Otra vez la llamada de las 24 Horas…

La cabra mecánica tira al circuito o a la carretera, no falla… y si no tira se acuerda bien de las fechas. Dentro de pocos días (16, 17 y 18 de julio) se celebra una nueva edición de las queridas pero no demasiado conocidas 24 Horas de Montmeló. Hubo una vez una carrera extraordinaria que se corria en una montaña mágica y entrañable de Barcelona. Una prueba mítica que nos hechizo durante años, antes y durante las ediciones que tuvimos la suerte de ver en directo. Eran las 24 Horas de Montjuic. Inimitable, poderosa, cañera... cada año, durante el mes de julio, se cerraba el parque (acampabas antes para no pagar y tener la moto controlada junto a la tienda de campaña) y el sábado volvias a disfrutar de la magia de la gran prueba de resistencia. ¡Qué empacho de motos! Te deleitabas observando esas verdes y potentes Kawasakis de los franceses, esas roncas Ducatis "Indo" enfilando, año tras año, la subida hacia El Estadio mientras esperabas la noche para perseguir esas luces amarillas que serpenteaban con endiablada velocidad aquel técnico trazado. Cañellas, De Juan, Grau, Leon, Chemarin, Roche, Huguet, Reyes, Garriga, Cardús y tantos otros... hasta 1986. Todo eso pasó y no volverá. Ahora tenemos un presente distinto y habrá que aprovecharlo también... Resulta que cada dos o tres años, por un motivo o por otro, el que esto escribe siente “la llamada” de las 24 Horas. Es como el viaje a Elefantes o al TT, un viejo sentimiento cíclico, imperturbable, redundante, conocido, agridulce cuando ves que no puedes alcanzarlo… 

Esta vez la “llamada de la selva” ha sido “culpa” de unos amiguetes que van a correr este año la carrera. Claro, fue nombrar sopa y pan en casa del hambriento y los ojos se abrieron como platos. El viejo cosquilleo volvió a levantarnos de nuestros asientos y empezamos a pensar (y luego a mirar cómo iban a montárselo). ¡Hombre, eso no se cuenta, que nos ponéis los dientes largos! Decía hace pocos días, en otra web, que no solo de mundiales vive el buen aficionado a las dos ruedas. Y si es español, con mayor motivo: tenemos la suerte de tener varios campeonatos regionales y nacionales de gran nivel aunque las tribunas se vean demasiado vacías cuando se celebra una prueba. Una auténtica cagada que a algunos nos hace dudar de ese dicho tan popular que reza algo así como que “tenemos la mejor afición del mundo”… me parece que no, pero no vamos a entrar en eso hoy. (Tampoco se entiende otras cosas vinculadas al CEV: afortunadamente, tenemos multitud de circuitos modernos por toda la geográfica pero se siguen repitiendo pruebas en algunas pistas en un mismo año, curioso). Pues sí, no solo de las motos de la tele se vive. Aquí un buen ejemplo. Quiero decir, llega Assen, se acaba junio y, a los pocos días, llega siempre una cita inolvidable, antigua y moderna, una cita llena de recuerdos evocadores y sensaciones únicas. Sí, durante tantos años el mes de julio nos ha traido una carrera única, peculiar, dura y que enamora a un tipo de pilotos y aficionados muy, digamos, cañeros. Lejos de los focos, con una popularidad discreta, allí están las 24H, esa “marca” que todo buen corredor de motos debería degustar alguna vez. Seguro que es innecesario pero os cuento más cosas. Continuadora, en gran medida, de las míticas 24 Horas de Montjuic, las de Montmeló arrancaron en 1995 como “herencia” y constancia de esa gran afición que linda con el Mediterráneo. Supongo que el sentimiento de perpetuar la tradición fue la idea básica cuando se organizó por primera vez la cita en el moderno trazado mundialista. Lo de Montjuic es, simplemente, irrepetible, parte de una preciosa historia que, por desgracia, no podemos volver a vivir ni siquiera como espectador por lo que toca mirar pa'lante. Y es que, además, para algunos, las pruebas de resistencia son muy especiales, hay magia en la moto rodando por la noche... 

