Musas, teatro, CaVallos y realidad…(último capítulo)



En el camino de la vida siempre encontramos valles y cumbres, sobre todo para los que preferimos recorrer el trayecto con el macuto lleno de "peligrosas" ideas e ilusiones más o menos realistas, más o menos buenas. Es muy sano tener entre las cejas un reto, una meta a la vista, aunque en ocasiones pocos lo entiendan. Y a veces, dentro de esa dinámica vital, hay puntos de inflexión donde sabes que o subes un escalón o te quedas como mucho como estás... una especie de cambio de "estado" que determinara muy mucho tus siguientes pasos... En febrero pasamos por uno de estos puntos de inflexión en el circuito de Albacete. Pero antes retrocedamos unos meses para comprender mejor el tema (y terminar la "tetralogía" del título)...

Vinimos de la fiesta de clásicas de Zamora relativamente eufóricos, con una sonrisa en la cara, disfrutamos bastante y esta vez no tuvimos ningún problemilla mecánico, todo lo contrario. Interesante y muy recomendable el bonito evento que montaron allí los amigos de AMZ, chapeau por ellos: simpáticos, muy aficionados y organizados, ¿qué más se puede pedir? La parrilla tenia nivel, tanto en calidad como en cantidad, algunas máquinas que rodaron eran de auténtico lujo, destacando entre ellas la Norton Manx que nos pasaba envuelta en su increíble sonido atemporal y nostálgico. Ni siquiera la presencia de un tormentón el domingo desmejoró el balance general del fin de semana. El sábado lo pasamos pipa corriendo en diferentes mangas, con bastante público y sin incidentes que destacar. No eran carreras, pero casi. Eso sí, con todas las categorías en pista, mezcladas con amor, desde las más pequeñas hasta la Manx que mencionaba antes o las Guzzi de los conocidos norteños (ver foto de arriba).


El polígono y su trazado también se prestaban a pasarlo de fábula y, tan solo, podría quejarme de las estrechas chicanes que fabricaron en varios puntos del circuito. Su presencia es lógica pero recomendaré que sus barreras no estén tan juntas este año. Por lo demás, solo cabe decir aquello de ¡volveremos!.. Después del chaparrón del domingo, mientras recogíamos los bultos, me informaron que a todos los pilotos nos darían un obsequio de recuerdo, ¡y qué regalo!, una bonita placa conmemorativa y ¡una botella de vino de Toro! (¡precisamente los caldos de esa tierra son muy apreciados en mi casa!), sin olvidar el estupendo chocolate con churros que ofrecieron aquella mañana de domingo que tanto agradeció el personal. Todo el mareo de la logística de aquel fin de semana mereció la pena al final... y más cuando vas acompañado de la familia y rodeado de amigos como los gallegos (¡gracias Champi!) que tan gentilmente nos ofrecieron su carpa y su compañía, ¡qué bien lo pasamos con ellos!


Un mes después, en octubre, por desgracia no pudimos participar con nuestra Ossa en Colombres, en la mítica subida desde Busto que tantas veces hemos disfrutado como espectador o incluso como bandera. No llegaba el presupuesto para tanto así que, al final, fuimos una vez más como espectadores y también lo pasamos en grande. Con esta prueba quedaba claro que la temporada se terminaba. Era hora de pensar qué leches queríamos hacer, y podriamos sobre todo, en el 2015. Y otra cosa no pero ideas siempre hay unas cuantas en mi tronada cabeza, unas buenas, otras no tanto, el caso es que pocas veces me aburro. Algunas eran muy evidentes: hiciéramos lo que hiciéramos había que dar un repasito a la Ossa, para empezar cambiar las ruedas que tienen mínimo cuatro años y están, digamos, durillas, por no decir otra palabra. A renglón seguido teniamos que subir el tubarro cuya panza a veces roza el asfalto (buen susto me llevé en Zamora) y qué menos que revisar el pistón y repasar tornillos, zapatas, cables, ver si el embrague vive todavía, en fin, esas cosillas que todos sabéis o recordáis de las viejas mecánicas, rutinas que amigos y veteranos hacen con cierta frecuencia pero que en nuestro caso no tanto. También pensé en la maldita logística. Conseguir una furgoneta era algo totalmente impensable para la nueva temporada pero ponerle una bola a mi coche y alquilar cuando toque un pequeño remolque parecía viable.

