Cuando el mundo era más sencillo... (tributo a Kawasaki)


Vispera del segundo fin de semana de julio, año 1997. Después de una noche muy movidita, con muchas llamadas de teléfono, malas palabras y hasta alguna amenaza (me habia autodespedido de una academia donde llevabamos varios meses sin cobrar y no sentó muy bien) me levanto a eso de las diez y desayuno. I feel good, hasta más libre que un día antes. No tengo un duro ni un curro a la vista pero puedo salir de viaje gracias a las 60.000 pts. que me pagaron por otra vía, poco antes, por programar un CDRom multimedia sobre las Denominaciones de Origen de los vinos de Castilla y León. Un trabajito interesante, ¡aunque no probé gota! Todo es sencillo de gestionar. ¿Que no me pagas? me voy. ¿Que tengo un duro? me lo fundo. ¿Que salgo con la moto? no miro en las cunetas, solo enrrosco. ¿Que no te intereso? bueno, pues buen rollo y una sonrisa. Todo más fácil, sin apenas responsabilidades, sin descendencia, sin hipoteca, sin visitas al médico, sin apenas preocupaciones por nada. No todos son flores. En esos tiempos, incluso ya con 24 añazos, soy un lerdo en muchos temas, me la pegan a menudo. Con el tiempo mejoramos en ese aspecto aunque no demasiado. La pandilla del barrio es de lo mejor. Lo pasamos bien y no somos demasiado malotes. Quizá la peor "gamberrada" sea lanzar algún preservativo usado por la ventana del tercero o practicar streaking en verano. Parque, montaña, chicas, estudios, música, lo típico a esa edad..., somos una buena panda aunque sin un duro y, entre los moterillos, pocas motos grandes aunque yo acabo de estrenar la Kawasaki que habia sido de mi padre a cambio de la venta de la SR, ¡no me quejo! Qué aceleraciones, qué feeling... que ganas todos los días de sacarla a pasear. (Eso sí, en zona de curvas lentas y aceleraciones la roja Cagiva Freccia de mi gran amigo Tomás me alcanza... pero rompe a menudo, ja,ja) Con pocas excepciones, de lunes a viernes voy con ella a trabajar y luego casi todos los sábados o domingo damos alguna vueltecita. Es, además, cómoda, se presta para dar paseos a dúo. Una tarde de agosto, atravesando la Casa de Campo, noto que se cae un objeto de la moto en marcha... paro... no veo nada en la calzada pero sí que muchas de las chavalas que alli se buscan la vida se acercan hacia mi lentamente, con curiosidad... Por más que miro, sigo sin encontrar que coño se le ha podido caer a la Kawa. Una de las chicas se acerca bastante y me dice, señalando con un dedo: "Se te ha caido eso"... miro a donde apunta y veo en el suelo ¡el embellecedor del escape! Doy las gracias, lo recogo y me voy pitando, muerto de vergüenza.

La cambiamos cositas para personalizarla pero pronto tenemos que hacerla el motor por un problema de engrase que heradamos de su primer dueño (un chaval que mezclaba sintéticos con minerales, vamos, para matarle). Tres piñones del cambio dicen adiós. Cada uno cuesta 10.000 pts, cojonudo... Sí, el cambio está ko, pero no por ser Kawasaki. Una masa sucia y viscosa tapona casi por completo el filtro de la bomba de aceite e impide el engrase. Un casquillo se fundió y su piñón "tropezó" con sus hermanos. Dos meses sin moto. Aprovechamos para ponerle un cortacorriente manual, cambio de filtros, aceite y se le hace una "pata de araña" al casquillo que se fundió para mejorar su engrase. Busca en estos días un tornero que te haga esas maravillas... ahora todo se basa en la regla de usar y tirar. Antes se arreglaban las cosas a menudo, doy fe. También teniamos al señor soldador "de toda la vida" en la calle del Barco, un auténtico maestro que hacia trabajos increíbles. Siempre le vi soldando con un pitillo en la boca. El no hablaba mucho pero sus obras sí.

Quizá todo era más sencillo, más humano. Antes se te caía un bulto y le entraba por la cabeza a otro pobre pasajero que todavia estaba sentado y terminabas riéndote cuando, después de disculparte, te decia: "no te preocupes, la última vez que volé fue peor, me cayó un portatil encima" (verídico), ahora supongo que te demandarian o algo así. Antes se podia hacer una buena prueba en carretera abierta y echar unas carreras entre una Kawasaki ZZR y cierto tren de Alta Velocidad sin terminar entre rejas, anunciándolo en portada para más "inri". Ahora te llamarian criminal solo por sugerirlo... ¿no? Antes se iba a Elefantes y era, lo era, una hazaña. Ahora acuden a Pingüinos y, algunos, piensan que han conseguido el "doctorado" motero...

