No todo cambia (por fortuna)


Comienzo a escribir estas líneas imprevistas justo una noche antes de la última del año, cuando las uvas y otra cena copiosa parecen elementos obligados para ser "normal", "feliz" o "sociable"... o tal vez para estar "integrado en la masa" (yo lo hago a rebufo, poco más, confieso). Para mi el calendario también existe, sí, aunque desde crío esta fecha la veo como una frontera natural, el fin de una "temporada" y el comienzo de otra nueva. Si estás rodeado de tus seres queridos, perfecto, por supuesto. Y si no, olvídate de lo "normal" y dale cuerda a tu mente, escuchando al corazón, a pensar en lo que nos hace felices realmente, en todas esas cosas que tenemos hace tiempo ganas de hacer. Se acerca una buena oportunidad, una buena excusa: un año nuevo. Nada es tan difícil como parece si se intenta, y en todo caso mejor caer luchando que vivir en minúsculas como una seta abonado al sofá. Personalmente, me espera un nuevo post-it amarillo donde escriba los objetivos previstos para el nuevo año. Chorrada, sí, puede ser, pero me mola comenzar "centrao", y para ello nada para mi como tenerlo escrito junto al monitor de la oficina, para verlo día sí y día también.

Pensaba que mi nuevo post en este blog seria la continuación de los dos anteriores, es decir, que contaría en el mi experiencia en la prueba de La Bañeza antes de escribir otro post más adelante para contar la aventura del evento de clásicas en Zamora y terminar así la "tetralogía" de las aventuras con la Ossa durante esta temporada. Pero no, hoy toca hablar de otra cosa, reclamar otro espacio, cerrar el año con buen sabor de boca... Si fuera el gran Dennis hubiera añadido ahora que estaría escribiendo esto a bordo de un potente Boeing 747 con destino a .. pero no, estoy en el sofá de mi casa, vigilando que el puñetero cable de corriente del portátil aguante lo suficiente sin salirse de su sitio (la batería murió hace tiempo, tengo que tenerlo enchufado a la luz), con las piernas estiradas en un cojín que se apoya sobre la mesa baja y cuadrada del salón. Todo ha sido fulminante, esta tarde, pensando en mi mundo y en las carreras, he visto que, ¡oh, por San Brembo!, afortunadamente no todo ha cambiado. Hablo de las carreras, de la pasión de algunos "locos". Me explico...


Los que peinan (o lucimos) algunas canas hemos visto muchas carreras, observado a muchos pilotos, vivido y padecido algunos proyectos, también hemos disfrutado de muchas alegrías, decepciones, caídas, victorias, tragedias y de sucesos absurdos e inesperados. Solemos, en demasiadas ocasiones quizá, glorificar el pasado, a cultivar la nostalgia sin medida pero, aunque suene a defensa, ¡¡tenemos muchas razones para hacerlo!! además, debe estar en el ADN, cada generación suele hacerlo un poco, ¿verdad?, ¿es bueno, es malo? ese seria un buen debate, pero hoy no entraré en el, solo lo tocaré de pasada. Hagamos un rápido repaso...


Crecimos, en general, con motos de dos tiempos, bujías que podían perlarse, pilotos duros y (la mayoría) extrovertidos que no sabían lo que era un gimnasio, sin pelos en la lengua y, por desgracia, pilotos que luchaban en circuitos realmente peligrosos por cuatro duros en busca solo de la superación personal, de ser "simplemente" el mejor de todos... Ni ellos, los pilotos, ni nosotros le dábamos mucha importancia al hecho de que era raro el año que alguno no caía en "acto de combate", la verdad. No se tomaban cientos de fotos, no había webs ni móviles, ni mucha televisión, era un mundo aislado, genuino, alejado del postureo actual, lleno de héroes y de algunos villanos (solo en los despachos de algunas federaciones), lleno de alegrías y tragedias griegas, un mundo que algunos llamaron, fíjese usted, "Continental Circus", porque era realmente así, una caravana que recorría medio mundo, no en busca del beneficio económico, no en busca de la fama, sino de la GLORIA personal. Para mi, los hombres más valientes del mundo.

