El pasado 26 y 27 de septiembre pasamos unas agradables horas en la zona de los Monegros, cerca de Zaragoza, cerrando algunas viejas tareas pendientes y comprobando, sin querer, la resistencia de nuestros encomiables hígados. Aquí la crónica, la historia del pin y una tribulación inesperada: el valor de los paquetes que montan habitualmente con nosotros.
http://motogruptortugas.blogspot.com/
También iba a volver a ver a Lobo, otro gran tipo de Barcelona. Le avisé unos días antes y se animo enseguida, genial. De los demás colegas habituales, nada de nada. Quién no trabajaba, tenia mudanza o pocas ganas/euros. Es imposible coincidir siempre, vieja máxima que siempre se cumple.
Bien, el viaje fue algo inesperado en su desarrollo, tanto a la ida como a la vuelta. En lugar de salir con el resto de madrileños convocados a eso de las 15h30 en la gasolinera del puente de San Fernando, en la A2, tuve que verles partir muy a mi pesar mientras regresaba a casa. El grupo estaba formado por Eduardo, Raquel, Nakedo, Antonio y el papi. Me di la vuelta y, horas después, solucionado unos temas personales, pude salir a eso de las siete de la tarde, esta vez solo. Poco tráfico y una noche que cae cada día antes. El motor fino fino y solo algunos coches por el camino. Cuando cae la noche, primero un Golf y luego un Volvo, me sirven de "guía" para ir alegre y llegar pronto. Fui directo a Pina de Ebro porque pensaba que la tropa estaba alli y no en el hostal que habiamos reservado en el pueblo cercano de Fuentes de Ebro. La verdad que nada más llegar vi que las Rss allí pintaban poco, parecia territorio hostil, ya me comprendéis. La verdad que el pueblo de Pina estaba medio desierto, salvo en la plaza donde se agrupaban los custombikers y demás curiosos o participantes. Después de dar un paseo corto para echar gasolina me encontré con este panorama. Pregunté en el primer bar pero no habia mesas libres y no daban ya cenas, ni siquiera bocatas.
Eran casi las 22h30. Mientras estoy en la acera esperando a los demás y hablando con el móvil, veo llegar una GSXR blanca, muy bonita, con un número 41 (el de Haga) estampado en sus fibras. Nos miramos pero no decimos nada hasta que, pronto, llega una ninja negra y un piloto cuyo casco me suena mucho. Es Lobo, por fin volvemos a vernos. El piloto de la Suzzi es su amigo Firi. Pues nada, empezamos a pedir alguna cervecilla y a resumir nuestras vidas de los últimos meses. Pronto llegan los demás madrileños y tomamos "posiciones" en una larga mesa que nos diseñamos rapidamente. Ninguno hemos cenado. También nos encontramos con otros viejos conocidos de Zaragoza que están en el mismo bar, Mario y señora. Mientras pedimos todo lo que tienen una cara conocida me encuentra desde la barra. Es Gorax, parece mentira, nos vamos a ver en persona realmente. Muchas charlas y muchos bocadillos. Es increible pero ya iba siendo hora de cerrar un viejo asuntillo pendiente:
Resulta que Gorax me pidió que le trajera un pin de Assen. Estuvo en el 2006 y al poco de llegar a su casa, a la vuelta, perdió el pin que habia comprado de recuerdo. Lo enseñó y, poco después, desapareció para siempre. Ahora cuando algo se pierde suelen decir en su casa: "¡estará con el pin de Assen!" ¡Vaya historia! Cuando este verano fui al circuito le cogi uno. Se lo iba a entregar en mano a la vuelta del viaje a Assen pero, al final, no paramos en Barcelona. Luego, iba a mandarlo por correo pero no encontraba el momento. Luego pensé en darselo en persona y propuso lo de vernos en Perros. Asi que, esa noche del 26 de septiembre, frente a varios testigos, hice entrega del pin a su legítimo dueño. Como no sabia si iba a acudir finalmente a esta reunión, horas antes, se lo había dado a Raquel con la misión específica de entregarselo en persona si al final no subia yo. No hizo falta, afortunadamente. Se lo di hasta con bolsita de plástico (¡la bolsita venia de Javalambre!). Creo que nos faltó solo el detalle de hacer una foto en el momento de la entrega del "trofeo" ;-) El pin es de la edición de 1998, no encontré otro más cecano, cronologicamente hablando, ni siquiera uno de este 2009. Gorax nos contó varias historias y enseguida sonrió con las nuestras. Creo que somos de la misma tribu. Le pregunté por una de sus numerosas motos, una preciosa Suzuki Katana. Sí que era un pepino en esa época pero, como de costumbre, el motor era demasiado potente para aquel chasis y suspensiones de juguete. También me contó el viaje que están preparando para finales de enero. Ummm, ¿finales de enero y por Europa? Sí, ¡¡Elefantes!!, otro de los sitios que hay que visitar al menos una vez en la vida. A pasar frío, pero frío de verdad, a ver nieve, tal vez también a deslizar un poco, ver "vikingos", sides con leña y viajar con otro chip, ya sea por Suiza o bien por Alemania (más barato), y todo en pocos días, claro... Me anima pero lo tengo complicado. Son muchos días fuera de casa, ¡veremos!, nervioso ya me ha puesto, ¡eso sí!, llevo escuchando historias de Elefantreffen o de Cabo Norte desde cani.
Horas después volvemos al hostal y, por el camino, nos pasa y pasamos a una custom que no va lenta. Luego conoceremos a su dueño. Llegamos al hostal y nos vamos de peatones hasta una disco que han montado en el polideportivo. Conocemos al de la custom, un tal "Emilio, hermano de Codina, el de Solo Moto", biker con solera y gracia. Lleva un pito y nos deja medio sordos mientras el DJ no para de poner éxito pop de los 80 y 90, muy apropiado. La verdad que hablamos y reimos durante horas aunque creo que bailamos más que otra cosa. Sudamos de lo lindo mientras observamos el "ganao" rubio y moreno que a veces "nos entra". Lo siento, yo no fumo tabaco, tampoco bebo mucho porque recuerdo cómo son las resacas en moto los domingos. Nos reimos un huevo que es lo importante mientras nos quedamos afónicos. A las cinco llegamos al hostal de mala manera y a las nueve nos levantamos. Antes de poder poner un pie en tierra recibo la noticia de que Julito se acerca al final (el sábado no pudo salir de viaje con nosotros). Nos veremos en Utebo. La idea es acercarnos a ese pueblo, a unos cuarenta kilómetros, para visitar el museo particular que hay dedicado a Ossa. Salimos del hostal después de unas merecidas duchas y varios cafés bien cargados. Hacemos unas fotos chulas (las de la noche anterior mejor no las enseñamos mucho porque perderiamos cualquier pequeño respeto que nos pudieran tener todavía por ahi). Lobo y Firi prefieren volver a casa y conservar neumáticos, van algo justos. Me suena la película. Nos despedimos y salimos tranquilitos hacia Zaragoza. Después de encontrarnos con Julito, llegamos sobre las 11h20 al museo.