Bueno, volviendo a 1997, en esos días mi padre llevaba casi un año con la R100RS que tantas Vueltas Ciclistas hizo con nuestro amigo "Perlita". Es un boxer de litro con un par motor impresionante, claro. Da igual que suba, baje, pegue el aire de frente o que llanee pacíficamente, mantiene la velocidad de manera inmutable. Entre unas cosas y otras, ahora los viajes son en business-class. Con estas motos se adelanta cosa mala. Lo de los radares es solo un murmullo en voz baja, aqui nadie baja de 160. La BMW estira más pero la mia acelera como una endemoniada. Claro, ¡no deja de ser una Kawasaki! Procedente de la moda naked que asoló Japón en los años 90, la Zephyr, para mi, es la viva estampa de lo que es una moto de verdad. ¿Linea clásicas? sí, la línea de las primeras Superbikes, la de los años 70, ¿cromados? muchisimos, ¿manillar ancho? sí pero no tanto, ¿faro redondo? ¡por supuesto! ¿dos amortiguadores? ¡por qué no! ¿4 en 1? ¡mejor! ¿Tira, tiene nervio? ¿Que si tiene nervio...? En zona de puertos es una auténtica "mata Rs" y mucho más cómoda. Supongo que gracias a su tetracilindrico de carrera corta, a la perfecta carburación que la hacemos y a la simple pero efectiva modificación en el escape que le, digamos, practicamos (simple desvirgación con un hierro largo, meses después le pondria un Harpoon) la moto es un disparo. Su música celestial es ACOJONANTE y, además, acojona. Ríete de los Mivv o Akraprovic modernos. Voy por la ciudad y cuando acelero los coches se apartan. Motivos de seguridad "me obligan" a acelerar, je,je. Cuando das gas a saco la sensación es que vas a la velocidad de la luz. Con los amortiguadores algo ya cedidos, derrapa hasta en linea recta, se me mueven hasta las primeras caries, glorioso. A menudo la rueda delantera mira hacia el cielo un poquito y luego es habitual hacer tope con la horquilla en las frenadas, asi que antes de que exploten los retenes y haga los topes con los dientes subimos las barras un centimetro por encima de la tija para agachar la moto del delante y metemos unos casquillos de teflón dentro de ellas (vieja mania de mi padre, eso sí muy efectiva y más barata que cambiar los muelles) aparte de poner un aceite más denso. La cosa mejora. Además, frena como Dios, pronto me acostumbro a sus discos, grandes como dos paelleras, una maravilla, ¡qué diferencia del tambor tuneado de la SR250! La vida es hermosa y todo es muy sencillo aunque a menudo seguimos echando curriculums y buscándonos la vida mientras "eso" de internet comienza a afianzarse un poco en España y veo que promete. El cuerpo acompaña fiel y todavía no nos han dado ningún palo importante, todo cuenta, saldo positivo.

Pues en esa estábamos, desayunando en casa sobre las diez y pico, nos vamos de viaje. El primero largo con la Kawa. Camino de Bardonecchia, de la mítica Stella Alpina. Teniamos pensado salir a las ocho de la mañana pero, después de la nochecita toledana, se impuso dormir algunas horas y todo se fue retrasando. Esta vez iriamos los dos solos. Al final llega el calor del mediodía cuando arrancamos las dos motos de la imagen de arriba, una de mis fotos favoritas de siempre. La gloriosa Zephyr y la vieja R100RS, mi padre y yo, juntos una vez más rumbo a la legendaria Stella, pero esta vez con dos motos de prestaciones, al menos, dignas. Qué gran año estaba siendo aquel. Ibamos al mismo ritmo, devorábamos kilómetros y birras sin parar... y con alegría.


