vida. Justo ahora que todavía podriamos girar y volver a la senda de participar con motos de carreras ligeras y directas de 2T... Pues no, ahora nos tocará tragar con las llamadas Moto3. Olvidate de que tu padre te pueda carburar la moto, cambiar o preparar tu motor en su garaje, inventar alguna "ñapa" para limar tiempos, o incluso que tus mecánicos profesionales puedan mantenerte facilmente tus motores.... Más dinero para poder empezar, mucho más para continuar, ¡de "fábula"! Si antes nos quedamos ya en España sin la categoria de SuperSport, pronto nos quedaremos sin las ágiles y relativamente sencillas de mantener tazas de café del octavo de litro. Vamos un poco más allá de teorías y opiniones, vamos a por algún hecho real...

Hace algunas semanas me contaron un caso real y dramático que fue como la gota que colma el vaso. No daré nombres ni datos concretos porque su protagonista está tan sumamente quemado que no quiere nigún tipo de publicidad, ni aunque sea positiva o, hipoteticamente, le aportara algún tipo de beneficio. Vereís... cierta joven piloto que también las está pasando canutas para encontrar el dinerillo suficiente para poder seguir corriendo en su campeonato regional me contó que un amigo suyo, un chaval de 16 años que es un auténtico crack, está a punto de bajarse de las motos para siempre. Sí, con 16 años, como suena. Con 12 años ya era un crack en minimotos. Ella (la piloto que me lo contaba) se ha emocionado muchas veces viéndole correr en las carreras de 70cc en las que participaba su joven amigo. En esa categoria (cosas de las carreras, nada que objetar) no pudo ganar porque se averió su moto en la última carrera y no puntuó. Ella le vió llorar durante la última vuelta de la carrera pasando a 60 por hora por la recta, con la moto fallando, mientras el piloto que llevaba detrás le adelantaba y se llevaba el título. Luego, en 125 ya por fin se llevó el galardón. Como era lógico, probó suerte en el CEV de privado, de los más jovenes de la parrilla pero, en el CEV, de privado, no llegas a ningun lado... Este año por presupuesto no ha corrido pero está preseleccionado para la Rookies Cup del 2011. Un fin de semana fue a cierto circuito a las pruebas de selección y aunque estaba entre los tres primeros en tiempos no pasó el "corte"... No sabemos por qué. Entiendo que den plazas a niños que tiene buenas maneras aunque no hagan buenos tiempos pero si no le das cancha a los que consiguen los mejores tiempos... ¿a qué cojones jugamos?

Con la moral por los suelos y la cartilla criando telarañas, dijo que iba a dejar de correr porque siente, con razón, que cada euro que su padre junta o que consigue peleando se malgasta sin sentido, sin dirección. Ningún privado llega a nada en este mundo moderno de cámaras, colores brillantes, sonrisas y paragüeras de infarto. La aventura casera de MZ en Moto2 este año debe ser de las últimas que vamos a conocer. El lado glamouroso esconde muchas miserias, muchas historias anónimas que, lamentablemente, deberiamos evitar y cuidar entre todos. No sé, creo que estamos demasiado extasiados por lo que nos muestras las jodidas cámaras, esos focos donde no se ven los sueños rotos de chavales de 16 años o incluso más pequeños.

El piloto de nuestra triste historia, a día de hoy, ha dejado las carreras y las motos. Dudo que vuelva a este mundillo. Seguramente, odiará siempre el motociclismo por lo que no le ha dado. Sí, en el 2010, hemos ganado los tres títulos del Mundial pero han ocurrido otras cosas no tan brillantes. Algo falla. ¿A quién preguntamos? Si este tinglado lo maneja, en parte, una mafia visible e invisible, habrá que preguntarles a ellos, les guste o no, qué futuro nos espera.

Por otra parte, el piloto de la foto es Pablete, hijo de mi buen amigo y gran motero de la vieja escuela, David. Los dos comparten el mismo apellido, claro, y ese apellido es "Motos". Son dos quemados de corazón, puro nervio. Uno ya está "viejo" pero Pablo es un niño que apunta buenas maneras, gasta deslizaderas que da gusto y progresa cada año más y más, a pesar de que algunos veces tiene un mal día, lógico por otra parte.

¿Qué podemos desearle? ¡Mucha suerte y un buen padrino! Pablo, ojala seas la excepción que confirma la regla. Si sobrevives el tiempo suficiente para salir bajo los focos tendrás más posibilidades de triunfar, está claro. ¡¡Aguanta tronquete, aguantad family!! ¡Aúpa campeón!

Amor, pasión y tragedia en el noble arte del motociclismo


El pasado viernes tomé una caña con Vero, mi rehabilitadora, la chavala que se ocupó de ayudarme a volver a tener una mano normal a mi diestra. El motivo era que cambia de trabajo, se va a uno mucho mejor (cosa casi inaudita en estos tiempos, ¿verdad?). Además, lo teníamos pendiente, así que allí fui, claro. No me puse guapo porque no era en ese plan. La típica historia de rehabilitadora que se encariña con el motero lesionado no se va a cumplir esta vez. Sentados junto a la barra, después de contarme sus novedades, me preguntó por mi viaje a Alcañiz y me dijo luego, comedida pero sonriendo, “tú, claro, con tus motos y eso” mientras me miraba con sus hermosos ojos infinitos. Afirmé con la cabeza mientras la devolvía la sonrisa pensando que soy ya algo viejo para cambiar. A ella no le gustan las motos mucho pero desde que me conoció me da la sensación que tal vez las presté un poco más de atención cuando salen en la tele. Tranquilos, ¡no voy a sacar más conclusiones!
Me habló enseguida del japonés que había caído en Misano, del pobre Tomizawa, y asentí con la cabeza sin decir nada. Ni ganas ni tampoco mucho que decir, solo lamentarlo. Las historias de amor, como todos sabemos, no siempre terminan bien. Lo del piloto japonés con las carreras lo era. Vivió una gran historia de amor, pasión y, al final, tragedia. Además, desde aquella pareja de jóvenes italianos que nos presentó Shakespeare, parece que ese gran país acumula demasiadas tragedias en sus pistas... Monza, Imola, Misano... No sé si vería el homenaje que organizaron en Motorland, estaba bien preparado pero el resultado final fue de traca. Tal vez la emoción no dejaba ver los detalles (los malos detalles) pero la intrusión monárquica estropeó un poco lo que la familia del mundial tenia reservado para el querido piloto japonés. ¿Quién era el protagonista durante esos minutos? Parece que la presencia real era más importante que el piloto homenajeado y su equipo. Menos mal que se le rendirá otro homenaje, imagino que mejor organizado, en su tierra, allá en Motegi.