Su dueño, Gabriel, nos da la bienvenida. La verdad que esta "visita cultural" es muy original. Muchísimos modelos de cámaras de cine y, por supuesto, de motos... ufff, mucha variedad, prototipos y modelos comerciales. Muchos detalles entorno a la historia oficial de la marca. Me quedé con las ganas de preguntar de dónde habia salido semejante tesoro de la historia. Vimos las primeras Ossitas, las de campo, las de trial de Mick Andrews o Toni Gorgot, las de cross y enduro, por supuesto. Mención especial para mi, mis favoritas, los modelos de carretera de 250 y 2T. Vimos una "Pepsi", una "TE", alguna "Copa" que había corrido las Motociclismo Series, etc, etc, incluyendo, por supuesto, la moto con más vibraciones del mundo, la mítica Yankee 500. También vi el modelo que tuvo mi padre durante varios años de la década de los setenta, la 230 Sport. Qué pequeñita parece ahora esa moto. Qué contraste. Triste final el de Ossa pero de eso apenas hablamos, es archiconocido. Curioso los anuncios de la época. En uno sale una chavala anunciando un modelo y vistiendo minifalda. Sorprendente si te dicen de qué año es la publicidad. El museo de Utebo está abierto solo bajo reserva previa. Os paso el link de su web:
http://www.ossamuseo.org/
Salimos sobre la una hacia Madrid después de desperdinos de Gregorio que iba, para la ocasión, vistiendo una camiseta con la eme gótica de Montesa... ja,ja,ja, en todas las fotos salio con ella, rodeado de motos de la marca del trebol, fijate. Nos volveremos a ver antes de fin de año, seguro. Ya con Julito a rebufo nos dirigimos hacia la A2. Antes, había observado que mi neumático trasero estaba en las lonas. El día anterior, cuando miré, pensé que aguantaría mínimo unos 500 kms. más pero me equivoqué. Cuando paramos a comer en el kilómetro 285 de la A2, en el área que hay justo en ese punto kilómetrico, volvemos a mirar la rueda trasera y ya no va en las lonas, ya se ven los hierros. No es aconsejable continuar así. Mal calculo hice esa semana en Madrid cuando pensé que volveria apurado pero en marcha. Después de discutir con el seguro sobre el alcance de la asistencia subimos la moto, mi Infinita, a la grúa de turno y se la llevan a la Almunia. El BT015 ha durado poco más de 7000 kms. No digo que sea poco pero no estoy acostumbrado a esas duraciones. El caso que es una putada y la comida, aunque generosa, no me sabe ni medio bien. Casi pillamos a los dueños de una furgoneta para preguntarles si me la llevan a casa, pagando, y ahorrarme así un futuro desplazamiento para recogerla, buscar taller, cambiar rueda, etc. No tenemos suerte. Me toca volver de paquete, ahora sí... y hay comienza otra pequeña aventurilla. Primero, me subo en mi exFazer, con "er pápa", cuantos años sin ir de copiloto con él... La moto tira bien pero yo voy incómodo. Mi culo roza la bandeja del baúl trasero y voy abierto como una rana. Luego está el tema de que no conduzco, ¿qué os voy a contar que no sepáis? desde que soy ¿adulto? nunca voy a gusto detrás. Aunque me fíe del piloto me da mal rollo. Además me siento un inútil de narices, un cero a la izquierda. Con mi padre, además, sabiendo las trazadas de "motoGP" que se gasta, de carril a carril, apurando el máximo el ancho de la calzada, la cosa tiene un puntito extra de emoción: intento mirar por los espejos, antes que él, por si viene un coche. Luego el asfalto de esta maldita carretera no ayuda nada. Llena de baches, parches y ese firme irregular previsto para las heladas que se come, literalmente, las ruedas y desestabiliza la verticalidad, vas dando botes cada dos por tres. ¿Aguantará el amortiguador de serie de mi querida exFazer? ¡Espero que sí! También pillamos, incluso, alguna pequeña rodada que hay entre carriles. Si llevara empastes en las muelas se me caería alguno, seguro. Ufff, hay momentos que pienso "¡vaya