Alcañiz: La historia de la maneta de freno (II)

Y ahora, por fin, vamos a contar la mejor historia de las vividas por Alcañiz, ¡la bella historia de la maneta de freno! Intentaré ser todo lo preciso que pueda y recuerde. Sinceridad, la habitual, guste o no, suene a vacile o no, así paso, así fue… Gran mérito radica en el hecho de que estábamos casi todos los locos reunidos en el mismo sitio, lo cual ayuda a vivir sensaciones impagables. Seguro que me entendéis, nada nuevo bajo el sol. Encima, para este post, he contado con la ayuda inmejorable de Antonio Roskachapa que, como yo, lo vivió de cerca, muy de cerca. Contar con sus palabras es toda una garantía y un honor porque, junto a mi padre, es el más veterano de la banda, sabe latín y ama el motociclismo veinticuatro horas al día.

Comenzaré por el principio. Era nuestra segunda visita a Motorland, en pleno mes de junio de este año que se acaba. Esta vez el motivo era disfrutar de las carreras del mundial de SBK, un espectáculo que no nos podíamos perder. ¡Cuánto tiempo estuvimos saboreando la preparación de esta cita! Recuerdo que nos mandamos muchos mails entre nosotros animándonos y poniéndonos “pila” para calentar el ambiente, y eso que faltaban varios meses. Además, para mayor “gloria” íbamos casi toda la panda, "solo" faltó nuestra Raquel, Santi y Manu si no recuerdo mal. También Oscar que estaba apuntado y al final eligió otra escapada.
De Madrid salimos mi padre, Antonio, Edu Sparrow, Juanmi, un servidor.. y nuestro futura estrella nocturna ¡¡Julito!! buen “ganao”, sí. A su bola también llegaría Carmelo y su Kawita pero desde la zona del Tubo de Zaragoza (ejem). Desde “Polonia” bajaban Isma y Emilio en sus motos + Mar en su coche. Sí, teníamos el honor de contar con ella que venía de rodar en Montmeló. Temíamos un poco que se asustara de tanto loco junto pero creo que se lo paso muy bien al final, genial.
Madrid, sábado. Llego a la gasolinera "del avión", en la A-2, y enseguida vienen todos. Vemos que Julito lleva más “escapes” que nunca en su Honda… ¿comorr? Nos acercamos y vemos algo curioso en la parte trasera, efectivamente, ¡lleva unos “Akra’s” nuevos junto al colín de su CBR! No, no son los tubos checos sino ¡una paletilla a cada lado, con su pezuña y todo mirando hacia atrás!, ¡¡grande!! ¡Comenzamos bien! Sí, dijo que llevaría alguna cosita, que si lomo, que si jamón… pues toma, dos “tubos de escape” más y puestos con arte. Qué risas, las primeras del viaje. Después de mucho descojone (vaya caras que tenían algunos enlatados) intenta Antonio poner a boli “Akraprovic” en los jamones pero no hubo manera. Nos faltó un rotulador (yo llevaba uno para que me firmaran el casco pero se quedó seco antes de tiempo). Bueno, a ver cómo “suenan” esta noche, comentamos, antes de arrancar y enfilar hacia la ruta de siempre.


