Sí, ya estábamos en la zona del mítico Nurburgring, a poco más de 400 kms. de Assen, hacia el sur.
Como muchos sabréis, aquí están el viejo y el nuevo circuito. El viejo trazado tiene mucha historia (¡qué se lo pregunten a Angel Nieto, por ejemplo!), tanto automovilista como motociclista. Este viejo circuito de ¡¡22 kms!!! ha visto grandes victorias, memorables luchas y alguna que otra tragedia. Está ubicado en el suroeste de Alemania, al sur de Koln y Bonn, enclavado en un paisaje de bosques de ensueño (me recordó a la ubicación de Spa-Francochamps en Bélgica, que no pilla muy lejos por cierto, justo al oeste de Nurburgring).
Comenzamos la visita alojándonos en un lugar irrepetible, el hotel racing que hay enclavado justo en el circuito moderno donde corren las SBK y la Formula 1. Esto es lo primero que os puedo contar de interés: si alguna vez tenéis pensado acudir a esta zona lo más recomendable es dormir en este hotel donde tanto el bar como el comedor o cualquier pasillo están decorados con miles de fotos, posters, recuerdos, dibujos y detalles que evocan su pasado glorioso. Por ejemplo, el salon-bar del hotel está justo pegado a la recta de meta del nuevo circuito. El domingo por la mañana tuvimos la suerte de ver la salida de una prueba de resistencia (toma ya, eso antes de desayunar, para empezar bien el día). Tampoco es excesivamente caro, lo pagas a gusto. Ahí no quedaba la cosa, claro. Una vez sales del hotel puedes acudir al circuito viejo que está bastante cerca.
Llegamos al viejo trazado a eso de las 11h00 y era domingo. Os podéis imaginar que había mucha gente. Yo pensaba que iba a ser un pequeño caos y una lata esperar para entrar pero es Alemania y allí todo está muy organizado. Piper gestionó las entradas a la pista (solo te piden llevar ropa con protección) y, por una vuelta, nos cobraron 22 euros por moto. La idea que teníamos previa era dar dos vueltas, una tranqui y otra más rapidilla. Al final solo dimos una vuelta, lástima, por lo que cada uno se lo tomó como quiso. Motos vimos de todo tipo. Pepinos modernos, antiguos, preparadas, de serie, casi todos alemanes por lo que reconocí. Pero si con las motos flipas con los coches se nos cayó la baba: parecía que los Porsche GT2 y GT3 los regalan por esa zona con la compra de una bolsa de patatas fritas. Sobra decir que por las carreteras del entorno se ven mogollón de bólidos con matrícula. Muchos de esos bólidos los vimos en el circuito. También algún Corvette, Mercedes y varios BMW M3 y M5 blancos que, por lo que me enteré, son de la organización del circuito e, incluso, hacen de "taxi" para los valientes que se atrevan a ir de copiloto en esos cochazos.
Bueno, como iba contando: sacas tu pase y te colocas en una cola para salir. Hay una barrera como la de los parkings pero, aquí, cuando esperas a que te abran, te da la sensación que vas directo a la boca del lobo. Se mezclan bólidos y motos por lo que la emoción está asegurada. Bueno, emoción y cualquier otra palabra que queráis añadir. Yo salí con mi baúl y bolsa de deposito; bueno, la verdad que creo que ninguno quitamos ningún apaño a las motos aunque Santi y Oscar entraron a zumbar un poco. Pues nada, ahí estamos, salimos disparados y comenzamos a disfrutar de lo lindo, unos corriendo, otros mirando para no perder detalle de la pista.
