Asuntos de familia



Cada vez que vuelvo a ver las películas de "El Padrino" admiro ese sentimiento de "pertenecencia", "lealtad" y "palabra" que normalmente trasmitian sus protagonistas. Nosotros no nos dedicamos a aquellos negocios, ni ofrecemos protección pero me encanta recordar y vivir esos momentos familiares que hemos pasado durante tantos años entorno a nuestra pasión. Las décadas no pasan en valde, está claro, algunas cosas cambian logicamente, otras no. Sí, sin salud no somos nada, qué os voy a contar que no sepáis. Pero ultimamente no se trata de eso, afortunadamente, sino de la ausencia de "actividad" que hemos padecido durante los últimos meses. El caso que los "LFs" hemos salido más bien poco este invierno pasado, tampoco rodamos en otoño, ni durante el verano pasado... posiblemente nuestra sequia más larga. Otro año que no pudimos acudir a nuestra estimada Estrella de Javalambre en enero... pero rapidamente vimos otra oportunidad de escapada, otra invernal muy querida por nosotros, la de Riberas de Voltoya, organizada por los viejos conocidos de El Foro a mitad de febrero. Acudimos con ganas, por fin volvia a rodar con mi padre después de muchos meses. Al final también se apuntaron a la excursión (viviendo en Madrid acudir hasta Voltoya no se puede calificar como "viaje") gente muy joven y sana: Pedrito (Fazer600), Angel & Noemi (Guzzi), y Dani & María (Fazer800) con los que quedamos en la conocida Cruz Verde. Como el "viaje" es sumamente corto sugerí hacerlo más interesante y no pasar por el bonito (pero corto) Alto del León sino por la zona de Avila que va más allá de la localidad de Navalperal de Pinares, y que cuenta con dos bonitos puertos no muy conocidos (tampoco por los amigos que venian): La Lancha y Cruz de Hierro, dos puertos dignos de visitar y disfrutar. No tienen mucho tráfico, hay muchas curvas y pocos guardarrailes. La subida está franqueada además por gigantes molinos de energía eólica, excusa perfecta para parar en su cima para las correspondientes fotos de recuerdo.


Alli, en la reunión, nos encontrariamos con más amigos diez: Racing Rose, Juani y, tal vez, nuestro Tyto y el rutero de Luis Rosón, al que solemos ver alli cuando vamos otros años solo el domingo. Lo que no tenia yo previsto era reencontrarme con otra Rosa, de la vieja panda de los ochenta, ¡qué alegría reencontrarte en ocasiones con viejas amistades a las que habias perdido de vista durante años! Y cómo echábamos de menos pasar horas y horas junto a la típica lumbre que cualquier invernal que se precie debe montar por la noche. Qué simples somos a veces, me gusta. Con charlar, bailar y reír, suficiente. También descubrimos al bueno de Alvaro, amigo de Racing Rose, con su legendaria GPZ y volvimos a encontrarnos con Luis de Ariza, con su no menos legendaria XJ600 azul, al cual le tocó un queso y un lomo que, al final, el jodio, no compartio, ja,ja... Charlas, risas, algo de alcohol, cena interesante y mucha amabilidad por parte de la organización, ¡volveremos! Qué buen humor inundó el ambiente con el concurso de disfraces, aunque para disfraces y buen rollo el que se marcó desde por la tarde nuestra querida Juani disfrazada de monja y vacilando a varios autóctonos del pueblo en los bares, ¡para haberlo grabado en vídeo! Y qué contento estaba mi padre en su ambiente. Entre rutear y luego compartir horas en invernales así recupera la salud, la sonrisa y media vida, ¡chapeau! Ya véis, cosas de familia que queremos sigan y sigan sucediendo...


Y seguimos con la familia y con las motos. En mayo nuestra simpática amiga Nuria, de Yamaha, nos aviso de la oportunidad de volver a probar algunos modelos de la marca de los diapasones. Obviamente, la invitación no fue rechazada y, en familia, nos fuimos en coche un sábado hacia (otra vez) la archiconocida Cruz Verde donde habian montado el show y las carpas a primera hora. ¿Qué moto elegimos? la preciosa y novedosa XJR1300. A falta de la vesión Cafe Racer nos "conformamos" con la versión estándar, que ya de por si es una maravilla. ¿Y quién se apunto de paquete al final? pues mi querida Laura, con el casco y los guantes de la mami. Y aunque suene a tópico o exageración, nos pasamos una media horita muy, muy agradable dando un voltio con demás invitados. Encima, al volver, más caras conocidas pasaron por el puerto.