El amor por las carreras y la pasión que demostró Shoya desde que llegó al mundial (concretamente, desde la pretemporada 2010) impresionó a pilotos, periodistas y aficionados. Su alegría y su pasión por el motociclismo era otra de esas luces brillantes que nos recuerdan por qué amamos este deporte, ¿verdad?, pero ha resultado demasiado caro una vez más pagar el peaje. También ha sido inevitable maldecir esa especie de "maldición" que tienen los pilotos japoneses (hablamos mucho de Kato, Abe, incluso de Wakai pero nos hemos olvidado también del bravo Yasutomo Nagai, fallecido en 1995 en Assen, y del funesto accidente que sufrió el bueno de Takuma Aoki, aquel valiente y rápido piloto de 500 que volaba con una Honda bicilindrica pintada de Repsol). En Misano perdimos una sonrisa, un guerrero, un piloto, un ser humano de los grandes, algo sencillamente irremplazable. ¿Hubiera cambiado algo de haberse parado la carrera, de haber sacado bandera roja? Modestamente creo que no, la tragedia fue demasiado brutal. Pienso que es inútil buscar culpables para mitigar la rabia o las lágrimas. Es cierto que en casos tan sumamente graves es más importante sacar al herido que dejarlo en la pista o cerca de la pista (por miedo a que alguien lo remate) aunque esa acción de traslado conlleve cierto riesgos de lesiones adicionales. De hecho, estas cosas las deciden los médicos que para eso saben y están allí... nosotros… ¿qué coño podemos decir sentados en nuestros cómodos sillones viendo la tele?
Opinar es fácil pero estar en la pomada y decidir lo acertado no resulta trivial. Lo que pasa es que ya no estamos acostumbrados al regusto amargo de las carreras que terminan mal.
Afortunadamente, claro. Sabemos que esas cosas pasan con demasiada frecuencia en tierras inglesas pero ojos que no ven... Nos hemos habituado a las luces de colores y a casi creernos que el motociclismo (de élite o no) ha dejado en parte de ser una actividad con un alto riesgo físico. Creemos que desafiar las leyes de la física ahora es más accesible, más inocente, más humano… y cuando ocurre alguna tragedia la fea realidad nos impacta con fuerza. Cuando nos golpea nos sentimos agraviados, estafados, pero es un mazo que siempre pende sobre nuestras cabezas. Casi hemos olvidado la figura negra que monta con nosotros detrás. Hemos olvidado lo duro que es la botella de champagne cuando en lugar de beberla nos golpea. Afortunadamente, en general, todo ha cambiado a mejor, sí. Sobre todo en las carreras que vemos en la tele. Salvo en casos aislados como, por ejemplo, el que le sucedió a Robert Dunlop, es difícil que un piloto fallezca victima de un gripaje de motor, por ejemplo... pero el riesgo, como siempre, sigue acechando dentro y fuera de los circuitos.

Lamento profundamente la perdida de Tomizawa porque, por lo que vi estos meses y he leído, era un ser humano excepcional, positivo, afable, lleno de energía y de vida. Lo lamento porque lo considero sumamente injusto, sobre todo si recuerdas que solo tenía 19 años, con toda la vida por delante. Pasé un domingo triste porque sentí que era parte de nuestra familia, un hermano mayor que hace y sabe hacer lo que otros nunca nos atrevimos a probar, ahí es nada.
Durante días he pensado y he leído muchas cosas pero, lo siento, no entiendo cómo podemos darle una y mil vueltas a un hecho que aunque triste, cruel e improbable es posible. Lamentarlo es una cosa, buscar culpables hasta el infinito es otra. Me parece mezquino que haya incluso gente que, ¡¡alucina!!, haya acusado a Alex DeAngelis con comentarios tan horribles como alguno que he leido que dice, a las claras, que Shoya ha sido otra victima de Alex. ¿Cómo se puede decir semejante burrada? También los que acusan a los médicos, a los controles o a la misma Dorna de no cancelar la carrera de MotoGP. Seguro que hay detalles que pulir, acciones o conductas que mejorar, sí, pero obsesionarnos creo que no conduce a nada. ¿Fue acaso culpa del propio piloto por salir en la carrera? ¿Fue culpa de los pilotos que se lo encontraron en su camino como sugieren algunos impresentables? ¿de Dorna por permitir parrillas tan saturadas?
En todo caso, si tengo que culpar a “alguien” culparía a la maldita hierba artificial que no vale para nada salvo para decorar pero… ¿dónde podemos terminar?, así podríamos seguir enumerando cosas durante un minuto y otro y otro… Al final solo queda una pequeña certeza, la modesta opinión de algunos moteros, aficionados o simples telespectadores con, quizá, una perspectiva más fría. Mientras corramos sobre máquinas de dos ruedas y un motor, que desafían cada segundo la fuerza de la gravedad y otras leyes amigas de la naturaleza, existirá riesgo. Mayor o menor, grande o pequeño, pero existirá. Intentar conjurarlo por completo como a un demonio es una batalla perdida. Podemos maquillar las sensaciones, mejorar la seguridad (por supuesto), cambiar o pulir los reglamentos pero en el fondo del vaso de la pasión siempre estará, latente, el mismo poso de tragedia. Las dos caras de la conocida moneda.

Una semana antes, al otro lado del charco, se nos fue otro piloto, otra promesa de las dos ruedas, Peter Lenz, de solo 13 años. El suceso casi paso desapercibido. Me indigné y me cabree un huevo cuando aquel domingo, en Indianápolis, no escuché por la tele ninguna mención a Peter. ¿A qué estamos jugando?, pensé. ¿El puto show debe continuar sin más?, ¿cuánto vale la vida de un motorista, de un deportista, de un niño? Afortunadamente, una semana después rectificaron… mientras en paralelo se abrían viejos debates sobre la edad mínima que debería establecerse para comenzar a correr en el mundial y en los nacionales. En este tema sí que se puede mejorar mucho. Coincido con los expertos que comentan y avisan del gran negocio que hay detrás de las competiciones infantiles (prefiero no hablar de la Cuna Bancaja, por ejemplo) y de la locura de CVs y prestaciones que, casi desde enanos, tienen que torear los jóvenes aspirantes a corredores. ¿Y digo no nos estamos pasando? ¿Por qué confundimos el tocino con la velocidad, una y otra vez? ¿Por qué pensamos que no se puede correr de joven con motos menos potentes? ¿De qué vale correr tanto en las rectas? Vale, vivimos en un país, en una cultura motociclista, donde se nos inculcó que era lo más natural del mundo pasar de motos nacionales de 2T y limitadas prestaciones a jamelgos japoneses de casi 100 Cvs con chasis y ruedas casi de juguete… Hace dos o tres décadas, cuando se mataba algún flipado, tenias que oír la típica frase de “claro, es que las motos son muy peligrosas”… nadie aludía al “piloto” que sin preparación iba (¡con su padre a veces!) al concesionario y se pillaba una GSX-R de las primeras con cara de felicidad después de confesar, tan pichi, que su anterior moto habia sido una Puch Minicross o una Derbi C-4. Desde aquella bola lanzada la partida sigue corriendo… un caldo de cultivo perfecto para aunar otra vez pasión y tragedia. ¿Y pienso, tiene esto solución todavía? Lo dudo.