tela!" mientras miro por qué kilómetro de la "autovía" circulamos. Al llegar a Alcolea del Pinar por fin paramos. Casi no puedo bajarme. La biela derecha apenas me responde cuando camino. Salvo Antonio, los demás tomamos algún refresco, yo un Trina. Decidimos que seguiré el viaje en la CBR600F de Julito que va a pasar cerca de mi casa. Antonio también pasará cerca pero lleva las ruedas también algo justas y no me parece buena idea meterle 100 Kgs de peso extra al tren trasero. Nada, me monto en la 600 con mi compadre. Aquí si que voy como un marqués, el asiento es largo y no tropiezo con nada. Nos despedimos de Raquel, Edu y Nakedo y salimos zumbando. Luego empieza la tormenta.. nos cae un poco, nada serio. Paramos bajo un puente cerca de la M50, entrando a Madrid. Veinte minutos más tarde, ya en la A4, cerca de Pinto, vuelvo a cambiar de moto, me subo en la Blackbird de Antonio. Me va a acercar a casa mientras Julito tira para el sur, como siempre. Me agarro al deposito y hago fuerzas. No voy mal encaminado, Antonio corre hasta durmiendo. Rápido y seguro, lo sé, pero eso no quita que esté alerta como un gato en mitad de una perrera. Desde Pinto a Fuenlabrada, nos metemos unas curvas de infarto (por lo menos para mi), eso de inclinar tanto de paquete acojona al más pintado, de verás que sí. Vuelvo a decirlo: acojona. Mucho. Sí, los consejitos que siempre damos a los demás no valen de mucho cuando "rozas con la oreja" rodando atrás. Esa "directriz" que siempre digo cuando me preguntan de "tú tranquila, como un saco de patatas, no fuerces, a donde te lleve la moto y el piloto y bla bla bla" no me sirvió de nada en todo el viaje de vuelta. Encima, con Antonio, en una de las glorietas, me comenta que desliza mucho su donut trasero. Cojonudo. Lo que me faltaba por oír en esos momentos. Llegamos a casa en un instante eterno y me bajo consciente ja,ja, le doy las gracias y me voy a la ducha. Me espera un cumpleaños y un lunes con un montón de gestiones para recoger la moto el martes. Entre porciones de pizzas y bromas no puedo evitar recordar las últimas horas. Pienso en el coraje de nuestros copilotos, los "paquetes", qué valor tienen de hacerse tantos kilómetros detrás, calladitos, acoplados, sin rechistar, tantas veces aguantando la lluvía o la nieve... Tenía que haber un campeonato mundial y nacional de "paquetes", no solo lo que se ofrece en las concentraciones.
Puestos a elegir, creo que preferiria no montar en moto que ir siempre de paquete. De pequeño es distinto, ahora no... Pienso en Raquel o en otras muchas chicas (que suele ser mayoría con este rol) como Rosa o Ana, por ejemplo, y en su, repito, admirable coraje. No solo por la confianza que suelen tener en el piloto sino en aguantar tantas horas detrás, sin conducir, observando el paisaje, en ocasiones aburridas, en otras cantando alegremente, pensando mil cosas o avisándonos de algún radar camuflado... Solo los "paquetes" más hábiles nos deleitan con algún "juego" como hacer fotos en marcha (¿verdad Raquel?) pero, en general, ahora que lo pienso con más calma lo veo como un pequeño ejercicio de valentia. Y si ya sabes conducir ni te cuento, ¡que ganas de ir con un tio delante que lo mismo frena tarde o no ve aquel coche que tu hubieras visto por el retrovisor! Por otra parte, el tema de la velocidad..., yo con Mamola no subiria ni drogado, ¡ahora lo tengo claro! Ir a 200 en una recta no plantea demasiadas preocupaciones pero ya en curvas ir alegre... uffffffffffff, supongo que ellas, de tener eso que tenemos nosotros entre las piernas, tal vez en alguna ocasión, se les pondrían de corbata... ¿o no?, ¿ o estoy exagerando? no lo sé, pero me alegro que sigan subiendo con nosotros. Sois todavía más especiales de lo que imaginaba, niñas, todas. Sin duda, sois una especie superior, el hommo-biker o algo así...