Gran día, mucho sol y poco tráfico una vez dejada atrás la aburrida A-2. Disfrutamos a tope dejando a Julito delante. Madre mía, como va hoy. Creo que es gracias a sus nuevos “escapes”. Va despendolado, tumbando cosa mala, vamos, de vicio. No es el único, la verdad. La temperatura y unas carreteras casi vacías nos animan más de lo habitual y precipita uno de esos viajecitos con sabor R de verdad. Alguna que otra pasadita digna de mención y muy buen rollo, quemando gasolina y goma a ritmo casi de las SBK que veríamos, ja,ja… Eso sí, cuando Roskachapa se pone “serio” nos pasa a todos. No hay manera, da igual que entres fuerte viendo a Dios (como diría Kevin) o salgas como puta por rastrojo en curvas de cualquier radio, llega él y te pasa, eso sí, apretando de lo lindo su burra. Solo un susto... siguiendo a Julito, antes de llegar a Montalbán y sus bonitas curvas, entramos fuerte en una curva de derechas y tenemos la “suerte” de encontrarnos vayas rodadas de arena y barro sobre el asfalto. Por fortuna no vienen coches de frente y cada uno hace lo que puede para no hacer motocross. Poco más. Llegamos a Alcañiz y comemos algo. Saludamos a muchos amigos de Barna que vemos por allí. Luego, Antonio, Julito, Juanmi y yo nos vamos a comprar las entradas. Otras risas del carajo buscando una curva que yo creía que no existía donde un puesto de no me acuerdo qué fulanos las venden, por lo visto, más baratas… También hay como un sorteo o algo así (no baje de la moto y no me enteré de nada, una pena), Julito la arma ante el asombro general, parando la ruleta cuando no le ven, no veas si le tocan cosas, ¡qué tío, ja,ja! Una media hora larga después volvemos a la terracita del bar y enfilamos, por fin, hacia la casita chula de Arnés. Esta vez no se nos hace de noche. Mientras aparcamos en la placita de siempre, mi corazón late emocionado. Qué ganitas de ver a todos, la noche va a ser apoteósica, se nota en el ambiente. Nos quitamos los cascos y revisamos los “Akra’s” de Julito, bien, ¡siguen ahí! Enseguida bajan los ocupantes (el comando “polaco” que ya había llegado horas antes). Qué alegría, carallo. Pero eso no es todo, por la noche llegará otros dos buenos figuras, Toroloko y David. La casa es grande pero se hará pequeña, no problem. También compruebo que Carmelo ha llegado sano y salvo de sus aventuras en Zaragoza. Eso sí, cuando llegó a la casa y preguntó por mi, horas antes, le vacilaron y casi se da la vuelta. Putaditas por preguntar al loco equivocado… ;-)
Semanas atrás, dijimos que los “novatos” en la casa tendrían que preparar las tortillas de patatas para los bocatas del domingo. Pues nada, se abre la cocina y comienza la actividad. Luego, se aparcan los bocatas y se monta otra cena de lujo a cargo de los polacos. Ah, espera… entre medias, un estupendo pica-pica que prepara Julito y Antonio. No, ¡hambre no pasamos! Los dos “Akracs” y el resto de viandas pasan a mejor vida mientras el cachondeo habitual se apodera de la casa. Esta vez llevaba todo el “kit” en mi mochila: ¡llevaba pantalones! y esas “cosas” que te pones después de ducharte… creo que no se me olvidó nada, no era plan “vestir” como la vez anterior … ¡y menos con una gran dama delante! Seguimos esperando a Toroloko y, mira por donde, a eso de las ocho y media, me manda un sms de esos para guardar. Decía, textualmente: “ya estamos llegando tio, nos hemos pasado el primer desvio xo hemos pillao otro q sirve” jajaja, me parto, conociéndole imagino porqué se lo ha pasado. Solo espero que no lleguen al mar antes de dar la vuelta…
En todo caso, poco después, llega Toro y un amigo suyo, nos salimos a la terraza a cenar. Qué buena noche, qué buena compañía. Como nos va la marcha... Hay carnaza y platos para aburrir, por no hablar de las botellitas. Isma anda un poco tocado de moral. En el taller donde curra le tienen frito. No sabemos qué pasará pero no pinta bien. Le animamos un poquillo mientras seguimos hablando de mil cosas. Luego volvemos adentro y comienza lo mejor, para empezar unos trucos de magia by Julito. No solo por lo que hace sino por cómo lo hace. ¡Inimitable! Este hombre no dejara de sorprenderme nunca, si en La Bañeza el año anterior nos dejó atónitos con su speech de los melones aquí se corona, vamos, ¡ni Juan Tamariz! Las risas se hacen brutales. Luego Carmelo también nos hace desparecer una navaja… más risas. Juanmi nos cuenta alguna batallita y, mira tú, nos regala una bandera gigante para la Peña, una de esas banderas que colocan los guiris en los balcones del famoso hotel madrileño donde trabaja. Pues nada, creo que es más grande que la casa, ríete tú de la de la plaza de Colón en Madrid… ah, esa plaza, qué recuerdos. Al final algunos se van a dormir, normal, en algún momento toca… Nos quedamos en la cocina tres personajes dignos de estudio y hablamos un rato más de lo de siempre. Esas charlas me encantan pero al final, logicamente, se terminan. Tantas ideas, tantos sueños... Algunos dormirán cómodos, otros dónde puedan, la casa se ha hecho pequeña… Yo me acurruco en el sofá, no pasa nada, estoy acostumbrado. Por si acaso me arropo… con la jodida bandera, vaya estampa, todo un ¿sueño nacional? de sueños mejor no hablar...

