Sábado 27: Etapa Assen-Nurburgring (413 kms).
Madrugamos bastante pero el intento es estéril: el comedor no abre hasta las ocho por ser sábado, vaya casualidad. El desayuno es todo un lujo. Nos acoplamos en una hermosa mesa redonda que parece estar resevada para nosotros. Queremos llegar pronto al circuito pero no lo conseguimos hasta las diez de la mañana. El día, a esas horas, está fresquito. Miro las nubes pero no parece que vayan a descargar. Veremos. Descubro que el supuesto caos para acceder a la pista no lo es. Vamos despacito pero en orden y más o menos fluidos. Entramos al parking y descubrimos una pradera verde gigantesca donde las motos están aparcadas en orden, perfectamente alineadas, increíble. Cuando encontramos un buen hueco nos metemos y descubrimos que, en el suelo, hay una fila de asfalto estrechita, sin duda para apoyar las patas de cabra, ¡qué detalle!, consiguiendo así esas hileras ordenadas de cientos y cientos de motos en fila.
Al llegar a uno de los accesos de entrada vendemos las entradas que nos han sobrado al final. Tres en total, la entrada reservada para Marta (que al final no vino), la de Santi y la mía. Como dije, gracias a su padre, en el último momento, conseguimos dos entradas para la tribuna TT World, en la zona de curvas pasado la recta de meta, un buen sitio. Nos acercamos a una de las filas y enseñamos las entradas gritando más o menos "For Sale, for sale!" Un tipo nos pregunta el precio y mueve la cabeza. Un italiano se acerca y nos dice que por 35 sí las compra. Total, perdemos 5 euros por entrada. Ok, así hacemos, para el bote. Volvemos con el grupo y hacemos unas de las mejores fotos del viaje: delante de la entrada, con el parking de fondo. Solo Sam falta a la foto: se acaba de dar cuenta que ha dejado puestas las llaves de la moto.
El sol empieza a brillar de lo lindo mientras encontramos la tribuna. Es curioso, entre tanto aleman, holandés y demás peña somos gente bajita y casi esquelética. Nos sentamos al lado de una pareja que viste cuero por todas partes, uff, y un señor mayor con su ¿hijo? a mi derecha. Al pobre abuelo le atizo con la bolsa del casco y me disculpo pero creo que ni me entiende ni me perdona. Luego tomamos algunas cervezas mientras descubro que, al final, la primera carrera es la de 125cc. Normal, diréis... pues no tanto, porque cuando me mandaron a casa las entradas compradas por internet venía el programa y los horarios y figuraba en primer lugar la carrera de 250cc, luego MotoGP y para terminar la del octavo de litro. Por eso, precisamente, habiamos pensado salir del circuito a mitad de 125 pero al seguir este orden, algunos por lo menos, no queriamos perdernos la carrera de MotoGP.
Para mi gusto, estamos lejos de la pista pero ya se sabe, así son los circuitos modernos. Al fondo tenemos una pantalla gigante que nos ayuda a ver el resto del circuito. El ambiente es increible. Hacemos la ola varias veces mientras aguardamos la salida de la carrera. El sonido de los "mosquitos" es inconfundible. Entre carreras, un par de acróbatas nos deleitan con sus numeritos. La carrera de 250 se presenta más interesante hasta que vemos como Bautista se como al japonés, ¡porrazo! El sol ya es una tortura, me dan ganas de quedarme en calzones pero va a ser que no. Por fin salen los reyes del Mundial. Vemos por fin a Pedrosa, Rossi, Stoner y Lorenzo dando caña. El ruido es terrible, acojonante. La Ducati de Stoner suena de puta pena, en serio, parece que se ha comido media válvula, suena muy distinta a las japonesas. Desde nuestra posición vemos dos curvas. Lamentablemente, pocos minutos después, en la primera que vemos Dani se cae y abandona la carrera. Poco después vemos una camioneta con su moto y un comisario encima de ella. En la pista, Rossi ya va primero con Lorenzo intentando atraparle. A mitad de carrera se acerca pero luego el italiano aprieta y vemos que al distancia aumenta. Dovizioso parece tener envidia de su compañero de equipo y se cae ¡en la misma curva!, también se le va de delante, mal día para el equipo HRC. Tras las dos Yamaha va Stoner... no parece que vaya redondo, tiene pinta que va a terminar tercero. La única emoción es el grupo de atrás, donde están Hayden, Elias, Kallio y alguno más. Se intercambian posiciones varias veces... Por fin vuelvo a ver a Sete en carrera, gana varias posiciones en las últimas vueltas. Su Ducati también suena "rara". Asados de calor termina la jornada. Rossi ha conseguido finalmente su victoria número 100, ¡casi nada!
