Mayo intenso: "Camino Soria"



Comenzamos mi mes favorito con una de esas escapadas "intensas", en kms, recuento de curvas, compañía y sensaciones, jornada completa de moto, no las tipicas vueltas domingueras de un depósito por los alrededores de nuestra querida sierra, no. Tenia pendiente hace meses un encuentro con Edu de Pamplona, mi gran amigo de las clásicas, y encontramos por fin una fecha que nos cuadraba a los dos, el primero de mayo; mítica y querida fiesta que, esta vez, celebrariamos sobre ruedas. 

Visto el panorama geográfico de ambos pensé en quedar por la zona de Soria, más o menos punto intermedio, con la intención de visitar luego Calatañazor, el famoso pueblo donde, ya sabéis qué líder musulmán, dice la leyenda, perdió allí su tambor... Así, de paso, podriamos pasar por los paisajes de Vinuesa, Laguna Negra, etc, zona que apenas conozco... Dicho y hecho, acordamos el día y revisé en el google maps qué zona elegiria esta vez para subir a Soria. Tenia ganas de volver a recorrer tramos comarcales de Guadalajara y así preparé el rutómetro, con final en Almazán, pasando por Jadraque, Atienza, etc. De  Almazán a Soria tocaría autovía, eso sí. Revisé el estado de la Infinita (nivel de aceite y presiones) y, casi en el último momento, se apuntó Roskachapa, por lo que el viaje estaria muy entretenido pues a los dos nos gusta rodar "a ritmo". Su preciosa BMW 1600 seis cilindros, quién lo diria, se mueve bien en curvas, gracias a su chasis y sale con fuerza de ellas, gracias a un motor prodigioso en par y potencia. A pesar de su carrocería, en buenas manos, se puede ir alegre con ella, ¡doy fe! Salimos sobre las 9 de la mañana con buen tiempo y enseguida encontramos tramos solitarios desde Torija, asfaltos mejorables y algún que otro castillo (como el de Jadraque) por el camino, mientras en mi cabeza sonaba aquel famoso tema de Gabinete Caligari, inevitable... Las dos monturas se comportaron de manera fantástica, atronando en ocasiones mientras atravesaban los campos, llanuras y cerros que ibamos conquistando a medida que iba pasando la mañana. Escasas horas después ya estábamos en Soria, probando unos torreznos en un bar, después de echar sopa otra vez a nuestras fieles monturas (¡como se quema de rápido a veces!). Junto a Edu, su señora y su preciosa Suzuki RF600 (otra de mis motos favoritas de los años 90) nos fuimos hacia la zona de Vinuesa, atrevesando comarcas verdes y algún que otro tramo interesante con una sucesión de curvas muy apetitosas. Paramos a comer en Navaleno, donde descubrimos un mesón aragonés donde casi petamos entre buenos caldos y buena carne (tipos previsibles, sí).


Subirse luego a las motos fue una tarea un tanto pesada, por lo menos para mi, pero teniamos pendiente visitar Calatañazor... y allá que fuimos tranquilamente. No queda mucho del castillo, aunque ofrece unas vistas interesantes de las tierras colindantes. Sus calles empedradas, más pintorescas y acojedores, nos ofrecieron unos minutos de tranquilidad, sobre todo porque no habia demasiados turistas. Visite una de sus esasas tiendas y me traje un buen lomo para la jefa. Siempre que visito una población así de pequeña y tranquila me pregunto, ¿podría vivir todo el año en un lugar así? Durante unos meses sé que sí, pero no sé si aguantaría mucho más...


Nos sentamos en las sillas del patio de un bar donde hubieramos podido echarnos la siesta o, como poco, haber reposado un par de horas más en tan buena compañia, charlando, sin prisas, y con una temperatura casi ideal... pero teniamos todavía que volver a casa y pasadas las seis tuvimos que interrumpir aquel remanso de paz y ponernos los cascos después de despedirnos de nuestros amigos navarros. 


Arancamos dirección a Burgo de Osma. Mi debilidad por el Cañón del río Lobos ultimamente me hace cabrearme conmigo mismo, el motivo es repetitivo: otro año que no he pasado por su cañones, ni visitado su ermita, ni su enorme cueva... Cuantos recuerdos tengo de aquel lugar mágico y geográficamente emblemático en relación a la península Ibérica (otro día os cuento todas las "curiosidades" que ofrece aquel viejo emplazamiento templario). Como os decía, salimos hacia aquel punto, llegamos a San Esteban de Gormaz, deteniéndonos en aquel famoso semáforo frente al puentecillo que cruza el Duero. Yo esperaba una vuelta tranquila... me equivoqué...  Podía dejar el post en este "emocionante" punto pero vamos a teminar la historieta. Al salir de esta localidad percibi un coche patrulla aparcado (a veces tengo un sexto sentido) al otro lado de la carretera, no me preocupé porque siempre vamos muy tranquilos cuando cruzamos una población. Escasos minutos después, en una larga subida con dos carriles, uno para los lentos, nos encontramos de bruces con un SUV negro que iba por el carril rápido a una velocidad decididamente inadecuada, lenta. Por instinto y seguridad lo rebasamos por la derecha limpiamente, dejando muchos metros de margen además y pensando qué cojones tiene la gente en la cabeza para ir por la izquiera a 80 o 90 en plena recta cuando había además un carril para rodar a ese ritmo... Seguimos adelante y fuimos encontrándonos más trafico... Fuimos dando cuenta de él con abrumadora ligereza (por llamarlo de manera decorativa) y luego aguantamos a una velocidad muy legal el tumulto de coches en fila que iba acumulandose en la nacional... De repente miré por el espejo y vi unos destellos lejanos.. un minuto después repeti la mirada y vi esas luces más cerca... de repente me dió un palpito, sí, podrian ser las luces de aquel coche patrulla que vi como quince minutos... Así fue, ¡iban hacia nosotros!, rapidamente nos pararon, justo en el cruce de la N-110, dirección Riaza, justo el desvío que queriamos tomar.. en solitario. Paramos y nos contaron que nos habian visto adelantar por la derecha a aquel SUV... lo cual no negamos... conté cómo iba el "conductor", que el que se merecia la multa era él en todo caso. También nos acusaron de no respetar las lineas continuas, pero exagaraban, seguro... El sol que nos daba de frente quizá nos confundió en alguna ocasión pero... justo después de sacar el recetario San Brembo nos vino a visitar y nos libramos de las multas... Arrancamos pensando que ya no podia pasarnos más imprevistos... y asi fue, llegamos a casa sanos y salvos. Fue un día estupendo con un final inesperado pero feliz, de esos días agradables donde disfrutas a tope de la moto, la ruta y la compañía... Después de la ducha, en casa, contabilice la jornada en números. En kilómetros fueron 588, euros en gasolina preferi no sumar... Y sí, si algún día me autorizan, contaré como nos libramos de un par de multas de campeonato... ¡pero eso es casi otra historia, casi de ciencia-ficción, es lo que pasa cuando tienes de compi de aventuras a alguien como Roskachapa!

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GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...