Pasamos por Andorra, como siempre y al día siguiente, en el puerto de Montgenèvre (1854 m), esa zona que parece tener siempre clima propia, nos llueve con generosidad. Luego, a pocos kilómetros de Bardonecchia, en marcha, a mi padre se le caen del equipaje unas cuantas ciruelas (si digo malacotones suena muy gitano, ¿no?) y me veo durante medio kilómetro jugando al gran slam, diver. En los Alpes todo parece sacado de un cuento de color verde. Disfrutamos y olvidamos los problemas mundanos durante varios días. A la vuelta, llegando a Guadalajara, oigo en marcha un ruido alarmante... no es que suene mucho el escape es que lo que escucho empieza a preocupar. Enseguida noto un pequeño "desfallecimiento". Paramos a mirar. La "petaca" que tranquiliza los humos del 4 en 1, justo por debajo del carter, se está rajando. Uff, menos mal que quedan pocos kilómetros para meta. Días después, rematamos al enfermo y soldamos una plaquita. Ahora el tubo y la salida de los gases es más directa, gana entre 200 y 300 rpm, además pesa menos, fantástico. Esto ya es un escape libre en toda regla, el rugido del sonido se hace autenticamente SALVAJE. Pasar la ITV es casi una peli de ciencia ficción pero no imposible. En esos años, las cosas son más fáciles. En general, no estamos tan perseguidos. En una ocasión, puedo añadir, delante de mi entró un tio con una CBR del 92 que se cae, literalmente, a cachos... y pasa la revisión, ¡olé sus cojones!


La enfermedad verde, año tras año, va a peor (aunque debo rendir también pleitesia a la otra marca japo que me hechiza en silencio: Yamaha). Mi pasión por la marca que hace trenes, barcos y motos salvajes es, realmente, medio heredada, o sea, genética. Comenzó ya en serio en las 24H de Montjuic, allá en el 82, y no solo porque una de ellas, francesa, ganara aquella edición mítica (la del boicot, y la primera que admitía tres pilotos por equipo) sino porque apreciaba cada día más su nervio, su compromiso racing, sus lineas, su patada, su agresividad, su color verde, su historia, su actitud sin concesiones... 

Comienzo a mirar con otros ojos las GPZ y, luego, las primeras ZZR. Pruebo varias, me como las uñas... La marca de Akashi empieza a convivir en mi corazón con mi vieja favorita, Ducati (tuve una de joven aunque, realmente, era Ducati-Mototrans), el icono italiano que tan bonitas y fantásticas motos ha fabricado, eso sí, con su particular estilo y estimulo. Ah, Ducati... sin duda, ¡la más deportiva de todas! Y parece que, ahora, cuanto más nos acercamos al "cambio de prefijo", a cumplir los cuarenta, y a la famosa ¿crisis? volvemos a buscar lo que adorábamos de joven. Ducati, Kawasaki, veremos... Y hablando de Ducati, prepárate a sufrir escuché de nuevo el año pasado cuando pillamos a pachas la "Perla Negra". Esa frase lo resume todo, así fue y así será... pero merece la pena. Siempre se sufre y se disfruta con Ducati más que con otras marcas. Perdi la cuenta de las veces que me dejó tirado la mía de adolescente. Lo tenia tan asumido que, un sábado, con 14 años, saliendo de un curso de informática, iba tan empanado empujándola hacia la gasolinera de Atocha (pensé que no tenia caldo) que cuando alguien me preguntó que me pasaba respondí tranquilo: "¡Me da error!" Toma castaña. A esa Ducati la personalizamos a tope. Rectificada, tubarro de carreras, carburador gordo, semi-manillares, desarrollos, cúpula, etc... pero mira que la empuje veces. Pero me estoy desviando...

Con la Kawa, ciertamente, no habíamos comenzado mucho mejor y ver las tripas de su motor fue una sensación casi religiosa. Nuestro gran amigo el "Choncho", después de cerrar y montar el motor, se santigüaba y daba al botón de arranque. La Kawasaki volvia a la vida y jamás dió más problemas de motor graves. Solo había que carburarla bien periódicamente, claro, pero su viejo tetra (en diseño) refrigerado por aire se portó como un campeón.


Ahora, tantos años después, el viejo veneno verde vuelve a hacerse ya visible. Empieza a supurar por la piel. Siempre ha estado latente en la cabeza, o mejor dicho, en el corazón pero estaba "contenido". Aún así, hace poco más de dos años casi compro una rana en lugar de la Fireblade. Ahora el aroma lima se acrecenta, no sueño con ranas pero poco falta ja,ja... Con el nuevo año hemos abierto una "carpeta" de proyecto para, quién sabe, qué conseguir y qué hacer. Demasiadas ideas, bastantes ganas pero presupuesto ajustado. Y no te quejes, claro. Al menos me dedicaré unas semanas a probar y mirar todos los modelos que me atraen (de segunda mano, se entiende) por si, dentro de un tiempo, suena la flauta y podemos conseguir alguna, ya sea para su uso habitual o para circuito. Las 600 me maravillan por sus geometrias y proporciones modernas, las 1000 por su salvaje patada pero me pregunto de vez en cuando ¿por qué demonios dejaron de fabricar las 750? Malditos reglamentos, para mi eran las motos más equilibradas dentro de las 4T pero, salvo que pasara a tener una GSXR750, está dificil ahora conseguir una moderna. Porque hablar de la preciosa YZF de Yamaha o de las legendarias ZXR es harina de otro costal... para dos post más.