Disfrutamos de los gloriosos 80 mientras seguíamos cumpliendo años y los héroes de los distintos mundiales continuaban batiéndose el cobre en las pistas de medio mundo. Sí, fueron aquellos mundiales grandiosos de 500, el de los campeones americanos y australianos, el de aquellas bellas y heroicas proezas de Sito con la Kobas en 250, de Garriga con su lenta Yamaha poco después, del adiós de Nieto, del triste final de Ricardet, de la genialidad de Joey Dunlop en la Isla de Man, el gran piloto antidivo que seguía cumpliendo años y ganando carreras como si el tiempo se hubiera detenido para él....


Todavía se podían ver roulots o humildes camiones en los paddocks de los circuitos, todavía se podían decir las cosas a la cara entre pilotos, todavía se podía esperar que un rival te ayudara en alguna ocasión (aunque luego te ganara la carrera, como por ejemplo le paso una vez a Barry con Lucky, después de aconsejarle sobre qué gomas montar para la carrera). La esencia seguía ahi, más o menos, intacta...

Y todo siguió más o menos igual durante algunos años, con las mismas reglas, con las mismas sensaciones, con la misma proyección, con sus sombras y sus luces, por supuesto, pero con el mismo ritmo habitual de crecimiento, aunque, ciertamente, el Mundial se profesionalizaba de una vez por todas. Creo que el mundo se movía más despacio, las cosas no cambiaban a la velocidad de vértigo que sufrimos o disfrutamos en estos días digitales.


Los noventa llegaron y las carreras siguieron siendo apasionantes... por desgracia los grandes ases, los mejores, Gardner, LawsonRainey y Schwantz empezaron a desaparecer... ¿llegaba otra época? llegó porque el cambio es lo único seguro en la vida. Y si la temporada de 1993 fue triste (por su final) al año siguiente comenzó la "era Doohan". Gracias a él y a nuestro  candidato de brillante armadura, nuestro valiente Crivillé, no nos aburrimos ni un minuto, lo vivimos a fuego. Y a finales de esa década, ya sí habían cambiado muchas cosas, por Dorna, por el dinero que fluía en el Mundial de manera escandalosa, por la presencia y el protocolo que impuso el organizador y los patrocinadores, por las fábricas, por la tecnología imparable que hizo desaparecer tantos proyectos artesanales, tantas escuderías, tantos pequeños fabricantes o auténticos gurús de garaje y lima... La paradoja era terrible en la categoría reina, en el escaparate del mundo de la velocidad. Quizá la generación más talentosa de pilotos se instalaba en unas parrillas pobres y llenas de desigualdades mecánicas. Ante este "espectáculo" se movió ficha y por una vez se acertó, ROC, Harris y Yamaha proporcionaron unas buenas "carreras-cliente" al pelotón de 500, un pelotón que hasta entonces rodaba en ocasiones con auténticas joyas de museo, hasta viejas Honda tricilindricas. El inmenso talento de algunos pilotos no era suficiente... hacia falta pasta, mucha pasta... perdimos a grandes campeones por el camino por este motivo, algo que siempre tendremos que lamentar. Sí, el caso más célebre quizá para todos los españoles fue el del gallego volador, el gran López Mella.


Al margen de esa parte negativa, por lo menos quedaban las brutales motos de 500, aunque con el big-bang y luego con la gasolina "aguada" todo parecía un poco más fácil para los pilotos noveles que subian del cuarto de litro. Ninguno nos llevábamos las manos a la cabeza, disfrutábamos como cochinos en un charco. Suficiente para que siguiéramos sintiéndonos "cómodos" y reconociendo el Mundial, más moderno sí, suficiente para seguirlo con la misma pasión de siempre...