Algunas de estas ideas bullían en mi cabeza mientras regresaba de Colombres, junto a Tyto y Carmelo, montados en  nuestras fieles compañeras, mojadillos ligeramente por la lluvia que empezó a empaparnos por la zona de Valladolid, después de comer como señores en Riaño (¡jodido montarte en la moto después de tantos garbanzos en la barriga!). Por la mañana habíamos salido de Llanes con sol pero pronto empezó a chispear camino de San Glorio, parada obligada y deseada por cierto, sobre todo después de esquivar casi una docena de vacas que acojonaban al más valiente. Aquí una de las fotos más formalitas que hicimos junto a "Bamby". El que se agarra a su cuello es Carmelo, quizá cansado por culpa de las horas de sueño que le faltaban, ja,ja...


En fin, estaba claro que tendríamos que ahorrar este invierno y dejar de salir de curvas por la sierra, no cambiar todavía las viejas botas y cosas así, invertir ese dinerillo en la Herm-Ossa. Me parecía un trato justo, no ideal, claro, pero justo y razonable, nada hay gratis en esta vida. A la par de esta idea surgía la típica cuestión de cada año por esas fechas: elegir en qué pruebas participar. Aparte de las habituales urbanas (¡nuestras favoritas, claro!) llegué a pensar que podía probar (ese es el verbo exacto, probar) y participar en alguna prueba de la Copa de España de Clásicas. Revisé el calendario que estaba grabado a fuego en mi memoria y valoré que la prueba inaugural de la Copa, que se celebraba en una pista amiga, Albacete, podría ser la ocasión ideal para saber qué lejos o no estaba de los habituales de ese campeonato. La fecha de finales de marzo comenzaría a ser una pequeña obsesión. No me hacía ilusiones de ningún tipo pero tampoco quería claudicar antes de tiempo, quién sabe, lo mismo, con un poco de suerte, tendría sitio en el pelotón de esa carrera...

Ya bajo el manto de la noche llegué al garaje, feliz y nada cansado. Quité la llave de contacto sin saber que, durante meses, no volvería a deleitarme con el mágico rugido de mi querida "Infinita". Comenzaba el duro invierno... pero yo no lo sabía aún. Casi ciento treinta días en el taller permanecería la Fireblade... muchos kilómetros en sus tripas (más de cien mil) y el mantenimiento justo. Ya no tenia ni compresión para arrancar, tocaba un buen "masaje" interno, válvulas, distribución, etc... y yo no tenía un duro, así que el mantenimiento iba a alargarse varios meses. Inocente de mi pensé que aquella gruesa china del zapato seria pasajera, menos costosa de lo que finalmente fue... inocente que es uno, muy mala virtud en este mundo de piratas y caraduras.

La cosa se fue complicado y cambiamos de año. No había dinero para cachondeos, ni para la japonesa (que seguía en el taller) ni para nuestra 2T favorita, así que tuvimos que hacer ciertas virguerías durante los siguientes meses, ingeniería financiera que mejor no relato aquí por que ni fue original ni aporta nada especial a esta crónica. Y sí, tuve en la cabeza también esa pregunta, ¿merece la pena continuar?, ¿lo dejo y me olvido de tantos problemas?... pero como llevamos dos años jugando a las carreras, uno bueno y otro malo, decidí que me merecía probar un tercero y ver qué pasa... porque si lo dejo ahora estoy seguro que sería para siempre. Una vez tomada esta decisión, seguimos pa'lante con todo el circo... y por eso estamos como estamos ahora, liados no, lo siguiente.