Volviendo al viernes pasado, en la barra de ese bar no hablé de mis tonterías, de mis ilusiones o fumadas mentales (lo de pajas queda a veces pequeño) o de lo que he pensado ser capaz de hacer para encontrar “patrocinador” (aunque no es ilegal, mejor no lo cuento) pero sí pensé en mi mano y en esa sala llena de lesionados dónde pase varios meses. La salud es lo más importante que tenemos, sin ella no podemos funcionar debidamente pero con salud y sin historias o retos, pequeños o grandes, no sé muy bien para qué valemos… Fue curioso: cuando Vero me dijo que su sustituta era muy maja me reí un poco, ¡no tengo intención de volver por allí, amiga! pero reconocí que fue realista. Sin pasión, sin negatividad y sin querer ser trágica… pero realista. Las historias de amor que concebimos suelen ser hermosas, idílicas, muchas de ellas posibles (sí, muchas veces lo son pero ante ellas nos cagamos en los pantalones), pero en ocasiones las bonitas historias de amor de un luchador con casco y guantes no culminan con un merecido título, con un record de victorias o una larga trayectoria deportiva. Ese ha sido el caso de Peter y de Shoya. Vive tu vida y escribe tus propias historias, sí amigo (mira que es fácil decirlo), pero, si lo haces, traga saliva y se consciente que una historia grande no siempre es hermosa o justa. El pack no viene completo muchas veces pero la elección es nuestra, personal e intransferible. No des nada por sentado, no jures nada... pero disfruta mientras dure. Para bien o para mal, algunos futuros no serán dulces miradas a brillantes ojos profundos sino, en el mejor de los casos, a cintas negras de asfalto que nos recordarán que amamos la velocidad por algún motivo irracional que no tiene sentido intentar clasificar científicamente.
Se puede vivir de muchas maneras, podemos echar la culpa de muchas de nuestras miserias a todo tipo de argumentos o condicionantes pero al final solo nosotros podemos elegir entre vivir historias pequeñas o vivir historias grandes. Peter y Shoya eligieron luchar por sus sueños, vivir una historia de las grandes. Solo por eso merecen todo nuestro respeto y admiración. Su actitud, una vez más, será recordada porque fue lo que marcó la diferencia. Eso es lo que pienso contar de estos chavales tan valientes si algún día mis hijos me preguntan.

Me da la sensación que no he dicho nada interesante pero queria al menos dejar constancia de mi admiración por todos los pilotos caidos en combate, héroes del noble arte del motociclismo. Va por ti Peter, y por ti, Shoya, ojala estéis ahora mismo echando carreras por los cielos. DEP

“O no jures por la luna, la inconstante luna, que mensualmente cambia en su órbita circular, a menos de que el amor pueda demostrarse igual de variable".

Dime, si puedes, qué es la vida normal…

"Don Quijote soy, y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso, de tonto y mentecato?"

Hubo hace siglos, durante mucho tiempo, una serie de personajes, buenos y malvados, iluminados y oscuros, que eran tan inadaptados que no tenían sitio en tierra y embarcaron en barcos de madera con velas blancas y negras. Algunos “simplemente” lo hicieron para descubrir nuevas tierras, vivir nuevas aventuras o comenzar una nueva vida, buscando la felicidad a cualquier precio. Otros no deseaban descubrir mundos nuevos, simplemente vivir al día, gozar de los placeres de la vida, cultivar el riesgo y luchar hasta la muerte. Los llamaron de varias maneras, una popular era piratas. Todos ellos, compartían muchas cosas, ciertas inquietudes, algunas metas y muchas sensaciones. Los tiempos y los medios evolucionaron, el mapamundi se hizo más pequeño y la escapada se hizo más complicada. Ya no era suficiente con echarte a la mar o perderte en una jungla. No existía el concepto de “globalización” pero poco faltaba. Malditos televisores y teléfonos, perversos transportes modernos que dejaron el mundo tan pequeño, malditas máquinas que todo lo simplifican y estrechan agitando nuestras vidas y produciendo el primer ataque de corazón por culpa del estrés. Los piratas pasaron de la vida real al papel y nunca más se supo de ellos… ¿o sí? ¿Quedarían todavía algunos disfrazados de “gente normal”? Tal vez, tal vez, nunca se sabe... de hecho voces expertas afirmaban que no existe la gente normal, que solo hace falta escarbar un poco y descubrirnos. Eso sí, no todos son piratas…

En todo caso, esos piratas de vocación no pudieron disimular mucho tiempo. Algunos se fueron en busca de montañas altas y lejanos polos helados, otros miraron a los cielos y tuvieron la osadía de volar como los pájaros… A veces, los que decían estar “retirados”, permanecían despiertos de madrugada, sentados en el sofá de su salón preguntándose en silencio qué hacían allí, porqué notaban que sus vidas no eran realmente suyas, porqué en mitad de ciertas reuniones familiares (las de compromiso) su mente permanecía muy lejos, ausente, integrada en alguna batalla. Muchos no sobrevivieron al veneno que corroía su corazón (hay limites para todo) pero el riesgo merecía la pena, decían, porque valoraban más la calidad que la cantidad. Algunos pasaron a la historia, la mayoría no, la mayoría murió casi anónimamente. Años después, nuevos inadaptados cogieron una guitarra eléctrica y un micrófono mientras otro colectivo vestido de negro y luciendo pañuelos al cuello seguía, decididos, a volar libre sobre las llamadas motocicletas. Llevaban botas de bucanero, sombreros, guantes, chaquetas de cuero, pocas veces cascos... recordaban a los viejos tiburones de mar.


Y hubo gestas, hazañas, bonitas historias, tragedias y lecciones, y hubo héroes que imitar, guerreros que enseñaron con su ejemplo y crónicas que grabaron sus vidas y sus obras en el tiempo. Y cambiamos de siglo y algunas cosas cambiaron a peor. El miedo se apoderó del planeta por culpa de dos aviones estrellados en dos torres gemelas. Nos sentimos muy pequeños, cobardes, incapaces de vivir sin un hermano mayor, incapaces de pensar que deberíamos vivir nuestra propia vida siempre que fuera posible. Que vivir siempre con miedo es morir en vida. Afortunadamente, algunos piratas siguieron escalando montañas, corriendo sobre asfaltos del mundo civilizado y desiertos lejanos, ausentes, en esos instantes, de los problemas que amenazaban al mundo entero, al margen de las grandes mentiras fáciles de creer que nos bombardeaban continuamente para controlar nuestra opinión, nuestros movimientos, nuestro miedo…(mira tú por dónde unos tipos que dan un cursillo con unas avionetas de mala muerte son capaces de manejar con precisión milimétrica dos de los aviones más sofisticados y poderosos del mundo, ¡apasionante curva de aprendizaje!).


Y, así, año tras año, los piratas vuelven a montar en sus monturas para combatir esa sensación de indefensión, de prisión, de mediocridad humana, de insignificancia cósmica… vuelven a mirar al miedo cara a cara, curva a curva si hace falta, vuelven a volar bajo una y otra vez apostando por un sentido de la vida criticado y censurado por la gente “normal” que, obviamente, no entiende qué beneficio (sí, ese mercantilismo que ordena nuestras acciones) podemos sacar cuando aceleramos en una carretera o cuando el piloto de motocross salta cuatro metros por encima de sus cabezas. Y siguen perseguidos por las fuerzas del poder, muchas veces injustamente, condenados a vivir con los ojos puestos en las espaldas... por si se la clavan en pos de su "propia seguridad" o del cumplimiento de la "ley"... por ejemplo: http://www.mutuamotera.org/gn/web/noticia_desarrollada.php?cod=206&seccion=206
mientras con sus vidas y sus muertes los poderosos señores de la "nobleza" juegan a los números para quedar bien, maquillando la realidad a su antojo ("el papel lo soporta todo").


