Los hombres de la Edad de Hielo

Se fue el verano y ahora el otoño. Por fin llega el frío y la cosa se pone interesante. Se acabó ver moteros de cubata, piscina o terraza, pasamos a las invernales y, en ocasiones, a los fríos polares. Para algunos, una maravilla, una buena noticia y ya puestos, qué bien carburan las motos en invierno, ¿verdad?, no me podéis decir que no, ja,ja,ja. Vale, para ir de curvas o circuitos la cosa pinta negro, obvio, pero es buena época para cambiar de chip y volver a viajar con otra mentalidad sabiendo que, además, los pocos que veas por las carreteras en moto son, casi seguro, de tu misma tribu. Más ventajas: dejamos de sudar dentro del casco, cualquier parada en un semáforo no se convierte en un pequeño suplicio. El “calentamiento global” de nuestro motor desaparece cuando llega octubre, comienza una nueva estación motera muy agradecida para algunas partes de la biología humana. Sí, me explicaré: en mi caso al menos, dejo de estar sobre una “barbacoa” y siento que puedo volver a procrear (no sé en vuestras motos qué cantidad de calor sube del motor, en la mía es asfixiante, una auténtica pesadilla en cuanto paras).

Algunas amigas nos llaman locos pero exageran, si tuvieran nuestra capa de grasa natural comprenderían un poco mejor nuestro “aguante”. Vale, espera, si vas de paquete y eres friolera –cosa de lo más normal del mundo- anímate, con las ropas modernas y los sistemas de “calefacción personal” (incluyendo las bolsitas esas) lo tienes mucho más fácil que lo que lo tenian nuestros ancestros… Ultimamente me he dado cuenta que también proliferan todo tipo de calentadores enchufados a la moto. Cualquier día te da un calambre en los huevos, piloto, avisado quedas, a ver como se explica eso a la Guardia Civil o a tu seguro. Leí incluso que hay… ¿calcetines calefactables? Joder, ¿como es posible montar en moto con tantos cables colgando de nuestras partes? Os juro que flipo en colores Castrol cada día más. No digo nada, solo que lo leo y alucino. Llegados a esos extremos ¿por qué no viajas o te mueves en coche?

Qué poquita gente se ve en moto en invierno, la verdad, creo que cada año menos. El otro día volviendo de Barcelona juraría que no nos cruzamos con ninguna moto, ninguna. Lo peor del invierno es que dejamos de ver ciertos cuerpos esculturales femeninos en muchas playas y piscinas pero ahogaremos las penas en gasolina o en otros vicios sanos… vamos a ver, por ejemplo… por segundo año consecutivo me pican para viajar en enero a la más cruda y mítica concentración europea que tenemos: Elefantes. Otra de esas citas que tienes en “asuntos pendientes” desde que tienes uso de razón.

Esta vez es “culpa” del gran Gregg, veterano maestro de rutas y tropelías varias, que pretende acudir al sur de Alemania dentro de un mes. Empecé hace semanas a echar números, revisar viejos rutómetros y poner velas a San Glas (bueno, simbólicamente) porque se necesitan unos cuantos días y conseguir “permiso” no está nada fácil en la oficina, sobre todo cuando te has pulido casi todas tus vacaciones… Lamentaría perderme la oportunidad que me brindan (encima no iría con la Infinita, sino con una GS) porque estas ocasiones, como otras, no hay que desaprovecharlas… pero también hay que ser realista y no ilusionarse demasiado… de hecho, justo después de llegar al pico de emoción me dieron el palo y, al final, no podré ir en el 2011. Nos “conformaremos” con acudir, una vez más, a la “Estrella de Javalambre” (dónde, por cierto, suelen acudir muchos de los moteros que no pueden salir hacia Alemania; de hecho, es uno de los motivos por los que hacen coincidir la fecha con la cita de Elefantes).

Y hablando de Elefantes, me vino a los labios las hazañas de varios amigos. Para empezar, las de Luis (el Mudo de Alcalá), otro gran veterano, que fue en Vespa en el año 1984 (entonces se celebraba en Austria), viaje que nos aportó a sus amigos mil anécdotas y algunas imágenes irrepetibles. Mi padre estuvo a punto de conseguirlo pero aunque preparó la Guzzi a conciencia y se encontraba en su cenit rutero salió solo y quedó atrapado sin llegar a meta (solo por eso debería intentarlo yo y plantar nuestra “bandera” para indicar que es tierra conquista por los “LF”.)

En la próxima edición de Pingüinos a Luisito le van a galardonar con un Pingüino de Honor. Subirá al escenario junto a su amigo Agostini (mira que coinciden en actos estos dos, ¡empieza a ser cachondo el tema!) y los campeones del mundo, Marc Márquez y Toni Elías. Se lo dan por ser fiel a la cita, por haber acudido a sus, ya, 30 ediciones (bueno, realmente un año acudió a dos ediciones, sí, sí, y por eso es el único conocido que tendrá 31 participaciones, una historia para contar otro día). Si de mi dependiera, yo se lo daría por otros motivos también. Acudir desde Madrid a Valladolid, haga frío o mucho frío, no suele suponer demasiada aventura para muchos. Llegar en Vespa, solo, a Elefantes, sí que fue una aventura digna de ser elogiada. Ya a la altura de Alcolea del Pinar (provincia de Guadalajara, apenas a cien kilómetros de su querida Alcalá de Henares) se encontró con una fuerte nevada por lo que el viaje fue cañero desde el principio. He visto varias veces algunas fotos de aquel viaje y puedo afirmar sin exagerar que si las vieran más de un rutero o motero actual se pensaria dos veces sus palabras cuando se queja de pasar frío en moto. Solo hay que ver la ropa que se estilaba entonces para comprender que todavía tenemos, entre nosotros, a auténticos hombres de la Edad de Hielo. Vivitos y coleando, casi congelados en ocasiones pero con tanta pasión en sus venas que no pueden helarse.

