¿La última curva? "Stay hungry, stay foolish!"


Estimado amigo y compañero de “box”:
El otro día me dejaste un poco preocupado. Ya ves, tal cual… no es retórica, me conoces bien, soy un jodido idealista cuando hay ruedas y motores por medio. Bueno, si fueramos montañeros acérrimos o exploradores de los que salian en las novelas de Julio Verne pensaria lo mismo y escribiria lo mismo, aunque no hablara de motos. Así que, con tu permiso, me vas a dejar dedicarte unas líneas porque desde aquella conversación he estado pensando un poco en el asunto y, bueno, ya sabes lo pesado y sensible que soy con estos temitas. Así que nada, ¡paciencia!, que tengo aquí sitio para desarrollar mis pensamientos, con la mejor de las intenciones, por supuesto…
Pues sí, como digo, algo preocupado. No por haber escuchado la canción otras veces deja uno de notar la mosca tras la oreja cuando te cuentan lo que me dijiste. Siempre comienza con un tono suave, casi trivial, como quién no le da importancia al asunto. Quizá la importancia sea una cuestión totalmente subjetiva pero, en el fondo, casi todos hacemos lo mismo cuando tomamos alguna decisión concreta, sea la que sea. En este caso, siempre se alude a dos o tres temas recurrentes, si me permites decirlo. Que si el tráfico, perdón, el caos de tráfico y demás amenazas viales que nos acechan continuamente a los motorista, que si la DGT y su infinito afán recaudatorio y, por supuesto, el tema familiar y la necesidad, imperiosa y vital, de seguir vivos, producir y ver crecer a nuestros polluelos. Totalmente comprensible, no son cuestiones menores, sobre todo la última. Además, ya no tenemos 20 años, valoramos más nuestra integridad y no queremos pasar por más bajas, ahora tardas más en recuperarte de las “resacas”, correcto, nos pasa a todos. Lo que también pasa es que hay que pensar en qué vacuna te quieres pinchar ante esos virus amenazantes. Qué grado de pureza y qué precio quieres pagar… Si fuera otro el piloto de esta historia no escribiría nada. No va conmigo hacer de “pater” o “consejero espiritual”… pero tú no usas la moto para transportarte, tampoco es un hobby, es algo más vital… lo he comprobado muchas veces, puedo decirlo sin atisbar la más mínima duda. Por eso me he decidido a escribir todo esto con la única y modesta intención de desear que te pienses bien las cosas, compañero. Bueno, ya ves que atrevimiento pero si no nos cuidamos entre nosotros ¿quién lo hará?
Es cierto, a veces pasa que primero se da de baja la moto de calle con el argumento de solo usarla para circuito. OK. Luego, en ocasiones, se empieza a acudir a pocas tandas... como acudes a pocas tandas empiezas a perder el vicio y te planteas qué necesidad tienes de seguir con la moto, el remolque, perder un día o dos en ir y volver, etc, etc. Dicen que hasta el más salvaje instinto puede modelarse con la rutina del día a día, con la misma canción sonando una y otra vez a nuestro alrededor... hasta que un día tu gran pasión deja de estar domesticada a estar en tierra de nadie, a bajar posiciones en tu parrilla emocional. Es como dejar a una novia sin saber my bien el motivo. ¿Qué me ha hecho para que la deje? ¡creo que nada, era buena chica y me gustaba salir con ella pero la dejé… y no sé a ciencia cierta por qué! Para rematar el potaje, un día te ofrecen algo por tu moto y, ante tu estado de relativo pasotismo, por poco que insistan se la llevan. Tal vez una excusa doméstica para cambiar algo en casa sea el último empujón para venderla diciendo luego eso de “ya me compraré otra, no tengo prisa y bla bla bla” (por ejemplo, salvando las distancias, claro, esto lo dijo textualmente mi vecino de abajo en el 2006 y hasta ahora).
Bueno, compadre, me vas a perdonar otra vez, casi seguro que me estoy pasando seis pueblos con todo esto que digo aquí, de hecho seguro que sí. Ojala quede la cosa a mitad de camino: tengas tu R para circuito y otra moto más lógica, barata y polivalente para todo lo demás. Ok, ¡buena jugada! Pero ya te digo, Kevin, me vas a tener que soportar un rato más, de buenas intenciones está el mundo lleno... uno a veces piensa ese plan y se "lo roban". Hay muchos ladrones por el camino, uno ya no se fía ni de su sombra cuando sale a la palestra la “reconversión”… no siempre salen tan bien los planes como decía el coronel del Equipo A. Hay que estar alerta, vigilante, protegiendo nuestra pasión, nuestro patrimonio humano. A veces nos preguntan porqué seguimos rodando, porqué hacemos cosas que son o parecen algo irracionales. Esos que lo preguntan olvidan que las cosas más importantes en la vida las solemos escoger de manera irracional, por el corazón, por su faceta emotiva. Si no fuera asi solo se casaria la gente con el rico o la rica del pueblo. Si no fuera así no probariamos el alcohol o nos meteriamos entre pecho y espalda un millón de calorias en algún asador domingo tras domingo (o casi). Si escogieramos nuestras decisiones solo racionalmente tal vez no nos complicariamos la vida teniendo hijos. Afortunadamente, todavía no somos máquinas ni hojas de cálculo y hacemos cosas por instinto, por emoción.