La viuda rica que espero algún día me patrocine estos cachondeos sigue sin aparecer pero no hay que desfallecer (entre otras cosas porque rima, ja,ja). Pensé en otras fuentes, animado por los consejos de Rosa y otros amigos de nuestro mundillo. Es curioso, llevo media vida ayudando en ocasiones a colegas, echando una mano en lo que se puede, pero cuando me toca a mi me siento indeciso, creo que no puedo aportar mucho a un posible patrocinador. No lo digo para resplandecer de modesto ni nada por el estilo, es lo que siento. El caso que esos colegas tenían razón, podía buscarme un poco la vida y mover el culo llamando a distintas puertas. También ellos me ofrecieron su ayuda para montar algún sarao y sacar para las ruedas al menos. Al final me decidí. Redacté un pequeño "dossier" sincero y gráfico contando mis experiencias y aventuras en el mundo de las clásicas, aparte de expresar mi objetivo para la nueva temporada. No me corté un pelo... con un par, confesé que quería participar en algunas pruebas de la Copa de España aparte de las carreras urbanas más importantes. Quizá me tiré a la piscina sin agua pero estaba mentalizado para ello, completamente. Empecé a cuidarme un poco, deje de entretenerme con otros hobbies que te roban energía o tiempo (por ejemplo, escribir), y empecé a contactar con algunas empresas y conocidos, también con amigos que se ofrecieron a echarme una mano presentando mi proyecto en sus trabajos. No esperaba ni pedía mucho pero el resultado no fue muy positivo, aunque hubo dos empresas que mostraron cierto interés (¿o seria simple curiosidad?). Este hilo sigue abierto así que si alguien lee estas líneas y quiere patrocinarme ya sabe dónde encontrarme... ;-)

El caso era que la fecha de Albacete seguía en primera linea mental. Sabía que iba a ser determinante, mientras la cuenta atrás seguía en marcha, pronto llegaría a cero... Faltaban menos de dos meses y ni siquiera habíamos metido mano a la Ossa por falta de recursos... El primer punto del planning era ese, luego probarla en condiciones, en algún karting concretamente (no solo en el polígono donde, por precaución, más vale no estirar la tercera) y tercero participar en la carrera que os cuento, a finales de marzo. Pequeñas locuras de un tipo que quería saber hasta dónde podría llegar con lo que tiene, ¿qué opináis?, ¿delirios?, ¿estupideces?, elijan señores, je,je

Los días volaban y, de repente, tuve la oportunidad de llevarla al taller y comenzar con la revisión prevista. Encima, como si fuera una bola de nieve, más grande a cada vuelta, cuando apenas quedaban dos semanas para consumir febrero, los amigos de Vitale me dieron la idea de rodar con ellos en Albacete a finales de mes, que me llevaban la moto junto a la suya... ¡se me abrieron los ojos como platos!, ¡qué ocasión para probarla en condiciones y medirme con esos fieras de la Copa! pues nada, después de seis meses de no rodar con la Ossa (desde el evento de Zamora), tiramos pa'lante y allí nos presentamos tres Luises, el Mudo, mi padre y yo. A falta de subir el tubarro todo lo demás parecía estar en orden, incluyendo un desarrollo más largo para la ocasión (piñón de salida). Enseguida comprobé que la moto iba de coña, por no hablar de las nuevas ruedas, ¡qué lujazo!... el tiempo aguantó y empezamos a dar vueltas con una curiosidad que rayaba la "pofesionalidad". Sí señores, fuimos unos privilegiados de compartir tandas con tanto crack. Por supuesto, la mitad de ellos están en otra galaxia, por medios y manos, pero disfruté como un niño en las zonas de curvas, sobre todo las primeras tandas, descubriendo cuanto se aguanta un viejo doble cuna con buenas gomas nuevas en ambos ejes, ¡"disfruting" mode on!