La verdad que para este otoño tenemos la agenda superpoblada. Muchas posibles salidas, todas interesantes, de distinta cata, sobre el papel. Si no me falla la memoria, tenia y tengo apuntado las siguientes: Revival de Denia (oportunidad insólita de ver, ¡rodando!, la Ossa de Santi Herrero en manos de algún viejo piloto), Memorial Ricardo Tormo el 11 de octubre en Cheste, tandas en Albacete y en el Jarama durante noviembre, G.P. de Valencia el 7 y 8, Arguis para diciembre (para intentar romper la maldición que me impide llegar desde el 2004), uffff, muchos eventos y muchas ganas pero demasiados para nuestro bolsillo y tiempo libre disponible. De todas formas, como primer hito del la nueva "temporada escolar" teniamos apuntado la idea de acudir a la clásica reunión de Perros de Ebro, cerca de Zaragoza, en Pina de Ebro. Al final, fuimos, no para zambullirnos en ese ambiente custom que tan poco nos gusta, sino para encontrarnos con algunos amigos de Barcelona, tarea que teniamos en "asuntos pendientes" desde hace meses. Total, como punto intermedio en el mapa, la reunión ofrecía la excusa perfecta para encontranros por fin con Gorax y su pandilla. Mira que lo hemos intentado varias veces pero, hasta ahora, ha sido imposible coincidir con estos auténticos veteranos "rockeros" del MotoGrup Tortuga, envidiable grupo de quemadillos con mucha marcha y muchos kilómetros bajo el culo. Aquí una de sus cojonudas webs, os la recomiendo, sobre todo si sois un viejo "rockero" y amáis también los viejos tiempos:
http://motogruptortugas.blogspot.com/
También iba a volver a ver a Lobo, otro gran tipo de Barcelona. Le avisé unos días antes y se animo enseguida, genial. De los demás colegas habituales, nada de nada. Quién no trabajaba, tenia mudanza o pocas ganas/euros. Es imposible coincidir siempre, vieja máxima que siempre se cumple.
Bien, el viaje fue algo inesperado en su desarrollo, tanto a la ida como a la vuelta. En lugar de salir con el resto de madrileños convocados a eso de las 15h30 en la gasolinera del puente de San Fernando, en la A2, tuve que verles partir muy a mi pesar mientras regresaba a casa. El grupo estaba formado por Eduardo, Raquel, Nakedo, Antonio y el papi. Me di la vuelta y, horas después, solucionado unos temas personales, pude salir a eso de las siete de la tarde, esta vez solo. Poco tráfico y una noche que cae cada día antes. El motor fino fino y solo algunos coches por el camino. Cuando cae la noche, primero un Golf y luego un Volvo, me sirven de "guía" para ir alegre y llegar pronto. Fui directo a Pina de Ebro porque pensaba que la tropa estaba alli y no en el hostal que habiamos reservado en el pueblo cercano de Fuentes de Ebro. La verdad que nada más llegar vi que las Rss allí pintaban poco, parecia territorio hostil, ya me comprendéis. La verdad que el pueblo de Pina estaba medio desierto, salvo en la plaza donde se agrupaban los custombikers y demás curiosos o participantes. Después de dar un paseo corto para echar gasolina me encontré con este panorama. Pregunté en el primer bar pero no habia mesas libres y no daban ya cenas, ni siquiera bocatas.
Eran casi las 22h30. Mientras estoy en la acera esperando a los demás y hablando con el móvil, veo llegar una GSXR blanca, muy bonita, con un número 41 (el de Haga) estampado en sus fibras. Nos miramos pero no decimos nada hasta que, pronto, llega una ninja negra y un piloto cuyo casco me suena mucho. Es Lobo, por fin volvemos a vernos. El piloto de la Suzzi es su amigo Firi. Pues nada, empezamos a pedir alguna cervecilla y a resumir nuestras vidas de los últimos meses. Pronto llegan los demás madrileños y tomamos "posiciones" en una larga mesa que nos diseñamos rapidamente. Ninguno hemos cenado. También nos encontramos con otros viejos conocidos de Zaragoza que están en el mismo bar, Mario y señora. Mientras pedimos todo lo que tienen una cara conocida me encuentra desde la barra. Es Gorax, parece mentira, nos vamos a ver en persona realmente. Muchas charlas y muchos bocadillos. Es increible pero ya iba siendo hora de cerrar un viejo asuntillo pendiente:
Resulta que Gorax me pidió que le trajera un pin de Assen. Estuvo en el 2006 y al poco de llegar a su casa, a la vuelta, perdió el pin que habia comprado de recuerdo. Lo enseñó y, poco después, desapareció para siempre. Ahora cuando algo se pierde suelen decir en su casa: "¡estará con el pin de Assen!" ¡Vaya historia! Cuando este verano fui al circuito le cogi uno. Se lo iba a entregar en mano a la vuelta del viaje a Assen pero, al final, no paramos en Barcelona. Luego, iba a mandarlo por correo pero no encontraba el momento. Luego pensé en darselo en persona y propuso lo de vernos en Perros. Asi que, esa noche del 26 de septiembre, frente a varios testigos, hice entrega del pin a su legítimo dueño. Como no sabia si iba a acudir finalmente a esta reunión, horas antes, se lo había dado a Raquel con la misión específica de entregarselo en persona si al final no subia yo. No hizo falta, afortunadamente. Se lo di hasta con bolsita de plástico (¡la bolsita venia de Javalambre!). Creo que nos faltó solo el detalle de hacer una foto en el momento de la entrega del "trofeo" ;-) El pin es de la edición de 1998, no encontré otro más cecano, cronologicamente hablando, ni siquiera uno de este 2009. Gorax nos contó varias historias y enseguida sonrió con las nuestras. Creo que somos de la misma tribu. Le pregunté por una de sus numerosas motos, una preciosa Suzuki Katana. Sí que era un pepino en esa época pero, como de costumbre, el motor era demasiado potente para aquel chasis y suspensiones de juguete. También me contó el viaje que están preparando para finales de enero. Ummm, ¿finales de enero y por Europa? Sí, ¡¡Elefantes!!, otro de los sitios que hay que visitar al menos una vez en la vida. A pasar frío, pero frío de verdad, a ver nieve, tal vez también a deslizar un poco, ver "vikingos", sides con leña y viajar con otro chip, ya sea por Suiza o bien por Alemania (más barato), y todo en pocos días, claro... Me anima pero lo tengo complicado. Son muchos días fuera de casa, ¡veremos!, nervioso ya me ha puesto, ¡eso sí!, llevo escuchando historias de Elefantreffen o de Cabo Norte desde cani.
Horas después volvemos al hostal y, por el camino, nos pasa y pasamos a una custom que no va lenta. Luego conoceremos a su dueño. Llegamos al hostal y nos vamos de peatones hasta una disco que han montado en el polideportivo. Conocemos al de la custom, un tal "Emilio, hermano de Codina, el de Solo Moto", biker con solera y gracia. Lleva un pito y nos deja medio sordos mientras el DJ no para de poner éxito pop de los 80 y 90, muy apropiado. La verdad que hablamos y reimos durante horas aunque creo que bailamos más que otra cosa. Sudamos de lo lindo mientras observamos el "ganao" rubio y moreno que a veces "nos entra". Lo siento, yo no fumo tabaco, tampoco bebo mucho porque recuerdo cómo son las resacas en moto los domingos. Nos reimos un huevo que es lo importante mientras nos quedamos afónicos. A las cinco llegamos al hostal de mala manera y a las nueve nos levantamos. Antes de poder poner un pie en tierra recibo la noticia de que Julito se acerca al final (el sábado no pudo salir de viaje con nosotros). Nos veremos en Utebo. La idea es acercarnos a ese pueblo, a unos cuarenta kilómetros, para visitar el museo particular que hay dedicado a Ossa. Salimos del hostal después de unas merecidas duchas y varios cafés bien cargados. Hacemos unas fotos chulas (las de la noche anterior mejor no las enseñamos mucho porque perderiamos cualquier pequeño respeto que nos pudieran tener todavía por ahi). Lobo y Firi prefieren volver a casa y conservar neumáticos, van algo justos. Me suena la película. Nos despedimos y salimos tranquilitos hacia Zaragoza. Después de encontrarnos con Julito, llegamos sobre las 11h20 al museo.