Hayas vivido o no alguna prueba la idea de rodar durante tantas horas en una carrera tan dura supone un reto difícil de no engatusar a cualquiera. Las de Montmeló, además, combinan varias razones muy atractivas: se corre en una pista mundialista, larga y adictiva, se mezclan profesionales con aficionados, todavía queda cierta sensación de buen rollo y, según la preparación de tu moto, puedes participar encuadrado en una u otra categoría. Y claro… aparcando en el parking o en la cola de mercado piensas en ocasiones ¿podremos correrlas alguna vez? Es triste, ¿cuántas veces he pensado en el presupuesto que seria necesario?... o mejor dicho: ¿cuantas veces he pensado cómo conseguirlo? ¿Esto ya pasa de vicio a obsesión? Pues tal vez pero, como el gas, tal como sube la euforia y las ganas… bajan, hasta que se repite de nuevo el ciclo. Ahora estamos en pleno “pico” de la curva y por eso estoy escribiendo esta tribulación… para desahogarme. Resulta que tenemos equipo humano, ganas, disciplina para ponernos en forma... casi diría que hasta tiempo para hacerlo holgadamente pero, como siempre, dos interrogantes y un imponderante... ¿de donde sacamos la pasta para correr? Porque aunque el objetivo fuera muy modesto (¡terminar la prueba!) hace falta muchos euros para comprar recambios, pagar licencias, inscripciones, monos, logística, etc, etc.. luego el otro interrogante… ¿seré capaz de clasificarme? Creo que sí pero… ¡tampoco lo sé a ciencia cierta! Gracias a un buen amigo que sí las ha corrido en un par de ocasiones este pequeño sueño sigue adelante. El es el carburante de la pasión que vivimos porque la ilusión anida en su corazón y eso es algo muy grande, un tesoro, algo que debemos cuidar entre todos. Si la cosa se entona al final y se puede correr gracias al concurso de un patrocinador el día a día cambiará, comenzaremos a vivir una cuenta atrás insólita, emocionante, viviremos un viejo sueño que tenemos desde niño, algo muy, muy GRANDE. Y si no estamos a la altura para correrlas como piloto el que esto escribe seguirá en el barco aunque sea para apretar tornillos o echar gasolina. El equipo es más importante que las individualidades, está claro. La verdad es que tal vez en unos meses decidamos si continuar adelante o no… en octubre posiblemente tomemos la decisión. 

Sí, seria hermoso luchar a brazo partido para terminar la prueba pero las cifras conocidas son algo mareantes... Teniendo en cuenta que hablamos de un equipo modesto, lleno de amigos que no cobrarian nada y cuyo único objetivo seria terminar la prueba, las cifras no son nada triviales: unos 3000 euros en neumáticos (un juego cada dos horas, aproximadamente), 500 euros en pastillas de freno, unos 700 en gasolina, etc, etc, por no hablar de la logística, equipo de repostaje y del equipo humano necesario (imprescindible un buen fisio o una amiga que nos de un pequeño masaje entre relevo y relevo). Por supuesto, son cifras aproximadas y en plan modesto. Como de costumbre, estas cosas nos recuerdas que tenemos una pasión muy cara, mucho. Sin patrocinador nos podemos despedir del sueño… otra vez. ¿Cuántos pilotos? ¡tres! Ya con tres nos parece algo desvirtuado… con cuatro nos parece ya totalmente fuera de lugar. La resistencia fue siempre cosa de dos pilotos. En Montjuic, (desde 1982 si no recuerdo mal) ya se empezaron a montar equipos de tres pilotos. Como nos contaba la otra noche, un siempre simpático y afable Min Grau (sí, el rey de Montjuic), cenando en su pizzería, a este paso permitirán 24 pilotos, ¡uno por hora! Vale, es una exageración pero se entiende la moraleja. Por cierto, he puesto la foto que nos hicimos todos los amigos que nos reunimos allí. ¡Qué grande fue juntarnos aquel viernes! Hablar de las 24H fue inevitable, agradable… Luego pasamos por Paddock, otro escenario favorito para los madrileños. Solo faltó, precisamente, poder acudir a la fiesta de presentación de los amigos que corren este año las 24H pero no hubo manera de llegar a tiempo. Lo dicho, en pocos días arranca las 24 Horas. Entrada gratuita, outlet, carpas, ambiente (bueno, si realmente hubiese más público tendriamos más ambiente), pruebas de scooters, incluso posibilidad de que dos míticos campeones de las 24H de Montjuic (concretamente, Mín Grau y Luis Miguel Reyes) os hagan de guía, etc, etc, suena bien ¿no? Para terminar quiero mencionar la visita que hicimos el sábado al merecidísimo homenaje que recibió Alex Crivillé en su pueblo natal, en Seva. Vaya curvitas que hay llegando, ¡así salió su campeón! 

Importante, por fin un homenaje en vida a un campeón humilde y grande como pocos, el único que tendremos de la extinta categoría reina de 500. Alex estaba emocionado, rodeado de amigos, paisanos, pilotos (Carlos Checa, Nani Roma, Nieto, etc), autoridades... Su estatua giratorio en bronce es una pasada y algunos locos esperamos que se convierta en un nuevo lugar de peregrinaje para muchos aficionados, nacionales y foraneos. Fue una tarde estupenda... y para rematar, como de costumbre, allí, en Seva, nos encontramos con más amigos: Olga, Roque, Peter, Manu y Jeni. Un abrazo racing y especial para Tono, Gregorio, Elena, Tomás, Isma, Alicia y demás amigos "polacos"; también para una gran motera que ahora lo está pasando un poco mal, Cristina, la amazona de la VTR. Al final no pudo acudir pero nos tuvo en su pensamiento (nosotros también nos acordamos de ti, Cris). No puedo cerrar esta entrada sin exclamar para terminar lo siguiente: ¡acojonante el viajecito hasta alli con Edu y Julito! Vaya dos "hechizeros" de primera, imposible que no truene y diluvie con vosotros, da igual que sea julio que enero que septiembre. Como siempre, lo mejor de subir a esas tierras y viajar con vosotros es compartir unas horas todos juntos. En fin, bandera de cuadros... que nos quiten lo bailao. 

Long live rock and roll, long live 24H! Ojala podamos cerrar el círculo que abrimos en 1982.

1 comentario:

Eduardo dijo...

Suerte con ese proyecto de 24h, esperamos verte cumplirlo pronto.


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...