Gracias a Victor y Andrés aprendimos algunos trucos para carburar mejor el famoso Mikuni que estrenamos en La Bañeza, buenos consejos que para un becario como yo nunca están de más. Su piloto, Carlos, que corre a otro nivel, tuvo un problema con el motor y pudimos ser testigos como se lo cambiaron en tan solo 20 minutos... ¡nivel! Y entre este ejemplo de soporte in-situ (¿quién puede mantener ese ritmo?) y otras "señales" que vi en pista, sobre todo saliendo de las curvas donde era dificil seguir la estela de las otras dos y medio, me di cuenta que las musas son beneficiosas para el hombre siempre y cuando no nos nublen la vista. Seguro que me entendéis perfectamente...

Seguimos rodando por la tarde sin sorpresas, afinando lo que podíamos, disfrutando del maravilloso nuevo asfalto negro del circuito, deleitándome de la pericia de varios pilotos punteros, concretamente del arte de Joaquín Orts. Lo de este campeón de antaño y de ahora es simplemente alucinante. Cuando un tandero con su R6 (¿por qué salió con nosotros?) intentó picarse con él y su Bultaco, bueno, pudo experimentar (y yo ver) que sigue vigente ese viejo lema tan acertado, ese que dice lo de "para las rectas motores, para las curvas cojones"... ¡digno de ver, lástima no llevar una cámara on board!


Terminó la jornada y me sentí agradecido y decepcionado a partes iguales. Agradecido a mis amigos, a los que me animan, a mi padre que volvía a echarme una mano y también, por qué no, a los desconocidos que te empujan desde la distancia a seguir corriendo pase lo que pase. Agradecido también conmigo mismo porque me sigue gustando correr (o pasear) en moto, ¡menos mal! y porque había conseguido experimentar la idea que surgió meses atrás. La prueba estaba hecha, no en carrera como estaba previsto pero sí en unos entrenos serios en el mismo escenario. Decepcionado en parte porque vi que no tenemos lo que hace falta para estar delante en esa división. Ahora sonrió cuando lo pienso, hasta me siento un poquito orgulloso (creo que lo justo) por haber aspirado este invierno a luchar en esa liga. Debe ser que el viejo "chip" sigue activo, quizá, pero aún así, es fácil distinguir la realidad de la ficción. Será la edad que ya tiene uno, que nos hace ser más realistas... Cierto que vivimos en ocasiones jornadas donde se mezclan las musas y el teatro de la vida y todo parece indicarte que podrás conseguirlo, cierto que hay momentos donde apuestas todo a un número y te arriesgas a que salga negro. Ese punto de inflexión que está delante de tus ojos, de tu manillar, esa curva en el camino que determinará hacia dónde vas a girar. Aquel día en Albacete lo vi claro. Todo el esfuerzo, toda la tensión del invierno había sido un buen ejercicio, un loable intento sin duda pero la habilidad de algunos pilotos y la potencia de sus monturas están fuera de nuestras posibilidades. En marzo mi cabeza aterrizó en el mar de la tranquilidad y, desde entonces, duermo más tranquilo. No me importa haber confesado tantas cosas, no tengo nada que ocultar.

Esa tarde en La Torrecica me dieron un buen pack de consejos: sigue practicando, sigue aprendiendo a poner a punto tu moto, poco a poco, no aspires a tener esas mecánicas y esas "derramas", disfruta de lo que tienes... o sea, cerrar el circulo: volver a lo habitual, salir y divertirnos dónde y cuando podamos, que no es poco, y en nuestros queridos trazados urbanos, con rectas más cortas. Hasta que se apague el sol y más allá...


"Hay que tener ilusión, dormir con ello y levantarte con ello, ésa es la clave… ¿Y después qué?, pues después ya veremos…" (Ángel Nieto)

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...