Aunque no era verde, con mi vieja Kawasaki vivi, sin duda, las mayores emociones moteras de toda mi vida, al menos hasta ahora. Fue la moto que me hizo un "hombre", la que más "guerra" me dió también, con la que disfrute y padecí a partes iguales las mayores locuras, piques, satisfacciones, lluvias y granizadas de todas las experimentadas y, paradojicamente, con la que menos veces besé el suelo. Sin duda, eramos tal para cual y la suerte, la buena, nos sonrió muchas, muchas veces.

Recuerdo cuando inventaron, con acierto, la popular Kawasaki Ninja Cup... ¡Qué subidón nos dió la noticia a unos cuantos enfermos! Perdi la vista mirando el reglamento y el precio de la inscripción, qué iluso... Dios, pensé, si tuvieramos pasta bajabamos diez kilos y diez segundos con esfuerzo y práctica... quizá, pero las palabras se las lleva el viento, aqui lo que cuenta son los hechos y la actitud. Pasaron un par de ediciones y descubrimos que corria la KNC incluso gente talludita, no solo chavalitos de 20 tacos, otro rayo (verde) de esperanza... Para rematar el "ansia viva" luego vimos que si "categoria +30"... pero también llegábamos un poco tarde, y como dije un día: ¿Para cuando "categoria +40"? Fuera de bromas, no depende de la edad. La KNC es una escuela cojonuda para aprender a rodar en serio y aspirar a otras categorias, sí, pero también para divertirse si lo que buscas no es, precisamente, los primeros puestos. Gran copa de promoción, llámalo como quieras, pero gran idea, la viva imagen de la esencia de la marca. Mira que en Francia, sin ir más lejos, hay copas Kawas, hasta de ER-6s, magníficas y competidas. Un deseo, que dure mucho años la KNC y, ya de paso, otro: ¡que durante esta temporada salgan por la tele! Asi de paso podremos ver a nuestra amiga Laura en cada prueba, ¡buena suerte!

Hace unos días hablé con un buen amigo que está de baja por lesión, un grandísimo motero, Enri "Rodillator". Hablamos de varias cosas, de las Kawas y de aquellos tiempos, los años 80 y 90, los que nos tocaron vivir de mozos, con sus luces y sus sombras. Enri es un joven veterano expiloto y rutero que ha tenido docenas de motos (muuuuchas Kawas), un tio muy querido y famoso por, entre otras cosas, los reportajes de "Objetivo: 100.000 kms" de la revista La Moto, donde salia su veterana y preciosa ZX7R. Viajando a los modelos más modernos, hablando de una Kawa que me encanta pero que tenia fama de nerviosa delante si no la ponias un amortiguador de dirección (la ZX10R del 2004) Enri me contó su experiencia que trascribo aqui con su permiso y que me confirma lo que ya medio sabia de esa moto que me tiene algo traspuesto:

"El dia que le puse los plasticos y la estrené en Jerez, fue incorporame al pit-lane y dije esa famosa frase de Peter...AHORA LO HE ENTENDIDO TODO...la hostia, yo he rodado en circuito con bastantes motos y he corrido el Andaluz de SSP con una Honda CBR 600 F SPORT'01 preparadilla, la Kawa no tenia practicamente nada montado, pero era LA MOTO DE CARRERAS,que sensación más flipante, no pesaba nada, se maneja con una facilidad pasmosa y de las aceleraciones saliendo de Sito en 3ª y 4ª haciendo shimmies constantes que x mas que endurecia el susodicho amortiguador de direccion Ohlins no habia manera,que sensaciones.Desde luego,de las 14 motos que he tenido es la MOTO DE CARRERAS.."


Gracias "Rodillator". Mi padre y yo te deseamos ¡una pronto recuperación, tio!

Así es el mundo verde, ya veremos como termina este nuevo-viejo palpito. Aún así, no, no me olvido de nuestra "Perla Negra", nuestra 900SS que, ¡a ver si esta vez es verdad!, podemos probar en Calafat en poco más de un mes.

Punto muerto... Con los años hemos perdido cosas buenas pero, siendo justos, también hemos ganado otras nuevas. De todas formas, tengo la sensación de que cada día entiendo menos el mundo. De poco vale que tenga, quizá, las ideas, las mias, más claras... no veo el equilibrio.

Disfrutar y dejarse guiar por la intuición, endurecerse sin perder la ternura jamás... es lo poco que cada día tengo más claro y más valoro. ¡Feliz año para todos!

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...