Los piratas que no murieron luchando, los que no se ahogaron en los placeres ilimitados que no supieron controlar, volvieron a puerto, a tierra firme, intentando vivir una vida “normal”, tranquila e incluso familiar… Dicen que algunos lo consiguieron, otros muchos no. ¿Era acaso esa nueva vida una vida "normal" para ellos? ¿Se puede "desenchufar" el instinto "asesino"?, ¿podemos dejar de ser lo que somos o solo aparentarlo? La verdad nos hace libres, dicen, pero el precio es no poder volver atrás... Algunos murieron felices recordando sus batallitas, enseñando lo mucho que sabían. Muchos no se adaptaron a la "normalidad" y padecieron en silencio, miraban con la cabeza, ya no con el corazón. Todo era demasiado trivial. Quién ha navegado cerca del infinito, cerca de las estrellas, no se emociona en una reunión de vecinos, no, ni descubriendo nuevos parques temáticos. Ya no quedan malos de verdad, piensan, cuando oyen los problemas que gritan los que les rodean, esos que se ahogan en un vaso de agua. Ya no hay malvados como Dark Vader, ese personaje que solo oírle respirar ¡¡¡acojonaba!!! Añoran el olor del mar, la brisa, las olas... en tierra firme todo es demasiaado futil, blando, predecible, soso... No son los únicos mal aparcados. Los que volvieron a puerto temprano, acobardados y ahora amargados, se arrepienten de todos los días que han vivido desde aquel último en que fueron todavía capitanes de su velero, de su vida. Pirata, ¡escucha a tu corazón y no vuelvas a tierra si no sabes vivir fuera del mar! En resumen: ¡huye de la vida regalada, pirata!
Los capitanes de los mejores buques se retiraron en paz y, creo, que la mayoria son muy felices en su actual vida "normal". Ahi tenemos a Troy Bayliss que, aunque dudó hace unos pocos meses, decidió seguir retirado y disfrutar de su dinero, de su familia y de su legado. ¡Grande Troy, muy bien! Y pienso en Carl Fogarty o en ilustres veteranos como Read, Agostini... Capitanes que sobrevivieron a los siete mares. Lamentablemente, no todos los grandes capitanes disfrutan del mismo retiro.

Hubo una vez dos piratas, digo, dos vaqueros, o mejor dicho, pistoleros... se pasaron media vida pegándose tiros. Escasos "sheriff" fueron capaces de inmiscuirse en sus asuntos. Viajaron del odio visceral a una moderada amistad pero siempre se respetaron. Uno era de California, otro de Texas.


Uno se llamaba Wayne (le llamarian "Mister Perfect") y, el otro, el tejano, se llamaba Kevin. Uno venia del dirt-track, el otro del motocross y de la resistencia. En 1987, tuvieron un épico duelo en Brands Hatch y en Donington (cuando sus teóricos rivales en pista eran los ingleses), un duelo que anuncio su adictiva rivalidad a nivel internacional (aqui unas pinceladas: http://www.youtube.com/watch?v=Ao_gSwHsReY). Fue el principio de, quizá, los mejores duelos de la época contemporanea del motociclismo de élite. Y pasaron los años, y las carreras...


Septiembre del 2010. Las carreras vuelven a Misano este fin de semana, veinte años después del primer título de Wayne Rainey, diecisiete después de su terrible accidente. No quiero parecer ni hablar como un frívolo pero estoy convencido de que Wayne no cambiaria su caída de 1993 si el precio fuera no haber vivido su impresionante carrera deportiva y humana. ¿A cuantos campeones malogrados les habrán preguntado esto?, ¿creéis que alguno elegiría vivir una vida “normal” y evitar un fin dramático?

Wayne dejó de correr por culpa de aquel terrible accidente y su némesis, Kevin Schwantz, sin saberlo, también dejo de correr a partir de aquel día aunque tardo año y pico en darse cuenta. Vivieron y corrieron a tope, con letras mayúsculas, unos maravillosos años que jamás olvidaran cientos de miles de aficionados. La vida y la tenacidad de Wayne, antes y después de su accidente, es todo un ejemplo para los simples mortales. Wayne y Kevin, dos capitanes que hicieron vibrar los mares... ¿Quién ganó el duelo?, ¿qué cosas habrían sido diferentes de no haberse encontrado?, ¿habrian brillado tanto de no haberse conocido?, ¿no vivieron acaso ellos una vida normal, la suya propia, la que ellos mismos consideran lógica y normal dadas sus inquietudes?, ¿se puede extrapolar a cada humilde pirata que nunca será capitán pero que navega en su chalupa entre olas y bajo tormentas?


¿Qué es la "vida normal"?, ¿dormir, comer y trabajar ciclicamente?, ¿ir al supermercado habitualmente y esperar en la cola, pagar sonriente la hipoteca, hacer lo que te dicen siempre, vivir  una vida programada que practicamente odias?, ¿no tener mayor reto que conocer el último programa de moda en la tele? No, claro que no... al menos para muchos. Tampoco consiste en desear, continuamente, convertirte en millonario para comprar docenas de objetos que no necesitas. ¿En eso consiste vivir, en renunciar a nuestros instintos, en caminar solo guiados por la razón y el banco?

Cuantos jovenes y no tan jovenes, sentados en el Ace Café en Londres, salían de carreras con conocidos y desconocidos por aquellas carreteras abiertas al tráfico, sobre suelo mojado y vivieron en aquellos minutos más que otros en media vida...

Todo, hasta lo más pequeño, puede ser necesario y hasta saludable, sí, claro que sí... pero puede que no sea suficiente. Dicen que dejemos el barco, que dejemos de navegar por mares bravos, que vivamos una vida "normal", una vida "madura".... pero no sé a qué se refieren exactamente. ¿Qué vida normal vivieron Kevin y Wayne?, ¿la que vivieron antes o después de dejar las carreras? ¿Qué significa “normal”?  Esa es la clave del acertijo. No lo sé del todo pero no importa, ya no me preocupa... soy un privilegiado porque he vivido rodeado de auténticos piratas por lo que mi opinión supongo que es evidente, asi que la etiqueta para reconocerla es lo de menos. Sea esta vida "normal" o "anormal" es la que hemos elegido en buena medida, es el camino correcto (pero no fácil) que nos hace estar vivos. Amén.

El viento todavía aúlla, la tormenta acaba de empezar, pero los mares gritan algo casi inaudible que dice “te desafío a que me digas, si puedes, qué es la vida normal”.

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Frases célebres de algunos piratas ilustres y conocidos por casi cualquiera (Tomo I):

“Empiezo a frenar cuando veo a Dios” Kevin Schwantz,
"Manolo, si gano el domingo...¿se cae Jerez?", "Alberto, si ganas el domingo... se cae España". Alberto Puig bromeaba con el manager del equipo, Manolo Burillo en vísperas del 7 de mayo de 1995,
"Estamos completamente chiflados" Hailwood (Honda) mirando a Agostini (MV) después de uno de sus míticos duelos en el TT,
"Yo no mearía sobre este cabrón ni aunque ardiera" Kenny Roberts (sobre Barry Sheene),
"El único problema es que son unos niños y solo beben bebidas isotónicas, en nuestros tiempos los problemas los arreglabamos en el bar" (comentario de Marco Luchinelli en Misano cuando se comentó las malas relaciones que hay a veces entre algunos pilotos).