Alucinas porque ves que el trazado es, como te habían contado, un pequeño "infierno verde" ya que está lleno de desniveles (¡qué bonito...!), pero no tres o cuatro, sino muchos más toboganes de infarto... y la mitad de las curvas son ciegas, ese es el mayor peligro. Hay rasantes que terminan en curvas ciegas a derechas. En uno de ellos, incluso yo que iba pisando huevos, casi me hago una coladita de libro. Claro, si te sales ten ojito porque eso de las escapatorias no existen, ¡y no es broma! Afortunadamente, hay controles con sus banderitas pero ayuda poco a calmarte ya que, la mitad del tiempo, vas mirando por tus espejos. En este circuito sí que es muy recomendable llevarlos puestos y mirar de vez en cuando, sobre todo si viene dos coches picados justo detrás de tu culo. Yo iba algo pendiente, esperando que cualquier Porsche o M5 me fundiera. Así fue. Afortunadamente, lo hacían a tanta velocidad que no daba tiempo a sufrir mucho. Los M5 blancos en particular entran cruzados y derrapando y no precisamente a 160. En una curva a izquierdas en bajada me pasa uno de ellos a toda hostia sacudiendo el "silencio" que se respira mientras te aproximas a la próxima curva. El asfalto tiene algo de grip, en eso estuvimos de acuerdo, pero no daba mucha confianza: esta lleno de pintadas, algún parche y varias curvas rizadas por no hablar de los pianos. Pero bueno se supone que era una vuelta de "reconocimiento". Más o menos a mitad de camino, de repente, te encuentras con la Historia: de pronto llegamos al famoso y mítico "karrusel", una curva con peralte de izquierdas donde han sucedido todo tipo de lances durante el siglo pasado. Bien, yo llego con mi fazer rutera y tuve un segundo para decidir si hacerla por abajo o por arriba. Por abajo es hormigón color crema y viejo, por arriba es asfalto negro y parece más "amigable". Vistas las ganas de no hostiarme a casi 2000 kms de casa opte por lo fácil: por arriba, mientras por abajo se metía un cabrón de Lamborghini o lo que fuera medio cruzado. En resumen, ¡como se nota que este circuito no lo han diseñado con un ordenador! Aquí te pillo y aquí te...
Creo que este circuito tienes que conocerlo al menos un día entero para rodar rápido aunque la gente que está apostada en sus tribunas naturales o en cualquier curva está con la cámara de fotos en mano seas novato o experto. A Santi le sacaron varias fotos. Deben haber quedado chulas aunque dudo que las veamos alguna vez. Imaginaos una fireblade 900 rozando rodilla y con las alforjas balanceándose detrás, ¡gran instantánea! Sin duda, es de esos sitios dónde piensas al irte... ¡volveremos!
Llegamos al viejo trazado a eso de las 11h00 y era domingo. Os podéis imaginar que había mucha gente. Yo pensaba que iba a ser un pequeño caos y una lata esperar para entrar pero es Alemania y allí todo está muy organizado. Piper gestionó las entradas a la pista (solo te piden llevar ropa con protección) y, por una vuelta, nos cobraron 22 euros por moto. La idea que teníamos previa era dar dos vueltas, una tranqui y otra más rapidilla. Al final solo dimos una vuelta, lástima, por lo que cada uno se lo tomó como quiso. Motos vimos de todo tipo. Pepinos modernos, antiguos, preparadas, de serie, casi todos alemanes por lo que reconocí. Pero si con las motos flipas con los coches se nos cayó la baba: parecía que los Porsche GT2 y GT3 los regalan por esa zona con la compra de una bolsa de patatas fritas. Sobra decir que por las carreteras del entorno se ven mogollón de bólidos con matrícula. Muchos de esos bólidos los vimos en el circuito. También algún Corvette, Mercedes y varios BMW M3 y M5 blancos que, por lo que me enteré, son de la organización del circuito e, incluso, hacen de "taxi" para los valientes que se atrevan a ir de copiloto en esos cochazos.
Bueno, como iba contando: sacas tu pase y te colocas en una cola para salir. Hay una barrera como la de los parkings pero, aquí, cuando esperas a que te abran, te da la sensación que vas directo a la boca del lobo. Se mezclan bólidos y motos por lo que la emoción está asegurada. Bueno, emoción y cualquier otra palabra que queráis añadir. Yo salí con mi baúl y bolsa de deposito; bueno, la verdad que creo que ninguno quitamos ningún apaño a las motos aunque Santi y Oscar entraron a zumbar un poco. Pues nada, ahí estamos, salimos disparados y comenzamos a disfrutar de lo lindo, unos corriendo, otros mirando para no perder detalle de la pista.