Amanece el domingo y desayunamos como campeones en un bar que descubrimos. Algunos fuman, otros bostezan... Edu nos recuerda que se pira, que tiene comida familiar… qué le vamos a hacer. Se marcha justo antes de salir nosotros en fila india. Justo al tomar un ángulo con desnivel de una de las callejuelas del pueblo (no se podría decir que fuera una curva) veo que Julito pierde un pelín el equilibrio al girar, lo justo para balancearse hasta caerse. ¡Cachis! Su Honda cae a plomo del lado derecho mientras él da una voltereta digna de Spiderman en el suelo. Paramos esperando que no sea nada. Levantamos la moto y empezamos a mirarla. El piloto, suponemos, está bien, es muy duro. A ver si un intermitente, a ver si algún rozón... lleva tacos anticaida pero... pero ¡no hay maneta de freno! Vaya, esperaba ver un trozo pero nada, se ha jodido todo. No vale con meter un tornillo o sujetar el desaguisado con abrazaderas. Bueno, pues nada, allí no va a ver ningún taller. Está claro dónde, quizá, podamos encontrar ayuda: en el circuito, ¡en Motorland!


¿Y qué tio valiente e hiperactivo se presta a llevar la moto hasta allí? Pues está claro, ¡el Isma!, de hecho, no da tiempo a que nadie más abra la boca. Varios lo hubiéramos hecho perfectamente pero… ¡no de la misma manera! Julito se monta en su Fireblade y el polaco en una vieja conocida, la CBR600F... él corrió algunas carreras del Catalán hace siglos con una de ellas, será un viejo reencuentro. Pues nada, decimos totalmente en serio que habrá que ir con prudencia y despacito. Así, con esta gran convicción (lógica por otra parte) reanudamos la marcha. Dentro del casco pienso en la mala suerte que hemos tenido, coño, pero bueno así son las cosas, lo importante es que nuestro mago favorito sigue entero. La verdad que Julio es un tio de otra pasta, aunque suene a tópico. Siempre montó en moto, pero no con frecuencia, no tenía moto propia. Que si la EXUP de su hermano, que si una vuelta con la de un vecino, en ese plan... no fue hasta el año 2007 cuando compró una y no se conformó con una cualquiera, no, le echo el ojo a una bellísima ZX9R verde que tuve el honor de llevar alguna vez. Durante un par de meses comenzamos a salir juntos, solos, paso a paso. Un tio con su profesión y su historial de viajes lee mejor que nosotros cualquier carretera y eso fue un punto a su favor. Solo tenía que acostumbrarse a su 900. Ese mismo verano ya iba más rapidillo y suelto. Luego llegaron los viajes y las escapadas por la sierra, lo habitual… Desgraciadamente, aquella brutal Ninja murió volviendo de Javalambre, en enero del 2009, estampada contra un guardarraíl, por culpa del hielo que no de su piloto. De las tres motos caídas fue la que peor termino, toda una lástima. Desde entonces tenemos a Julito volando bajo con su Hondita roja y gris. Y así, recordando su pequeña historia motera reciente, volvemos a Arnés, a aquella espléndida mañana de domingo de carreras…