Llego el año 1999 y los entrenos de Jerez, y sin saberlo nadie, terminó una época y comenzó otra. Doohan no volvió a participar en un GP. Ese día comenzó realmente el siglo XXI en las carreras. Llego la época Rossi y lo "normal", lo que queríamos continuara años y años, las motos de carreras por definición, las 2T, empezaron a desaparecer... no diré que el Mundial con motos de 4T fuera un error, que no fuera lógico, por el valor de su tecnología, pero comenzaba el declive de las categorías más prestigiosas que JAMAS EXISTIERON, primero las 500 que fueron sustituidas por los prototipos de 4T, luego, pocos años después, nuestras queridas motos de 250. Gracias a Dorna (¿la FIM vale para algo?) se fueron CARGANDO paso a paso las categorías de toda la vida. No lo sabiamos pero no quedaría ninguna categoria de 2T, ¡qué contentos se podrían en la sede de Honda, por cierto! Una de las consecuencias es que las motos de carreras se hacían más fáciles de pilotar. Las del cuarto de litro se cambiaron por ese invento de copa monomarca encubierta que, además, alinea antinaturalmente a los pilotos al bajar las exigencias de pilotaje, esa copa Honda que llamaron "Moto2". La electrónica se hacia cada año con más trozo del pastel y los presupuestos de los equipos dilapidaban cada vez más dinero en ese apartado destinado a "dopar" las motos (como decía Lucchinelli).

En la categoría reina, sin Rossi aquellos años hubieran sido aburridos, estoy seguro... pero las grandes cifras y los condicionantes comerciales seguían imponiéndose paso a paso a cualquier sentimiento deportivo. El nuevo siglo comenzó sin máscara. Los últimos derrapajes que vimos sobre las 990 de 4T pronto serian cosas del pasado, como si fuera una señal, ¿me entendéis, verdad?


Ahora vivimos en la época del "motor continental business", de los presupuestos billonarios, de la electrónica masiva y tramposa, de motos que se adaptan a los omnipotentes y decisivos neumáticos, de los jefes de prensa, de motos con tecnología espacial, de circuitos galácticos diseñados por ordenador y no tanto por personas, con equipos que parecen empresas más que otra cosa, vivimos el Mundial de las reglas volátiles (reglas que cambian en función de las necesidades del espectáculo, ya sea la regla rookies en MotoGP, mínimo de edad para correr, tipos de MotoGPs, etc, etc), ambientes y contactos muy controlados, prefabricados, con cientos de pilotos que tienen que pagar por correr aunque algunos sean muy, muy buenos. Son ellos, los pilotos, los que se dejan la piel, los únicos que salvan el espectáculo con su talento y su valor. Para algunos puristas o nostalgicos todo lo demás ha ido a peor. Del organizador prefiero no hablar mucho. Cierto que Dorna ha hecho cosas buenas pero también que en demasiadas ocasiones se mueve por dinero de una manera demasiado descarada y egoísta. Lógico pensará alguno, es un empresa, no una ONG pero... pero duele comprobar que lo deportivo, lo meramente deportivo pasa a un segundo plano. Duele comprobar que la figura de Santiago Herrero (por poner solo un ejemplo) no tenga "suficiente palmarés" (según palabras escritas por el propio Ezpeleta) para ingresar en el "Legend MotoGP" pero sí la figura del también malogrado Marco Simoncelli. Es fácil adivinar cuanto merchandising se puede vender del ídolo italiano, fácil: mucho, ergo interesa.

De los pilotos solo pondré un pero: demasiadas declaraciones "de libro" a los medios, politicamente correctas, sí, pero aburridas, por no hablar de tantos podios de "happy family", algo falsetes, donde sonríen siempre casi todos, aunque hayan vuelto a perder, ¡increíble!... (solo se salva el siempre criticado Lorenzo que no intenta disimular lo que lleva por dentro, gane o pierda, ¡olé!)


