Tormo, siempre en el recuerdo


El mes de diciembre siempre trae alguna fecha triste que asalta la memoria con aspereza. Hace dos días se cumplió otro aniversario de la desaparición de nuestro Ricardo Tormo. Se nos fue en las navidades de 1998, sin  ver ninguna carrera en su circuito, pero rodeado de cariño y muestras de admiración. Se fue muy pronto pero su mala suerte ya había comenzado en 1984, cuando el fatídico accidente arruinó todas nuestras ilusiones y destrozó su salud que no sus ganas por seguir luchando. No es la primera vez que hablo de él en este blog pero todo lo que se diga de su figura será bueno y merecido. Hace dos días escribí lo siguiente en mi página del Facebook, de manera espontánea, después de pensar en el campeón de Canals. Es solo una pequeña reflexión que quería compartir con vosotros aquí también. Decía...

Jamás pude hablar con Ricardo en persona (tampoco con Barry). Nací tarde para mi gusto, me perdi muchos años explosivos pero, al menos, vi correr a Ricardet como una docena de veces quizá, la mitad en nuestro Jarama. Tuve el privilegio de tener un padre que desde niño me contó muchas historias épicas sobre carreras y campeones, historias sobre Santi, Barry, Ricardo, Nieto, Palomo, Rougerie, etc, también de Grau y de Leon y sus hazañas en Montjuic. La tragedia de Santiago Herrero enmudecía cualquier corazón con un mínimo de sensibilidad y seguramente fue la primera tragedia deportiva que me provocó aquella típica pregunta tan usual: ¿la vida es justa? Años después, el ejemplo y las hazañas de superación de Ricardo, un piloto al que sí veía correr alguna vez, me llenaban de alegría y de admiración. Era el mejor ejemplo palpable de lo que era ser un auténtico campeón, dentro y fuera de la pista. Un luchador infatigable contra todo tipo de sinsabores y falta de recursos, un hombre gentil y generoso capaz de llenarse las manos de grasa ayudando a un joven piloto cuando tenia que estar recibiendo su trofeo después de una victoria, capaz de subir a la élite del motociclismo sin pisar a nadie, en suma, de ser un campeón humano sin perder la sonrisa y la clase que tienen las auténticas buenas personas. Cuando anunciaron su fichaje con la fábrica de las balas rojas se nos abrió una ventana de esperanza y de justicia. Y le vimos ganar aquella carrera en el Jarama del Europeo, aquella del famoso podio lleno de valencianos, pensando que solo era el principio, el preámbulo de unos años llenos de éxitos y títulos mundiales. Que, en suma, el destino le devolvería el premio a tantos años de lucha. Pero me equivoqué. Nunca más volví a verle correr. Al final regresó la oscura pregunta, la vieja duda que comenzó con la historia de Santi. Como tantos otros aficionados, imagino, solo pude contestar una cosa: que esta vida no es justa. No por mi, sino por ellos. Corazón de león, allá dónde estés, espero que tengas todo lo mejor. Siempre en el recuerdo.

Tampoco es la primera vez que lanzó esa vieja pregunta vital, sobre todo cuando la aplicas a grandes héroes como los citados o recuerdas los casos de Palomo, Sheene o Torras... No solo dentro de la pista se puede tener mejor o peor suerte, también fuera, en la vida. No insistiremos más en una cuestión filosófica que atesoran otras mentes más sensibles en sus corazones o en sus cabezas, solo añadiré antes de terminar que, precisamente, durante estos días el veterano periodista Paco Desamparados ha sacado un nuevo libro sobre sus conversaciones con Tormo. Una lectura que, sin duda, será muy interesante para todos los viejos seguidores del campeón valenciano.


Como dijo otro aficionado, Ricardo fue demasiado bueno para este mundo. Y como añadió Desamparados fue campeón "a pesar de..." y no "gracias a..". Mientras esté en nuestra memoria, mientras no se olvide su vida y sobre todo su ejemplo, Ricardo Tormo seguirá ganando y viviendo entre nosotros, en nuestros corazones.




GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...