Arrancamos y algunos nos ponemos delante para “abrir camino” a nuestra estrella (todo sea para que no termine estrellado) con el chip de ir tranquilos, como luego nos recordó David, el jinete de la preciosa VMax. El freno trasero de la CBR funciona correctamente, qué menos, pero de delante… va a ser todo un rulo en plan dirt-track para Ismael, ja,ja
Vamos juntos, delante, Toro con su R1, Antonio con la XX y yo, detrás el polaco loco, rodeado de mi padre, Julito, Emilio, David y los demás… al principio. Pasan un par de kilómetros y, de repente, nos pasa Isma con la Honda. Coño, pensamos algunos, ¿pero qué hace? Miramos y vemos que sigue y sigue… Luego nos dijo don modesto que le estorbábamos ja,ja,ja, pues nada, hijo, tira tú delante que nosotros te cubrimos las espaldas. Pasan algunos pocos kilómetros y el amigo sube el ritmo. Yo ya me empiezo a preocupar ¡pero no pienso perderme detalle! Antonio y yo nos miramos, no hace falta hablar. Veo que Toro se le arrima, curioso y alucinado. ¿Pero qué coño hace este hombre sin freno delantero?, ¿se le habrá olvidado? No, seguro que no, pero sé que le gusta la moto una barbaridad. Traza con un tiralíneas y usa el cambio y las inercias como puede, “simplemente” se anticipa a las curvas. Pues nada, sigue tirando y tirando y yo empiezo a preocuparme ya seriamente. De hecho, el paseo se convierte en casi otra puta carrera loca serrana. Personalmente, siempre que puedo, busco la siguiente curva a la que tiene a la vista el polaco “rezando” para que no nos encontremos mucho tráfico ni ninguna curva cerrada o ciega. Los kilómetros se suceden (unos cincuenta en total hasta el circuito) y la cosa, el ritmo, se convierte ya en “normal”. Los cuatro seguimos tirando un poquito. El ruido de la Honda de Isma al quitar marchas es perfectamente audible. A mi se me escapa alguna risa dentro del casco, ¡¡qué amigos tengo, joder, que grande son todos!! Toroloko y Antonio también disfrutan y alucinan por igual. Por detrás imagino que estarían ya mirando en todas las cunetas, ja,ja. Ciertamente, el día se prestaba a enroscar, y el poco tráfico era una invitación dulce al pecado… Cuando recuerdo todavía los adelantamientos elegantes y decididos que nos marcamos detrás de nuestra estrella matutina, manda carallo, ¡casi me veo todavía allí! ¡Y qué tramo, casi digno del TT! Todas las veces que pasamos lo decimos: cualquier día pintamos unos pianos en las mejores curvas ja,ja… Y así, vivos y sanos, ¿por fin?, llegamos al Alcañiz, a la gasolinera donde nos reagrupamos después de muchos minutos. La paz reino de nuevo en nuestros corazones. ¿Fue una peli?, ¡qué demonios!, fue un subidón, un auténtico placer ver al figura trazar y negociar todas aquellas curvas con soltura, rapidez y ganas, ¡estas cosas no pasan a menudo!
A continuación las palabras de Antonio, nuestro veterano amigo expiloto y ex casi todo lo que se puede ser en la vida… (aunque lo de expiloto es casi una mentira en su caso):

