A veces toca sufrir...

  

Llegó nuestro mes favorito, mayo, y se acercaba la rodada en el FK1 organizada por los amigos de motoclassicracing. Ganas teniamos, ¡por fin ibamos a arrancar nuestra Ossita! Una vez puesta la cúpula, como os conté hace un par de post, nos la prometiamos muy felices pero justo tres días antes de "embarcar" hacia el circuito castellano, en el garaje, cambiando los cables del gas y del freno delantero, se rompió una pieza del plato izquierdo del tambor, ¡shock!, justo la rosca del tensor del cable. Se cayó al suelo sola, quiza debilitada por los años. Su caída al suelo nos alarmó. No parecía facil soldarla, más que nada por el material, calamina o algo muy parecido. Consultamos a los que saben y no lo vieron claro. ¿Qué podía hacer?, ¿anular la rodada y el transporte? La rabia (por no decir otra expresión) me dijo que no, que aunque no pudieramos tensar el freno delantero deberiamos intentarlo, por lo menos hacer que girase el motor y las ruedas, era demasiado tiempo parada, desde Lordelo el verano anterior. Asi que decidimos no anular nada, el domingo hariamos lo que pudieramos.

 
Mi padre pensó una posible solución de emergencia: hacer un taladrito en el tambor para meter un alambre (ese viejo amigo) y abrazar el cable de freno y el tensor, más que nada para no llevarlo suelto en marcha y, a lo mejor, hasta poder frenar un poco (¡aunque sea algo propio de cobardes!). Ese sábado yo tenía una Comunión ineludible y aunque me lo pasé bien, vigilando no comer ni beber lo habitual en estos eventos, mi cabeza tenia un porcentaje de preocupación, pensando qué pasaría al día siguiente.

Madrugamos el domingo y llegamos a la pista del FK1 bien pronto (solo había estado una vez de espectador, viendo a Superpablo). Tan pronto que nos tuvó que abrir la puerta el organizador de la rodada, Pako. Tuvieron una noche "dura", sin duda, pero la mayoría volvería a rodar ese domingo. Enseguida nos instalamos en el primer box libre, el más cecano al bar (casualidades mal pensados). Sacamos la moto mientras saludábamos a los primeros conocidos. Pusimos la rueda delantera sobre las borriquetas que por fin había conseguido semanas antes y desmontamos la rueda y el tambor. Enchufamos la máquina de taladrar y, ante la mirada de algún sorprendido vecino de box, se realizó la ñapa prevista. No hacía mucho calor pero el tiempo, los minutos, volaban. Fui al brifing y poco después colocamos la rueda en su lugar. Enseguida probamos a arrancar la moto. No le costó mucho bramar de nuevo, ¡después de tantos meses!, una vez más no me soprendió pero valoré el mérito que tenia. No sonaba mal, nada mal. Enseguida llegaron más amigos, principalmente la tropa asturiana que sabía iban a rodar ese domingo: el amigo Dani y su escuderia, incluyendo a Alfredo "El Carni", toda una alegría, encima nos pidieron compartir "box" a lo que logicamente accedimos encantados. Traian su GS500 del 89 para hacerla debutar en pista. Con ella correran la carrera de Resistencia que se celebrará a mediados de julio en Kotarr.


¿Como fue la jornada para mi? pues algo frustrante, la verdad. La moto no andaba mal aunque no acertamos del todo con la carburación, iba un pelín grasa, pero no insistí en ello. Como era predecible, no pudimos tensar el freno y la maneta practicamente se convirtió en un objeto decorativo, asi que tuve que "reconfigurarme" mientras me aprendia la pista, intentando no estorbar mucho. Por lo demás, disfruté lo que pude, aprovechando su ligereza, reencontrandome con su sonido y su agilidad pasmosa... sin olvidarme de la cúpula, mi nueva compañera de marcha. A final de recta, no eché de menos tanto frenar a saco, quitaba dos marchas y me ayudaba con el de atrás, suficiente para entrar en la curva de izquierda, pero en algún otro ángulo se echo de menos clavar o rozar la leva delantera. Mi amigo Marco, días después, tan irónico como otras veces, me dijo que así mejoraría... 'mi paso por curva!, ja,ja ,y razón no le faltaba. El caso que me senti algo incómodo durante las primeras dos tandas. Creo que el mono me está un poco más pequeño (¡típico!) aunque yo me encontraba "ágil" y "en forma". Una alegría fue comprobar que el depósito ya no pierde por ningún sitio, ¡¡buen arreglo hizo Carlos66 el verano pasado!!, siempre le estaremos agradecido. Echamos de menos en esta rodada a Carlos, a Edu y a Champi, entre otros, pero es dificil cuadrar siempre. Fue un gustazo ver tan de primera mano cómo ruedan esas Japoclassic que tantas veces vimos en fotos y crónicas, las GPZs y las GS, principalmente... sin olvidar la preciosa Guzzi de nuestro amigo veterano Cuco. Me quiso dar rueda pero no estaba yo en condiciones ese domingo de seguirla...


Más caras conocidas, Conchi y Celes, imposible que se perdieran esta cita. Otra alegría fue contar con la visita de Joselito que venía directo de su casa, y no del pueblo, para vernos, ¡vaya tela!


Tuvimos tiempo para ver las evoluciones de Dani con la Suzuki (una gozada verle en las curvas) y a otros norteños, en especial a uno, con su CBR del 91 derrapando practicamente en cada curva de cada vuelta, ¡im-presionante! La jornada terminó con una pachanguita guapa, una carrera para todos. Obviamente, por motivos de seguridad, no sali en ella, ¡solo faltaba terminar el dia estorbando o haciendo algún strike! Asi que, apoyado en el muro del pit lane, mientras se configuraba la parrilla estilo Le Mans para la carrera, vi cómo nuestro viejo amiguete asturiano Roy (que había llevado para la ocasión su bonita Ossa y su nueva montura, una GPZ roja) me hacía señas desde su posición de salida para que fuera a ¿ayudarle? Efectivamente, no tenia quién le sujetara la Kawa. Allí me quedé, todavía con mi mono puesto, echando una mano, y nunca mejor dicho, pues ya habiamos metido primera y el embrague tenia que trincarlo con delicadeza para que cuando saltara sobre la moto el piloto su mano izquierda tuviera sitio donde agarrar la maneta. Con miedo a quemarlo (el embrague) por fin se dió la salida y los pilotones salieron corriendo hacia sus bellas monturas. Roy saltó ágil sobre su bicilindrica roja y salió como una exhalación. Alli habia de todo, incluyendo RDs 350, alguna Bandit, las 2T nacionales mezcladas con las Japos... una pasada para cualquier amante de las oldies. Felicitar a este grupo de auténticos clásicos que consiguen reunir a un buen puñado de veteranos de todas las edades, ¡que dure!

Y asi acabó aquel domingo agridulce. Esperemos que para la fiesta de Zamora no tengamos ninguna sorpresa y podamos rodar más alegres... Sí, podéis decirlo, con estas motos uno nunca se aburre...



No hay comentarios:


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...