Y después de todo este panorama de miles de colores y música de película, aunque disfrutas de la auténtica genialidad de Marc Marquéz, del pundonor de Lorenzo, de las machadas de Rossi, etc, aunque ves que el motociclismo tiene, por supuesto, mucho futuro y es admirable en muchas de sus facetas gracias a los pilotos y a los apasionados de corazón que viven en ese mundo... aún así, te toca mirar más cerca, en otras categorías, en otros ambientes más humildes, más "por amor al deporte" para volver a saborear la esencia tradicional que ya, casi, casi, se ha perdido en las altas esferas.... Y así completamos el círculo:

El sábado pasado organizamos una comida motera muy amena en las Navás del Marqués, Ávila, en el conocido restaurante "motero" Magalia. La excusa era ponernos cara a los que formamos parte de un grupo que adora las Road Races y en especial el TT. Sí, ese otro mundo de carreras "al viejo estilo". Ese otro mundo que aunque no da tanto dinero a sus organizadores existe con muy buena salud, un mundo dónde puedes viajar en el tiempo, donde los grandes pilotos son accesibles, donde solos los equipos más fuertes llevan grandes estructuras, dónde el vencedor de la prueba, y el mejor piloto actual de estas carreras, Michael Dunlop, puede bajar del podio y pasear tranquilamente hacia su carpa sin prisas con su trofeo en las manos, parándose mil veces si lo desea para saludar a los aficionados, como si fuera un participante más, sin escoltas... Muchos aficionados amamos esas carreras, ese ambiente y esa auténtica flema inglesa, en definitiva, esa esencia que ya echamos en falta en otros entornos. Algunos indocumentados llaman locos a esos pilotos que corren en el TT. La ignorancia es muy atrevida, lo sabemos. A nadie le obligan a correr ninguna carrera. Partiendo de esa premisa todo lo demás se puede entender facilmente. A quién no le guste que no mire, que no vaya, pero que deje de molestar. Por la otra orilla, estamos los viejos fans de las road races. Y como cada vez somos más gracias, quizá, al incremento de noticias durante los últimos años pues un día surgió la idea de montar un grupo en el Facebook. Me puse con ello enseguida y también enseguida me salió el nombre del mismo: "Panda de Grillaos que algún día irán al TT"... porque muchos, como yo, no hemos tenido todavía ocasión de viajar a la isla de los gatos sin cola pero sin duda estamos algo "grillaos".


Al final el sábado nos reunimos cerca de cuarenta personas, muchos de Galicia y de otros lugares, ¡admirable! El plato fuerte fueron las charlas que preparamos. La primera para presentar el libro de Abelardo Rendo sobre el centenario de españoles en el TT (1914-2014), libro del cual ya hemos hablado en estas páginas en otras ocasiones. Gracias a "Abe" es muy fácil penetrar y vivir durante unos minutos en el ambiente manés, en su historia, repasando hazañas, pilotos y carreras de nuestra isla favorita.


Y asi, hablando del pasado glorioso del TT llegamos al presente... y comenzó la segunda tertulia, la presentación del proyecto de nuestra amiga Racing Rose (Rosa Arratte) y su piloto Víctor López para participar en el Manx GP del 2015 en la categoria de super-twin.


Escuchando sus palabras, conociendo a la mayoría de los protagonistas, me di cuenta de lo que decía arriba del todo, que afortunadamente no todo ha cambiado en nuestro mundillo, todavía hay gente que se mueve por pasión, por ilusiones, sin casi presupuesto, conociendo lo que se juegan, sin temor al riesgo inherente que va junto a la aventura que desean vivir con mayúsculas... y todo eso los hace más grandes si cabe. En definitiva, gracias a los pilotos, modestos o famosos, que sienten verdadera pasión por correr, no todo ha cambiado (por fortuna). Mientras queden luchadores así, a cualquier nivel creo que podremos estar tranquilos y poder afirmar que el motociclismo tiene vida, tiene esperanza y tiene futuro. 

NO TODO CAMBIA (AFORTUNADAMENTE). LOS "LOCOS" TODAVIA EXISTEN, Y VAN EN DOS RUEDAS. TODAVÍA HAY OJOS QUE BRILLAN AL ESCUCHAR EL INICIO DE UN PROYECTO "IMPOSIBLE".. Y ESAS CHISPAS SON LAS QUE NOS HACEN REALMENTE HUMANOS, IMPREDECIBLES Y PRACTICAMENTE INVENCIBLES (y a mi... me siguen gustando las Kawasaki, de ahi la foto de arriba, ja,ja...). 

HAPPY AND RACING 2015!!!




GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...