“Puedo decirte que lo que Isma hizo y acreditó aquella mañana hay muy pocos pilotos que se atrevan a hacerlo, no hablo ya incluso en circuito con todas las medidas de seguridad que como tu bien sabes son imprescindibles en los tiempos que corren... Te puedo asegurar que el rato que hicimos, en las condiciones que estaba la moto de Julito, no pasan desapercibidas en mi mente. Me traen recuerdos acumulados…, si Isma se hubiera propuesto en tiempos más jóvenes competir en serio, yo como ojeador me lo llevaría inmediatamente para la competición en su máximo nivel.
Me encanta rodar en esos ritmos y por esos trazados, horas y horas, me pone y me gusta más que los circuitos...evidentemente la seguridad no es comparable ni los peligros que acechan en carreteras abiertas pero es otra manera de vivir la competición. Y te puedo asegurar, mi estimado amigo, que a veces siento vergüenza de contar experiencias por las situaciones límite que he vivido.
Y voy a más. Haría una buena prueba y exclusiva...consistiría en responder a esta pregunta: ¿cuantos pilotos de élite se atreverían a circular a un ritmo endiablado sin frenos delanteros, solo gas e inercia del cuerpo, en puras carreteras de montaña y con dos metros y medio de calzada...??? apostaría que muy pocos…. y que llegasen en perfecto estado de salud aún menos...
La moto en todas sus facetas tiene su feeling y engancha...lo más importante es disfrutarla y vivirla en su máxima expresión...la vida es muy corta y a veces amarga....para mi ha sido y será mi mejor medicina y antídoto para las depresiones y enfermedades de todo tipo.
En lo referente a la maneta de freno que es lo que me has preguntado solo puedo decirte para finalizar...que ojala en todos los momentos que compartamos haya siempre una maneta rota o una moto sin embrague como alguna vez le ha tocado a un servidor. Es una de las mejores motivaciones para disfrutar en grupo......eso sí, que siempre lleguemos todos a nuestros destinos sanos… y con ganas de volver a empezar.”
Amén, maestro. Antonio, otro figura digno de salir en la Historia, a sus cincuenta y pocos años sigue siendo un enamorado de las dos ruedas y sigue descubriendo y buscando retos, sensaciones, experiencias nuevas. Ahora, por si fuera poco, quema gasolina con una S1000RR, ¡con eso, creo, está todo dicho! Ojala el año que viene las circunstancias le permitan lucir su nuevo mono Danrow y meterse en los circuitos, donde tantas aventuras y carreras vivió. No quiero perderme esas rodadas, ¡aprenderemos mucho, seguro! Mientras tanto, y para siempre, seguiremos disfrutando de nuestras road races, ¡¡como nos gustan las carreteras!!
No quiero alargarme mucho más. Las carreras fueron un lujo, una pasada… El sol, eso sí, nos hizo la vida un poco más complicada durante aquellos paseos de grada en grada o por el paddock… pero no nos vamos a quejar. Mi padre y yo descansamos un buen rato cerca de la zona Vip. Casi nos colamos dentro con el pase de Paddock pero nos trincaron je,je... eso sí, gracias a la labia del que me hizo las orejas, al final un par de camareros supermajos nos trajeron agua y cosas para picar. Toroloko disfrutó de lo lindo aunque el pobre iba vestido de romano y sufrió una tortura, daba grima verle sudar como un pollo... así iba el tio, con su espaldera, sus botas, su mono, joder, pobre. Julito y Antonio se perdieron también… A Mar la hice algunas fotos chulas con la Aprilia que tanto le gusta… sí, la del romano campeón del mundo de SBK. Supongo que echaría un buen vistazo a todas las motos que vimos en el parque cerrado, lo lleva en la sangre. Si me tocara la lotería la regalaba una... Yo aluciné con "mis" Kawas... qué bonitas... Al final, a Gregg y a su banda, nuestros amigos Tortugas, no pudimos verles, era un infierno desplazarse de una zona a otra del circuito, solo faltaba ver algún camello por allí, ¡por Dios, qué calor! Eso sí, otros iban en bermudas y solo les falto encontrar una piscina. Pero no nos quejaremos, como decía antes. Vimos a pilotos, pasamos por muchas carpas, saludamos a docenas de amigos y, por supuesto, durante muchos momentos buscamos una maneta para Julito. Isma y yo nos colamos en algunos boxes y llegamos al pit-lane durante la segunda manga. Vimos de cerca a Biaggi, Melandri y Checa en la curva de fin de recta. Yo iba con una botellita de agua en la mano y... bueno, mejor no cuento mucho… anda que si se me cae en la pista me hostian y con razón… Preguntamos a muchos equipos y mecánicos… al final los más enrollados fueron los húngaros de SuperSport, el equipo de los pilotos Nemeth y Toth (el que corría antes en 250). Se lo curraron de lo lindo y desde aquí, aunque no me lean, les mando un saludo y todo nuestro agradecimiento. Cuando terminaron las carreras estuvieron buscando en su camión pero, como era previsible, sus Honda llevan manetas radiales que nada tienen que ver con las que usan las “viejas” CBR600F. Al final Julito volvió a Madrid en marcha y ¡¡tampoco fue muy parado, la verdad!! En resumen, qué gran fin de semana. Inolvidable… Muchas luces y muchas sensaciones, humanas y deportivas, de lo mejor del año.


¡VIVAN LAS ROAD RACES DE LOS POBRES!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Real,Bello,Elegante, como todos los blogs que publicas,nominado sin excepciones para el pulitzer....Firmado Roskachapa.


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...