Grillaos en Cogolludo (parte 2)


A pesar de los pocos locales de copas abiertos esa noche en el pueblo, algo que me sorprendió, pasamos una velada divertida y amena en el único que encontramos abierto, medio escondido. A una hora más o menos prudente algunos nos fuimos a descansar dejando a la señora del bar con la meritoria tarea de aguantar a los cierrabares del evento, Kerker y Napo, misión que se alargó, por lo visto, hasta altas horas de la noche... No sé si con la misma consumición (que ya sería de traca) o renovando líquidos para justificar la estancia... 

A una hora humana de la mañana bajamos la mayoría a desayunar en el hotelito, todos muy contentos y en plácida armonia. Alli estaba Kerker, con un par, eso sí, con unos ojos un poco afectados por tan pocas horas de sueño. Mi padre también estaba dando buena cuenta del desayuno, hablando con nuestro homónimo del MC El Foro. La idea era desayunar, pagar, recoger y salir de ruta hacia los famosos "pueblos negros", como hablamos anteriormente, zona que no conocían la mayoría. Para los vascos, además, seria una buena opción para iniciar su viaje de regreso a casa, ya que discurría hacia la carretera de Burgos. En total no serian muchos kms de ruta pero sí los suficiente para disfrutar de las vistas, ver sitios nuevos o poco vistos y hacer una parada en el pueblo quizá más emblemático de la comarca (Campillo de Ranas). Para rematar la mañana y la ruta, conoceríamos además otro puerto, el de la Quesera, límite entre las provincias de Guadalajara y Segovia. Desde su atalaya natural se podría ver Riaza, la famosa localidad donde comeriamos ese domingo y donde terminaria oficialmente el encuentro del fin de semana. 

Justo después del desayuno recibimos al bueno de Juan y a su chica, que llegaban a lomos de su flamante Tiger 1050. Tambien llegó Javi, esta vez en su preciosa Gixxer del 2003, y Curro con su aclamada Bimota "Gobert". Las chicas comenzaron a montar sus enormes bultos en la R6 de Sergio ante nuestra mirada atónita, ¡madre mia!, parecía que se iban al Cabo Norte como poco.. siempre me pregunto, ¿por qué ellas llevan tantos trastos incluso cuando solo salen una noche?, dificil de entender, ¡impresionante!

Después de hacer algunas fotos estupendas en plena plaza mayor de Cogolludo, muchas de ellas junto a la famosa fachada renancentista del palacio ducal (por dentro está en peor estado) empezamos a movernos. Mi padre ya se fue para casa (todavía no repuesto del todo de su última operación, demasiado hizo con venir en moto), el resto, nos pusimos los cascos y, con retraso, por fin arrancamos las motos...

  
Dijimos adiós a tan magnífico anfitrión y tiramos hacia Tamajón... desde alli empezamos a disfrutar de lo lindo con los paisajes, el buen tiempo que reinaba y el escaso tráfico que encontramos. Logicamente, al ser un grupo numeroso rodamos a un ritmo muy tranquilo y realizamos varias paradas, sobre todo en los cruces. Nuestra valiente Rosa venia con su preciosa "Happy", su YBR 125, y tanto ella como otros participantes obviamente no disponian de nuestro caballaje.


Aprovechamos las paradas para charlar un poco y, obviamente, hacer fotos, la comarca se presta a ello, sin duda. En Campillo de Ranas, como tenia previsto, hicimos la parada principal de la ruta y, bajo un sol que picaba bastante, fuimos descubriendo aquel hermoso pueblo. Cuando llegamos a uno de sus pintorescos bares descubrimos toda una "manada" de customs bien agarrados a sus cervezas fresquitas. Imaginé que el pueblo estaba "tomado" literalmente por moteros aquel domingo... Alguna como Yoli alucinó viendo sus calles, sus casas de pizarra y el tranquilo ambiente que se respiraba, una serenidad agradable en todo momento que solo se vió enturbiada por los decibelios de nuestros motores.  No teniamos ganas de salir de alli pero, finalmente, seguimos con la ruta. Esta vez bajo las instrucciones de Juan "Guy Martin", que seguía en cabeza, gran conocer de la zona (yo, a partir de ese punto, no conocía las carreteras que nos aguardaban).

Después de muchas curvas y más o menos buen asfalto, aunque con esporádicos trozos de hormigón, pasado Majaelrayo, comenzamos a ascender hacia el puerto de la Quesera (1.757 ms de altitud), todavía en la provincia de Guadalajara. Antes de llegar a él paramos en una esplanada alucinante, con arboles a un lado y rocas y extraños peñascos al otro. Un lugar tranquilo y con un aspecto agreste casi lunar... Fue inevitable quitarse en casco, parar los motores y ascender esos escasos metros entre piedras para ver "qué habia más allá" de los citados peñascos. Mientra Yoli descendía del "asiento" de la CBR de Bego, más dolorida que un toro después de una corrida, fuimos emparejando algunas motos para hacer varias fotos chulisimas...


Algunos minutos más tarde, ya reagrupados, volvimos a ponernos en marcha y ya no paramos hasta el puerto antes mencionado. Desde lo alto se veía, abajo, tierras segovianas, y nuestra meta, el famoso pueblo de Riaza. Apenas habiamos hecho 130 kms más o menos pero habian pasado algunas horas, por fortuna, muy entretenidas. Alberto "Dunlop" por ejemplo, aparcó su bonita VTR, y se subio a lo alto de la loma que nos escoltaba por el  lado derecho. Desde alli tomó algunas imagenes fantásticas, como esta...


Poco antes de esa parada, en marcha, debo confesar una pequeña anécdota. Ibamos tranquilos pero entre curva y curva miré por mi espejo derecho y de repente... ¡¡vi al gran Joey Dunlop con su famosa VTR victoriosa en el TT del 2000!! persiguiéndome... me dió un escalofrío bestial, solo duró un segundo, pero me sentí como un ratón a punto de ser atrapado por un halcón, impresionante y curioso..., sí, era Alberto, que en ese tramo iba justo detrás de mi.

Agradecer a Rosi los vídeos on board que nos hizo, ¡qué pericia!, sin duda siempre gusta verse en marcha, iba a decir rápido, pero mejor no mentir, bonita serpiente multicolor la que trascurría esa mañana... Cambiando de provincia (ya en Segovia) apreciamos un asfalto roto e incómodo que nos escoltó hasta Riaza. Muy cerca estaba la estación de La Pinilla pero no pasamos por ella. Era tarde de hecho ya, los vascos se despidieron y el resto nos quedamos a comer en un mesón cercano a la plaza del pueblo, también buscado por el bueno de Juan. Comida espléndida aunque cara y a casita ya en diferentes grupitos y velocidades. Fue la guinda a un finde espectacular donde, además de pasarlo bien, rememorar a Santi Herrero, rodar y alimentarnos como orcos, algunos pudimos conocer en persona por fin a algunos amigos "virtuales". Y una vez más, supongo que para todos fue así, comprobar de nuevo el buen rollo que tenemos en nuestro mundillo habitualmente. Gente diez, sin exagerar. De hecho nos fuimos pensando en la próxima Kedada de los "Grillaos"... será este otoño y por tierras vascas... ¿os la vais a perder?... Ráfagas y gracias a todos los que quisieron vivir ese espectacular segundo finde de abril. Luuumeee!!!!!!


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GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...