Su dueño, Gabriel, nos da la bienvenida. La verdad que esta "visita cultural" es muy original. Muchísimos modelos de cámaras de cine y, por supuesto, de motos... ufff, mucha variedad, prototipos y modelos comerciales. Muchos detalles entorno a la historia oficial de la marca. Me quedé con las ganas de preguntar de dónde habia salido semejante tesoro de la historia. Vimos las primeras Ossitas, las de campo, las de trial de Mick Andrews o Toni Gorgot, las de cross y enduro, por supuesto. Mención especial para mi, mis favoritas, los modelos de carretera de 250 y 2T. Vimos una "Pepsi", una "TE", alguna "Copa" que había corrido las Motociclismo Series, etc, etc, incluyendo, por supuesto, la moto con más vibraciones del mundo, la mítica Yankee 500. También vi el modelo que tuvo mi padre durante varios años de la década de los setenta, la 230 Sport. Qué pequeñita parece ahora esa moto. Qué contraste. Triste final el de Ossa pero de eso apenas hablamos, es archiconocido. Curioso los anuncios de la época. En uno sale una chavala anunciando un modelo y vistiendo minifalda. Sorprendente si te dicen de qué año es la publicidad. El museo de Utebo está abierto solo bajo reserva previa. Os paso el link de su web:
http://www.ossamuseo.org/
Salimos sobre la una hacia Madrid después de desperdinos de Gregorio que iba, para la ocasión, vistiendo una camiseta con la eme gótica de Montesa... ja,ja,ja, en todas las fotos salio con ella, rodeado de motos de la marca del trebol, fijate. Nos volveremos a ver antes de fin de año, seguro. Ya con Julito a rebufo nos dirigimos hacia la A2. Antes, había observado que mi neumático trasero estaba en las lonas. El día anterior, cuando miré, pensé que aguantaría mínimo unos 500 kms. más pero me equivoqué. Cuando paramos a comer en el kilómetro 285 de la A2, en el área que hay justo en ese punto kilómetrico, volvemos a mirar la rueda trasera y ya no va en las lonas, ya se ven los hierros. No es aconsejable continuar así. Mal calculo hice esa semana en Madrid cuando pensé que volveria apurado pero en marcha. Después de discutir con el seguro sobre el alcance de la asistencia subimos la moto, mi Infinita, a la grúa de turno y se la llevan a la Almunia. El BT015 ha durado poco más de 7000 kms. No digo que sea poco pero no estoy acostumbrado a esas duraciones. El caso que es una putada y la comida, aunque generosa, no me sabe ni medio bien. Casi pillamos a los dueños de una furgoneta para preguntarles si me la llevan a casa, pagando, y ahorrarme así un futuro desplazamiento para recogerla, buscar taller, cambiar rueda, etc. No tenemos suerte. Me toca volver de paquete, ahora sí... y hay comienza otra pequeña aventurilla. Primero, me subo en mi exFazer, con "er pápa", cuantos años sin ir de copiloto con él... La moto tira bien pero yo voy incómodo. Mi culo roza la bandeja del baúl trasero y voy abierto como una rana. Luego está el tema de que no conduzco, ¿qué os voy a contar que no sepáis? desde que soy ¿adulto? nunca voy a gusto detrás. Aunque me fíe del piloto me da mal rollo. Además me siento un inútil de narices, un cero a la izquierda. Con mi padre, además, sabiendo las trazadas de "motoGP" que se gasta, de carril a carril, apurando el máximo el ancho de la calzada, la cosa tiene un puntito extra de emoción: intento mirar por los espejos, antes que él, por si viene un coche. Luego el asfalto de esta maldita carretera no ayuda nada. Llena de baches, parches y ese firme irregular previsto para las heladas que se come, literalmente, las ruedas y desestabiliza la verticalidad, vas dando botes cada dos por tres. ¿Aguantará el amortiguador de serie de mi querida exFazer? ¡Espero que sí! También pillamos, incluso, alguna pequeña rodada que hay entre carriles. Si llevara empastes en las muelas se me caería alguno, seguro. Ufff, hay momentos que pienso "¡vaya tela!" mientras miro por qué kilómetro de la "autovía" circulamos. Al llegar a Alcolea del Pinar por fin paramos. Casi no puedo bajarme. La