Aqui os dejo mi opinión sobre esta moto, publicada en Facebook hace poco más de un mes:

"Aunque rodé con ella menos tiempo del que hubiera preferido (menos de una hora) pude comprobar y sentir lo siguiente: esta versión, la estándar, preciosa y hasta lujuriosa para cualquier amante de las nakeds (uff, la Racer, todavía más bonita para mi) presenta toneladas de personalidad con solo mirarla. Detalles mil y hasta un 4 en 1. Su motor de aire te hace dudar incluso, ¿será verdad o esas aletas son de mentira? Descubres rápidamente los relojes ...y son analógicos, bien, no esas capulladas modernas que son consolas digitales mas propias de un avión que de una moto. Dejas de mirar, te subes y notas que es cómoda (aunque menos que la antigua) con un manillar muy ancho y algo alto que permite timonear al estilo inglés facilmente. Sonido agradable y posición chula, las estriberas por fortuna no están tan adelantadas como imaginaba antes de verla. El motor tiene montañas de par (no podía ser de otra manera, solo 98 CVs para 1300cc, por cierto) y solo juegas con el cambio si quieres. Entre una cosa y otra, cuando nos metimos por zonas reviradas sin nada de tráfico me sorprendió su comportamiento dinámico. A pesar de sus kilos (que te confirmen que llega a 240 asusta un poco en parao) se mueve muy bien, incluso pude seguir el ritmo alegre de otro amigo que lideraba el grupo con su ágil MT-09 aunque el esfuerzo físico seguro que fue mayor en mi caso. En curvas rápidas es casi una tabla, en ratoneras cuesta más de girar lógicamente pero consigue buena nota. Eso sí, notas enseguida sus inercias, ¡no es una bici precisamente! Frenos correctos, sin lujos pero competentes, y de suspensiones, sobre todo delante, agradable sorpresa, nada tiene que ver con el viejo modelo. La nueva horquilla es configurable en las habituales tres vías (precarga e hidráulicos). Atrás los vistosos suecos dorados dan empaque de moto "lujosa". Ni siquiera afloran vibraciones (o yo no me di cuenta). Resumen: me esperaba una moto más "pesada" pero no, para nada, sus datos y primera imagen pueden engañar. Obviamente no es una deportiva, ni una naked moderna y nerviosa como su rabiosa prima tricilindrica (por ejemplo) pero tampoco lo pretende... va de otro palo. La estética, ya lo he dicho, para mi muy acertada, hasta placa portanúmeros para lucir un 7 por ejemplo, ja,ja, detalles preciosos y moto que en general hasta puede recordarte la XS1100 de finales de los años 70, aquella moto negra que me cautivaba también de crio. Qué motos más bonitas logran siempre en Iwata. Hasta pronto, muscle girl! Gracias Nuria y gracias Yamaha Motor Madrid por vuestra simpatia y generosidad. ¡Vs!"

Y como si lo hicieramos aposta, pocas semanas después, ¡volvimos a probar en familia otra moto, otra Yamaha!, la exquisita y alucinante nueva SuperTénéré. Mi racha de "probador", inaugurada en noviembre pasado con la 848, como contaba en el anterior post, se alargaba un poco más... pero, aunque echaba de menos a mi Infinita, ¡confieso que me lo pase teta con esta maxitrail durante todo un fin de semana! Surgió la oportunidad y no lo dudamos. Pedrito me llevo en su moto (yo delante) hasta el concesionario y nos fuimos hacia la sierra, en compañía de mi padre (volvía a liarle para que se pusiera el casco) e Iñigo. ¡Qué sorpresa me lleve con esta moto, banda! Para empezar, tiene mucha más electrónica de lo que imaginaba, por ejemplo, la suspensión. Pusimos además el CT en el nivel menos intrusivo y el mapa de potencia más deportivo. Con esta combinación, a lo largo del día, me di cuenta que es una moto divertida, con un primer toque de gas bastante alegre. Su cardán y, sobre todo, su alucinante agilidad me dejaron pasamados. Sabemos que en este sector del mercado las GS son las reinas en ventas. Pero, una vez más, muchos deberian probar primero modelos como este, o alguna austriaca o británica antes de ir de cabeza a la alemana. Pero sigamos... Enseguida me di cuenta que no seria un "caballo percheron", que es una moto que se mueve obediente y no descarga su peso en marcha (se nota que mis recuerdos de este tipo de motos datan de hace demasiado tiempo, ¿os acordáis de las Africa Twin, por ejemplo?). La horquilla me dió una confianza brutal, tanta que fue fácil hacernos amigos, de manera más intuitiva que con la XJR incluso. Lo único que no me gustaba era su escaso ruido... La ruta elegida era serrana, como no podía ser de otra manera, y doy fe que el puerto de Canencia con esta moto es una auténtica gozada. De hecho, gracias a su postura y a su sorprendente agilidad, pasamos por toda esta zona más rápido y más cómodo que con mi habitual moto. Terminar comiendo en casa de Rosa, fue el colofón perfecto para un sábado glorioso.


 Al día siguiente, domingo, dimos una vuelta corta con la heredera, la cual me aviso que veía todo de lujo, incluyendo los relojes de la moto. En resumen, ¡qué buenas motos sigue fabricando Yamaha!, y, por supuesto, al hilo del título de este post, ¡qué hermoso es combinar familia y motos! Qué siga así... asuntos de familia.





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