La panda se fue varias vueltas antes y nos llevan delantera. Al llegar al parking nos hacemos fotos con algunas joyas como una VTR SP2, una MV Augusta, dan ganas de pasarse varias horas recorriendo aquel "concesionario"... Al llegar a nuestras motos nos encontramos con Antonio y Carlos que habian usado sus pases de Paddock para ubicarse en el circuito. Los cuatro juntos salimos del circuito. No es un caos, otra sorpresa. Al llegar a la autopista vemos miles de personas escoltandonos, saludando sin parar a todos los que pasamos. Estan en los arcenes, en los prados y en los puentes. Te sientes protagonista durante un buen rato... Pasan los kilómetros y la gente sigue allí, saludando, ¡vaya fiesta motera! De repente nos atascamos... Luego vemos que hay un accidente, vaya. Pasamos despacito por el único carril habilitado y volvemos a coger algo de velocidad mientras empezamos a fiarnos demasiado del GPS de Carlos. Llevaba el mapa pero nos fiábamos del cacharro y así nos fue. Creo que dimos varias vueltas de más por esa zona de Holanda, buscando el sureste y la frontera. Sin comer nada, aunque eso nos viene bien para la relación peso/potencia, ja,ja,ja, entramos en una gasolinera para beber agua y llenar depósitos. El calor es asfixiante aunque el sol ya está oculto ... ¡y esta lloviendo!, las dos cosas, calor y lluvia. El chaparrón nos ha pillado por carreteras secundarias. Nos pusimos los monos de agua y veo, en esa gasolinera, cuanta gente en bicicleta va en bermudas, con sus hijos a cuestas, sin inmutarse por aquella lluvia. Supongo que pensarian que eramos unos exagerados pero todavia nos quedan muchos kilómetros por delante. Un motero mayor me pregunta a dónde vamos, cuando le digo que a Nurburgring sonríe como aprobando el plan. Salimos por fin de aquella gasolinera y, un buen rato después, haciendo más caso al mapa que al jodido GPS de la BMW, conseguimos acercarnos a Arnhem. Desde allí vamos dirección Essen, ya en Alemania. Cuando veo los carteles de la "frontera", en la autopista, me alegro mogollón, ¡ya era hora, no nos ha cundido nada la tarde! Como manda la "tradición", por ser Alemania y estar en sus autopistas enorroscamos de lo lindo. Además, apenas hay tráfico. Vamos un buen rato a 200 pero nos pasan más de dos o tres coches. Algunos Mercedes, algún Cayenne... no problem. De repente se nos pone a nuestra vera un Corvette que, por lo visto, nos vacila un poco con sus gestos. Acelera fuerte y Santi se va detrás de él. Adeu, agur! Algo después volvemos a reagruparnos y comienza a llover. Estamos a unos sesenta de la ciudad de Bonn o quizá menos. La lluvia se intesifica y de repente se convierte en tormenta. El viento hace de las suyas mientras me agarro al manillar con cariño. De repente, aunque suena a fantasía, me ocurre algo que jamás me ha pasado: percibo un resplando blanco que me cubre el guante derecho y parte de la moto mientras, casi al mismo tiempo, un sonido atronador me deja congelado, ¡nos ha caido un rayo en la autopista! y bien cerca. Antonio, que iba detrás lo vio perfectamente. Menos mal que no iba más cerca con su Kawa, dice. A mi no me dio tiempo ni de asustarme, no entendia que pasaba. Duró un segundo pero el susto vino después al comprender lo que había sucedido. Luego paramos para repostar y orientarnos. Vamos bien, menos mal, tenemos ganas de llegar al hotel y secarnos. La panda ya estará llegando, seguro. Deja de llover mientras tomamos las últimas carreteras, hemos visto un cartel que indica "Nurburgring". Tomamos esa salida después de un pequeño debate. Al final la lógica se impone y no el maldito GPS que solo trae problemas. Por fin, salimos de las autopistas mientras nos internamos por carreteras solitarias y rodeadas de bosques. No mucho después nos acercarmos por fin a la zona que buscamos. "Aterrizamos" cerca del circuito moderno pero no hay nadie por las calles para preguntar. Llamamos a los compis y no lo cogen. Por fin, hablamos con Piper y nos indica. Estamos cerca, enseguida llegamos al hotel del circuito moderno, ¡qué pasada!
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