biela derecha apenas me responde cuando camino. Salvo Antonio, los demás tomamos algún refresco, yo un Trina. Decidimos que seguiré el viaje en la CBR600F de Julito que va a pasar cerca de mi casa. Antonio también pasará cerca pero lleva las ruedas también algo justas y no me parece buena idea meterle 100 Kgs de peso extra al tren trasero. Nada, me monto en la 600 con mi compadre. Aquí si que voy como un marqués, el asiento es largo y no tropiezo con nada. Nos despedimos de Raquel, Edu y Nakedo y salimos zumbando. Luego empieza la tormenta.. nos cae un poco, nada serio. Paramos bajo un puente cerca de la M50, entrando a Madrid. Veinte minutos más tarde, ya en la A4, cerca de Pinto, vuelvo a cambiar de moto, me subo en la Blackbird de Antonio. Me va a acercar a casa mientras Julito tira para el sur, como siempre. Me agarro al deposito y hago fuerzas. No voy mal encaminado, Antonio corre hasta durmiendo. Rápido y seguro, lo sé, pero eso no quita que esté alerta como un gato en mitad de una perrera. Desde Pinto a Fuenlabrada, nos metemos unas curvas de infarto (por lo menos para mi), eso de inclinar tanto de paquete acojona al más pintado, de verás que sí. Vuelvo a decirlo: acojona. Mucho. Sí, los consejitos que siempre damos a los demás no valen de mucho cuando "rozas con la oreja" rodando atrás. Esa "directriz" que siempre digo cuando me preguntan de "tú tranquila, como un saco de patatas, no fuerces, a donde te lleve la moto y el piloto y bla bla bla" no me sirvió de nada en todo el viaje de vuelta. Encima, con Antonio, en una de las glorietas, me comenta que desliza mucho su donut trasero. Cojonudo. Lo que me faltaba por oír en esos momentos. Llegamos a casa en un instante eterno y me bajo consciente ja,ja, le doy las gracias y me voy a la ducha. Me espera un cumpleaños y un lunes con un montón de gestiones para recoger la moto el martes. Entre porciones de pizzas y bromas no puedo evitar recordar las últimas horas. Pienso en el coraje de nuestros copilotos, los "paquetes", qué valor tienen de hacerse tantos kilómetros detrás, calladitos, acoplados, sin rechistar, tantas veces aguantando la lluvía o la nieve... Tenía que haber un campeonato mundial y nacional de "paquetes", no solo lo que se ofrece en las concentraciones.
Puestos a elegir, creo que preferiria no montar en moto que ir siempre de paquete. De pequeño es distinto, ahora no... Pienso en Raquel o en otras muchas chicas (que suele ser mayoría con este rol) como Rosa o Ana, por ejemplo, y en su, repito, admirable coraje. No solo por la confianza que suelen tener en el piloto sino en aguantar tantas horas detrás, sin conducir, observando el paisaje, en ocasiones aburridas, en otras cantando alegremente, pensando mil cosas o avisándonos de algún radar camuflado... Solo los "paquetes" más hábiles nos deleitan con algún "juego" como hacer fotos en marcha (¿verdad Raquel?) pero, en general, ahora que lo pienso con más calma lo veo como un pequeño ejercicio de valentia. Y si ya sabes conducir ni te cuento, ¡que ganas de ir con un tio delante que lo mismo frena tarde o no ve aquel coche que tu hubieras visto por el retrovisor! Por otra parte, el tema de la velocidad..., yo con Mamola no subiria ni drogado, ¡ahora lo tengo claro! Ir a 200 en una recta no plantea demasiadas preocupaciones pero ya en curvas ir alegre... uffffffffffff, supongo que ellas, de tener eso que tenemos nosotros entre las piernas, tal vez en alguna ocasión, se les pondrían de corbata... ¿o no?, ¿ o estoy exagerando? no lo sé, pero me alegro que sigan subiendo con nosotros. Sois todavía más especiales de lo que imaginaba, niñas, todas. Sin duda, sois una especie superior, el hommo-biker o algo así...
1 comentario:
Si,si, tienes razon nos faltó la foto de la entrega del pin, ja, ja, ja... Seguro que nos veremos más veces(¿Elefantreffen?), buena gente y encima motards no se encuentran todos los dias.
Saludos, rafaGasss y uVes
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