Alucinas porque ves que el trazado es, como te habían contado, un pequeño "infierno verde" ya que está lleno de desniveles (¡qué bonito...!), pero no tres o cuatro, sino muchos más toboganes de infarto... y la mitad de las curvas son ciegas, ese es el mayor peligro. Hay rasantes que terminan en curvas ciegas a derechas. En uno de ellos, incluso yo que iba pisando huevos, casi me hago una coladita de libro. Claro, si te sales ten ojito porque eso de las escapatorias no existen, ¡y no es broma! Afortunadamente, hay controles con sus banderitas pero ayuda poco a calmarte ya que, la mitad del tiempo, vas mirando por tus espejos. En este circuito sí que es muy recomendable llevarlos puestos y mirar de vez en cuando, sobre todo si viene dos coches picados justo detrás de tu culo. Yo iba algo pendiente, esperando que cualquier Porsche o M5 me fundiera. Así fue. Afortunadamente, lo hacían a tanta velocidad que no daba tiempo a sufrir mucho. Los M5 blancos en particular entran cruzados y derrapando y no precisamente a 160. En una curva a izquierdas en bajada me pasa uno de ellos a toda hostia sacudiendo el "silencio" que se respira mientras te aproximas a la próxima curva. El asfalto tiene algo de grip, en eso estuvimos de acuerdo, pero no daba mucha confianza: esta lleno de pintadas, algún parche y varias curvas rizadas por no hablar de los pianos. Pero bueno se supone que era una vuelta de "reconocimiento". Más o menos a mitad de camino, de repente, te encuentras con la Historia: de pronto llegamos al famoso y mítico "karrusel", una curva con peralte de izquierdas donde han sucedido todo tipo de lances durante el siglo pasado. Bien, yo llego con mi fazer rutera y tuve un segundo para decidir si hacerla por abajo o por arriba. Por abajo es hormigón color crema y viejo, por arriba es asfalto negro y parece más "amigable". Vistas las ganas de no hostiarme a casi 2000 kms de casa opte por lo fácil: por arriba, mientras por abajo se metía un cabrón de Lamborghini o lo que fuera medio cruzado. En resumen, ¡como se nota que este circuito no lo han diseñado con un ordenador! Aquí te pillo y aquí te...
Creo que este circuito tienes que conocerlo al menos un día entero para rodar rápido aunque la gente que está apostada en sus tribunas naturales o en cualquier curva está con la cámara de fotos en mano seas novato o experto. A Santi le sacaron varias fotos. Deben haber quedado chulas aunque dudo que las veamos alguna vez. Imaginaos una fireblade 900 rozando rodilla y con las alforjas balanceándose detrás, ¡gran instantánea! Sin duda, es de esos sitios dónde piensas al irte... ¡volveremos!
¿Qué más os puedo contar? Aparte del precio habitual de la gasolina en Francia y de los numerosos peajes, no nos ha parecido un viaje caro. Hemos comido algunos días medio mal, otros bien, alguno muy bien… alguna noche alojados en un simple Formule1, otras en hoteles decentes… Casi todas las jornadas las terminábamos más tarde de lo previsto por lo que era difícil encontrar un sitio abierto para cenar. En total, seis días, 5000 kms para los madrileños, unos 1000 menos para los “polacos”. Lamentablemente, Santi y yo no pudimos quedarnos el lunes a dormir en Barcelona, tal como estaba previsto. Desde casa los niños nos echaban de menos... Si, esos peques que te quitan “un segundo por vuelta” normalmente… Era domingo, llegando a Lyon, cuando decidimos que el lunes tendríamos que doblar los kilómetros previstos para llegar a Madrid un día antes. Así fue, 1250 kms pero a un ritmo endiablado, debo reconocer, disfrutamos de lo lindo. Llegas a ese “estado” en que da igual cuantos kms. lleves acumulados.
Destacar dos momentos más de esta última etapa: el encuentro fortuito, en una gasolinera cercana a Girona, con varios moteros de Barna, Isma y Eduardo. Nos volveremos a ver por ahi, estoy seguro. Y, por último, pero no menos importante, la agradable comida que compartimos con Marta en el pueblo de Montblanc. Fueron un par de horas estupendas junto a ella, una tranquilidad y una paz que casi nos conducen a una siesta en la terraza de turno.
Ah, un último recuerdo gracioso: en el hotel de Lyon cogimos el pequeño ascensor con los tratos en las manos y nos quedamos encerrados cuando el pobre ingenio intentó subirnos. Normal, eramos cuatro tíos y luego se metió el cabrón de Oscar, total cinco maromos sudando y cargados de equipaje y cascos... ¡vaya sensación, ¿por qué nunca nos quedamos encerrados con una rubia?! Al final pudimos forzar la puerta y salir corriendo hacia las habitaciones por la escalera, vamos, como niños pequeños, ja, ja
Por último, agradecer a todos los compañeros de ruta su compañía, su caña, su sentido del humor, su gran afición y su buen hacer en la carretera, así da gusto viajar. No diré que todo fue perfecto, eché de menos más charlas nocturnas y algún que otro baile pero, bueno, este viaje lo recordaremos toda la vida, ojala volvamos otra vez por esas tierras, tal vez incluso repitamos el próximo año, ¿por qué no? quedaron muchas cosas por ver... Un beso para las princesas del asfalto, Piper, Ana, Raquel, Elena... y un abrazo para la “sección” masculina, Oscar, Angel, Santi, Sam, Antonio y Carlos. Nos vemos en la carretera o en los bares.
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