Quiero recordar también a otro gran amigo de mi papi y del Mudo: Gabriel Nuñez; el que mi padre en un artículo de Solo Moto llamó una vez, con cariño, “Uno de Albacete”. Lamentablemente, hace años que no está entre nosotros por culpa de un maldito cáncer. Gabriel era un auténtico rutero de la vieja escuela que conquistó Elefantes con una modesta Honda XL 200 a la que llego a acoplar unos ¡¡esquís laterales!! para lidiar con los últimos y resbaladizos kilómetros. Primero lo intentó en 1985 junto a un amigo, José Antonio (de Yecla), pero, aparte de despistarse en Montpellier y seguir solo muchas millas alejado de las autopistas, un fuerte temporal cerca de Berna, en Suiza, le hizo desistir y dar media vuelta. Al año siguiente, no sin pasar algún que otro contratiempo climatológico (la moto perfecta), consiguió llegar a Salzburgring.

A Gabriel le conocí en mi juventud y hasta una vez me caí por intentar seguirle por una pista forestal, volviendo de la querida invernal Estrella de Javalambre. Más tarde paramos en una gasolinera a enderezar mi pedal de freno y en un bar a comer algo (Crivillé y Sito en la tele, pretemporada 1992, debut en 500 del nen de Seva). El de Albacete era un caballero afable, humilde, amigo de sus amigos, organizaba varios encuentros moteros por sus tierras, todo un motorista veterano. Se fue muy pronto pero dejó huella entre los que le conocimos. Sirvan estas palabras como pequeño reconocimiento de un admirador.

Y hablando de Javalambre, qué decir si ya estamos llegando a fin de año. Pues que, próximamente, en un mes, estaremos viajando hasta Manzanera para disfrutar de una nueva edición de una de nuestras invernales favoritas. Charlando con el amigo Peter de MCZE, hace algunos meses, le mencioné que en la edición del año 2000 (celebrada en Camarena de la Sierra) conocimos a una motera de raza que iba con una FZR600 y que, creo, era también de Albacete… la cosa quedo ahí hasta que me contó un poco su historia. Se llama Carmen y ellos se conocieron en la edición del 89 en Elefantes. Por lo visto, la piloto se hizo famosa en nuestro mundillo porque ella y su exnovio viajaron a Nordkapp, Marruecos, Grecia, Isla de Man, Elefantes (varias veces) e infinidad de participaciones en el Campeonato de España de MotoTurismo así como en los rallies FIM, etc, etc, toda una institución la chavala… y siempre con su moto. Lo mejor es que, posiblemente, acuda a Javalambre y volvamos a verla después de once años.

Para terminar, otro recuerdo fresco. Hace algunos días bajé a mi trastero a por leche, como hago periódicamente, y volvi a subirme unos cuantos números muy viejos de Motociclismo y Solo Moto. En uno de ellos venia la sección que inventó el viejo camarada de mi padre Emilio Moliné (el…ejem... simpático dueño del camping motero de Anzanigo), sección que llevaba casi el mismo nombre que este blog (o más bien lo contrario: se lo copié directamente, ni homenaje ni gaitas; como se entere me pedirá royalties…). Pues eso, que bajé a por unos cartones de leche semidesnatada y casi se me olvidan alli mismo (encima me había equivocado y había comprado en el Carrefour leche desnatada) porque empecé a hojear el artículo de esa revista de enero del 79 donde Emilio, hablando de Arguis 78, contaba como se las gastaban él y su pandilla en "el glorioso puerto de Mont Repós", con sus Trallas, Impalas y Ossas Copa pasando y repasando a cualquier intrépido valiente que osara entrar en moto en sus dominios, ya fuera galo o no. Lo cojonudo es que se hacían el puerto varias veces durante la misma sesión. Esperaban, subían, adelantaban, volvían a bajar a por más “víctimas”... a veces casi de noche, mientras se celebraba una invernal, a veces con una churri de paquete al borde del infarto... Ya veis, de traca, algo inconcebible para nuestros tiempos civilizados y aburridos.

Lo dicho, hombres de la Edad de Hielo, de otra pasta, de barbour o de cueros Furygan, pantalones gruesos o militares, moteros que usaban papel de periódico casi tanto como lo hacían los ciclistas para protegerse del frío, tipos que se cruzaban media Europa con seis kilos de herramientas a cuestas para arreglar las averías que se presentaran por el camino… con unos guantes y unos cascos de risa y, eso sí, el pañuelo de su novia o su esposa asomando por el cuello, ondulando como una bandera pirata en el navío oscuro de la osadía. Todos ellos, sin duda, ejemplos de lo que un verdadero rutero puede hacer si, de verdad, ama viajar en moto por encima de otras consideraciones físicas.

Felicidades Luisito por tu nuevo trofeo. Pronto te harán una estatua. No me extrañaria que terminara hablando la jodida. ¡¡Feliz y racing 2011 para todos!!

www.youtube.com/watch?v=fz0knJOB5E4
Viaje a Elefantes 1984, Salzburgring, Vespa 200, 9000 kms. en seis días. Avería de cable disfruta-kilómetros. Los kilómetros no se miden, se disfrutan (Luis Ballesteros "El Mudo").

GRACIAS A TODOS LOS QUE ME AYUDARON POR EL CAMINO...