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Los Díez Mandamientos del pirata motero de, practicamente, todos los tiempos:

1-Amarás a tu Moto sobre todas las novias (¡mira la bandera de Los Cariñosos!)
2-No bajarás de 12.000 vueltas ni para ir a comprar el pan
3-Santificarás las concentraciones bendiciéndolas con el humo de tu goma... (uuuuuf, muy macarra, dejemoslo en que serán bendecidas en la barra del bar)
4-Honrarás a tu moto con kits de potencia
5-No matarás menos de mil bichos con tu faro
6-¡No joderás la moto del vecino!
7-Ni la robarás (ni buscarás recambio de dudosa procedencia)
8-No mentirás al contar lo rápido que ibas....(está bien, dejemóslo en que no lo exagerarás demasiado)
9-Desearás montar todas las motos hermosas que veas
10-Y a todas las moteras que se presten de buena voluntad...

Eterno espíritu de velocidad

Inevitable viajar al pasado cuando llega el mes de agosto. Sí, volvimos a La Bañeza, esa localidad ya mítica, famosa por albergar nuestra más popular “road race”, esa prueba añeja que nos tiene enamorados hace tantos años y que debería defenderse como “patrimonio de la Humanidad” o algo por el estilo. De nuevo vibramos al ruido de las 4T (¡esos Ducatones casi acaban con los cristales de las ventanas!), de los tubarros de las viejas máquinas nacionales (a fin y al cabo, nuestro pasado más intimo), del arrojo de los pilotos (jóvenes y veteranos, los que no conocen el miedo y los que saben guardar un poco de margen), de la compañía de nuestros amigos y conocidos (¡por supuesto!) y, cómo no, de los invitados especiales y sorpresas que prepara la organización cada año.

Mi primer pensamiento de este apoteósico weekend retrocede a cuando, junto a otros dos Cariñosos que conocéis mucho de oídas, Julito y Santi, comenzamos a subir el precioso puerto del Alto del León, sin apenas tráfico, camino de la maldita y aburrida A6. Esta vieja cima fue el primer puerto que conocí en mi vida y es siempre una auténtica delicia conquistarlo con la moto aunque, en cada ocasión, se antoja corto. La bajada fue también fantástica aunque ligeramente enturbiada por algo de tráfico. Afortunadamente, encontramos muchas curvas limpias y en otras no hubo más remedio que hacer algún “por fuera” comedido para seguir a nuestro aire. También recuerdo con menos emoción el calor aterrador que hemos pasado durante los dos días… el precio que habitualmente pagamos por acudir a La Bañeza, ¡qué le vamos a hacer!

Ya en La Bañeza, llegó lo mejor. Primero haciendo la compra y requisando un carrito del Eroski para llevar las provisiones al campamento, esa pradera tan bien cuidada que hay junto al Polideportivo. Luego saludando a los colegas y encontrándonos con Gelen y Jeni, dos simpáticas, ruteras y cañeras moteras de Barna que llegaron en dos preciosas motos, una R6 negra del 2005 (¿cuántas chicas hay en España con esta moto?) y, tachán tachán, ¡¡una RC51 SP2 americana!! Destacar a la estrella de la escapada, Julito, nuestro pelirrojo más racing, un tío muy grande. Vaya shows que montó con todo lo que se movía a su alrededor, cómo nos miran cuando vamos con él, un crack de la carretera y de las reuniones dónde no para de sorprendernos con sus interesantes monólogos, sus chillidos a lo Bon Scott (sí, cantamos varias veces “Highway to Hell”) y sus variopintas explicaciones (por ejemplo, la que nos deleito sobre los melones y el método de selección que debemos aplicar). A Santi, a las niñas y a mi nos dolían las costillas de tanto reír. Afortunadamente tenemos cuatro vídeos grabados con el iPhone… alguno es digno de subirse a YouTube porque es sencillamente apoteósico. ¡Eres grande Julito, si no existieras tendríamos que inventarte! También se nos apuntó Miki que “colaboró” a preparar la cena con un tarro de anchoas (¡de Santoña, menos mal!). Nos quedaron visitas que hacer pero el "tío" Barceló nos atrapó muy pronto y entre eso, Julito, las chicas y las ganas de seguir tumbados en el césped nos movimos menos que una seta. Menos mal que, a falta de saludar a más conocidos, al menos encontramos a varios miembros del MCZE (Peter, Mike, Palote…) con los que estuvimos charlando media horita. En resumen, ¡vaya noche toledana, cómo pasaron las horas de rápido! Solo sobraron algunos gallegos que no dejaron de cascar durante toda la velada…

¿Y de las carreras, diréis? Pues otra vez repartiendo balas de paja, tapando agujeros, pegando cartelitos de “zona peligrosa”, carpas y furgonetas en la calle de los boxes, veteranos y niños mezclados sin edad pero con el mismo sentimiento, ríos de aficionados y curiosos caminando y parándose casi al mismo tiempo... El domingo comenzamos el periplo de curvas con la cámara en una mano y una botella en la otra, paseando por medio circuito, después de salir del "campamento base" y saludar a la otra panda que no logramos localizar en mitad de la noche (¿la noche nos confunde?), la panda de Toroloko, Ra, Troi y demás "delincuentes". Comenzamos por la bajada del famoso "sacacorchos bañezano" dónde, por fin, nos encontramos con Mar (la rapidisima piloto del Manchego y de las Pirelli Stock Series) que, por lo que me contó luego, quedó cautivada por el ambiente y las carreras. ¡Volverás, seguro!El Peugeot de la organización, mientras tanto, iba muy ligero, tanto que amenazaba salida de pista... Aparte del resto de Cariñosos, nos acordamos de tres grandes amigos, Cris, Isma y Gregg, que, por diversos motivos, no pudieron acudir a la cita y mira que tenian ganas, ¡¡a ver en el 2011!! Al menos nos encontramos con Luis Dios justo al terminar las carreras, parecía imposible pero "en la última vuelta" ¡lo conseguimos!

Este año pensábamos que no correría ningún amigo pero nos equivocamos. Al final, Paco Motos del Team Moclava volvió a salir con su Ossa número 60. ¿Dónde se habia metido estas semanas? Pues nada mas y nada menos que se habia ido de viaje con su Impala y otro amigo hasta el pueblo de Rossi en Italia. ¡Cuatro mil kilómetros en dos semanas, y con esas máquinas, pedazo de motero! Visitaron varios circuitos, Mónaco y algún museo pero la lluvia no dejó redondear el viaje. En todo caso, que les quiten lo bailao. Fue volver a casa y liarse la manta a la cabeza… venga, ¡a La Bañeza en dos días! Y allí estuvo y corrió, quedando séptimo (creo recordar) en la categoría de bicilindricas de 250, la carrera que ganó J.M. Calvo con una JJCobas exAlberto Puig por delante de cierto antiguo subcampeón del mundo… La afición y dedicación de Paco y otros veteranos de las dos ruedas es digna de elogio. Lamentablemente, junto a esa faceta positiva, deportiva y humana tenemos que quejarnos, una vez más, de la cara oscura, la del pastón que hace falta si quieres preparar tu clásica un poco si deseas optar a subir en las clasificaciones. Nostalgia y dinero van de la mano, una vez más y esa es la parte que menos nos gusta cuando vamos a carreras como la de La Bañeza... pero de este tema poco más se puede hablar hoy... es mucho más reseñable destacar, una vez más, el arrojo de los veteranos tirándose por la bajada hasta el ángulo de derechas dónde solemos apostarnos muchos minutos cada año. También encomiable el valor de los pilotos jovenes que no corren, vuelan, con sus 125 de GP, eso ya son palabras mayores, espectacular, parece mentira que se pueda rodar tan rápido entre casas y balas de paja, parece que estamos en 1980 más o menos cuando siento esas sensaciones.