En tu caso concreto el tema me hace “pupita” porque seria una autentica lástima para el panorama racing nacional que, en un futuro próximo, perdiéramos para la causa un figura de tu calibre, un piloto tan rápido como buena persona. Dicen que ser bueno no va bien para nuestros propios intereses vitales porque, en ocasiones, dejamos de ser lo que, en parte o en todo, somos. Parece un juego de palabras pero no lo es. Por supuesto, en la vida existen muchas otras cosas maravillosas pero está esa pregunta capciosa por ahi revoloteando: ¿cuál es tu estado natural? O dicho de otro modo: ¿cuando te ves en tu estado puro?, ¿cuando lo das todo?, ¿cuando lo damos todo?, ¿con la raqueta de tenis, con la bici, comprando en el supermercado, tomándote un vermú los domingos? Coño, todo eso es importante pero la pregunta es concreta ¿verdad? Hacemos muchas cosas todos los días, durante años, pero hay pocas que realmente nos definan tanto como las que están arriba del todo de la pirámide de nuestras pasiones.

Quizá esté equivocado pero creo que después de estos añitos de aventuras algo sé de ti.
A ver, hemos compartido lesiones (bueno, afortunadamente tu solo de chofer je,je), hemos zumbado de lo lindo durante horas y horas por carreteras y autovías en Francia, Bélgica o Alemania, hemos devorado miles de curvas y cientos de cubatas, echándonos unas risas de esas buenas dificiles de olvidar. Hemos pisado algún que otro circuito y nos metimos una etapa Lyon-Madrid que fue la esencia de lo que hablo. Aquel día solo existía la carretera, el gas, nuestra moto y la adrenalina. Estábamos vivos, en la batalla. No hubo nada más durante esas horas. Eramos lo que somos, sin adulterar. Olvidamos otras consideraciones, varias responsabilidades y algunas facetas legales. (No puedo olvidarme de que no fuimos los únicos alocados aquel día. Otros también olvidaron los posibles radares y casi su integridad física... pero, coño, ¡si solo tienes un ojo sano no puedes apartarlo de la carretera mientras conduces tu ZX10R, normal!)

Terminando, que soy más pesao que el safety car... Como sabes, es peligrosillo apagar una luz pensando que tal vez, más adelante, volverás a encenderla con la misma tensión. Las bombillas se enfrían y luego ya no alumbran igual… Tal vez la última curva solo existe en nuestra mente si nos proponemos construirla, si insistimos en verla levantando la visera con cara de pacíficos ciudadanos, si solo escuchamos el sonido ambiental y no el de nuestro corazón. Si no te lo planteas, la última curva no existe porque vivimos dentro de un auténtico infinito. Y en el infinito no existe ni la última curva ni la última recta. Los terrestres somos algunas de las criaturas que viven dentro de ese infinito, hermano. No desaproveches ese honor y, si te lo sigue pidiendo la “patata” que tenemos en el pecho, después de esta parada, sigue volando bajo.
Qué nada ni nadie decida por ti. Un abrazo, salud y gasolina.

------------------------------------------------------------------------

Como usas un iPhone no puedo terminar sin añadir algunas de las sabias palabras de uno de los creadores de Apple, Steve Jobs, un genio que superó un cáncer, que fue echado de su propia empresa pero que comenzó de nuevo y logró nuevas metas gracias a su voz interior:
“No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior. Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición. De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser.”

El famoso speech de Stanford en: http://www.youtube.com/watch?v=6zlHAiddNUY

2 comentarios:

Unknown dijo...

Luigi, que bonito post.
Saludos
Jaime Zephyr 750

Alex Ellena dijo...

Joder Luigi tio,un post magnifico, no le conozco creo,pero al menos has removido su conciencia un tanto.Espero que se decida a bien.


GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...