Pues sí, la prueba de este año ha sido también muy especial. Si en la edición pasada celebraba su medio siglo de vida y tuvimos la suerte de ver a grandes pilotos de ayer y de hoy, en esta ocasión hemos vuelto a tener la suerte de disfrutar, en directo, de un auténtico héroe para muchísimos aficionados. Sin olvidarnos de otros pilotos, permitidme que hable de uno que me emocionó de joven y que vi de cerca el domingo. Llevaba un comecocos pintado en su casco y pilotaba una Yamaha blanca y azul de dos y medio. Sí, ¡¡Joan "Boeing 747" Garriga!!
Valiente, rápido, peleón, carismático, genial en el cuerpo a cuerpo… ese protagonista que, junto a su “amigo” Sito Pons, dividió a la afición en los años 88 y 89. Otras veces le vimos con las primeras GSX-R en polígonos o en viejos circuitos como el Jarama o con diversas Ducatis en la montaña de Montjuic corriendo las 24H, siempre con la misma bravura y con esas piernas largas, como ancas de rana, rozando por todas partes.

Pero no estamos aquí para hablar del pasado. Vivimos el domingo con especial emoción (aunque suene a topicazo) porque le volvimos a ver a lomos de una moto de carreras. Allí estaba el piloto, el viejo héroe con sus viejos cueros rojos de Ducados. Pude verle varias veces, a pie y sobre la moto y en cada ocasión vimos su nervio y sus gestos, pura energía, pura velocidad. Poco cuerpo ya pero mismo espíritu, mismo hombre-moto. A pesar de los palos que le ha dado la vida, este gran luchador sigue disfrutando (y nosotros con él) cuando se monta en una moto. Estoy convencido que nació para eso. Un hombre sembrado por un bello y eterno espíritu de velocidad. Eso fue lo que la Bañeza y su padrino nos regalaron el pasado fin de semana. Fue raro verle sobre una Honda en la carrera de bicilindricas (donde termino segundo) pero el plato fuerte (me atreveria a decir) fue su cabalgada sobre una vieja moto de carreras muy especial, poderosa, elitista, casi insólita, casi ya de leyenda… ¡su antigua Yamaha YZR 500 de 2T roja!, aquella con la que corrió su última temporada en el Mundial, 1992, la máquina con la que, por ejemplo, quedó tercero en Donington por detrás de “un tal” Gardner (última victoria del australiano) y de un dolorido Rainey (que no pudo subir al podio ese día).
Emocionante, espectacular fue también ver en acción una auténtica Suzuki RG500 de principios de los años 80 (con los colores del mítico Team Gallina). Ambos, Garriga y el piloto de la RG, Bruno, dieron tres o cuatro vueltas, rueda delantera en el aire por recta de meta, ¡apasionante! ¿Qué más se puede decir? No podremos volver a ver rodar a Barry Sheene ni a Ricardet ni a Abe ni (posiblemente) a Doohan, Schwantz, Bayliss, Cardús, Crivillé o a Gardner (ojala me equivoque) pero el pasado domingo pudimos ver a uno de nuestros héroes, un tío auténtico, con dos cojones, con la moto embebida en su alma: Joan Garriga. ¡Que no sea la última ocasión de verte en acción!

En resumen, La Bañeza fue mágica otra vez y nos hizo el mismo regalo de siempre. Nos lo entregaron envuelto en goma quemada los jóvenes que van a cuchillo, los veteranos que se juegan la salud en cada vuelta y las estrellas del ayer que volvieron a emocionarnos. Todos ellos, de diferente manera, nos lo entregaron con ganas porque comparten el mismo veneno: el eterno espíritu de velocidad y de juventud.

País de chorizos


La noche del miércoles al jueves 29 de julio robaron en Barcelona, a un gran amigo y motero, la CBR de la foto de arriba. Los datos de la bike son:

Modelo: Honda CBR 600RR -2006-
Matrícula: 6874 DZJ
Color: Negro (carenado de fibra)
nº bastidor: JH2PC37A56M305573

Os pongo los datos por si da la casualidad que en algún circuito o en alguna calle véis la moto o identificáis alguna parte de ella. Si es así avisad a la polícia y poneros en contacto, por favor (mi mail es luigi.fzr@gmail.com).

No por ser un hecho habitual vamos a dejarnos conquistar por la fatalidad, por el "destino", por poner solo mala cara y sentirnos vencidos... De acuerdo, siempre ha sido fácil robar una moto. Da igual los métodos que inventen para evitarlo. Ahora el único que me produce cierto escepticismo optimista son los famosos Wilock y no porque sean invulnerables al 100% sino porque cuando pienso en ellos me digo "al menos tardarán un huevo y tal vez desistan.."
Qué rabia que a un apasionado de las dos ruedas le roben su moto. ¡Con lo que cuestan! Qué triste, qué vomitivo que, tantas veces, sea consecuencia (directa o indirecta) de alguna petición procedente del dueño de otra moto, o bien de alguna prueba celebrada recientemente (o por celebrar en pocos días). Da igual que sea en vísperas del Gran Premio de Jerez o que sea pocos días después de la prueba de las 24 Horas de Montmeló. La moto de nuestro amigo tal vez sirva para reparar y vender a algún particular una CBR que ha terminado hecha puré en alguna carrera reciente... Ojala me equivoque y la encontremos por ahi tirada pero entera. Esta es la parte fea, oscura y triste de nuestro mundo. La de los mafiosos e hijos de puta que roban motos para reparar otras o hacer negocio vendiendo recambios de dudosa procedencia. Y siento decirlo pero muchas, demasiadas, veces son gente del mismo mundillo, esa mafia que campa tan bien en este país de pícaros. ¿Qué pueden sentir cuando lo hacen? ¡nada! Como en otros "gremios", aqui hay de todo, pero no debemos conformarnos con la "tradición". Lo que todos sabemos: nada de comprar recambio de origen desconocido, no hagamos nada que fomente estos delitos contra la propiedad y contra el corazón.

Ahora que estamos con tanto sentimiento patriótico tal vez el título de esta entrada ofenda a alguien. Mis disculpas. Pero es que vivimos en un país donde te acribillan por todas partes. Siempre contamos con más obligaciones que derechos. Por una parte, la delicuencia ocasional o espontánea de algún iluminado, envidioso o idiota (¡como la de ese lumbrera que en Facebook creó un grupo para tirar las motos aparcadas en las aceras!), por otra la de los delicuentes organizados y, para terminar (pero no menos importante), la que procede de ayuntamientos, administraciones, autoridades y ciertos talleres y tiendas. El caso es sangrar, sangrar y volver a sangrar. Aprovecharse de nuestra afición para pedirte un dineral por cualquier cosa. Cierto que, por un lado, quizá nos ahorcamos nosotros mismos el día que nos enamoramos de las espectaculares pero caras motos japonesas y alemanas (de nueva generación) que llegaron a España en los años 80. Poco a poco, pero de manera inexorable, dejamos de tener mecánicos arreglatodo por mecánicos cambiapiezas y así con todo... Pero eso no es nada comparado con el maremoto de impuestos, trámites (ITVs incluidas), sanciones de tráfico y precio del recambio oficial que tenemos que soportar estóicamente año tras año. ¡Vaya negocios más rentables alrededor de los vehículos! Pero para rentable y casi vitalicio el business que tiene el jefe de la DGT, desde hace algunos años, como consejero de la mercantil Aguas de la Cuenca del Ebro, SA, empresa de titularidad pública (pertenece al 100% a Patrimonio del Estado). Eso sí que es tener ideas para afrontar la crisis, un sueldo extra estupendo, complementario y discreto. Un nombramiento que no se hizo muy público (como tantos otros, claro) y que da que pensar en un primer momento (inocente que es uno) que este señor tiene conocimientos en ese sector... o de cualquier otro porque, recientemente, hemos podido disfrutar de declaraciones tan elevadas como la siguiente.
Todo un profeta de nuestro tiempo.
¿Y qué decir de la denuncia de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) haciendo público que el Ministerio del Interior premia, desde el mes de julio, más a los agentes por poner multas que por prestar auxilio en carretera o intervenir en accidentes? Ese afán recaudatorio tan hispano, siempre rizando el rizo...

¿Quién nos protege? Si al menos tuvieramos una polícia eficaz... Tal vez no sea culpa suya pero no puedo evitar contaros un caso que paso en mi propio garaje comunitario en noviembre del año 2007. Uno de mis vecinos tenia una Z750 color verde, con apenas tres o cuatro meses, atada con una Luma y algún cepo. Pues bien, esa fatídica tarde bajó al garaje y vio a dos tios ¡con perros! y una radial, agachados sobre su moto. También vió la típica furgoneta dispuesta para salir pitando. Subió corriendo a su casa, llamo a nuestra policia municipal y llegaron antes de qué se fueran los cacos. ¿Cómo termino la historia? Pues nada bien. La policia cruzó su coche delante de la puerta exterior del garaje. Los chorizos no se amedrentaron y lo empujaron con su furgoneta. Aún así, no se fueron en el acto. Dio tiempo para intercambiar palabras entre uno y otro bando. Los agentes municipales nada hicieron, ni siquiera disparos a las ruedas de la furgoneta. Los ladrones se rieron en su cara y se fueron con la Kawa y otra moto (una trail) de otro vecino. Tal vez la siguiente hubiera sido una GSXR o mi Fazer. Cuando, días después, pedimos explicaciones en la comisaria lo resumieron todo contestando que ellos no podian detener a nadie, y mucho menos apuntar con su arma reglamentaria, aunque estén cometiendo el delito en el acto... Se limitaron a dar información por radio para que otro coche persiguiera la furgoneta. ¿Quién lo entiende? Si algún día me pasa a mi llamaremos a los nacionales, tal vez estos sí se ganen mejor su jornal.
¡¡País de chorizos!!, qué triste que lo digamos tantas veces.

En fin, ¡¡¡ánimo, camarada!!!, deseamos que pronto vuelvas a tener tu propia moto y sigas disfrutando de tu PASIÓN. Aqui estamos para lo que necesites.

La discreta hermandad de "los viudos"

 
¿Otra bonita historia de motos y moteros? No exactamente, esta vez se trata de una tribulación agridulce. Con su cara desagradable y con su lado hermoso. Aquí el que no se consuela es porque no quiere, ja, ja. Empezaré con un buen ejemplo que nos sucedió hace muchos inviernos.

Era muy tarde, casi medianoche en Arguis, cuando, entre ligeros escalofríos, sorbos de carajillo y cálidas risas, escuchamos sorprendidos el ruido inconfundible de un viejo bicilindrico italiano. “¡No puede ser!” dijimos unos cuantos. “¡Es... fulano!” Salimos casi corriendo hacia la carretera, justo frente al bar del pantano. Pues sí, amigos, allí estaba “fulano”, con un par, llegando justo antes de que el reloj anunciara las doce. Su moto no creo que se fuera a convertir en calabaza pero supongo que quería llegar el sábado, aunque fuera en sus últimos minutos. Qué alegría, qué alboroto, compre un perrito piloto… bueno, no era una feria precisamente pero sí hubo alboroto. Apenas puso los pies en el suelo le abrazamos mientras nos saludaba con su habitual sonrisa ancha y sincera. Qué tío más grande. Mira que días antes, en su taller, le pregunté “¿Vas a venir este año a Arguis?” y me contestó algo así como “que va, imposible, con la bruja así, no hay nada que hacer, me tiene frito ultimamente”. Queda claro que “la bruja” era su señora esposa, la misma que le engatuso con una mentira XXL para cambiar de estado civil y, de paso, cortarle las alas mucho más de lo que habitualmente sucede. Su misión en la vida, según ella, era ya solo ganar dinero y mantenerse sano muchos años. De estar en todos los ajos nuestro amigo “fulano” apenas salía ya con su moto, con sus amigos… se limitaba a ser “macho proveedor”, traer “alimento” al nido y volar enlatado de casa al trabajo y del trabajo a casa prácticamente los 365 días del año. Nada de términos medios como recomendaba Aristóteles, aquí los “sabios humanos” pasamos de un puto extremo a otro, dantesco.

Pues nada, fue inevitable preguntarle cómo lo había conseguido, cómo era posible que estuviera allí con nosotros. El mal carácter de su señora esposa era ya legendario, podía arder Troya a la vuelta... Con su habitual desparpajo nuestro protagonista nos contó que le había dicho que iba a pasar la ITV a... ¡Guadalajara!, ¡¡toma ya!!, joder, ¡pues te habías pasado unos cientos de kilómetros, ¿no?! El caso que se ¿había hecho de noche en la ITV? ¡Da igual, algo así diría!, el caso es que nuestro amigo estaba allí, en su salsa, daba igual las horas de viaje en solitario, el frío y hasta el hielo de los últimos kilómetros. Iba a saludar y pasar unas horas con viejos colegas que no veía en años. Había merecido la pena, claro, eso nadie lo dudaba. Fue una bonita noche. Yo algo más joven e idealista pensé qué era triste tener que llegar a esa situación: la de contar ese tipo de milongas para dar una vuelta de vez en cuando. Aún así, desde luego, aplaudí su decisión, se le veía feliz, necesitaba una escapadilla para seguir viviendo (que sobrevivir ya lo hacia a menudo).

Desde entonces me fijé un poco en ese “colectivo”, en esa auténtica hermandad casi anónima que campa a lo largo del mundo, esa panda de moteros sin pareja, o mejor dicho, con "pareja" enemiga. Afortunadamente, hay cientos de casos que son todo lo contrario (¡menos mal!) pero también hay muchos que, por un motivo u otro, cogen la moto en solitario, como si fueran viudos o solteros. La cogen casi en silencio o a gritos, da igual, el caso es que cada viaje (comprobado que da igual el intervalo entre uno y otro) supone una pequeña o gran bronca, una mala cara o un pequeño chantaje (por no hablar de otros desenlaces más sangrantes y dolorosos como divorcios peleados, un auténtico drama para una familia si hay hijos de por medio). Sí, hay tanta variedad que no se puede generalizar pero os aseguro que la hermandad existe, solo hace falta relacionarte, hacer kilómetros, conocer gente… Quedan excluidos de la hermandad aquellos moteros que van solos porque sus parejas no tienen la misma afición pero que no ponen palitos en la rueda cuando deciden salir con la moto. Quedan incluidos aquellos moteros que ya hemos citado, los que luchan para volar un poco y también aquellos que, al margen de coger la moto para rutear o rodar, se sienten más solos que la una cuando tienen algún reto, alguna propuesta, alguna inquietud y esperan algún tipo de apoyo (no digamos ya complicidad) y solo reciben insultos o zancadillas.

Aunque tal vez no lo parezca, esta tribulación no es un ataque o una crítica hacia nadie pero sí un lamento. Es un pequeño aullido de rabia y un triste reconocimiento hacia esta hermandad que merece todos nuestros respetos. Si ya en las carreras ocurre, en la vida “civil” hay “parejas” que no es que te quiten segundos por vuelta sino que te quitan parte de la alegría de vivir, centímetros de sonrisa. Ayer mismo volvió a salir el tema, después de la comida, con amigos y moteros, unos doce o trece. Uno de ellos, un viejo rockero le dijo a otro más joven pero igual de pasional, delante de mis narices: "Ya verás, terminarás divorciado como yo". ¿Y por qué? Acaso el aludido del comentario es un descerebrado, un tío que solo piensa en su moto, que se gasta los euros en chuches todos los días, que no se centra en su trabajo o que no cuida a su familia... ¡pues no, todo lo contrario! Pero casi todos los domingos sale un par de horas con su moto y una o dos veces al año se hace un viaje de fin de semana. ¡Menudo “crimen”! Qué suerte tuvo Rocky Balboa con su mujer...

Da igual tus méritos en otras facetas de la vida o tu habitual día a día, me he dado cuenta de una cosa curiosa: si tienes pasión y lo manifiestas con ahínco, con corazón… ¡zas! te calan, ellas y los viejos rockeros que te encuentres por tu camino. Ayer, el que dijo el comentario se vio reflejado enseguida y, por experiencia, le dijo, de buen rollo, aquel comentario a mi colega. Quizá piense alguien que uno exagera, que yo exagero, pero son tantos ejemplos… Pasan los años y si había “doce” parejas felices o normales ahora solo quedan “ocho”… y si esperas unos años lo mismo “cuatro” (los números expuestos son simplemente simbólicos). ¿Qué cambia con los años? ¿nos hacemos peores, más canallas? Pues no, amigos, habrá de todo, por supuesto, pero uno se harta de escuchar testimonios de amigos, conocidos o desconocidos que comentan que seguían disfrutando de su única válvula de escape (la moto) con la misma frecuencia de siempre o incluso menos… pero, aún así, no era suficiente. Con los años la actitud de su pareja se hacia más hostil..., más movidas, más comentarios, ¿más envidia?, en todo caso, con esa actitud demostraban el gran “respeto” que fulano o fulana profesaba por el motero o motera de turno. Para conseguir ver un Gran Premio al año tenia que aguantar muchas cosas, muchos comentarios desagradable, reprochándole, años después, aquel viaje a Jerez que hizo ¡dos años antes! Algunos, los más sensibles, pierden hasta la sonrisa, sintiéndose culpables de un delito que no han cometido. Para colmo, en ciertos casos extremos, venden la moto para gastarse el dinero en estúpidos objetos innecesarios que ni les gustan ni valoran esenciales para la educación o la felicidad de su familia. Si a veces son caprichos, otras es simplemente dinero que se guarda en el banco para cambiar de casa en dos años y poder resplandecer por encima de nuestras posibilidades. Uy, que me voy del tema...
Otros, más fuertes, analizan qué hacen y qué no hacen y no encuentran motivos para ser victimas de ninguna “caza de brujas familiar”. Aún así, muchos terminan cediendo o se rompen, y algunos otros (quizá los menos) mantienen cierto equilibrio: no sacrifican su pasión, lo entienda o no la otra parte, y siguen rodando. Se convierten en un miembro de pleno derecho de la hermandad. En todo caso, casi siempre, el resultado es el mismo. Van por la vida y por la carretera casi solo (¡menos mal que están los amigos!) como si fueran desahuciados, o jodidos locos, viciosos y adictos al veneno de la gasolina como si en la vida no hubiera más cosas hermosas... No voy a poner más ejemplos, basta el que he descrito al principio, un tío trabajador, padre razonable y obediente esposo que ya ni siquiera hacia 2000 kms al año a la moto...

Especial mención para un subgrupo de la hermandad. Resulta que hay tipos que, de no tener hijos, darian un sonado portazo, volverian a volar un poco y, muchos de ellos, estarían, además, emparejados con el tiempo con alguna chavala (motera o no) algo más semejante... pero como nuestro protagonista ya tiene descendencia y no quiero que sus niños sufran su ausencia, tira pa’lanté y aguante el tipo. Cuando, cada equis años, da de bruces con una mujer que le busca y con la que haría buenas migas se tiene que aguantar las ganas, contar hasta diez y pensar por qué criaturas tiene que hacer ese sacrificio del corazón. A ellos, que existen, mi más sonado aplauso. Hay gente que no entiende a qué me refiero o qué sacrificio hace ese personaje pero hacerlo lo hace. De vez en cuando te encuentras algún miembro de la hermandad con este plus.

No quiero dar a entender que todos somos unos santos del diez. Sí, por supuesto, claro que hay casos justificados, sí, sí… claro que hay fichajes que se merecen palos y que los aten corto y todo eso, efectivamente, pero esta tribulación no va dedicada a los que se pasan ocho pueblos sino a los que solo quieren seguir disfrutando de su pasión, de manera sopesada, y aún así se encuentran con movidas difíciles de digerir. Si durante años brindamos diciendo “por nuestras mujeres, ¡que no enviuden!” quizá habría que inventar otro brindis que diga algo así como “por los ‘viudos’ de la carretera, que no desfallezcan”.


No todo lo que devora nuestra pasión es agradable... tal vez solo nos quede la vida del guerrero (vale, ya estamos dramatizando pero sé que me entendéis). Moto y carretera, moto y “guerras” dónde disfrutar, saltando vallas y evitando baches. Va por ustedes, miembros de la “hermandad de los viudos”. Que nadie os baje de la moto en contra de vuestra voluntad, ni la DGT ni la crisis, ni las amenazas, ni nadie, que ya llegará el tío Paco con las rebajas cuando el parkinsón no nos deje frenar. Hasta entonces volemos de vez en cuando, para eso nos crearon con alas.

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...